PIEDRAS VIVAS
CLE02 109
El Ojel Moed 41
El Incienso 02
El Camino Al Altar Del Incienso
En el Tanaj, los sacerdotes debían presentarse forzosamente al altar antes de iniciar su servicio en el tabernáculo. En ese punto, los sacerdotes tenían dos necesidades: la sangre purificadora y los alimentos nutritivos. El altar de bronce en el atrio satisfacía estas dos necesidades de los sacerdotes. La sangre los lavaba de sus pecados y la carne los nutría. Cuando llegaban a este altar, estaban impuros y vacíos. Exteriormente, estaban contaminados e interiormente, estaban vacíos. Por lo tanto, necesitaban que la sangre derramada sobre el altar los limpiara de su contaminación y que la carne de las ofrendas satisficiera su hambre.
Después de ser purificados y alimentados en el altar, los sacerdotes podían proseguir. Esto significa que la provisión del altar de bronce los equipaba y los calificaba para entrar en el tabernáculo. Podían venir espontáneamente a la mesa de los panes de la proposición y recibir una provisión de vida abundante. Esto indica que debemos comer continuamente. No comemos una vez por todas. El altar de bronce tiene una clase de comida y nuestra comida continúa en la mesa de los panes de proposición.
La provisión de vida en la mesa de los panes llevaba a los sacerdotes al candelero donde recibían luz. La provisión de vida siempre produce luz. Si no comemos en la mesa de proposición, estaremos en las tinieblas, pero la comida en esta mesa nos conduce al candelero. Eso significa que en nuestra experiencia, esta alimentación produce luz. Muchos de nosotros hemos experimentado esto. Temprano por la mañana, ofrecemos Mashiaj como nuestro sacrificio por el pecado y nuestro sacrificio por la ofensa. Esto sucede en el altar de bronce del patio, donde somos purificados y alimentados. Eso nos fortalece para seguir disfrutando a Mashiaj en la mesa de los panes de proposición, donde lo tomamos a Él como nuestro suministro de vida. La provisión de vida siempre nos lleva a la luz. La cantidad de luz que recibimos depende de la cantidad de provisión que disfrutamos.
La luz que recibimos delante de la menorah nos guía hacia el arca. Allí en el arca, tenemos contacto con Elohim y podemos levantar su testimonio, lo que nos conduce al altar de oro del incienso, el lugar donde oramos y mantenemos elevados los brazos de nuestro verdadero intercesor, Yahshua ha Mashíaj.
Cuando estamos en presencia de Elohim, Su presencia nos lleva al altar del incienso. En otras palabras, nos lleva a la oración. Todo aquel que entre en la presencia de Elohim orará espontáneamente; nadie puede rechazar la oración. Cuando oramos, ya no estamos en el arca, sino en el altar del incienso.
Ya mencionamos que el altar del incienso está muy cerca del arca. En cuanto al incienso, dice:
"Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti". Shemot 30:36
¿Qué es el testimonio? Él testimonio es la ley contenida en el arca. Por esta razón, el arca es llamada el arca del testimonio, porque la ley es el reflejo, el testimonio de lo que Yahweh mismo es. El pasuk 36 indica que el altar del incienso está directamente enfrente del arca. Un velo separaba el arca del altar del incienso, pero estaban muy cerca de todos modos. La cercanía del arca con el altar de incienso indica que la oración que es Mashiaj mismo proviene de nuestro contacto con Elohim. También podemos afirmar que es el resultado de estar en presencia de Elohim. Estar en Su presencia tiene un resultado: la oración que es Mashiaj ascendiendo a Elohim como incienso.
El Tráfico En Ambas Direcciones
¿Han prestado atención alguna vez a los cuadros que presenta Shemot 30 acerca del aceite kadosh y el incienso? Estos cuadros tienen un significado tremendo. Representan un tráfico en ambas direcciones, la venida y la ida. Como hemos dicho, la unción viene a nosotros y el incienso va a Elohim. Mashiaj como el Ruaj que viene a nosotros es el aceite kadosh y Mashiaj que asciende de nosotros a Elohim es el incienso. El aceite kadosh viene hacia nosotros y el incienso va hacia Elohim. El aceite kadosh sirve para nuestro deleite y el incienso para el deleite de Elohim. No debemos pensar que el incienso es para nuestro propio deleite, por eso está completamente equivocado orar peticiones o cualquier tipo de oración personal en este altar de incienso. Estas oraciones son todas para el deleite de Yahweh, porque son SUS ORACIONES, que nos llegan a través del Ruaj de Mashíaj, de la unción del aceite kodesh. Si tratamos de disfrutarlo nosotros, seremos cortados.
Pero cuando hagas este incienso, no harás ninguno en la misma proporción para ustedes; lo considerarán sagrado para Yahweh. Cualquiera que haga otro como este, para olerlo, será cortado de su pueblo. Shemot 30:37-38
El incienso es exclusivamente para Elohim. No obstante, existe un deleite para nosotros, el cual es el aceite kadosh, el Ruaj compuesto. Hemos dado énfasis al hecho de que los sacerdotes y todas las partes del tabernáculo fueron ungidos con el aceite kadosh. Esta es nuestra porción. El aceite kadosh es Mashiaj como nuestra porción y el incienso es la porción de Mashiaj para Elohim. Esta es otra de esas "parejas dobles" que encontramos en las tipologías, en las cuales en el ámbito espiritual tenemos en realidad dos cosas SIMULTÁNEAS, no separadas, como es el caso de la ofrenda de las dos cabras de Yom Kippur o las dos tórtolas para la purificación. Son dos caras de una moneda: una mira hacia el cielo y lo satisface, la otra mira a la tierra y la satisface.
En nuestra experiencia, no deberíamos tener un tráfico de un sólo sentido. Esto significa que no debemos tener solamente la venida de Mashiaj a nosotros sino también el regreso de Mashiaj a Elohim. Necesitamos un tráfico en ambas direcciones: la venida de Elohim a nosotros por medio de Mashiaj y nuestra ida a Elohim por medio de Él. Debemos completar el circuito quemando incienso. Por lo tanto, necesitamos el aceite kadosh de unción y también el incienso. Elohim nos unge con el aceite kadosh y quemamos el incienso para Elohim. En los dos próximos mensajes, estudiaremos detalladamente los elementos del incienso.
La Composición Del Aceite Kadosh Y El Incienso
Vemos los números tres, cuatro y cinco en el aceite de la unción y también en el incienso. Ambos describen a Elohim y en ellos vemos la divinidad, la humanidad, la mezcla de la divinidad con la humanidad y la muerte y resurrección de Mashiaj.
Elohim
En los mensajes sobre el aceite de la unción, mencionamos que éste consta de cuatro especias, pero la cantidad de estas especias era tres unidades de quinientos siclos cada una. La unidad del medio, formada por la canela y el cálamo, se dividía en dos partes de doscientos cincuenta siclos cada una. El incienso consta de tres especias en lugar de cuatro. Como veremos, estas tres especias del incienso representan también a Elohim.
El incienso se preparaba de tres clases de especias: el estacte, la uña aromática y el gálbano, mezclados con olíbano puro. Los números e ingredientes muestran que son tres en uno, es decir, tres clases de especias con olíbano puro. La construcción gramática del pasuk 34 nos enseña que las tres especias forman un sólo grupo, mientras que el cuarto ingrediente, el olíbano, forma una categoría por sí solo. Aquí tenemos tres más uno, es decir cuatro. Tres es el número de Elohim y cuatro el número de la criatura, el ser humano usado en un sentido positivo. Esto significa que Elohim se convierte en ser humano. La divinidad es introducida en la humanidad. Por supuesto, esto se refiere a Yahshua ha Mashiaj. Él es Elohim mismo haciéndose Hombre; Él es la divinidad introducida en la humanidad.
Estos cuatro ingredientes están mezclados y compuestos en un sólo incienso. Por lo tanto, vemos a Elohim mezclado con el hombre, Elohim compuesto con el hombre, la divinidad mezclada y compuesta con la humanidad para producir el incienso.
La Vida Regeneradora Y La Vida Redentora
"Dijo además Yahweh a Moshe: toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y olíbano; de todo en igual peso". Shemot 30:34
La primera especia —el estacte—, y la tercera —el gálbano—, son gomorresinas producidas por árboles. La especia del medio, la uña aromática, es la cáscara de un pequeño animal. El orden de estas tres especias es muy significativo. La posición de la uña aromática es muy importante; no es la primera ni la última, sino la del medio.
Como mencionamos repetidas veces en mensajes anteriores, la vida de Mashiaj contiene dos factores: la vida regeneradora o productiva, representada por la vida vegetal y la vida redentora, representada por la vida animal. Podemos ver los dos aspectos de la vida de Mashiaj en la Besorah de Yahanan. Según Yahanan 12:24, Mashiaj es el grano de trigo que cae al suelo, muere y produce mucho fruto. Esta es la vida vegetal, una vida que genera y produce. Sin embargo, la vida animal sirve para la redención, porque se trata de una vida que puede ser aniquilada y puede derramar sangre. En Yahanan 1:29, vemos la vida redentora de Mashiaj: "¡He aquí el Cordero de Elohim, que quita el pecado del mundo!". Estos dos tipos representan, a su vez, la parte divina y la parte humana de Mashíaj. La vida animal se corresponde con la vida humana, mientras que la vida vegetal se corresponde con la vida espiritual o divina. La vida humana de Mashíaj tenía la sangre redentora, pero sólo la vida espiritual de Mashíaj tenía la Vida.
Mashiaj es el Cordero clavado en el madero para nuestra redención. Por tanto, Mashiaj posee la vida generadora y también la redentora. Como Cordero de Elohim, Mashiaj posee la vida representada por la vida animal y como grano de trigo, Él posee la vida representada por la vida vegetal. La vida animal sirve para redimir y la vida vegetal para generar, producir.
Nuestra redención exigía que el Hijo, en el aspecto de la vida animal representada por la uña aromática, fuese sacrificado por nosotros. El Adón Yahshua fue este Redentor. Esta es la razón por la cual la segunda especia, no la primera ni la tercera, posee la vida animal. Por tanto, la uña aromática representa al Mashíaj que contiene los dos tipos de vida unificados en Él mismo. El Hijo fue el que derramó Su sangre (la de su vida humana) en el madero para redimirnos. Por lo tanto, las tres especias con la uña aromática en el medio nos proporcionan otra descripción de Elohim.
La Resurrección De Mashiaj
Podemos ver también la resurrección de Mashiaj en el incienso. La resurrección de Mashiaj en el aceite kadosh es representada por el cálamo y la casia, y en el incienso por el olíbano puro. Por lo tanto, vemos la muerte y la resurrección de Mashiaj en el aceite kadosh y también en el incienso.
Vemos a Elohim, a la divinidad, humanidad, muerte y resurrección de Mashiaj en el aceite kadosh y en el incienso. En ambos, vemos la divinidad mezclada con la humanidad, también vemos a Elohim en el hombre pasando por la muerte y saliendo en resurrección. Y en ambos vemos los números tres y cuatro representando la divinidad y la humanidad en una única mezcla. Con el incienso, las tres especias representan la muerte de Mashiaj para generar y redimir y el olíbano representa Su resurrección. Esto significa que en el incienso vemos un cuadro de la persona maravillosa de Mashiaj, que es lo que se agrega a nuestras oraciones para que ellas se eleven hasta el Trono.
Y otro mensajero vino y se puso de pie delante del altar. Tenía un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso con las oraciones de los santos subió de la mano del mensajero en presencia de Yahweh. Hitgalut 8:3-4
Cuando Yahshua estaba en la tierra, Él no podía aún ser nuestro Kohen Gadol intercesor, por eso Él dijo:
Pero yo les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el defensor no vendrá a ustedes. Y si me voy, se lo enviaré. Yahanan 16:7
La palabra traducida como Defensor (Consolador, Consejero en otras traducciones) es PARÁKLETOS (G3875), que significa todas esas cosas, pero en mayor medida, INTERCESOR, como ABOGADO que intercede.
El incienso es Mashiaj mismo con todo el proceso por el cual Él ha pasado y con todo lo que Él ha cumplido.
Vemos un principio casi idéntico en la composición del aceite de la unción y en el incienso. No obstante, el aceite de la unción es destinado a la venida de Elohim a nosotros y el incienso a nuestra ida a Elohim. En la unción y en el incienso, en ambos podemos ver la divinidad, la humanidad y la muerte y resurrección de Mashiaj.
Ungidos Y Salados
Finalmente vemos el número cinco en el aceite de unción y también en el incienso. En el aceite kadosh, las cuatro especias se mezclan con aceite de oliva para darnos el número cinco, pero en el incienso se añade sal a los cuatro elementos, las tres especias y el olíbano, para dar el número cinco. En el aceite kadosh, el elemento que simboliza la divinidad es el aceite, y en el incienso, es la sal. Esto significa que la venida de Elohim a nosotros nos unge y nuestra ida a Elohim nos purifica.
¿Por qué abunda el aceite y no la sal en la venida de Elohim a nosotros? La razón es sencilla: con Elohim no existe nada impuro. El viene a nosotros desde una fuente pura. Sin embargo, nuestra fuente está llena de impurezas. Por tanto, nuestra ida a Elohim exige la sal en lugar del aceite. La sal es una substancia pura aun cuando se encuentre en un lugar sucio. La sal es una de las substancias más puras en la tierra. La mezcla de los cuatro elementos del incienso con sal indica que nuestra oración debe ser totalmente salada para matar todos los "gérmenes" y purificarnos. El elemento salado es también el elemento que mezcla nuestra oración.
La sal, en las Escrituras, representa varias cosas.
1. Sanidad
Los hombres de la ciudad le dijeron a Elishá: "Mira, el lugar de esta ciudad es bueno, como lo ve mi amo; pero las aguas son malas, y la tierra causa duelo". Él respondió: "Tráiganme una vasija nueva y pongan sal en ella". Se la trajeron; él salió al manantial de las aguas, echó dentro la sal y dijo: "Así ha dicho Yahweh: "Yo saneo estas aguas, y no habrá en ellas más muerte ni duelo". Las aguas quedaron saneadas hasta el día de hoy, conforme a las palabras que pronunció Elishá. Melajim Bet 2:19-22
Esto es un tipo de lo que haría Mashíaj al venir: Él sanaría las muchas aguas. En las Escrituras, las aguas representan a la gente:
Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Hitgalut 17:15
De manera que Yahshua mismo fue la vasija de barro llena de sal que fue derramado en las muchas aguas sobre las que la ramera (el cuerpo y la novia de haSatán) estaba sentada. Yahshua saneó las aguas para que en la humanidad no hubiera más muerte.
2. Vida
La sal representa también lo que da gusto a los alimentos, realzando su propio sabor, pero también es un elemento preservador, muy utilizado en la antigüedad para conservar alimentos de la putrefacción. Por eso simboliza la vida que aleja de la muerte.
¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo? Iyov 6:6
3. La Sal Del Pacto
A la sal se le atribuyen ciertos valores curativos, medicinales y antisépticos. A veces se frotaba a los bebés con sal al nacer:
Y en cuanto a tu nacimiento, el día en que naciste no cortaron tu ombligo, ni te lavaron con agua por higiene. No te frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales. Yahjezquel 16:4
Aquí tenemos varios puntos referidos a la obra de Mashíaj, en esta tipología que el propio Yahweh levanta. Cortar el ombligo implica desgajar al hombre del viejo hombre adámico, cortarlo de su conexión con la humanidad caída; lavar con agua implica varias cosas: el bautismo y sepultura en la muerte de Mashíaj, y la purificación por medio del "lavamiento de la regeneración y de la renovación del espíritu de santidad" (Tito 3:5). Ser envuelto en pañales se refiere a las vestiduras de justicia, y frotar con sal a un bebé, es marcarlo con la sal del pacto que da vida eterna.
Debido a que la sal evitaba el deterioro, llegó a ser un símbolo de estabilidad y permanencia. Cuando se hacían pactos, los pactantes solían comer juntos —incluso comían sal juntos—, lo que denotaba lealtad y fidelidad perpetuas al pacto celebrado. Por lo tanto, se entendía que un "pacto de sal" había que cumplirlo sin falta.
Todas las contribuciones sagradas que los yisraelitas aparten para Yahweh te las doy a ti, a tus hijos, y a las hijas que estén contigo, como un derecho perpetuo. Será una ALIANZA DE SAL ETERNA delante de Yahweh para ti y para tu linaje también. Bamidbar 18:19
De modo que la declaración del rey Abías de Yahudá en cuanto a que Yahweh había hecho "un pacto de sal" con David y sus hijos significaba que el pacto celebrado con la línea de David para el reino permanecería para siempre:
Abiyah se paró sobre el monte Tsemaráyim en la serranía de Efráyim, y dijo: "Óiganme, Yarovam y todo Yisrael: Ustedes saben bien que Yahweh el Elohim de Yisrael le dio a David el reinado sobre Yisrael para siempre –a él y a sus hijos– mediante una alianza de sal. Dibrey ha Yamim Bet 13:4-5
Yahshua ha Mashíaj, el "hijo de David" y la "raíz de David", ha llegado a ser el Rey del Reino, y seguirá administrando los asuntos de ese Reino para siempre.
La costumbre del pacto de sal, la cual puede parecer rara e inapropiada a la gente del mundo Occidental, en realidad es una práctica muy común y sagrada en el Oriente; es una costumbre muy antigua como símbolo o promesa de fidelidad y constancia. Para los orientales, un pacto de sal no es olvidado ni menospreciado, es una promesa de que sus compromisos son inviolables. Aun los ladrones en el Oriente honraban este pacto de sal. Este pacto también es comúnmente utilizado en el mercado Oriental para acordar tratos comerciales en las negociaciones.
En la cultura Oriental, si una persona viniese a su casa a comer con usted una comida que ha sido sazonada con sal, de ahí en adelante nunca le traicionaría o haría ningún mal. Aún si usted cometiese un crimen y se le pidiera a la otra persona que testificara en su contra, no podría hacerlo porque ha comido su sal. Quizás la persona podría venir a usted y persuadirle para que no cometiese tal crimen, pero esa persona preferiría morir antes que romper el pacto de sal. En realidad la penalidad por quebrantar este pacto es la muerte.
Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? No sirve ya para nada, sino para tirarla fuera y que la pisotee la gente. MattiYah 5:13
La sal se desvanece cuando se infiltran elementos extraños. La persona que se aleja de la forma apropiada de adorar a Yahweh es como la sal del fondo del recipiente, cuando nos alejamos de la Palabra de Elohim nuestra sal es desvanecida por la humedad del mundo o por cualquier otra cosa que pongamos delante de Elohim. No podemos darnos el lujo de ser la sal del fondo de ese recipiente para que no nos vayan a arrojar afuera y ser pisoteados por todos los hombres, eso le sucede a la gente cuando se aleja del verdadero Elohim, porque no hay persona más criticada que la que profesa ser creyente y se conduce de otra manera; y es por esta razón que muchas personas no están muy impresionadas con ciertos creyentes hoy en día; si profesamos ser creyentes debemos vivir y practicar la Palabra de Elohim ¡o dejar de llamarnos creyentes!
Que su habla sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno. Qolasiyim 4:6
Palabras sazonadas con sal son palabras integras y fidedignas. Saber cómo responder o hablar a cada uno, es la respuesta de una persona que verdaderamente es la sal de la tierra y por consiguiente tiene integridad en sus palabras.
Esta exhortación de Shaúl está dirigida a nosotros, el Cuerpo de Mashíaj. Nuestras palabras deben ser saladas, siempre sazonadas con sal. Debemos hablar la verdad en amor, debemos ser honestos, debemos ser íntegros, en nuestras palabras, debemos hacer lo que decimos conforme a la Palabra de Elohim. Nuestros pensamientos y las correspondientes acciones deben estar en armonía con la integridad y la exactitud de la maravillosa e incomparable Palabra de Elohim porque somos la sal de la tierra.
¿Por qué entonces la sal es añadida al incienso? Porque es el medio por el cual la oración será aceptada. No basta hacer buenas obras, es necesario tener la sal del Nuevo Pacto para que esas oraciones suban hasta el Trono, tener la sal del madero y tenerla en abundancia, para poder estar siempre salados con Mashíaj.
Ver más acerca de la sal en CLE01 44 - El Justo Derrotado
Necesitamos Ser Salados
En la vida de congregación actual, todos necesitamos ser salados. De otro modo habría tensiones y controversia entre nosotros. En especial los ancianos deben ser particularmente salados. Todo aquel que sirve como anciano debe resignarse a ser salado. El anciano es parecido al pescado fresco colocado en un envase con mucha sal, o a la carne curada con sal. Debemos estar llenos de la sal del pacto, que nos "cura", nos da el sabor de Mashíaj y nos preserva de contaminación.
Todos debemos ser salados, porque somos sacrificios vivos:
Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Elohim que le ofrezcan sus cuerpos como sacrificio vivo, consagrado y agradable a Yahweh, como su culto racional. Romaniyim 12:1
Los creyentes ofrecemos cada día nuestros propios cuerpos, nuestros vasos de barro, a sacrificio, eliminando nuestra carne a través del madero y recibiendo a cambio el crecimiento de nuestro nuevo hombre. Ese sacrificio sólo puede llevarse a cabo si estamos bien salados por la sal del Nuevo Pacto.
De manera que, el hecho de hubiera sal en el incienso implica que los creyentes hemos sido purificados porque hemos entrado en el Nuevo Pacto, un pacto que el propio Mashíaj ha salado consigo mismo. Si entramos en ese pacto, tenemos la sal y hemos sido salados para ser entregados como sacrificios vivos:
Porque todos serán salados para el fuego. Mordejai 9:49
Esa sal del pacto será la que nos preservará durante nuestra vida en este mundo, para que crezcamos en Mashíaj y tengamos frutos de oro, plata y piedras preciosas, los frutos de la obra de Mashíaj que pasarán a través de la prueba del fuego de la Ley. Quienes no tengan esa sal en sus vidas, continúan siendo contaminados por el mundo, son tibios en su relación con el Padre, no trabajan su Mashíaj interior y no producen obras sino de paja y hojarasca, por eso Yahshua advierte que su sal no pierda el sabor, porque ya nada podrá volver a salarla. Apartarse de Él nos aleja de Su pacto, y así comienza la sal a perder su sabor.
Si no tenemos la sal o dejamos que pierda su sabor, nuestras oraciones no llegarán al Trono. Es inútil creer que sí llegan, EL PADRE Y EL HIJO NOS DICEN QUE NO. Claro que a veces a haSatán le conviene entregar migajas para que los tibios crean que están bien donde están, que no necesitan hacer cambios porque mejor les va si siguen viviendo como estaban. Cada vez que un creyente pretende hacer un cambio en su vida para acercarse a Yahweh (y sobre todo en el caso de cada nuevo creyente), el enemigo mueve cielo y tierra en su contra. Pero si la persona, en lugar de persistir, retrocede, haSatán le permite inclusive mejorar, para convencerla de que está haciendo lo correcto. Estas personas no tienen sal.
Feliz el hombre que persevera bajo la prueba; porque, cuando haya pasado la prueba, recibirá la corona de vida que Elohim ha prometido a los que lo aman. Yaakov 1:12
Muchos de nosotros podemos testificar que necesitamos ser salados en muchos ámbitos de nuestras vidas. Necesitamos aplicar la sal del Nuevo Pacto a cada esfera de nuestra vida, para entregar ese sacrificio vivo bien salado, y para ser preservados. Sólo si tenemos sal podremos andar por este mundo. Sin la sal, no tenemos el pacto.
Todos debemos ser salados. No podemos ir a Elohim sin sal. La sal es la sal del pacto eterno de Elohim. En más de una ocasión, el Tanaj nos exhorta a recordar la sal del pacto de Elohim:
Sazonarás con sal toda ofrenda de comida tuya; no omitirás de tu ofrenda de comida la sal de tu alianza con Elohim; con toda ofrenda tuya debes ofrecer sal. Vayikra 2:13
La sal usada en la mezcla del incienso está relacionada con la sal del pacto de Elohim. Este es el punto principal: si queremos experimentar la vida creyente de una manera fina, debemos ver que nuestra oración debe ser totalmente salada.
La Sal Del Madero Aplicada A Nuestra Oración
¿Cuál es elemento que nos sala? Este elemento es el madero. La venida de Elohim a nosotros no depende de la operación cotidiana del madero. Por el contrario, Su venida se hace totalmente en el aceite, en el Ruaj, y por completa gracia. No obstante, nuestra ida a Elohim requiere el madero, y esa es nuestra parte. El Adón Yahshua nos dio esa orden clara, más de una vez:
Les decía entonces a todos: "Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su madero cada día y sígame". Luka 9:23
Y el que no carga con su madero y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Luka 14:27
Necesitamos el madero continuamente. La sal del pacto representa el madero de Mashiaj, Su muerte aniquiladora que produce Vida en resurrección. Debemos experimentar la muerte aniquiladora de Mashiaj en nuestra oración para poder experimentar la resurrección en nueva vida. Puede parecer una contradicción, pero en verdad se trata de eliminar nuestro viejo hombre para vivir en el nuevo hombre. La sal del pacto está en el nuevo hombre, no en el viejo. Cuanto más crecemos y nos libramos del viejo hombre, clavándolo cada día en el madero, más crece nuestro nuevo hombre. Sacrificamos la carne del viejo hombre y ofrecemos ofrendas vegetales en el nuevo hombre.
Puedo testificar que he adquirido experiencia al respecto. No puedo orar con una motivación, intención y corazón impuros. Tampoco puedo orar con un ruaj manchado por algún prejuicio. Si deseo orar, mi ruaj debe estar libre de prejuicios y mi motivación e intención deben ser puras, porque de lo contrario, ni siquiera consigo entrar en mi ruaj; estoy en mi carne. Creo que muchos han experimentado lo mismo más de una vez, esos momentos en los que nuestra oración es muerta, o en la que la oración de otros hermanos tampoco nos alcanza. Debemos tener siempre la sal del Nuevo Pacto aplicada sobre nosotros. Un pacto de sal implica que ambas partes cumplen lo combinado, y cuando no cumplimos, somos "cortados", perdemos nuestra conexión.
Muchos ni siquiera se dan cuenta de cuán muertas son sus oraciones. Insistir en hacer las cosas a nuestra manera termina endureciéndonos, y hasta convenciéndonos de que estamos dando un buen servicio, pero sin la sal del pacto, que nos recuerda que debemos cargar nuestro madero a cada día y usarlo como altar de sacrificio, no hay una correcta conexión. Y todos fallamos tan rápido como en transgredir el primer mandamiento, dejando a Yahweh para último momento, dándole las sobras y no las primicias, pidiéndole cosas en vez de ser sus sacerdotes. No necesitamos robar o matar para ser pecadores; simplemente no poner al Padre encima de todas las cosas es nuestra peor transgresión.
Todos saben que es muy difícil orar si cometen pecados. Pero gloria a Elohim, en ese caso nos cuesta porque el Ruaj nos acusa para que nos arrepintamos. Esa es Su misericordia. No obstante, en la medida en que crezcamos en Elohim y alcancemos un nivel más elevado en la vida espiritual, nos daremos cuenta de que el menor prejuicio en nuestro ruaj puede impedir una oración genuina. El pecado no es lo único que entorpece su oración. El MENOR PREJUICIO en nuestro ruaj puede constituir un impedimento para la oración. Quizá puedan orar con un prejuicio en su ruaj, pero en su interior se darán cuenta de que de su oración no va conforme al deseo de Elohim. No me atrevo a afirmar que Elohim no contestará la oración de un ruaj manchado por un prejuicio, pero puedo asegurar que no es la clase de oración que Él anhela.
Sé también que esta oración no tiene un aroma agradable para Él. Por el contrario, el olor de esta clase de oración le resulta muy agresivo. A menudo nuestra oración ha sido francamente ofensiva y desagradable para el olfato de Elohim. Creo que los santos experimentados pueden confirmar esta palabra con un amén. Saben por experiencia que la oración procedente de motivos impuros o de prejuicios en nuestro ruaj es agresiva para Elohim.
Debemos cargar nuestro madero y ser salados todo el tiempo a fin de que nuestras oraciones suban bien llenas de esta sal que nos preserva de nuestro contacto con la muerte diario, en el mundo y en nuestro viejo hombre.