PIEDRAS VIVAS
CLE02 04
La Zarza Ardiente
Una vez Mosheh, mientras atendía el rebaño de su suegro Yitró, el sacerdote de Midián, llevó las ovejas más allá del desierto, y llegó al Jorev, el monte de ha'Elohim. Shemot 3:1
Un día Moshe llevó el rebaño más allá del desierto. Esto indica que nosotros únicamente podemos ser llamados cuando estamos al final de nuestra situación, y nunca cuando estamos al principio. Creo que Moshe condujo el rebaño hasta el final del desierto porque él estaba buscando el mejor pasto. Quizá no haya estado satisfecho con los lugares que conocía, y él tal vez haya deseado un nuevo lugar. Por tanto, él fue hasta el final.
Si deseamos recibir el llamamiento de Elohim, nosotros también debemos estar en el lugar adecuado. Primeramente este lugar es el final de nuestra situación. Si alguien es un maestro, Elohim no lo puede llamar estando al frente de su profesión de maestro. Esa persona debe estar en el final, jubilado por así decir.
Estar al final significa que no estamos conformes con nuestra situación presente. Este es un punto diferente de sentirnos capacitados y haber "fallado". Estar al final significa que ya pasamos por el desierto y ya desistimos de hacer las cosas por nuestra capacidad natural, POR LO QUE NUESTRA CARGA DE LLAMADO COMIENZA A INCOMODARNOS NUEVAMENTE. Aquel llamado inicial que en el momento de "fallar" pensamos que había sido un error nuestro, que habíamos entendido mal, vuelve a nosotros con fuerza, y comienza a inquietarnos nuevamente.
Durante años, Moshe llevó el rebaño al desierto. Pero un día, estaba insatisfecho y decidió ir más allá del desierto para ver lo que había allá, porque ahora ya podía buscar nuevas cosas. Si están insatisfechos con su profesión o su situación, ES EL RUAJ QUE LOS ESTÁ INQUIETANDO. Esta insatisfacción nos puede conducir hasta el fin. Todo aquel que ha sido llamado por Elohim puede testificar que esto ocurrió en el final, y sólo entonces LO ENCONTRAMOS.
Todos tuvimos un llamamiento inicial, cuando Él fue a buscarnos y nos salvó, entonces recibimos Su salvación. Pero después de eso también recibimos una carga para trabajar en Su Obra. Quisimos hacer las cosas en nuestras fuerzas, fallamos y entramos en el desierto. Finalmente, cuando desistimos de nosotros mismos, el Ruaj comenzó a inquietarnos nuevamente con aquella carga, y empezamos a sentirnos insatisfechos con nuestro entorno, que hasta entonces había sido suficiente. Entonces fuimos más allá del desierto y lo encontramos a Él nuevamente. En verdad, siempre estuvo con nosotros, pero cuando terminamos con el desierto, Él se nos manifestará fuera de él, para dar comienzo a una nueva etapa, ahora que estamos listos para ser usados.
En el llamamiento de Moshe, ¿quién vino a quién? ¿Fue Moshe a Elohim, o Elohim a Moshe? Yo diría que ambos viajaban, y que finalmente se encontraron en cierto lugar. Elohim viajó hasta allí desde los cielos, y Moshe viajó hasta allí desde el lugar en que vivía. Por tanto, resulta difícil decir quién vino a quién. Según nuestra experiencia, un día nosotros llegamos a cierto lugar, y allí encontramos a Elohim.
...y llegó al Jorev, el monte de ha'Elohim. Shemot 3:1
Jorev era el nombre de una cordillera; Sinaí, el "monte de Elohim", era un pico particular en esa cordillera:
Yahweh le dijo a Mosheh: "Sube a mí en el monte y espera allí, y te daré las tablas de piedra con las enseñanzas y mandamientos que he escrito para instruirlos". Así que Mosheh y su ayudante Yahoshúa se levantaron, y Mosheh subió al monte de ha'Elohim... La Presencia de Yahweh hizo morada en el Monte Sinay... Shemot 24:12-13,16
Fue en este mismo monte que, siglos más tarde, Yahweh se reunió con EliYah y le comisionó:
Cuando Ajav le informó a Izével todo lo que EliYah había hecho y cómo había matado a espada a todos los profetas... Él se levantó, comió y bebió; y con las fuerzas de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Jorev, el monte de ha'Elohim. Melajim Alef 19:1,8
El fin del desierto está en el monte de Yahweh; el fin de nuestra situación resulta ser el monte de Elohim. No obstante, Moshe no sabía que el monte de Elohim se encontraba al final del desierto. Sin embargo, mientras Moshe viajaba despacio con el rebaño, Elohim ya estaba allí esperándole.
Y le dijo: "No te acerques más. Quítate las sandalias de los pies, que el lugar donde estás parado es tierra santa". Shemot 3:5
En este pasuk, la "tierra santa" se refiere a la tierra que el hombre no ha tocado, pero que Elohim sí. Esto indica que el llamamiento de Elohim se produce en un lugar en donde no existe ninguna interferencia humana. El llamamiento de Elohim siempre llega a una persona que se encuentra en tierra virgen, una tierra que sólo Elohim toca. Esto significa que cada llamamiento genuino ocurre en un punto donde no hay ninguna manipulación humana ni opinión. Si deseamos ser llamados por Elohim, debemos estar en un lugar plenamente reservado para Él.
En esta tierra santa hay una zarza. El pasuk 2 dice:
El Malaj de Yahweh se le apareció en un fuego ardiente desde el medio de una zarza. El miró y vio que a pesar de que la zarza estaba ardiendo en fuego, la zarza no se quemaba. Shemot 3:2
La zarza representa varias cosas, como veremos, pero aquí representa a Moshe, porque estamos viendo su llamado individual. El hecho de que Elohim llamó de en medio de la zarza indica que el lugar del llamamiento de Elohim está dentro de nosotros. Elohim no nos llama desde los cielos; Él llama desde nuestro interior. Algunos pueden preguntarse si este principio se aplica a otros, por ejemplo, al caso de Shaúl de Tarso. En el caso de Shaúl, él fue llamado por Elohim desde los cielos PORQUE ERA SU PRIMER LLAMADO: Él NO ERA AÚN SALVO. Pero Moshe sí había sido "salvo" (por supuesto, en su caso en una época de sombras), ya había sido separado, había pasado por el bautismo de las aguas y había recibido un llamado a los 40 años, donde arrancó por sí mismo como vimos. Ahora estaba siendo llamado por segunda vez porque estaba pronto, y ese llamado VENÍA DEL INTERIOR DE LA ZARZA, del interior de Moshe.
Nuestra experiencia testifica el hecho de que el lugar del llamado de Elohim se encuentra en nuestro interior. En la época del Tanaj el Ruaj no había sido aún derramado, por eso las cosas son sombras, y el Ruaj ESTABA SOBRE cada elegido, los ungía. Si alguno no respondía, el Ruaj se retiraba, caso el rey Shaúl. Pero jamás se retiró de ninguno de los elegidos de Yahweh. Por eso podemos decir que Moshe también lo tenía en su interior, estaba ungido por Él tanto cuanto cualquier creyente actual lo está.
Todo aquel que ha sido verdaderamente llamado por Elohim puede testificar esto. En el principio, parecía que Elohim llamaba desde los cielos, PORQUE NO ESTABA AÚN DENTRO NUESTRO. Este era el llamamiento para salvación. No obstante, después de entrar y de ser salvos, vino el llamamiento para santificación, y resultó claro que Elohim llamaba desde dentro de nuestra "zarza" interior.
El pasuk 2 habla también de una "llama de fuego". Esto se refiere a la gloria de la santidad de Elohim. En las Escrituras, la santidad de Elohim es comparada con el fuego. Cada vez que Elohim llama a alguien, Él lo llama en la gloria de Su santidad. Al llamar a una persona de esta manera, Elohim lo separa para Su santidad.
Aparentemente, el llamamiento de Elohim se produjo en la parte más lejana del desierto; en realidad, sucedió en el monte de Elohim, que realmente está fuera del desierto, y es particularmente una tierra santa. En el fuego, Elohim llamaba a Moshe. De hecho, Elohim fue la llama de fuego, porque la voz que llamó a Moshe procedió del fuego. Por lo tanto, era el fuego el que hablaba, que llamaba. Todos debemos estar en ese lugar, si permitimos ser quebrantados para poder salir del desierto. Entonces el llamamiento de Elohim vendrá a nosotros.
El ser llamado por Elohim no es simplemente un asunto de consagrarnos a Elohim, asistir a una escuela o a un seminario bíblico, y ser ordenados después de la graduación. Este "llamamiento" no significa nada a los ojos de Elohim, es algo completamente humano y almático. El llamamiento de Elohim se produce al final de nuestra vida en el mundo, en el monte de Elohim, y en un lugar en donde no existe ninguna interferencia humana. Además, somos llamados por Elohim en la gloria de Su santidad desde el interior de una zarza ardiente.
Al ver esta zarza ardiente, Moshe dijo:
"Tengo que ir a contemplar esa vista maravillosa; ¿por qué el arbusto no se consume?" Shemot 3:3
La zarza representaba a Moshe. Esto indica que todo aquel que es llamado por Elohim debe estar consciente de que no es más que una zarza con fuego ardiendo dentro de él y QUE ESTE FUEGO ES ELOHIM MISMO. Elohim desea arder dentro de nosotros y sobre nosotros, pero Él no nos quemará, es decir, Él no nos usará como combustible. Pero Él arderá en nuestro interior, y sólo de esa manera podremos manifestarlo a Él y no a nosotros mismos.
Según Bereshit 3, las espinas representan la maldición que viene por el pecado. Esto indica que, como llamado de Elohim, Moshe era un pecador bajo la maldición de Elohim. Moshe era una zarza, un arbusto espinoso, y no un cedro.
El fuego que ardía dentro de la zarza representa la manifestación de la santidad de Elohim. Bereshit 3:24, donde se menciona por primera vez un fuego en las Escrituras, habla de una "espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida". Este fuego apareció después de la caída del hombre por comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Esta llama excluyó al hombre del árbol de la vida. Le impidió aún acercarse a él. En Shemot 3, se vuelve a mencionar el fuego. Pero aquí el fuego no excluye al hombre de nada; por el contrario, indica que la gloria de la santidad de Elohim debía quemar dentro de Moshe y sobre él, aunque él era una zarza, un pecador bajo la maldición de Elohim. ¿Cómo la santidad de Elohim puede arder dentro de nosotros? Esto es posible solamente mediante la redención de Elohim, que cumple los requisitos de la santidad de Yahweh. Por lo tanto, hoy en día, la santidad de Elohim ya no nos excluye del árbol de la vida; arde dentro de nosotros, aunque antes éramos pecadores bajo la maldición de Elohim. El fuego santo es ahora uno con el pecador condenado y aún arde sobre él.
El hecho de que la zarza ardía sin ser consumida indica que la gloria de la santidad de Elohim debe arder dentro de nosotros, pero que no debemos estar agotados. Si un siervo de Elohim está agotado, puede significar que él está usando su propia energía para hacer algo por Elohim. Elohim no desea usar nuestra vida natural como combustible. El arderá solamente usándose a Sí mismo como combustible. Nosotros hemos de ser solamente una zarza con el fuego divino que arde dentro de nosotros.
Creo que Moshe nunca olvidó la visión de esta zarza ardiente. El recuerdo de esta visión debe haber obrado dentro de él para recordarle continuamente que no debía de usar su fuerza ni habilidad natural. Mediante la señal de la zarza ardiente, Elohim impresionó a Moshe con el hecho de que él era una vasija, un canal por el cual Elohim había de manifestarse. No resulta fácil aprender que no somos más que una zarza para la manifestación de Elohim. En el transcurso de los años, he aprendido una sola lección: trabajar por Elohim sin usar la vida natural como combustible, sino dejar que Elohim arda dentro de mí. Si Él no habla, yo no hablo; si Él no avanza, yo tampoco avanzo.
En estos días, hemos visto que todos los hermanos debemos prepararnos para ser reyes y sacerdotes, lo que implica que cada uno recibirá dones para cumplir la función que le haya sido designada dentro de su ministerio. No obstante, si deseamos funcionar para el Cuerpo de Mashiaj, que es la Novia, primero debemos ser zarzas ardientes, aquellos que, como Moshe, no tienen ninguna confianza en sí mismos y que no arden por Elohim conforme a su energía natural. Y para esto, debemos primero haber pasado por el desierto.
Desde el momento en que Elohim llamó a Moshe desde la zarza, Moshe depositó su confianza en Yahweh nuevamente. Él ya había dejado de tener confianza en sí mismo, pero también la había perdido en Yahweh, creyendo muy íntimamente (inclusive podemos decir que subliminalmente) que Él le había fallado al no respaldarlo en su momento. Pero ahora vio la zarza, Y CREYÓ NUEVAMENTE. Su fe fue renovada y comprendió que no había pasado por castigo sino por disciplina, y que todo había sido para prepararlo para hacer verdaderamente lo que Yahweh deseaba, y no su propio deseo. Más adelante, cuando los demás se rebelaron en contra suya, él no argumentó con ellos, sino que fue a Elohim y cayó delante de Él. Al hacer esto, Moshe mostró que él era una zarza ardiente. Mientras Moshe se postraba delante de Elohim, Él apareció como un fuego resplandeciente, manifestándose a Sí mismo desde el interior de Moshe como la zarza.
Que este relato de la zarza nos impresione profundamente y que nunca lo olvidemos. En nosotros mismos, no somos nada; somos simples zarzas. Pero Elohim todavía nos atesora y desea manifestarse a Sí mismo como una llama de fuego desde nuestro interior. Debemos atesorar el hecho de que Él arde al no poner ninguna confianza en lo que somos conforme al hombre natural. Nuestro hombre natural con su energía, fuerza, y habilidad debe ser aniquilado y olvidado. Nuestra habilidad y fuerza no significan nada. ¿Qué puede hacer una zarza? Nada. Ni siquiera sirve para construir muebles. Algunos se consideran capaces, pero finalmente se darán cuenta de que no son más que zarzas inútiles. Todos debemos tener esta visión de nosotros mismos. Le damos gracias a Elohim porque Él nos visita, permanece con nosotros, y arde en nuestro interior. La llama divina arde dentro de nosotros y se manifiesta al mundo, pero nosotros mismos no somos consumidos.
Después de que Elohim llamó a Moshe y lo envió a Faraón, no fue Moshe sino Elohim mismo el que lo hizo todo y que fue glorificado. Moshe no tenía ningún arma; él tenía solamente una vara. Con esa vara, él se fue a Faraón según la orden de Elohim, y Elohim lo hizo todo. Por lo tanto, la gloria fue manifestada no para Moshe, sino siempre para Elohim. Dentro de Moshe y sobre él se manifestaba la gloria de Elohim. Por eso Yahweh le dijo: "Mira, yo te pongo en el papel de Elohim para el Faraón" (Shemot 7:1). YAHWEH ESTABA ENVIANDO A SU MENSAJERO (ENVIADO, MALAJ), y se estaba colocando a Sí mismo dentro de Moshe para que él lo representara ante el mundo. Moshe será el propio Elohim para el Faraón.
Todos debemos ser llamados como Moshe. Tarde o temprano, todos contemplaremos la misma visión que recibió Moshe en el capítulo 3 de Shemot, la visión de una zarza que arde sin ser consumida. Esta visión debe ser grabada sobre nuestro ser. Entonces cada vez que toquemos la obra de Elohim o el servicio de la congregación, tendremos el recuerdo de que no somos más que una zarza. Un día, todos estaremos conscientes de eso.
La Zarza Corporativa
Hemos visto que la zarza simboliza a Moshe como aquel que ha sido llamado por Elohim. A los ojos de Elohim, Moshe era una zarza, una zarza ardiendo con la gloria de Elohim. Pero la zarza ardiente en Shemot 3 se refiere no solamente a Moshe como individuo, sino también a los hijos de Yisrael como entidad corporativa. El pueblo de Elohim, los hijos de Yisrael, incluía a aquellos que eran débiles y a aquellos que eran fuertes. Moshe era solamente una persona entre el pueblo corporativo de Elohim. Para Elohim, la zarza ardiente no era solamente un individuo, sino también un pueblo corporativo. Como individuos, todos somos los Moshe de hoy, llamados a ser reyes y sacerdotes. Pero también formamos parte de la congregación como la zarza corporativa, y si no vemos esta parte y no trabajamos para ella, seguiremos estando en el desierto.
Al tratar con Su pueblo, los hijos de Yisrael, Yahweh tenía una meta: obtener una morada apropiada. Esto lo hemos hablado muchas veces ya en el libro de Bereshit. Devarim 33:16 habla de Elohim como "Aquel que habitó en la zarza" (traducción literal). Esta palabra, escrita por Moshe, indica que Elohim poseía esta zarza ardiente como Su casa, Su morada. ¿Quién hubiera pensado algún día que la habitación de Elohim en la tierra sería una zarza? Es porque todos somos zarzas con espinos, lo que produce la tierra desde la caída.
Moshe debe haberse dado cuenta de que la zarza ardiente que él vio cuando Elohim lo llamó era un símbolo de él mismo. En la época de Devarim 33, Moshe se consideraba a sí mismo como una zarza; sin embargo, para Elohim él era "el hombre de Elohim" (Devarim 33:1). En el aspecto individual, Moshe era una zarza, y en el aspecto corporativo, los hijos de Yisrael eran una zarza. Por eso, el Elohim de bendición moraba en esta zarza de Moshe, y deseaba morar en la del Yisrael corporativo. Si Elohim no mora en nosotros, estamos acabados. Sin Él no somos más que zarzas comunes. Podemos ser damas y caballeros cultos o profesionales bien adiestrados, pero seguimos siendo zarzas porque nuestra naturaleza caída está relacionada con las espinas y con la maldición.
Al referirse a Elohim como Aquel que moraba en la zarza, el corazón de Moshe debe haber estado lleno de agradecimiento a Elohim. Durante los últimos cuarenta años de su vida, Moshe sabía que él no era más que una zarza. Pero él sabía también que Elohim estaba con él. Todos debemos darnos cuenta de esto. Cuando tenemos un ruaj apropiado delante de Elohim, sabemos que somos una zarza. Sabemos que aún nuestras virtudes naturales, como la bondad, la humildad y la paciencia, son "espinas". A veces podemos sentir que debemos postrarnos ante Elohim y confesarle lo lamentable que somos. Mientras Moshe bendecía a los hijos de Yisrael, probablemente se sintió así.
El sentir que tenía Moshe era ahora, en la época en que escribió Devarim, mucho más profundo, tierno y dulce que eso, porque él entendía que él era una zarza quemada por la gloria de Elohim. Hoy en día, nosotros los creyentes en Mashiaj, no somos solamente pecadores salvos por gracia, sino una zarza ardiendo con el fuego de la gloria de Elohim, la Novia. Moshe se daba cuenta de esto, él sabía que él personalmente, y los yisraelitas corporativamente, eran una zarza.
Debemos ver que existe un lazo entre Bereshit 3 y Shemot 3. En ambos capítulos, vemos la espina y el fuego. La espina de Bereshit 3 indica que el hombre se encuentra bajo una maldición:
A Adam le dijo: "Como hiciste lo que te dijo tu esposa y comiste del árbol del que te ordené que no comieras, el suelo queda degradado por tu culpa; con duro trabajo comerás de él todos los días de tu vida: espinos y abrojos te producirá... Bereshit 3:17-18
Y la llama de fuego indica que el hombre está excluido de Elohim como el árbol de la vida:
Luego Yahweh Elohim dijo: "Ahora que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal, si alarga la mano y toma del árbol de la vida y come, vivirá para siempre". Por eso Yahweh Elohim lo expulsó del huerto de Eden, para que labrara el suelo de donde lo había sacado. Echó al hombre, y puso al oriente del huerto de Eden los querubines y la llameante espada giratoria, para cerrar el camino al árbol de la vida. Bereshit 3:22-24
Según Bereshit 3, las espinas provienen de la maldición causada por el pecado. Por tanto, las espinas simbolizan al hombre caído bajo la maldición. Inmediatamente después de que la maldición fue pronunciada, se colocó una espada flameante al este del jardín para guardar "el camino del árbol de la vida" (pasuk 24). Por tanto, el pecado introdujo la maldición, y la maldición trajo la llama de fuego. La función del fuego en Bereshit 3 consiste en excluir a los pecadores del árbol de la vida, es decir, de Elohim como la fuente de vida.
Si las Escrituras hubieran terminado con Bereshit 3:24, nuestra situación no habría tenido ninguna esperanza jamás. Según los capítulos 1 y 2 de Bereshit, fuimos creados específicamente para recibir a Elohim como vida. El hombre creado por Elohim fue colocado frente al árbol de la vida. Entonces en el capítulo 3 vino el pecado: el hombre cayó bajo una maldición, y el fuego de la santidad de Elohim excluyó a los pecadores malditos y les impidió tener un contacto directo con Elohim como el árbol de la vida.
Pero la situación del hombre en Shemot 3 es muy diferente de la de Bereshit 3. En Shemot 3, la espina maldita se convierte en el vaso de Elohim, y la llama de fuego se hace una con la zarza. Mediante la redención, representada por el cordero muerto y ofrecido a Elohim por los hombres caídos (Bereshit 4:4), la maldición ha sido quitada, y el fuego se ha hecho uno con la espina.
Vemos la realidad de este cuadro en GalutYah:
El Mashíaj nos redimió de la maldición de la Torah al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo aquel a quien cuelgan en un madero), para que la bendición de Avraham llegara por el Mashíaj Yahshúa a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del espíritu por medio de la fe. GalutYah 3:13-14
POR LO TANTO, SEGÚN ESTOS PASUKIM, LA MALDICIÓN HA SIDO QUITADA, Y EL RUAJ, EL FUEGO, NOS FUE DADO.
MaAseh Shelijim 2:3-4 indica que el Ruaj derramado es representado por las lenguas de fuego. Este derramamiento del Ruaj como fuego fue predicho por Yahshua:
"Yo he venido a encender un fuego en la tierra. ¡Y qué más quiero, si ya está encendido!" Luka 12:49
En el día de Pentecostés el Ruaj prometido, dado por medio de la redención de Mashiaj que removió la maldición, bajó sobre los discípulos en forma de fuego. Este fuego ya no nos excluye de Elohim; por el contrario, es la llama de la visitación de Elohim. Este no es el bautismo del agua, que es para salvación, es el bautismo de fuego, que es para santificación, es el llamamiento a caminar y a trabajar para la edificación, es decir Su Casa.
Al considerar eso a la luz del cuadro de Shemot 3, vemos que la espina y la llama son una. En Bereshit 3, el hombre caído estaba bajo la maldición representada por la espina. Allí la llama de fuego excluía a este hombre caído de la presencia de Elohim como el árbol de vida. No obstante, en Shemot 3, la zarza, que puede ser considerada como un tipo de vasija, y el fuego, son uno. En Bereshit 3, el fuego mantiene apartado al hombre que está bajo la maldición y le impide acercarse al árbol de la vida, y lo aleja de Elohim como la fuente de vida. Pero en Shemot 3, la llama de fuego visita la zarza y mora en ella. Esto indica que por medio de la redención de Mashiaj, Elohim mismo, Aquel que es santo y cuya santidad separa a los pecadores de Su presencia, puede venir a visitarnos, permanecer con nosotros y aún morar en nosotros. Vamos a ver este proceso en el camino de Shemot, a través de la redención de Pésaj y la elaboración del Tabernáculo. ¡HalleluYah, Mashiaj ha quitado la maldición y ha derramado sobre la tierra el fuego del Ruaj haKodesh! Ahora que la maldición fue quitada, ya no estamos excluidos de Elohim como fuente de nuestra vida. ¡Alabado sea Elohim porque la llama que excluye en Bereshit 3 se ha convertido en la llama de Shemot 3, la cual nos visita y habita en nosotros! Ahora la espina que antes estaba maldita puede convertirse en la morada de Elohim.
Los que han sido creyentes durante varios años quizá se vean tentados a considerarse a sí mismos como muy buenos o santos. Es más, hasta los nuevos pueden. De hecho, la mayoría no consigue ver la profundidad, es decir la maldad propia, a menos que hayan sido quebrantados y enfrentados con sus verdaderas "yos". Si alguien ha seguido a Elohim y ha experimentado algún éxito en su vida creyente, quizá secretamente se considerare a sí mismo como un "santo" extraordinario, como alguien que es más espiritual que los demás creyentes. No obstante, debemos estar conscientes de que seguimos siendo una zarza llena de espinas. El fuego está dentro de la zarza, no la ha reemplazado. Seguimos siendo la zarza espinosa, y aunque tenemos un tesoro en nuestro interior, NOSOTROS NO SOMOS ESE TESORO. Y comprender esto tampoco nos disculpa de seguir pinchando. No se consideren a sí mismos muy maravillosos, y no admiren a otros demasiado. Todos seguimos siendo una zarza. Estoy muy consciente del hecho de que soy una zarza.
Si nos parecemos a Moshe, el hombre de Elohim, tenemos una conciencia doble. Por una parte, estaremos conscientes del hecho de que somos zarzas; por otra parte, estaremos conscientes de que la gloria de Elohim mora dentro de nosotros como una llama ardiente. Moshe se convirtió en un hombre de Elohim, pero él todavía se consideraba a sí mismo como una zarza. En el mismo principio, la gloria de Elohim moraba entre los hijos de Yisrael e hizo de ellos su morada gloriosa, pero ellos seguían siendo una zarza, aún una zarza corporativa.
Moshe Como Zarza Individual
Como zarza individual, Moshe fue redimido, santificado, y transformado. Algunos se preguntarán qué base tenemos para afirmar que Moshe fue transformado. Las palabras "transformado" o "transformación" no se encuentran en los escritos de Moshe, pero los libros que él escribió revelan el hecho de que Moshe fue transformado. Hemos señalado que según Devarim 33:1, Moshe era un hombre de Elohim. Esto indica la transformación. Aparte del proceso de transformación, ¿cómo pudo Moshe, un hombre tan fuerte y activo en su vida natural, convertirse en un hombre de Elohim? Él pudo llegar a ser esta persona solamente por medio de la transformación.
Un ejemplo de la transformación de Moshe fue su experiencia con Elohim en la cumbre del monte. Después de que Moshe estuvo con Elohim en el monte durante cuarenta días, su rostro estaba resplandeciente porque la llama del fuego santo de Elohim había ardido dentro de él. Moshe era como acero echado al fuego y conservado allí hasta que el acero se hace incandescente con el fuego que ha quemado dentro de su misma esencia. Cuando Moshe estaba en la cima del monte, la gloria de Elohim ardía dentro de su ser. Cuando él bajó del monte, su rostro resplandecía. Por tanto, "cuando Aharón y todos los hijos de Yisrael miraron a Moshe, he aquí la piel de su rostro era resplandeciente" (34:30). ¿Acaso no era eso una señal de transformación? Fue ciertamente una indicación que mostraba la transformación por la cual pasó Moshe. Según el adiestramiento que él recibió en el palacio, Moshe pudo haberse convertido en un experto en todo el conocimiento egipcio. No obstante, debido a la redención, el llamamiento, la santificación, y la transformación que él recibió, finalmente se convirtió en un hombre de Elohim que brillaba ante el mundo.
Como siempre, estas son sombras escritas para nosotros. No esperemos andar brillando como lamparitas por ahí. No busquen señales, porque los que las buscan son los judíos, como está escrito:
Porque los yahuditas piden señales, y los griegos buscan sabiduría... Qorintiyim Alef 1:22
Y como ellos pretenden permanecer en las sombras, así serán engañados, porque hoy el fuego no está en una zarza externa sino en nuestro interior, y cuando decimos "brillar" no nos referimos a hacer señales y milagros, que eran necesarios para los que aún estaban en las sombras (y que como dijo Shaúl, se acabarían cuando ya no fueran necesarios), sino a mostrar los frutos de esa luz interior, esto es, MANIFESTAR A MASHÍAJ AL MUNDO, QUE ES OBTENER LA SEMEJANZA DE YAHWEH.
En las Escrituras podemos ver ciertos elementos o temas esenciales. Si no entendemos correctamente estos asuntos, no podremos conocer las Escrituras adecuadamente. Vamos a leerlas obteniendo únicamente una información superficial, datos históricos, algunas curiosidades. Hace tan sólo uno o dos siglos atrás el cristianismo hablaba de muchas de estas cosas. Sí, es cierto que tenían aún errores (permitidos por Aquel que decide cuáles son los tiempos de revelar y restaurar), y muchos paganismos... que tampoco eran reconocidos por todos. Si el error del mundo es creer que todos los cristianos son católicos, ese ha sido y permanece también el concepto de la mayoría de los que se dicen creyentes, no importando cuál haya sido su paso por el cristianismo. Pero en todas las épocas Él se guarda su remanente de sana doctrina (insisto, sana hasta donde Él permite sea revelada), y muchas cosas que el cristianismo-show de la actualidad cree que son verdades cristianas eternas no son sino novedades que los buenos creyentes no aceptaron nunca.
En este sentido, el cristianismo (es decir Efrayim), a pesar de sus contaminaciones, es el único que ha comprendido estas verdades subyacentes y ha conseguido extraer estas riquezas (aunque también fallaron en no verse a sí mismos sino como un agregado de último momento, en vez de comprender que siempre fueron una parte del proceso, y una tanto o más culpable que su hermana), cosa que los estudios rabínicos apenas si arañaron en superficie. Porque a pesar de ellos haber comprendido algunas de estas cosas en su simbología, fallaron y continúan fallando en negar a Mashíaj y pretender aplicarlo todo a un Yisrael terrenal. Por este motivo, sus interpretaciones espirituales son de corto vuelo, y apenas si consiguen elevarse sobre la tierra, ya que jamás pueden tocar puntos como salvación, santificación, redención y tantas bellezas realizadas por Mashíaj, por todas estas cosas ellos las circunscriben a guardar una serie de normas. Ellos siguen considerando las sombras como la realidad, y eso es algo de lo que deberán despertar, Abba los ilumine. Porque si bien ellos carecen de esta comprensión, sí han sido los guardianes de las cosas antiguas, y a la luz de sus explicaciones acerca de tradiciones, los que venimos de un trasfondo gentil obtenemos una comprensión correcta de muchas cosas que aparecen en las Escrituras y que han sido muy malinterpretadas por siglos por los cristianos. Como podemos ver, cada una de las Casas tiene su valor y su función, y la verdadera riqueza está en trabajar unidas, algo que en breve nuestro Adón Yahshua realizará.
Entonces, volviendo a los elementos cruciales que mencionábamos, estos incluyen la redención, santificación, y transformación. Moshe fue redimido, santificado, y transformado; hoy en día nosotros hemos sido redimidos y estamos siendo santificados y transformados. Moshe se convirtió en un hombre de Elohim, y también estamos llegando a ser hombres de Elohim. Conforme a la revelación tanto del Tanaj como del B'rit Hadashá, nosotros como creyentes en Mashiaj, nos estamos convirtiendo aún en hombres mezclados con Elohim, algo que sólo seremos en plenitud después de nuestra resurrección.
En la restauración de Elohim, no nos preocupa conseguir mucha gente; lo que nos interesa es la experiencia genuina de transformación. No buscamos la cantidad sino la calidad. No estoy interesada en un grupo numeroso, sino en un grupo QUE INTERACTÚE VERDADERAMENTE, QUE ESTÉ COMPROMETIDO EN EDIFICARSE Y EDIFICAR LA NOVIA. Estoy contenta porque estamos bajo la llama divina, la llama que nos transforma y nos hace diferentes en disposición con respecto a las personas mundanas que éramos antes. El elemento de Elohim está ardiendo dentro de nuestra naturaleza, y por esta razón, nos estamos convirtiendo en hombres de Elohim. Esto es el significado de ser una zarza ardiente en un sentido individual. Conforme a nuestra naturaleza, todavía somos una zarza, pero según la llama de Elohim dentro de nosotros, somos personas transformadas. Por una parte, somos una zarza; por otra, somos hombres de Elohim.
Yisrael Como Zarza Corporativa
Los hijos de Yisrael eran una zarza corporativa. Como tal, fueron redimidos:
Y cuando, en tiempos venideros, tu hijo te pregunte: "¿Qué significa esto?" le dirás: "Fue con mano poderosa que Yahweh nos sacó de Mitsráyim, la casa de servidumbre. Cuando el Faraón rehusaba tercamente dejarnos ir, Yahweh mató a todo primogénito en la tierra de Mitsráyim, los primogénitos tanto de hombre como de bestia. Por eso yo sacrifico a Yahweh todo fruto macho del vientre, pero redimo a todo primogénito entre mis hijos". Y así será como señal sobre tu mano y como símbolo en tu frente de que con mano poderosa Yahweh nos libró de Mitsráyim". Shemot 13:14-16
Santificados:
"Conságrame todo primogénito; hombre o bestia, el primer fruto de todo vientre entre los yisraelitas es mío". Shemot 13:2
Y transformados y edificados en el resto del camino. Quizá cueste trabajo creer que los hijos de Yisrael fueron transformados. Cuando yo era joven, también me costaba creer eso, y más aún bajo la retorcida enseñanza cristiana de la teología del reemplazo, que me hacía mirarlos como "al hijo del vecino", no como un reflejo de mí misma, ni mucho menos como siendo parte de ellos. Pero hoy el Ruaj en su restauración me ayudó a verme a mí misma como parte de ellos, pero un hecho muy superior aún, a ver al pueblo de Elohim como Él lo ve. El pueblo de Yahweh es todo el Cuerpo a través de todas las épocas, lo acepten o no sus miembros, y poco interesan las opiniones humanas a respecto de si fulano o mengano es o no parte es decir él, ya que es Yahweh quien determina, no los hombres con sus interpretaciones retorcidas y egoístas, que sólo buscan el beneficio del que las emite y declaran maldición para el resto (y eso hacen cristianos y judíos unos para con otros, y por supuesto, los dos para con el resto del mundo). Lo que en verdad interesa es CÓMO YAHWEH VE A SU PUEBLO.
Cuando Balaq contrató a Bilam (Balaam) para maldecir a los hijos de Yisrael, en lugar de maldecirlos los bendijo, no una sino varias veces, porque Yahweh le impedía maldecirlos. Finalmente Bilam explicó a Balaq las cosas:
Yahweh se le manifestó a Bilam y puso palabras en su boca, diciendo: "Regresa a Balaq y háblale así"... Nadie ha visto iniquidad en Yaakov, ni ha percibido perversidad en Yisrael. Yahweh su Elohim está con ellos, y la aclamación de su Rey en su medio. El que los libertó de Mitsráyim está a favor de ellos como cuernos de toro salvaje. Mira, no hay augurio contra Yaakov, no hay adivinación contra Yisrael: ¡A Yaakov se le dice de una vez, sí, a Yisrael, lo que Él ha planeado! Como ahora, será dicho de Yaakov y de Yisrael: esto lo ha hecho Elohim. Bamidbar 23:16, 21-23
Además, en Bamidbar 24:5, Bilam dijo:
¡Qué bellas son tus tiendas, oh Yaakov, tus moradas, oh Yisrael! Bamidbar 24:5
Según estos pasukim, Elohim no vio iniquidad ni perversidad en Yisrael, y estamos hablando de un pueblo que estaba en constante rebelión contra Él. Pero Él afirmó que sólo veía cosas hermosas, agradables y bellas. Pasa lo mismo con la congregación hoy.
No digamos que la congregación está en una condición lamentable o que está muerta. Cuanto más afirmamos esto, más nos ponemos bajo una maldición, nosotros y ella. Pero si alabamos a Elohim por la vida de congregación, porque nos ha traído a ella, porque la está edificando (aunque no vemos las semillas que germinan), y hablamos bien acerca de ella y agradecemos por las situaciones en que coloca a cada miembro y a la propia congregación en su conjunto, nos colocaremos bajo la bendición de Elohim, nosotros y toda la congregación, la Novia. Debemos ver a la Novia como Él la ve: gloriosa y llena de piedras preciosas, en su etapa final. Ciertamente no porque esa etapa haya llegado, SINO PORQUE ES SU VOLUNTAD QUE ASÍ SEA, Y PARA ESO TRABAJA DESDE LA CAÍDA. Debemos ver a la Novia no como lo que es en la actualidad, sino como aquello en lo que se convertirá no gracias a nuestras torpezas, sino a Su Voluntad y su trabajo en las piedras, y por eso mismo, a pesar de los inconvenientes, TRABAJAR MÁS DURO PARA SU OBRA. Esto es aceptar Su disciplina y trabajar para el crecimiento de la Novia al mismo tiempo. Esta no es una doctrina solamente, sino un testimonio que puede ser confirmado por las experiencias de muchos santos. Cada vez que la Obra comienza a prosperar, haSatán interviene trayendo problemas a los kadoshim. Si ellos tropiezan y se van a resolver sus problemas, abandonando su tarea en la Novia, están dando la victoria al enemigo. ¿Acaso creeremos en las acusaciones de haSatán acerca de nuestra situación, CUANDO ES YAHWEH QUIEN NOS JUSTIFICA Y DICE QUE NO HA VISTO INIQUIDAD EN SU PUEBLO?
¿Quién podrá acusar a los escogidos de Elohim, cuando Yahweh es quien los declara inocentes? ¿Quién los condenará, cuando el Mashíaj Yahshúa fue el que murió? Y no sólo eso sino que también resucitó; y además está a la diestra de Elohim, y también intercede por nosotros. ¿Quién podrá separarnos del amor del Mashíaj? ¿La tribulación? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿Los peligros? ¿La espada? Como está escrito: Por tu causa estamos expuestos a la muerte todo el tiempo; se nos cuenta como ovejas para el matadero. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romaniyim 8:33-37
A veces, cuando estoy desilusionada acerca de la congregación y no pienso positivamente en cuanto a ella, Elohim dentro de mí me advierte que debo tener cuidado, que debo usar Sus ojos y no los míos, o haSatán se aprovechará de mi mala postura. Inmediatamente le pido a Elohim que me limpie, y empiezo a declarar lo maravillosa que es la congregación. Aunque la congregación me cause algunos problemas, yo sigo amándola. ¿Cuál es la palabra correcta acerca de la congregación: la nuestra o la de Elohim? En la eternidad, la palabra de Elohim resultará ser correcta, porque en la eternidad la congregación será maravillosa, gloriosa, y trascendente. Todas las acusaciones del enemigo acerca de la congregación son mentiras. Decir que la Novia es deplorable o que está muerta es declarar una mentira diabólica, aunque nuestros ojos vean eso. La situación aparente de la Novia es una mentira. Es una mentira decir que la congregación está fría o muerta o deplorable. La Novia es elevada y muy viviente. Le doy gracias a Yahweh que me mostró estas cosas cuando estaba tropezando en la desilusión y me dio esta palabra acerca de Bilam. Esta palabra cambió radicalmente mi concepto acerca del estado actual de la Novia, y espero que cambie el de todos, no sólo a respecto de la congregación corporativa, sino de nosotros mismos, como piedras individuales.
Los hijos de Yisrael pudieron ser una zarza corporativa porque habían sido transformados y edificados. Elohim afirmó eso a pesar de que el proceso no estaba terminado (ni lo está aún hoy), y debemos estar de acuerdo con Él. De manera que veamos que la zarza, finalmente, se convertiría en el olivo de Yisrael. Aquí era aún un olivo salvaje, un arbusto espinoso sin importancia, pero con Yahweh en su interior, sería transformado en un olivo grandioso.
El tabernáculo representaba a los hijos de Yisrael como la morada de Elohim. No consideremos al tabernáculo como algo separado de los hijos de Yisrael. En realidad, los hijos de Yisrael eran el propio Tabernáculo, los que constituían la morada de Elohim. El tabernáculo era simplemente un símbolo.
El Tanaj revela que Elohim venía a menudo a reprender y reprobar a los hijos de Yisrael. Pero cuando los gentiles atacaron al pueblo de Elohim, tarde o temprano sufrieron pérdidas. A los ojos de Elohim, los hijos de Yisrael eran redimidos, santificados, transformados, edificados, y Elohim tenía Su morada entre ellos. Todos debemos ver esto y creerlo. Esto me recuerda claramente la forma en que fui criada. Únicamente mis padres podían reprenderme cuando hacia mal las cosas. Si alguien de afuera trataba de reprenderme en algo, ellos me defendían, pero una vez puesta a un lado esa fuente "extranjera", ellos mismos me reprendían por el mal cometido. Hoy veo la sabiduría bíblica de este principio en la historia de Bilam, y en el hecho incuestionable de que ningún "incircunciso de corazón" puede acusar a los elegidos de Yahweh, porque Él "no ve iniquidad en ellos", YA QUE AL MIRARNOS CONTEMPLA A SU HIJO.
En el mismo principio, debemos creer que la congregación hoy es maravillosa. Tengamos cuidado con nuestra vista natural. Si Elohim no ve iniquidad ni perversidad en la Novia, entonces ¿cómo podemos verla nosotros? Cuando Elohim es misericordioso, Él abunda en misericordia. Los Yisraelitas tenían muchas iniquidades, pero Elohim pudo decir que Él no contemplaba iniquidad en Yisrael. Pasa lo mismo con la congregación hoy. Así como los hijos de Yisrael, la congregación es una zarza corporativa.
Esto tampoco quiere decir que debemos disculpar todo mal comportamiento o alabar cuando vemos cosas malas. De lo que se trata es de no decaer cuando no vemos el crecimiento de la Novia, no el mal comportamiento de las piedras. Lo que se afirma es que "Yahweh no veía iniquidad en Yisrael" como pueblo, no que no viera las iniquidades personales de cada individuo. Si así hubiera sido, no los habría disciplinado jamás, y si algo Yisrael recibió fueron muchos juicios por parte de Yahweh.
Según nuestra naturaleza humana, nosotros en la congregación tenemos muchas debilidades, faltas, errores, y fracasos. No obstante, debemos agradecer a Elohim PORQUE COMO CONGREGACIÓN HEMOS SIDO TRANSFORMADOS Y EDIFICADOS. No importa que no lo veamos hoy. Como seres finitos, no conseguimos ver el tiempo sino únicamente en la parte que nos corresponde, pero Yahweh es eterno y Él lo ve todo, por eso "llama a las cosas que no existen como si existieran" (Romaniyim 4:17).
Elohim no solamente está de acuerdo con estas afirmaciones, sino que el enemigo de Elohim, haSatán, debe reconocerlo.
Como zarza corporativa, la congregación está transformada, pero sigue siendo una zarza; no puede cambiar. ¿Cómo podemos decir que algo es transformado sin ser cambiado? Analicemos la zarza ardiente en Shemot 3: el fuego ardía dentro de ella y sobre ella, pero la zarza no fue cambiada. No obstante, fue transformada mediante el fuego ardiente. La zarza tenía al fuego en su interior, y si manifestaba al fuego, ESO ERA LO QUE SE VEÍA, ESA ERA SU TRANSFORMACIÓN. Ciertamente ya no era una zarza común, porque en ella habitaba el fuego de Yahweh. Pero si manifestaba la zarza, eso también sería lo que el mundo vería.
Algunos se preguntarán qué base tenemos para afirmar que somos la restauración de Elohim. De hecho, tanto cristianos como judíos reclaman ser el camino (por no mencionar otras religiones, sectas, filosofías y delirios varios). Reconocemos que tenemos muchas espinas, tal vez más espinas que otras "zarzas". Pero a pesar de estar llenos de espinas, no podemos negar que el fuego divino está ardiendo dentro de nosotros. Quizá otras "zarzas" tengan menos espinas en apariencia, pero no tienen el fuego, y eso se ve porque tienen tal vez doctrinas y enseñanzas, pero no ministran vida. Muchas veces vemos personas en las que podemos reconocer al Ruaj actuando en su interior, ciertamente son hermanos y hermanas que manifiestan al Ruaj, pero eso aún es diferente de ministrar a la Novia. Con todo, estoy segura de que no somos nosotros los únicos que el Ruaj está levantando en el mundo, ya que Él debe reunirnos de todas partes, debe haber muchas congregaciones que están siendo levantadas, en su totalidad son la Novia, y cada una de ellas está hoy experimentando las mismas cosas, aunque no lo sepamos porque no estamos en contacto, pero el Ruaj siempre busca la unidad.
Por tanto, la señal de la restauración de Elohim es este fuego. Lo que hace que la zarza corporativa en la restauración de Elohim sea distinta de todas las demás zarzas es el hecho de que la llama de fuego arde. Sólo esta zarza está ardiendo.
Después de ser erigido, el tabernáculo estaba lleno de la gloria de Elohim (40:34-35). Por la noche, la columna de gloria tenía la apariencia de fuego (Bamidbar 9:15-16). El fuego ardiendo sobre el tabernáculo significaba que el pueblo de Yisrael era una zarza corporativa y ardiente a los ojos del mundo. Esto era para manifestación al exterior.
Los ojos humanos fácilmente pueden ver defectos en la congregación, principalmente porque formamos parte de ella. Es difícil ver la belleza total cuando estamos dentro del cuadro, necesitamos tomar cierta distancia para poder "usar los ojos de Yahweh". En particular, nuestros ojos están fijados sobre los ancianos, los que llevan la responsabilidad, y los más jóvenes, como dos extremos. No obstante, Elohim no tiene esta clase de ojos.
Cuando Moshe habló de Elohim como de Aquel que moraba en la zarza, es difícil saber si se refería a la zarza que había visto cuarenta años antes o a sí mismo y a los hijos de Yisrael respectivamente como zarza individual y corporativa. Creo que Su palabra incluye todo eso. Por una parte, seguimos siendo una zarza; por otra, mediante la redención, santificación, transformación y edificación, somos la morada de Elohim.
En Resurrección
El Elohim que estaba en la zarza, Aquel que llamó a Moshe, era el Elohim de resurrección. Esto queda demostrado por la palabra de Yahshua a los saduceos en Mordejai 12:18-27. Mientras los saduceos discutían con Él acerca de la resurrección, Yahshua dijo:
"Y con respecto a si resucitan los muertos, ¿no han leído en el libro de Mosheh, cómo le habló Elohim desde la zarza diciendo: Yo soy el Elohim de Avraham, el Elohim de Yitzjak y el Elohim de Yaakov? Yahweh no es un elohim de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equivocados". Mordejai 12:26-27
Aquí Mashíaj dirigió a los incrédulos saduceos a las Escrituras, a la sección acerca de la zarza. El título: "El Elohim de Avraham, el Elohim de Yitzjak, y el Elohim de Yaakov" implica el Elohim de resurrección. Avraham, Yitzjak, y Yaakov murieron. Si Elohim fuese el Elohim de Avraham, Yitzjak y Yaakov y no hubiera resurrección, entonces Elohim sería el Elohim de los muertos. Pero Elohim no es el Elohim de los muertos, sino el Elohim de los vivos, el Elohim de resurrección.
El hecho de que el Elohim de resurrección moraba en la zarza indica que ser una zarza corporativa como morada de Elohim hoy en día es un asunto totalmente en resurrección. Aquel que es santo nos puede visitar y puede morar entre nosotros porque Él está en resurrección. El es el Elohim de resurrección, y nosotros, Su pueblo, estamos en resurrección.
Como aquellos que viven conforme a la carne, tal vez nos resulte difícil creer o darnos cuenta que estamos en resurrección. Si yo les preguntara a ustedes si están en la vida natural o en la vida de resurrección, es probable que contestaran que en la mayor parte del tiempo, están en la vida natural. Sin embargo, si decimos eso, no tenemos fe. Debemos ser fuertes en la fe y declarar que estamos en resurrección porque nuestro Elohim no es el Elohim de los muertos sino el Elohim de los vivos. En mí misma estoy en la carne y en la vida natural, pero en mi Elohim, estoy en resurrección. En verdad, los creyentes tenemos estas dos vidas en nuestro interior (y siempre en conflicto). Hoy disfrutamos a Elohim como el Elohim de resurrección. En resurrección Él es el gran Yo soy. Todos debemos afirmar en fe que estamos en resurrección. Cuanto más hablemos de esto en fe, más se convertirá esto en nuestra experiencia.
Lo que decimos es lo que experimentamos. Si afirmamos que estamos en la carne, entonces estaremos en la carne. Pero si afirmamos que estamos en resurrección, entonces estaremos en resurrección. Ya que el Elohim que mora en nosotros es el Elohim de resurrección, tenemos una base para declarar que estamos en resurrección. Aquí en resurrección, la zarza puede ser bendecida para ser la morada de Elohim.
Nos damos cuenta de que en el mejor de los casos, no somos más que una zarza. No obstante, el gran Yo soy, el Elohim de resurrección, el Elohim de Avraham, de Yitzjak, y de Yaakov, mora dentro de nosotros y lo disfrutamos. Individualmente somos una zarza y en conjunto somos una zarza corporativa ardiendo con el Elohim de resurrección. Este es un cuadro de la vida de congregación hoy en día.