PIEDRAS VIVAS
CLE02 01
Introducción a Shemot
El título Éxodo es una abreviatura del título original que lleva este libro en la Septuaginta, la traducción griega de las Escrituras realizada para la comunidad judía que vivía en Alejandría. En la Septuaginta el título completo es Exodos Aigyptou, "Salida de Egipto". El título hebreo, Sefer Ve'eleh Shemot, "el libro de Estos Son Los Nombres" (abreviado simplificadamente a Shemot, "Nombres"), está basado en las primeras palabras que abren todo este maravilloso libro.
Shemot pertenece a la primera gran sección de las Escrituras, la Torah, formando parte de la narrativa que va desde la Creación hasta la llegada a la Tierra prometida. La Torah en su forma final esta divida en cinco libros dentro de uno sólo y se encuentra en la actualidad presentado en un único rollo. Pero originalmente cada uno de los libros venía en rollos separados por el simple hecho que los primeros escribas no habían logrado desarrollar aún la tecnología necesaria para escribir en un sólo rollo una obra de tal magnitud como la Torah.
De todos modos los libros de la Torah no fueron divididos en forma arbitraria sino como una transición natural. Shemot comienza justamente cuando los Ivrim pasan de ser una familia a convertirse en una nación (1.1-7) y termina en el primer día del año siguiente a la salida de Egipto, mientras el santuario es erigido y la Presencia Divina asume Su lugar entre los yisraelitas.
Los primeros pasukim que recapitulan Bereshit 48.8-27 y los últimos (40.36-38) que anticipan lo que es narrado en el siguiente libro (ver Bamidbar 9.15-23) parecerían haber sido escritos o agregados al momento que todos estos libros fueron puestos juntos para servir como un prólogo y epílogo demarcando a Shemot como un sub-libro dentro de la Torah.
Temáticamente el libro marca la transición desde las promesas originales de Elohim a Avraham y su descendencia hacia el cumplimiento de las mismas comenzando con el fenomenal crecimiento de los yisraelitas, la salida milagrosa de Egipto y el pacto en el Sinaí (Shemot 1.1-7; 12.1-36; capítulos 19-24).
Después del Estudio de Bereshit, llegamos al libro de Shemot. Shemot es la continuación cronológica de Bereshit. En nuestro estudio de Bereshit, hicimos notar que las experiencias de Avraham, Yitzjak y Yaakov conforman tres secciones de la experiencia de una sola persona, un sólo creyente, o sea, la experiencia de ser llamado y vivir en comunión con Elohim en la fe (Avraham); la experiencia de disfrutar de la herencia (Yitzjak), y la experiencia de la transformación (Yaakov). En Bereshit vemos claramente las tres secciones principales de la experiencia espiritual de un creyente.
Al comparar Shemot con Bereshit, podemos ver que Shemot presenta un lado, una línea, de la experiencia espiritual que no encontramos en Bereshit. Por ejemplo, en Bereshit, no vemos un cuadro claro de la redención. En el caso de Avraham vemos el llamado de Elohim, pero no se habla de su redención. El cuadro que vemos en toda la experiencia de Yitzjak es una descripción del deleite que tenemos de la rica herencia, más que un cuadro de la redención. Tampoco vemos un cuadro de la redención en el relato de la experiencia de Yaakov. Yaakov finalmente fue transformado en Yisrael, un príncipe de Elohim, pero no se nos dice nada acerca de la redención de Yaakov. Entonces, ¿dónde fueron redimidos Avraham, Yitzjak y Yaakov? Fueron redimidos en Shemot. En este libro vemos un cuadro completo y claro de la redención que Elohim efectúa.
¿Qué podría presentar más claramente la redención que Pésaj? Ni siquiera en el B'rit Hadashá encontramos un cuadro tan detallado. Pésaj es un cuadro hermoso de nuestra redención. En dicho cuadro, vemos que el madero está implícito. Además, mientras observamos el cuadro de Pésaj, recibimos una impresión clara del poder de la sangre del Cordero de Elohim.
"Y la sangre sobre las casas donde estén ustedes será una señal para ustedes: cuando yo vea la sangre, pasaré sobre ustedes, de modo que ninguna plaga los destruya a ustedes cuando yo azote la tierra de Mitsráyim".
Este cuadro admirable se encuentra en Shemot.
Es decir que, históricamente, el libro de Shemot trata de la liberación de Yisrael de Egipto; pero visto doctrinalmente, en cuanto al camino espiritual, se trata de la redención. Así como el primer libro de las Escrituras enseña que Elohim elige la salvación, el segundo nos enseña cómo salva Elohim, es decir, por la redención. La redención, entonces, es el sujeto dominante de Shemot. Después de esto, se nos muestra para qué somos redimidos: la adoración y ministración de Yahweh, y esto caracteriza a Vayikra, donde aprendemos sobre los requisitos sagrados de Elohim y las disposiciones de gracia que Él ha hecho para que Lo ministremos, para Él y para otros. En Bamidbar tenemos el camino y la guerra del desierto, donde tenemos una representación típica de nuestras experiencias a medida que pasamos por esta escena de enfrentarnos con nosotros mismos, nuestros pecados y pruebas, nuestros fracasos repetidos y sin excusa, y la larga paciencia y la fidelidad de Elohim: la santificación. Y así podríamos continuar, y de hecho, continuaremos a lo largo de todas las Escrituras, que no son sino Su Camino.
Shemot es el segundo libro de las Escrituras, y veremos que el carácter de su contenido concuerda plenamente con esto. El número dos en sus significaciones bíblicas, trata de diferencia o división. La prueba de esto se encuentra en su primera aparición en las Escrituras: el segundo día de Bereshit fue cuando Elohim dividió las aguas.
Por lo tanto, dos es el número de testigos, porque si el testimonio de dos hombres diferentes está de acuerdo, se establece la verdad. Dos es, también, el número de la oposición. Uno es el número de unidad, pero dos trae otro, que está de acuerdo con el primero o que se opone a él. Dos es también el número de contraste, por lo tanto, cada vez que encontramos dos hombres unidos en las Escrituras es, con raras excepciones, con el propósito de resaltar la diferencia o acuerdo que existe entre ellos: por ejemplo, Qayin y Hevel, Yaakov y Esaú, Moshe y Aharón, etc.
Veamos ahora cómo estos significados ligeramente variados del número dos se pueden rastrear en el carácter y contenido de este segundo libro de las Escrituras.
Dos es el número de división. En el primer capítulo de Shemot, encontramos a Faraón ordenando que se haga una división entre los bebés de los yisraelitas: si nacía un varón, debía ser muerto, pero si era una mujer se salvaba. En las plagas, el Adón hizo una división entre su pueblo y los egipcios:
Pero en ese día pondré aparte la región de Goshen, donde habita mi pueblo, de modo que no habrá allí ningún enjambre de insectos, para que sepas que yo, Yahweh, estoy en medio de la tierra. Y haré distinción entre mi pueblo y tu pueblo. Mañana ocurrirá esta señal". Shemot 8:22-23
Así, también, dividió entre sus ganados:
Pero Yahweh hará una distinción entre los animales de Yisrael y los animales de los mitsritas, de manera que no morirá nada de lo que le pertenece a los yisraelitas. Shemot 9:4
Cuando Yisrael llegó al Mar de Juncos, se nos dice:
Entonces Mosheh extendió su brazo sobre el mar y Yahweh retiró el mar con un fuerte viento oriental durante toda aquella noche, y convirtió el mar en suelo seco. Las aguas quedaron divididas... Shemot 14:21
Sólo en Shemot leemos del velo que:
Cuelga la cortina debajo de los ganchos, y lleva allí el Arca de la Alianza, detrás de la cortina, de modo que la cortina te sirva de división entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Shemot 26:33
Dos es también el número de testigos, y es digno de mención que Elohim empleó a dos testigos, Moshe y Aharón, para anunciarse al Faraón. Así también en el final de los tiempos, la tribulación de la cual estos hechos que estudiaremos es una sombra, Él utiliza también dos testigos:
Yo mandaré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por 1260 días, vestidos de luto. Ellos son los dos olivos y los dos candeleros que están delante del Elohim de la tierra. Hitgalut 11:3-4
Dos es el número de la oposición. Esto es algo que está marcado prominentemente en Shemot. El antagonismo del enemigo es muy manifiesto en todo momento. Primero, lo contemplamos en el esfuerzo decidido y cruel realizado para evitar el aumento de los hebreos. Luego vemos a los hijos de Yisrael oprimidos por los despiadados capataces de tareas. Luego, cuando Moshe entra y realiza sus milagrosas señales ante el rey, los magos de Faraón "lo imitaron", y es sorprendente observar que sólo dos de sus nombres han sido preservados en la Sagrada Escritura (Timotio Bet 3: 8). En relación con el éxodo de Yisrael de Egipto, el Faraón se opuso a cada paso del camino. Incluso después de que Yisrael salió de Egipto y cruzó el Mar de Juncos, vemos a los amalequitas oponiéndose a ellos en el desierto (17: 8); tengamos en cuenta que no fueron los yisraelitas quienes atacaron a los amalequitas, sino el enemigo que vino a luchar contra el pueblo de Elohim.
Finalmente, dos es el número de contraste. En el libro de Bereshit tenemos la historia de una familia, en Shemot, la historia de una nación. En el primero, vemos a los hebreos acogidos y honrados en Egipto, en el segundo se los considera temidos y odiados. En el primero hay un faraón que le dice a Yósef: "Elohim te ha mostrado todo esto" (41:39); en este último hay un faraón que le dice a Moshe: "No conozco a Yahweh" (5:2). En Bereshit hay un "cordero" prometido (22:8); en Shemot se mata al "cordero" (cap. 12). En Bereshit vemos la entrada de Yisrael a Egipto; en Shemot contemplamos su salida. En uno vemos a los patriarcas en la tierra "que fluía con leche y miel"; en el otro vemos a sus descendientes en el desierto. Bereshit termina con Yósef en un ataúd; mientras que Shemot se cierra con la gloria de Yahweh llenando el tabernáculo.
La vida de Moshe también presenta una serie de antítesis sorprendentes. Era el hijo de un esclavo y el hijo de una reina. Nació en una choza y vivió en un palacio. Heredó la pobreza y disfrutó de una riqueza ilimitada. Era el líder de los ejércitos y el guardián de los rebaños. Era el más poderoso de los guerreros, y el más manso de los hombres. Fue educado en la corte y habitó en el desierto. Tenía el conocimiento de Egipto y la sabiduría de un hebreo. Fue preparado para la ciudad y vagó por el desierto. Era un fugitivo de Faraón y un embajador de Yahweh.
Vemos otro contraste entre Bereshit y Shemot en cuanto al cuidado que tiene el Padre con Su pueblo. Avraham, después de ser llamado, empezó a seguir a Yahweh. No sabía adónde iba, y disfrutó la presencia de Elohim como su mapa viviente. El simplemente viajó conforme a la presencia de Elohim. Avraham recorrió una distancia larga desde Caldea hasta la tierra de Kenaán, pero el libro de Bereshit no nos dice cómo lo sustentaba y lo cuidaba Elohim. Por supuesto, sabemos de manera general que Elohim proveyó a Avraham todo lo que éste necesitaba, pero en Bereshit no tenemos la misma clase de ejemplos explícitos que muestren el cuidado directo de Elohim para con Avraham, como lo veremos en Shemot. Desde el mismo principio de Shemot tenemos un relato claro y detallado de la manera en que Elohim cuidó de Su pueblo redimido. Cuando les faltó comida, Él les suministró el maná. Cuando no tuvieron agua para beber, Él les dio del agua viva que salía de la peña hendida. En Shemot no vemos solamente la dirección de Elohim sino también un cuadro claro de la manera en que suplió las necesidades cotidianas de Su pueblo redimido. En este aspecto, Shemot es más detallado y concreto que Bereshit. Ni siquiera en el B'rit Hadashá encontramos este cuadro del provisión de la vida espiritual. Esto debería dejar marcado en nosotros cuán significativo e importante es el libro de Shemot.
Otras comparaciones nos marcarán mucho más. El Adón condujo a Avraham por Su presencia, pero la dirección de Elohim en Bereshit es bastante difusa y abstracta. Sin embargo, en Shemot es mucho más concreta y sólida, porque en Shemot Elohim guiaba a Su pueblo por medio de la columna, la cual era algo fuerte y sólido. Como todos sabemos, durante el día la presencia de Elohim era una columna de nube, y durante la noche era una columna de fuego. Ya que la dirección de Elohim tenía una sustancia visible, todo el pueblo la podía reconocer.
En Bereshit Yaakov tuvo la visión de Bet-El, la Casa de Elohim, pero no vio la Casa misma. Bereshit no revela claramente la morada de Elohim. Pero Shemot no solamente contiene la revelación del modelo de la morada de Elohim, sino también un relato detallado de la construcción de la morada de Elohim en la práctica. En Bereshit, Elohim apareció a Su pueblo escogido repetidas veces, pero no tenía una morada concreta entre ellos. No obstante, el libro de Shemot contiene, de una manera completa, la revelación y la edificación del tabernáculo como morada de Elohim en la tierra.
Otro contraste entre Bereshit y Shemot está en la diferencia que existe entre la experiencia individual y la corporativa. En Bereshit la experiencia es esencialmente individual, pero lo que se experimenta de Shemot es corporativo. Por ejemplo, Avraham fue llamado como individuo. Inclusive lo que Elohim ganó al transformar a Yaakov en Yisrael fue un asunto individual. Pero Yaakov tuvo doce hijos, y ese fue el comienzo de la pequeña plantita. Por eso, toda la experiencia descrita en Shemot es corporativa. La redención, la dirección, la revelación y la edificación son asuntos corporativos.
Nuestra experiencia espiritual presenta dos lados: el lado individual y el lado corporativo. Sin lugar a dudas, el aspecto individual es fundamental, pero el aspecto corporativo es más rico, más elevado y más grandioso. La consumación y la conclusión final de nuestra experiencia como creyentes no es algo individual, sino corporativa. En Bereshit vemos la experiencia fundamental e individual, pero en Shemot vemos la experiencia final y corporativa.
Como ejemplo, consideremos el uso del nombre "Yisrael" en estos dos libros. El libro de Bereshit concluye con un Yisrael individual, pero Shemot concluye con un Yisrael corporativo. Shemot 14:30 dice:
Así libró Yahweh a Yisrael aquel día de los mitsritas. Yisrael vio a los mitsritas muertos en la orilla del mar. Shemot 14:30
En este pasuk la palabra "Yisrael" se usa de una manera corporativa y se refiere a los yisraelitas en conjunto. Pero en Bereshit el nombre "Yisrael" se usa de un modo personal e individual con relación al Yaakov transformado. En Bereshit Yisrael es un individuo, pero en Shemot, es un pueblo. El Yisrael individual del final de Bereshit puede compararse con el pequeño brote de una semilla, pero el Yisrael corporativo del final de Shemot es semejante a un árbol plenamente desarrollado que es preparado para dar fruto. El Yisrael corporativo, compuesto de los descendientes del Yisrael individual, es el incremento y el agrandamiento del mismo. En Shemot no vemos a un Yisrael limitado a una sola persona, sino a un Yisrael agrandado como una entidad corporativa compuesta de los descendientes del Yisrael individual. Es vital que veamos este asunto y que lo contemplemos en su plenitud.
En Bereshit tenemos una semilla que brota: la vida plantada por el Padre en Avraham, brota en la vida del Hijo en Yitzjak, y recibe al Ruaj de quebrantamiento en Yaakov, y de multiplicación, a través de sus 12 hijos. Finalmente, la plantita es llevada a Egipto para que "madure", hasta que es un pequeño arbolito: las 12 tribus y sus descendientes, que comenzarán a multiplicarse y continuarán, por 400 años. De allí es sacada y llevada a la buena tierra, donde es plantada y crece, con sus altibajos, por lo que debe ser podada muchas veces, abonada con estiércol, hasta que finalmente, PRODUCE FRUTO: MASHÍAJ. Este fruto maravilloso es la primicia de este árbol Yisrael que ha crecido, y como toda primicia, ES OFRECIDO AL PADRE, cae por tierra, ES SEMBRADO. Entonces, 40 días más tarde BROTA EL RUAJ, que es recibido por los muchos creyentes, comenzando la nueva multiplicación. Antes había un árbol, ahora hay muchos árboles, Y TODOS SON DE LA MISMA ESPECIE. Esto es como decir que están todos interconectados por una red de raíces que no vemos, porque TODOS TIENEN LA MISMA SALVIA CORRIENDO EN SU INTERIOR: LA VIDA DE MASHÍAJ MISMO. Aunque son muchos árboles para cumplir la multiplicación, espiritualmente son uno sólo, LA VID DE MASHÍAJ.
Entonces, en la primera parte, la de las sombras, que incluye todo el Tanaj desde que el Padre planta la semilla hasta que ella crece y da el Fruto, esto obedece a la primera parte de la orden dada por Yahweh al hombre en Bereshit 1:28: "SEAN FECUNDOS". Y en la segunda parte, después de la primera venida de Mashíaj y del derramamiento del Ruaj, se cumple la segunda parte de la orden: "Y MULTIPLÍQUENSE". Ahora sí, después de esta multiplicación, comienza la tercera parte del proceso (la difusión de la Besorah): "LLENEN LA TIERRA". Esta parte del Plan fue ejecutada, aunque muchos no lo terminen de comprender, por el cristianismo, que fue el único que llevó el mensaje de Mashíaj al mundo. No hubo nazratim, ni nazarenos ni mesiánicos haciendo esta parte, hubo creyentes, USANDO ESE NOMBRE. Y así como aceptamos que la primera parte del proceso, la plantita individual que creció hasta dar el "Fruto Mashíaj" no fue perfecta en casi nada, así tampoco lo fue la planta corporativa de los creyentes después de la muerte y resurrección de Mashíaj. Sin embargo, debemos aceptar el hecho de que YAHWEH ACEPTA A LAS DOS, CON TODAS SUS FALLAS, PARA QUE SE CUMPLA LO ESCRITO:
Así está escrito: "No hay un justo, ni siguiera uno... Romaniyim 3:10
Porque Elohim los encerró a todos bajo desobediencia, para tener misericordia de todos. Romaniyim 11:32
Sin embargo, la Escritura señaló a todos como pecadores, para que la promesa se les diera por la fe en Yahshúa el Mashíaj a los que creen. GalutYah 3:22
Ninguna de las dos partes fue perfecta, Y ESO ES ACEPTABLE A LOS OJOS DEL PADRE, y así también debe ser a nuestros ojos. El permitió que Su Plan fuera ejecutado a través de personas completamente fallas:
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia de este poder viene de Elohim, y no de nosotros. Qorintiyim Bet 4:7
No reneguemos de la TODA la actuación del cristianismo a lo largo de la historia (ciertamente hizo cosas pésimas que merecen ser borradas de la historia, junto con sus actores), porque sin esa parte, no se habría cumplido el Plan de Yahweh, el mensaje no habría sido difundido y las ovejas perdidas no habrían sido alcanzadas. Si lo que debía ser alcanzado eran las ovejas perdidas, debemos aceptar que el "cristianismo" es en buena medida Efrayim haciendo la parte que le corresponde, Y TAN MALAMENTE COMO YAHUDÁ HA HECHO LA PROPIA. No hay un justo, ni uno siquiera, y aún así, Él es Soberano para utilizarlos a pesar de todos sus errores, porque no son ellos y sus actos sino el Eterno quien los justifica.
Hoy estamos preparándonos para entrar en la cuarta etapa. Después de haber llenado la tierra, el resto de la orden es:"...y domínenla; y gobiernen a los peces del mar, a las aves del cielo, y a todo viviente que se arrastra por la tierra". Esta etapa se cumplirá en el Milenio, y culminará en la Nueva Yahrushalayim, al final de los tiempos.
En Shemot la salvación no es un asunto individual, sino que comprende a todos los hijos de Yisrael. Cuando los yisraelitas salieron de Mitzrayim, eran como dos millones, y todos ellos fueron salvos simultáneamente, porque pasaron por el juicio de Elohim al mismo tiempo.
Por una parte, nosotros los creyentes fuimos salvos individual y personalmente. Por otra parte y a los ojos de Elohim, fuimos salvos en conjunto, corporativamente. Este es el concepto de Shaúl en Efesiyim 2:6, donde vemos que "juntamente fuimos resucitados y sentados en los lugares celestiales". En este pasuk la palabra "juntamente" significa uno con otro. A los ojos de Elohim, todos resucitamos al mismo tiempo. Kefá no resucitó en un momento dado, Esteban en otro, y Shaúl en otro. Todos resucitamos corporativamente en Mashiaj al mismo tiempo independientemente de la fecha de nuestro nacimiento.
Aunque fuimos redimidos colectivamente, en cierto sentido somos llamados individualmente. Ninguno de nosotros fue llamado cuando el apóstol Shaúl fue llamado. En cuanto al llamamiento de Elohim, hay un elemento individual; pero en lo que atañe a la redención, no hay nada individual, porque todo es corporativo.
Hemos destacado que al final de Bereshit tenemos a un Yisrael individual. Pero en el último capítulo de Shemot tenemos un vaso corporativo, la morada de Elohim con el hombre en la tierra. Existe una diferencia que ya estudiaremos más adelante, entre el Tabernáculo y el Templo, que no representan lo mismo. Por ahora nos concentraremos en el Tabernáculo, que nos describe la acción del Ruaj en las piedras EN EL TIEMPO DE LAS SOMBRAS. Es decir, nos muestra lo que hoy nosotros vivimos en nuestro interior, con imágenes externas, para que comprendamos:
Todo lo que se escribió en el pasado se escribió para nuestra enseñanza, para que por nuestra perseverancia y el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza. Romaniyim 15:4
Todos estos contrastes nos hacen ver la diferencia entre la línea de Bereshit y la de Shemot. Bereshit presenta la línea de la experiencia individual PRIMARIA de la planta, en lo que podemos llamar "semilla y brote", mientras que Shemot nos muestra la línea de la experiencia corporativa de esa misma planta, hasta lo que podemos llamar "arbolito". Esto lo veremos repetido (porque el proceso se repite para la expansión) en la segunda parte: venida de Mashíaj y derramamiento del Ruaj. En Bereshit, la primera parte, de Caldea salió una persona: Avraham, pero en Shemot más de dos millones de personas salieron de Mitzrayim. En el B'rit Hadashá, la segunda parte, la planta sólo dio un fruto: Mashíaj, pero al hacerse Ruaj vivificante entró en miles de millones de personas, que no se pueden contar.
El libro de Bereshit tiene muchas riquezas, pero allí no vemos la gloria de Elohim manifestada entre Su pueblo de una manera palpable, mientras que en el capítulo cuarenta de Shemot, la gloria de Elohim descendió de manera visible cuando el Tabernáculo fue erigido. La gloria de Elohim no sólo bajó sobre el Tabernáculo, sino que también lo llenó.
Vemos otro contraste entre Bereshit y Shemot en cuanto a la manera en que estos dos libros presentan la caída. Las Escrituras nos muestran distintos aspectos de la caída del hombre. En Bereshit hubo varias caídas, pero podemos resumir diciendo que la caída fue en rebeldía e idolatría, es decir, el hombre cayó en Bavel. En Bereshit, antes de ser salvos, estábamos en Bavel, una tierra de rebeldía e idolatría. Pero en Shemot, estábamos en Mitzrayim. Mitzrayim es el país del deleite carnal, el cual esclaviza a la gente. Antes de ser salvos, por una parte estábamos en Bavel y por otra en Mitzrayim. Individualmente, de forma personal, estábamos en Bavel, y corporativamente estábamos en Mitzrayim. Esto significa que estábamos en rebeldía e idolatría y también en el mundo con sus placeres, incluyendo los deportes y los entretenimientos. Los placeres carnales que hay en el mundo tienen como fin satisfacer al hombre natural. Mediante el deleite carnal y mundano, el hombre caído es mantenido en cautiverio bajo haSatán como su faraón. Los hombres caídos son como las personas de Bavel y como los hijos de Yisrael en Mitzrayim. Si nos limitáramos a la línea de Avraham, Yitzjak y Yaakov que consta en el libro de Bereshit, solamente veríamos el aspecto de nuestra caída que se describe en Bavel. Veríamos la rebeldía y la idolatría, pero no la esclavitud ni el cautiverio producidos por el placer que está en el mundo. En la caída del hombre vemos dos líneas. Por una parte, individualmente, somos Avraham, Yitzjak y Yaakov; por otra, corporativamente, somos los hijos de Yisrael. Ambos niveles se aplican, además, tanto a nivel individual como corporativo.
Después de ver tantos contrastes entre Bereshit y Shemot, no deberíamos pensar que Shemot es la continuación de Bereshit en lo que respecta a nuestra experiencia individual. Repito: Shemot no es la continuación de la experiencia espiritual de Bereshit, sino que revela el aspecto corporativo de la experiencia del creyente, el labrado como piedras vivas siendo introducidas en el Edificio, la Casa de Yahweh. La experiencia de Bereshit es algo difusa y abstracta, pero la experiencia presentada en Shemot es sólida y concreta, como todo edificio. Todos los aspectos de la experiencia de Shemot son sólidos, desde la presencia de Elohim como columna hasta la gloria que llena el Tabernáculo.
Tanto Bereshit como Shemot contienen cuadros que muestran experiencias espirituales que se describen en el B'rit Hadashá. Sin embargo, los cuadros presentados en Bereshit no son tan definidos como los de Shemot. De principio a fin, Shemot es un libro de cuadros muy claros, muy ricos y coloridos. Por ejemplo, tanto Faraón como la tierra de Mitzrayim son cuadros. Faraón tipifica a haSatán, y Mitzrayim el aspecto rico y productivo del mundo (el aspecto pecaminoso del mundo es representado por Sodoma). A Mitzrayim lo riega el Nilo y produce pepinos, ajos, puerros y cebollas. En los años en que los hijos de Yisrael vagaron por el desierto, se quejaron de la falta de estos alimentos, porque estaban acostumbrados a comerlos en Mitzrayim. Allí los yisraelitas disfrutaban bastante los productos egipcios, pero en el desierto, sólo tenían maná para comer. Esto es un cuadro.
Recordemos entonces, al leer el libro de Shemot, que no estamos leyendo simples palabras, sino que estamos mirando cuadros. La celebración de Pésaj y la muerte de los primogénitos por parte del malaj destructor constituyen cuadros. Mientras todos los primogénitos de Mitzrayim fueron muertos, los hijos de Yisrael disfrutaban de paz, descanso y seguridad al comer el cordero de Pésaj en sus casas bajo la cubierta de la sangre. El hecho de que Faraón y sus ejércitos persiguieran a los yisraelitas también constituye un cuadro de haSatán y sus huestes de malajim rebeldes persiguiendo a los redimidos de Elohim. Al llegar al libro de Shemot, vemos un museo celestial. En éste, vemos cuadros de nuestra propia redención y salvación.
Veremos más cuadros en Shemot. Bereshit era el libro de las semillas, y Shemot es un libro de cuadros.
El panorama general de Shemot muestra primeramente cómo los hijos de Yisrael fueron esclavizados en Mitzrayim (1:8-14). Luego revela que los hijos de Yisrael fueron redimidos y salvos (12:27; 14:30). Después de ser redimidos y salvos, Elohim los condujo al desierto (13:17-18, 21, 22; 17:1; 19:1-2; 40:36-38). Fueron guiados por la columna de nube y por la columna de fuego. Además, el maná caía del cielo, y el agua viva fluía de la roca herida. Los hijos de Yisrael en sus jornadas fueron conducidos finalmente por Elohim al monte Sinai donde recibieron una revelación del propósito eterno de Elohim, el cual consiste en obtener Su morada en la tierra (25:8-9, 40). Después de recibir esta revelación, construyeron el tabernáculo para que fuese la habitación de Elohim (39:32; 40:2, 34-35).
Shemot no es solamente un libro que relata cómo los yisraelitas salieron de Mitzrayim, sino un libro de redención, provisión, revelación y edificación. El éxodo de Mitzrayim fue simplemente el comienzo. Después vienen el provisión, la revelación y la edificación.
Por eso, la idea central de Shemot consiste en que Mashiaj es la redención, la salvación y la provisión del pueblo de Elohim y el medio para que ellos adoren y sirvan a Elohim a fin de que sean juntamente edificados para que se reúnan, comuniquen y moren mutuamente con Él. Vemos a Mashiaj en todo el libro de Shemot. Como Pésaj, es el medio de nuestra redención. Como la gran salvación del pueblo de Elohim, Él nos salva de las manos de Faraón, es decir, de haSatán. Como el maná y el agua viva, Él es nuestra provisión de vida. Además, el mar de Juncos representa la muerte de Mashiaj en la cual somos bautizados (Qorintiyim Alef 10:2). Romaniyim 6:3 declara que los que han sido bautizados en Mashiaj son bautizados en Su muerte.
En Shemot, Mashiaj representa muchas cosas más: la columna de nube y la columna de fuego, las setenta palmeras y las doce fuentes de aguas en Elim, y el tabernáculo con todo su mobiliario. Mediante el tabernáculo y su mobiliario el pueblo redimido de Elohim pudo servirle y adorarle. Esto indica que Mashiaj es el medio por el cual servimos a Elohim y lo adoramos. El pueblo escogido de Elohim debe ser edificado como una sola entidad, el tabernáculo, donde Elohim y el hombre se reúnen, se comunican y moran. En Mashiaj nosotros en Elohim, y Elohim en nosotros, somos edificados juntamente, nos reunimos y constituimos una morada. Esta es la idea central del libro de Shemot.
Podemos hacer un bosquejo sencillo de las secciones de Shemot. Este libro está organizado en cinco secciones:
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Fueron esclavizados (1:1-22)
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Redimidos y salvos (2:11—5:21
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Guiados (15:22—18:27)
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Recibieron la revelación (19:1—34:35)
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Y construyeron el tabernáculo (35:1—40:38)
Estructura más detallada:
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YISRAEL EN EGIPTO
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LLAMAMIENTO DE MOISÉS
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1:1 Yisrael en Egipto
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2:1 Nacimiento de Moshe
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3:1 Llamamiento de Moshe
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MOISÉS Y LAS PLAGAS
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5:1 Moshe y Aharón a Faraón
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7:1 Primeras plagas
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9:1 Plagas siguientes
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10:1 Anteúltimas plagas
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12:1 Última plaga: primogénitos
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ISRAEL SALIENDO DE EGIPTO
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CONSAGRACIÓN
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12:37 Salen de Egipto
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13:1 Consagración primogénitos
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14:1 Cruzan el Mar de Juncos
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15:1 Cántico de Moshe
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SÍMBOLO
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15:22 Agua amarga y mana
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17:1 Agua, Guerra, Yitró
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ISRAEL EN EL SINAÍ
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LOS 10 MANDAMIENTOS
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19:1 Yisrael en Sinaí
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20:1 Diez mandamientos
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21:1 Leyes
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22:1 Leyes, restitución, humanitarias
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23:1 Leyes, Fiestas, Malaj
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OFRENDAS
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24:1 Moshe Monte Sinaí
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25:1 Ofrenda para tabernáculo
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26:1 Tabernáculo
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27:1 Altar, Atrio, Lámparas
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28:1 Vestiduras sacerdotales
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29:1 Consagración de Sacerdotes
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30:1 Altar del Incienso
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YAHWEH
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31:18 Bezaleel y Aholiab
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33:1 Presencia de Elohim
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EL TABERNÁCULO
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34:1 Pacto renovado
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35:1 Ofrenda para tabernáculo
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36:8 La Obra del Tabernáculo
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37:1 Mobiliario del Tabernáculo
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39:1 Vestiduras del Ministerio
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40:1 Se levanta el Tabernáculo
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La Historicidad de Shemot - ¿Sucedió realmente esta historia?
Este asunto ha sido causa de debates interminables y posturas de lo más disímiles, desde las moderadas a las más extremistas, en las que se niega la existencia del Éxodo israelita con la misma falta de pruebas que acusan a las Escrituras. La falta de atención sobre los detalles históricos ha dejado a los historiadores con el trabajo de encontrar cualquier información incidental por un lado, junto a la búsqueda de evidencias indirectas de lo que ha sobrevivido del antiguo Egipto por otro lado, con el objetivo final de fechar el éxodo o verificar si realmente sucedió. Esto para los que necesitan buscar afirmaciones externas a las Escrituras que confirmen sus miedos, porque para la fe las pruebas que el hombre pueda aportar poco importan.
Muchas de las narrativas que poseen las Escrituras no son contemporáneas con los eventos que describen, aunque tienen sus raíces en tradiciones orales anteriores. Claro ejemplo es Bereshit, donde se narra la creación muchos siglos después del hecho haber sucedido. Pero en relación a Shemot, tampoco tenemos ninguna mención sobre lo que narran las Escrituras en las fuentes egipcias. Sin embargo, esta ausencia sobre lo que narra las Escrituras en las fuentes egipcias no debería sorprendernos. Las inscripciones egipcias no preservan ninguna derrota a menos que haya sido continuada por una victoria. La historiografía egipcia no permitía que se registraran las derrotas penosas de sus faraones. Toda la documentación que los académicos concluyen coincidiría con el momento particular de la historia egipcia en correspondencia con el éxodo ha sido omitida.
Aún así poseemos información que nos sugiere algo de realidad histórica en el núcleo de la narrativa de Shemot. Sabemos que varios grupos semitas (los cuales poseen una similitud etnolingüística con los hebreos, la gente de Kenaán, Transjordania y Siria) ya habían migrado por siglos a Egipto en búsqueda de comida y agua durante los períodos de hambruna del modo que las Escrituras misma reportan sobre Avraham y su descendencia.
Por las fuentes egipcias sabemos también que otros semitas no migraban sino que eran capturados como esclavos por el ejército egipcio. Los documentos egipcios llaman a estos esclavos "asiáticos" en lugar de utilizar los grupos étnicos particulares a los cuales pertenecían (por ejemplo, hebreos o yisraelitas, moabitas, fenicios, etc.).
Los documentos egipcios narran como algunos de estos "Asiáticos" servían como esclavos domésticos y otros como parte del Estado. Según el relato de las Escrituras los esclavos hebreos participaron en la construcción de la ciudad de Raamsés (1.11). Si hay algo de realidad histórica en esta descripción entonces el Faraón que esclavizó a los hebreos fue Ramsés II (1279-1213 aEC), el más grande constructor en el antiguo Egipto, cuyo nombre lleva la ciudad que él mismo construyó y que estableció como su capital.
Fragmento Estela de Merneptah. Ver también Wikipedia.
Si bien no poseemos ninguna otra fuente además de las Escrituras que mencione algo sobre las diez plagas o una la salida masiva de esclavos desde Egipto, los desastres naturales ocurrían en forma periódica (aunque una sucesión como la de las diez plagas resulta poco probable).
Pero si el faraón que los esclavizó fue Ramses II, entonces el faraón que estaba al mando cuando los yisraelitas salieron de Egipto fue su hijo Merenptah (1213-1203 AEC). De este faraón se preserva una estela que menciona una victoria sobre un grupo llamado "Yisrael" (¡siendo esta la primera mención extra-bíblica sobre este pueblo!) los cuales son descriptos como un pueblo no sedentario viviendo en la proximidad de Kenaán.
Sin embargo, nada de todo esto prueba que el éxodo sucedió tal cual es descripto en la Torah pero sí indica que la narrativa en términos generales sobre hebreos migrando a Egipto durante tiempos de hambruna, siendo esclavizados por Raamsés II y luego siendo liberados por Moshe bajo el control de Merenptah no es completamente imposible. Es más, si teorizamos que los yisraelitas se inventaron toda su historia, es interesante notar que no decidieron presentarse como los habitantes originales de su territorio sino como un humillante grupo de esclavos.
Con esta introducción delante de nosotros, examinaremos los detalles de este libro.
Por la forma en que está escrito el libro de Shemot entendemos que es la continuación de Bereshit. Eso se comprueba por la manera en que empieza:
Estos son los nombres de los hijos de Yisrael que vinieron a Mitsráyim con Yaakov, cada cual con su familia: Reubén, Shimón, Leví, y Yahudah; Yissajar, Zevulún y Binyamín; Dan y Naftalí, Gad y Asher. El número total de personas que salieron de Yaakov llegó a setenta; Yosef estaba ya en Mitsráyim. Yosef murió, así como todos sus hermanos y toda aquella generación. Pero los yisraelitas eran fecundos y proliferaron; se multiplicaron y aumentaron muy grandemente, de modo que la tierra se llenó de ellos. Shemot 1:1-7
El principio del Bereshit es maravilloso, pero su conclusión es pobre. Empieza con las palabras: "En el principio creó Elohim los cielos y la tierra", pero termina diciendo: "Y murió Yósef a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Mitzrayim" (Bereshit 50:26). Por tanto, Bereshit concluye con un muerto dentro de un ataúd en Mitzrayim. Esto indica que el pueblo escogido por Elohim se encontraba en una situación de muerte, PORQUE LA SEMILLA HABÍA SIDO SEMBRADA Y NECESITABA DE LA OSCURIDAD PARA SU CRECIMIENTO.
Shemot 1 también presenta la condición en la cual se encontraba el pueblo de Elohim en Mitzrayim. Ellos estaban en una condición de muerte, pero estaban vivos y eran activos en dicha condición. Este es el pensamiento de Shaúl en Efesiyim 2, donde vemos que los que están muertos en sus delitos y pecados caminan conforme a la era del mundo, su conducta la regulan los apetitos de la carne y llevan a cabo los deseos de la carne y de los pensamientos. Los que están muertos espiritualmente tienen obras, pero son obras muertas, obras de muerte.
Se levantó un nuevo rey en Mitsráyim, el cual no conocía a Yosef. Y le dijo a su pueblo: "Miren, el pueblo yisraelita es demasiado numeroso para nosotros. Actuemos astutamente con ellos, para que no aumenten; de otra manera, si ocurriera una guerra podrían aliarse con nuestros enemigos para pelear contra nosotros e irse del país. Así que pusieron capataces sobre ellos para oprimirlos con trabajo forzoso; y edificaron ciudades de guarnición para el Faraón: Pitom y Raamsés. Pero mientras más los oprimían más aumentaban y se esparcían, de modo que (los mitsritas) llegaron a temer a los yisraelitas. Shemot 1:8-12
"Se levantó un nuevo rey en Mitsráyim...." Aquí, "nuevo" debe entenderse literalmente. Aunque parecería superfluo mencionar que "se levantó un nuevo rey", y hubiera bastado con decir que "se levantó un rey", ya que igualmente se entendería que era un monarca diferente, al decir "nuevo" la Torah quiere enfatizar que se trataba de un régimen distinto al anterior, cuya política nacional no tenía nada que ver con la del anterior. En MaAseh Shelijim 7:18 leemos: "Hasta que se levantó otro rey que no conocía a Yósef".
Los antiguos egipcios eran famosos por su sentido de orgullo racial hacia otras personas. No es sorprendente el verlos atemorizados y el de ser discriminatorios contra esta fuerte minoría entre ellos, minoría que parecía que muy pronto ya no sería tan menor. En aquel tiempo los egipcios temían de una invasión por parte de los heteos al norte. Si los hebreos, que se encontraban entre ellos, se unieran a los heteos, esto significaría un riesgo real a su seguridad.
El capítulo uno de Shemot es un relato detallado de las actividades del pueblo de Elohim en su condición de muerte en Mitzrayim. Ellos eran obligados a trabajar como esclavos de Faraón; ya estaban en muerte y sin embargo, los estaban matando a diario. Tal vez parezca extraño decir que mataban a los muertos, pero esto es algo que sucede realmente en la experiencia espiritual. Aunque la gente en el mundo ya está muerta espiritualmente, la están matando continuamente. La condición de la gente mundana hoy día, así como la del pueblo de Elohim en Shemot, se caracteriza por el cautiverio y la muerte. Primero la gente es esclavizada por el mundo, y luego el mundo la amortece y la aniquila. Tal vez la gente piense que la cultura humana progresa positivamente, pero a los ojos de Elohim, hoy en día hay más esclavitud y muerte en la tierra que nunca antes. Antes de venir a Mashiaj y de ser salvos, nosotros también éramos esclavos y estábamos amortecidos. Además, antes de entrar en la vida de la Novia, en la restauración de Elohim, muchos de nosotros seguíamos siendo esclavos y permanecíamos en un estado de muerte aun después de ser salvos. Lamentablemente, muchos aún continúan esclavizados en muchas formas al mundo, y estas son cosas que debemos dejar de lado. Todos debemos estar alerta; de otro modo seremos más esclavizados y amortecidos.
La liberación de Yisrael de Egipto proporciona además una tipificación notablemente completa y precisa de nuestra redención por Mashiaj. Los detalles de esto vendrán ante nosotros, si Elohim quiere y nosotros no nos resistimos, en nuestros estudios posteriores. Aquí, sólo voy a llamar la atención sobre las líneas generales de la imagen. Yisrael en Egipto ilustra el lugar en el que estábamos antes de que la gracia divina nos salvara. Egipto simboliza el mundo, según el curso en el que todos caminamos en el pasado.
Faraón, que no conocía al Adón, que lo desafió, que era el enemigo empedernido del pueblo de Elohim, pero que al final fue derrocado por Elohim, es sombra del gran adversario, haSatán. La cruel esclavitud de los esclavos hebreos representa el dominio tiránico del pecado sobre sus cautivos. Los gemidos de los yisraelitas bajo sus cargas hablan de los dolorosos ejercicios de la conciencia y el corazón cuando nos declaran culpables en nuestra condición perdida. El libertador levantado por Elohim en la persona de Moshe, señala al verdadero Salvador, nuestro Adón Yahshua ha Mashiaj. La noche de Pésaj habla de la seguridad del creyente bajo la sangre protectora del Cordero de Elohim.
El éxodo de Egipto anuncia nuestra liberación del yugo de la esclavitud y nuestra separación judicial del mundo. El cruce del Mar de Juncos representa nuestra unión con Mashiaj en su muerte y resurrección, nuestro viaje a través de las aguas de muerte, igual que el arca de Noaj. El viaje a través del desierto, sus pruebas y dolores, con la provisión de Elohim para satisfacer todas las necesidades, representa las experiencias de nuestro curso de peregrinos. El dar la ley a Yisrael nos enseña el verdadero comportamiento que deberíamos tener en nuestra nueva condición (si nuestra carne y nuestro viejo hombre no continuaran entorpeciéndonos), y las cosas que debemos aprender a someter al gobierno de Mashíaj. El tabernáculo con sus hermosos accesorios y muebles, nos muestra las variadas excelencias y glorias de Mashiaj, que son todo aquello que Él trae a nuestro interior y que debemos aprender a desarrollar al ser labrados como piedras vivas.
La historia se repite, y lo que se registra en Shemot prefigura un capítulo posterior en las dificultades de los descendientes de Avraham. La suerte de Yisrael en el período de la Tribulación será incluso peor que en los días de Moshe. Un mayor tirano que Faraón todavía será "levantado" por Elohim para castigarlos (pero como siempre, será por causa de nuestras propias transgresiones y de nuestra rebeldía). Se hará un esfuerzo más decidido que el de la antigüedad para impedir que seamos una nación. Los gemidos y los llantos serán mucho más intensos. Las plagas, mucho peores que las enviadas a la tierra de Faraón, serán derramadas sobre el mundo desde las copas de la ira de Elohim. Elohim enviará nuevamente dos testigos, facultados por Él para mostrar poderosas señales y maravillas, pero su testimonio será rechazado como lo fue el de Moshe y Aharón en la antigüedad. Los emisarios de haSatán, dotados sobrenaturalmente, realizarán mayores prodigios que los magos de Egipto.
Un remanente de Yisrael será nuevamente encontrado en el desierto, para ser sostenido por Elohim. Y al final llegará el gran Libertador, que vencerá a los enemigos de Su pueblo con un juicio más firme que el que alcanzó a los egipcios en el Mar de Juncos. Finalmente, aún habrá un éxodo aún mayor que el de Egipto, cuando el Adón "reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo" (Mordejai 13:27)
Además de las ilustraciones de las diversas partes y aspectos de la doctrina de la redención y el pronóstico profético de la suerte de Yisrael en el día por venir, en el libro de Shemot hay una gran cantidad de tipos preciosos de la persona y obra de nuestro Adón Yahshua ha Mashiaj. En muchos aspectos, hay una correspondencia notable entre Moshe y Mashiaj, y si el Adón nos permite completar esta serie de artículos, iremos viéndolas y comprendiéndolas, y veremos lo que en su ceguera tantos hermanos yahuditas se niegan a ver.
Además del tipo personal de Moshe, consideraremos cómo la zarza ardiente, el cordero de Pésaj, el cruce del Mar de Juncos, el maná, la roca herida, el tabernáculo en general y todo lo que hay en él, todos y cada uno expresan en lenguaje simbólico pero inconfundible las múltiples glorias de Mashiaj. Un rico banquete está ante nosotros; que Yahweh agudice nuestro apetito, para que podamos alimentarnos de todas Sus riquezas y que nos nutran de tal manera que crezcamos en gracia y en el conocimiento de nuestro Adón y Salvador Yahshua ha Mashiaj.