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CLE02 117

El Tiempo Que Moshe Pasó Con Yahweh

El Tiempo Que Moshe Pasó Con Yahweh 01

 

El capítulo 34 de Shemot no es fácil de entender. Después de leer todo este capítulo, tal vez no entendamos su contenido porque abarca muchos puntos, a primera vista diferentes y desconectados. Por lo tanto, quisiera empezar este mensaje señalando dos asuntos que nos pueden ayudar a entender este capítulo.

 

El primer asunto que quiero que recordemos es éste: nosotros, los creyentes del B'rit Hadashá, debemos darnos cuenta (y enseñar a otros a ver) que el Tanaj contiene los tipos, las figuras, y las sombras de las cosas divinas y espirituales que fueron reveladas en el B'rit Hadashá. No se puede entender uno sin el otro. El Tanaj sin el B'rit Hadashá no pasa de un manual de instrucciones, y el B'rit Hadashá sin el Tanaj es un artefacto que no sabemos utilizar porque no tenemos esas instrucciones. Lo divino y lo espiritual son algo misterioso, que va más allá de nuestra mente natural. No obstante, podemos entender estos asuntos divinos, espirituales y misteriosos por las tipologías, figuras, y sombras en el Tanaj. Con todo, aún así existe un problema: podemos leer todas los tipos, figuras y alegorías del Tanaj y tener dificultades para ver el significado de estas cosas.

 

Si queremos conocer el significado de las tipologías del Tanaj, debemos entender que este relato en el Tanaj no es simplemente la historia de un pueblo antiguo. Este relato se relaciona también con nosotros, porque son cuadros que debemos aprender a leer. Por lo tanto, cuando leemos el Tanaj, estamos leyendo algo relacionado con nosotros y no solamente algo acerca de los hijos de Yisrael. No deberíamos leer el libro de Shemot como si fuera una simple historia. Necesitamos aprender a ver esto claramente para poder ayudar a tantos hermanos que han permanecido en terrible ceguera durante sus vidas. Debemos vernos a nosotros mismos en este libro. El libro de Shemot no relata solamente la historia de un pueblo antiguo; también es nuestra historia. Es la historia de nuestra vida creyente presente. Además este libro tipifica muchas cosas espirituales y divinas relacionadas con nuestra experiencia creyente. Es muy importante que nos demos cuenta de eso.

 

Segundo, al considerar este capítulo 34 de esta manera, debemos ver también que presenta una plena restauración del pacto quebrantado. Esta es la razón por la cual este capítulo repite muchas cosas que vimos anteriormente. El capítulo 34 de Shemot es un capítulo repetitivo, porque repite lo que Elohim ha dicho anteriormente. Casi todo lo que contiene este capítulo es repetitivo.

 

El pacto que Elohim había hecho con Su pueblo durante la primera estancia de Moshe con Él en el monte había sido quebrantado. Las dos tablas del testimonio, las cuales representaban este pacto, fueron quebradas y desechadas. Este pacto no fue quebrantado por Elohim, quien dio la ley, sino que fue quebrantado por el pueblo. Hemos visto que si no hubiera sido por Moshe, todo se hubiera acabado allí con el quebrantamiento del pacto. La relación especial que mantenía Elohim con Su pueblo hubiera sido gravemente perjudicada, pero lo que realmente tenemos aquí es una sombra de que, SI MASHÍAJ NO HUBIERA INTERVENIDO PARA TRAER LA SOLUCIÓN, LA HUMANIDAD HUBIERA TENIDO QUE SER DESTRUIDA COMO PRECIO POR SU PECADO. Afortunadamente este compañero de Elohim conocía el corazón de Yahweh, y él sabía que Elohim no abandonaría jamás Su propósito para con los hijos de Yisrael, de la misma manera en que tampoco abandonaría su creación. Moshe sabía que Elohim tenía un propósito y una intención muy firmes, y que nadie podría impedir la realización de Su deseo.

 

Para mantener Su posición, Elohim necesitaba un compañero, un mediador entre Él y Su pueblo. Este mediador podía hacer propiciación en el nombre del pueblo y apaciguar la ira de Elohim en esta situación. Ya hemos visto que Moshe se presentó a Elohim como mediador, como tipo de Yahshua. En esta ocasión, todas las palabras de Moshe estaban relacionadas con lo que se encontraba en el corazón de Elohim. Por esta razón, Elohim respondió a la petición de Moshe y se la concedió, y así Yahweh fue "apaciguado".

 

Sin embargo, aún después de eso, el pacto quebrantado necesitaba ser restaurado. Las tablas que representaban el pacto original habían sido quebradas. Ahora este pacto quebrantado debía ser restaurado para normalizar la situación entre Elohim y Su pueblo. Por lo tanto, el capítulo 34 está relacionado con la restauración del pacto quebrantado.

 

Yahweh le dijo a Mosheh: "Labra tú mismo dos tablas de piedra como las primeras, y yo escribiré sobre estas tablas las mismas palabras que había en las primeras tablas que quebraste". Shemot 34:1

 

El Adón tenía el terreno para hablar de esta manera a Moshe porque Él había sido apaciguado y porque Moshe había hecho propiciación en nombre del pueblo. Moshe no fue el autor de la propuesta en Shemot 34:1, fue Elohim mismo. Él no le dijo a Moshe que le concedería sus deseos, simplemente comenzó a hablar acerca de cómo continuar las cosas. La propiciación que hizo Moshe por el pueblo tenía mucho significado a los ojos de Elohim. Sin esta propiciación, Elohim no hubiera tenido el terreno para recobrar el pacto quebrantado. Pero más importante aún, esto era un tipo de la salvación que Yahshua traería a la humanidad. Este pacto quebrantado es símbolo del pacto de obediencia que quebrantaron Adam y Javá, y todo es para traer de regreso no sólo a una infinitésima parte de la humanidad, una pequeñísima nación (y mucho menos para que ella gobierne sobre los demás despóticamente, como si hubiera hecho algo para merecerlo), sino a TODA LA CREACIÓN.

 

 

"Prepárate para mañana, y por la mañana sube al Monte Sinay y preséntateme allí, en la cumbre del monte". Shemot 34:2

 

Era necesario que Moshe subiera a la cumbre del monte para reunirse con Elohim. El Adón no podía bajar donde se encontraba Moshe. La cumbre del monte fue el lugar de reunión para Elohim y Moshe, por eso el Adón subía siempre al monte a orar, a encontrarse con el Padre. La reunión en la cumbre del monte significaba que Moshe subía y que Elohim bajaba, y que ambos se encontraban en un punto intermedio.

 

"Nadie más subirá contigo, y a nadie más deberá verse en alguna parte del monte; ni rebaños ni las manadas pastarán al pie del monte". Así que Mosheh labró dos tablas de piedra, como las primeras, y temprano en la mañana subió al Monte Sinay, como Yahweh le había ordenado, llevando consigo las dos tablas de piedra. Yahweh bajó en una nube; estuvo con él allí, y proclamó el nombre Yahweh. Shemot 34:3-5

 

En estos pasukim, vemos que Moshe subió al monte Sinay y que Elohim bajó allí. Por lo tanto, para Moshe, se trataba de subir, y para Elohim, eso fue un asunto de bajar.

 

Si leemos detenidamente el capítulo 34, veremos que Elohim no le pidió claramente a Moshe que se reuniera con Él en la mañana del siguiente día. Elohim le pidió simplemente que él subiera "por la mañana". Eso debe de referirse a la mañana siguiente para Moshe, es decir, la mañana del siguiente día.

 

Las prescripciones de Elohim en el pasuk 3 indican que todos nosotros necesitamos un tiempo para tomar contacto con Él a solas. Todos necesitamos un tiempo para reunirnos con Elohim en privado. En este tiempo a solas con Elohim, no debemos traer a nadie ni a nada. Cuando nos presentamos delante de Elohim temprano por la mañana, debemos estar solos, tener nuestro tiempo privado personal con Él. Debemos dejar atrás nuestro esposo o esposa. Pero cuando se trata de reunirse con Elohim en la cumbre del monte, un hermano debe dejar a su esposa al pie del monte, y viceversa. Cuando nos reunimos con Elohim de esta manera, debemos olvidarnos de todo y de todos.

 

Cuando nos toca reunirnos con Elohim a solas, debemos ser liberados de todas nuestras necesidades. Moshe no se llevó nada de comer ni de beber; no tenía nada sobre lo cual podía recostarse. Esto indica que cuando estamos con Elohim, no debemos preocuparnos por la comida, la bebida o el sueño. En realidad, no queda tiempo para tales cosas. Cuando nos reunimos con Elohim a solas, debemos ser liberados de todo: de nuestros parientes, posesiones, y aún de nuestras necesidades. En este sentido, Moshe estaba libre cuando subió a la cumbre del monte para reunirse con Elohim temprano por la mañana.

 

Reunirnos con Elohim por la mañana no significa solamente reunirnos con Él temprano en el día; significa también que debemos reunirnos con Elohim para llenarnos de luz. Debemos reunirnos con Elohim a la salida del sol, no en la puesta del sol. La entrada del tabernáculo y del templo estaba orientada hacia el oriente, hacia la salida del sol (27:13-15). La luz debe presidir nuestro camino.

 

"Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto". Mishlei 4:18

 

Nuestra senda debe orientarse hacia la salida del sol, y no hacia la puesta del sol.

 

Nadie más debía subir al monte junto con Moshe esta vez, ni siquiera al pie del monte, ni hombres ni animales. A Moshe no se le permitió traer ni a Yahoshua, ni a Aharón, ni a nadie. Él debía presentarse sólo ante el Adón. Esto significa que cuando Moshe subió al monte para reunirse con Elohim, él no se llevaría a nada ni nadie, excepto las tablas de piedra y él mismo. Así también, cuando Yahshua completó su obra entregándose como el sacrificio perfecto, "subió al monte" (ascendió y fue resucitado) sin llevar nada más que su propia persona, y recibió las prerrogativas que le permitieron entregar el Nuevo Pacto a los hombres. El primer pacto había sido quebrantado por Adam y Javá (no por los yisraelitas, como nos han enseñado erróneamente), y era necesario uno nuevo para traer salvación.

 

 

El Tiempo Que Moshe Pasó Con Yahweh 02

 

La primera vez que Moshe bajó del monte trayendo las tablas, el pueblo acababa de quebrantar el pacto. Esto es figura de lo que sucedió en el huerto del Eden. El Adón no estaba en el momento de los acontecimientos, sino que bajó después. Él estaba como Moshe, "en el monte", preparando el acuerdo de la alianza que sería establecida con el hombre, pero éste cayó antes. Entonces, después de "moler el becerro de oro y dárselo a beber al hombre" (es decir, después de declarar la sentencia del juicio sobre la mujer, el hombre y la serpiente), Moshe como tipo de Yahshua volvió a subir al monte, para recibir una segunda ley. Esta vez, y "por causa de las transgresiones", fueron siendo agregados más pasos. El hombre no estaba preparado para recibir la bendición completa y plena (además de que era imposible porque Yahshua aún no había venido corporalmente para convertirse en el sacrificio vivo y así, en el Ruaj vivificante), y debía pasar por etapas. Esa segunda ley que Moshe trajo a los yisraelitas AÚN ESTABA ESCRITA EN TABLAS DE PIEDRA, que son los corazones humanos. Por ese motivo esta ley tuvo que ser dada a los hombres, "añadida" externamente, porque aún no habían recibido los corazones de carne. Aún así, el rostro de Moshe resplandecía cuando bajó del monte.

 

Yahweh proclamó Su Nombre, que es Su gloria:

 

Yahweh bajó en una nube; estuvo con él allí, y proclamó el nombre Yahweh. Yahweh pasó delante de él y proclamó: "¡Yahweh! ¡Yahweh! Un Elohim compasivo y benévolo, lento para la ira, abundante en bondad y fidelidad, que extiende la bondad hasta la milésima generación, que perdona la maldad, la transgresión, y el pecado; pero que no exime de castigo, sino que visita la maldad de los padres sobre los hijos y los hijos de los hijos, sobre la tercera y la cuarta generación". Shemot 34:5-7

 

Después de estas palabras de Moshe, Elohim siguió hablando con él. A Moshe no le tocaba hablar; era más bien el tiempo para el hablar de Elohim. Moshe fue infundido, no por su hablar con Elohim, sino por el hablar de Elohim con él.

 

Cuando nos reunimos con Elohim a solas temprano por la mañana, no deberíamos hablar demasiado. Por el contrario, debemos permitir que Elohim nos hable. Si hablamos demasiado en nuestra reunión con Elohim, no seremos avivados. Elohim nos aviva por medio de Su hablar, no del nuestro, ni de nuestros pensamientos o sentimientos.

 

Al principio de este capítulo, Elohim le dijo a Moshe que Él "escribiría sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras", pero en lugar de hacer eso, Elohim primero le habló a Moshe acerca de muchos otros asuntos. Elohim escribió efectivamente sobre las tablas "las palabras del pacto, las Diez Palabras" (pasuk 28), hacia el final de su larga conversación con Moshe. Esto indica que la intención de Elohim no consistía esencialmente en escribir los diez Mandamientos sobre las dos tablas de piedra. La carga principal de Elohim consistía en hablar con Moshe acerca de lo que abarca este capítulo desde el pasuk 10 hasta el 27. Estos pasukim relatan una conversación larga entre Elohim y Moshe, la cual abarca muchos puntos, PERO NO LAS TABLAS DE LA LEY. Estos pasukim no hacen ninguna mención a los diez mandamientos.

 

Yahweh primero cumplió el deseo de Moshe de "verlo", aún cuando no fuera de forma plena, porque ese era también el deseo de Su propio corazón. Esa experiencia hizo que Moshe cayera por tierra en adoración. Ese es el efecto que produce en el hombre la verdadera presencia de Yahweh: nos hace caer por tierra para alabarlo y adorarlo. Sin embargo, Moshe no se permitió deleitarse únicamente él, sino que en ese momento tan glorioso, actuó como tipo de nuestro Adón, intercediendo por el pueblo caído. Esto nos muestra cómo debemos interceder por los demás: DESPUÉS DE HABERLO ALABADO Y GLORIFICADO. Esto implica, por supuesto, que antes nos hemos limpiado y purificado, que nos hemos lavado y vestido, y que nos hemos alimentado de Mashíaj como la carne y el pan, todo bajo Su Luz, entonces podemos llegar al altar del incienso a presentar nuestra intercesión. Tenemos que aprender a seguir los pasos correctos, no para realizar rituales legalistas y estáticos, sino para que el fluir del Ruaj tenga una vía libre, directa y correcta. Después de haber realizado todas estas cosas, de haberle presentado el Mashíaj que hemos disfrutado, el corazón de Yahweh está inclinado a escuchar nuestros pedidos, QUE SON SU DESEO:

 

Mosheh se apresuró a postrarse hasta el suelo en homenaje, y dijo: "Si he ganado tu favor, oh Yahweh, te ruego, que Yahweh vaya en nuestro medio, aun cuando sea este un pueblo testarudo. Perdona nuestra maldad y nuestro pecado, y acéptanos como tu herencia". Shemot 34:8-9

 

Yahweh proclamó su Nombre en primer lugar, y luego atendió el pedido de su siervo Moshe, tipo de Yahshua ha Mashíaj. Después de proclamar Su nombre, Elohim prosiguió:

 

Él dijo: Mira, yo hago una alianza: Delante de todo tu pueblo haré tales maravillas como no se han producido en toda la tierra ni en ninguna nación; y todo el pueblo que está contigo verá cuán tremendas son las obras de Yahweh que yo realizaré para ti. Fíjate bien en lo que te ordeno hoy. Yo expulsaré de delante de ti a los emoritas, los kenaanitas, los jititas, los perezitas, los jiwitas, y los yevusitas. Shemot 34:10-11

 

Aquí Elohim promete obrar maravillas delante del pueblo, y estas maravillas se cumplirán con una meta específica: llevar a Su pueblo a la buena tierra. Todas las acciones de Elohim para con los hijos de Yisrael, cuando les dio el maná o cuando venció a sus enemigos, tenía un propósito: llevarlos a la buena tierra, introducirlos en Su Reposo, que es Mashíaj. La buena tierra constituía la meta de Elohim.

 

Elohim deseaba que Su pueblo entrara en la buena tierra para conseguir finalmente un templo en la tierra. Este templo iba a ser el testimonio de Elohim y estaba destinado a Elohim y también a Su pueblo. Mientras Elohim tuviese el templo como su testimonio en la tierra, la situación con Su pueblo sería buena. Cuando los yisraelitas tenían una relación adecuada con el templo del Elohim, su condición en el país era favorable. No obstante, cuando esta relación con el templo de Elohim estaba deficiente, ellos se enfrentaban a graves dificultades. Finalmente perdieron el templo y el país.

 

Entonces, al obrar maravillas por Su pueblo, Elohim tenía una meta precisa: llevarlos a la buena tierra. En tipología, esto indica que Elohim hace maravillas por nosotros y con nosotros, con la intención de llevarnos a Mashiaj. El Tanaj nos muestra que a los hijos de Yisrael no les resultó fácil entrar en la buena tierra. Exteriormente estaban frustrados por las circunstancias y los enemigos; interiormente algunas cosas les frustraban. Esto explica por qué necesitaron cuarenta años para entrar en la buena tierra. Hoy aún nos resulta difícil a nosotros entrar en Mashiaj. ¿Cuántos de nosotros han entrado en Mashiaj en su experiencia? Algunos afirmarán que todos estamos en Mashiaj. Por supuesto, esto es cierto doctrinal y objetivamente. Pero ¿cuánto de Mashiaj están todos disfrutando día tras día? No se trata de ESTAR en Mashíaj simplemente, SINO DE DISFRUTARLO Y VIVIRLO.

 

 

Nuevas Advertencias Acerca De La Idolatría

 

Las maravillas de Elohim sirven para un sólo propósito: llevar a Su pueblo a la buena tierra para la edificación del templo. Elohim le dijo a Moshe que él llevaría al pueblo a la buena tierra. El tomaría cuidado de las necesidades de ellos y vencería a todos los enemigos. El haría todo lo necesario para llevar a los hijos de Yisrael a la buena tierra.

 

Luego Elohim prosiguió y dio una advertencia acerca del tropiezo de la idolatría:

 

Cuídate de no hacer alguna alianza con los habitantes del país contra el cual estás avanzando, no sea que resulten una trampa en tu medio. Debes derribar sus altares, romper sus pilares, y cortar sus postes sagrados; porque no debes adorar a ningún otro elohim, pues Yahweh, cuyo nombre es Celoso, es un Elohim celoso. No debes hacer una alianza con los habitantes del país, porque cuando ellos se apasionen tras sus deidades, y sacrifiquen a sus deidades y los inviten a ustedes, ustedes comerán de sus sacrificios. Y cuando ustedes tomen de entre las hijas de ellos esposas para sus hijos, las hijas de ellos se apasionarán tras sus deidades y provocarán que los hijos de ustedes se apasionen tras las deidades de ellas. Shemot 34:12-16

 

En el pasuk 17, Él Adón reitera esta advertencia:

 

No se harán deidades fundidas. Shemot 34:17

 

En estos pasukim Elohim parece decir: "Cuídate del tropiezo de la idolatría en la tierra de Kenaán, toda esta tierra está llena de ídolos. Después de entrar en esta tierra, corres el riesgo de tropezar por la idolatría pagana".

 

Esta advertencia no se dirige solamente a los hijos de Yisrael; se aplica a nosotros también. Existen muchos ídolos entre el pueblo de Elohim hoy en día. Estos ídolos lo preocupan y lo mantienen alejado del deleite de Mashiaj. Cualquier cosa se puede convertir en un ídolo para nosotros. Muchos creyentes están totalmente absorbidos por cosas, asuntos y personas que no son Mashiaj mismo. Me voy a referir al uso del celular para ilustrar eso. Algunos santos pretenden que están demasiado ocupados para orar o estudiar. No obstante, pasan mucho tiempo usando el celular. El uso del celular se ha convertido en un ídolo para ellos.

 

Un ídolo es todo lo que nos aleja del deleite de Mashiaj como nuestra buena tierra. Esto significa que cualquier cosa, asunto o persona que nos preocupe o que nos mantenga alejados del pleno deleite de Mashiaj constituye un ídolo.

 

Quiero que se vea bien clara la tipología. Mashíaj es la buena tierra en la cual debemos entrar (el nuevo hombre que recibimos y debemos hacer crecer), PERO TODAVÍA TENEMOS QUE TRABAJAR Y LUCHAR MUCHAS BATALLAS PARA CONQUISTAR ESA TIERRA. El cristianismo ha enseñado y enseña a muchos que Mashíaj ya lo hizo todo, y eso es verdad en cuanto a que SU CUMPLIMIENTO PERFECTO DE LA LEY ABRIÓ LA PUERTA PARA QUE MUCHOS ENTRÁRAMOS, pero la salvación es sólo la puerta de entrada. La buena tierra representa el camino de salvación que debemos recorrer para llegar a la meta final, que ahora sólo se dará después del Milenio, después del juicio final. Por el contrario, el desierto simboliza también el camino de la santificación, PERO SIN MASHÍAJ. Por así decir, el desierto es la Era de Pésaj y la buena tierra es la Era de Shavuot. El Milenio es la Era de Sukot, en la cual entraremos, para finalmente alcanzar el fin y pasar a la eternidad, si podemos pasar a través del fuego de la ley de Yahweh.

 

Entonces, atravesar el desierto son los primeros pasos de la vida del creyente recién nacido, en el cual el creyente comienza a aprender a cortar con su carne (Amaleq) y ser alimentado por el maná del cielo y el agua viva, además de recibir las instrucciones para levantar el Tabernáculo personal, a fin de ayudar a levantar el Tabernáculo corporativo en la siguiente etapa. Esta es la Era de Pésaj, con todos sus simbolismos, que nos conducen a la siguiente etapa, la Era de Shavuot y la buena tierra, en la cual aún deberemos luchar muchas batallas, PERO ESAS NO DEBERÁN SER EN NUESTRAS FUERZAS, SINO A TRAVÉS DE NUESTRO MASHÍAJ INTERIOR. También lucharemos contra la carne y los enemigos externos, pero la lucha aquí será realizada en nuestro hombre interior. No se trata de una tierra externa ni física, sino de nuestra tierra interior, nuestro nuevo hombre. Si hacemos esto EN MASHÍAJ y no en nosotros mismos, en nuestras fuerzas y en nuestra carne, estaremos preparándonos para entrar en SU REPOSO en mayor plenitud en la Era de Sukot. Ninguna de las primeras dos eras es plena en nada, separarlas es perder las instrucciones para trabajar en LA MISMA OBRA DEL MISMO AUTOR, y ninguna de las dos tiene plenitud, porque son etapas previas aún a la tercera, la Era de Sukot. La perfección COMPLETA Y CABAL sólo llegará en la eternidad, después de esta semana de milenios:

 

Y a la santa ciudad, la nueva Yahrushalayim, la vi descender del cielo de parte de Yahweh, preparada como una novia adornada para su esposo. Hitgalut 21:2

 

 

La historia del Tanaj nos muestra que muchas guerras y batallas en las cuales estuvieron involucrados los hijos de Yisrael se debían al hecho de que ellos tenían ídolos. Aquellas guerras no son luchas por conquistar pedazos de tierra, son tipos y figuras de nuestra lucha interior contra todo lo que procura impedir que vivamos en Mashíaj y hagamos crecer nuestro nuevo hombre, la buena tierra. Si queremos habitar la buena tierra, TENEMOS QUE CONQUISTAR EL ESPACIO QUE EL VIEJO HOMBRE HA USURPADO DURANTE TODA NUESTRA VIDA, A FIN DE QUE EL NUEVO CREZCA. Gloria al Padre que esta lucha ya no la hacemos como la primera parte, en el desierto, sino en nuestra buena tierra, en nuestro nuevo ruaj.

 

Cada vez que el pueblo de Elohim tenía ídolos, los enemigos venían y los atacaban. Todos deseamos llevar una vida victoriosa hoy en día, una vida kadosh, una vida espiritual. No obstante, muchos creyentes experimentan el fracaso por tener ídolos. En realidad, si tenemos ídolos, o sea, cosas que nos preocupan y nos mantienen alejados de Mashiaj, ya hemos perdido la batalla contra el enemigo. Sencillamente ya no disponemos de los medios para pelear. Elohim no tiene ningún problema en llevarnos al pleno deleite de Mashiaj, pero el pueblo de Elohim sigue con el problema de la idolatría, algo que quedó reflejado en las luchas nunca acabadas de los hijos de Yisrael, lo que los llevó a experimentar lo que Yahweh profetizó que les sucedería si se iban en pos de otros dioses. Por lo tanto, al principio de un capítulo acerca de la restauración del pacto quebrantado, Elohim declara que Él haría todo lo necesario para llevar a Su pueblo a la buena tierra, pero también señala el peligro de la idolatría. Elohim parece decir: "Tengo la plena capacidad de llevarlos a la buena tierra, pero la idolatría anulará su deleite de la tierra. Destruirá todo lo que Yo les daré".

 

Elohim ha obrado muchas maravillas por Su pueblo. Sin embargo, la experiencia de los creyentes testifica que mucho de lo que Elohim ha hecho fue anulado o destruido por los afanes de este mundo, por la idolatría. ¿Cuántos creyentes disfrutan a Mashiaj? Muchísimos creyentes tienen un conocimiento raquítico del deleite de Mashiaj. Otros tal vez tengan un mayor conocimiento. Pero una cosa es conocerlo, y otra cosa muy distinta es tener el deleite de Mashiaj.

 

Muchos de nosotros hemos estado alejados del deleite de Mashiaj por varias clases de preocupaciones. ¿Por qué pasamos tanto tiempo en cosas que no nos edifican? Normalmente, porque estamos "enchufados", de una u otra forma, en mayor o menor medida, a este sistema satánico. Nos auto-convencemos de que "tenemos el derecho" de dedicar un tiempo sólo a nosotros, para "desconectarnos" de todas las tareas que hemos realizado, para "descansar", sin darnos cuentas de que EL DESCANSO EN YAHWEH ES OTRA COSA, QUE NOS DA FUERZAS JUSTAMENTE CUANDO NOS SENTIMOS CANSADOS:

 

Él da fuerzas al cansado, fresco vigor al agotado. Los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen; pero los que confían en Yahweh renovarán sus fuerzas como las águilas echan nuevas plumas: correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. YeshaYah 40:29-31

 

Hay veces en las que simplemente no sentimos apetito por comer cierta comida, y preferimos otra. Así también es con nuestro alimento espiritual. Si decimos que nuestro reposo incluye no sólo descansar del mundo sino también descansar de Él, estamos diciendo que PREFERIMOS OTRO ALIMENTO. Él no es nuestro reposo, ni nuestra comida, ni nuestro refrigerio, así de simple.

 

Otros pasarán mucho tiempo leyendo una revista o un libro, o viendo películas, pero se cansan fácilmente cuando leen las Escrituras. Algunos afirman que sencillamente no sienten ganas de leer las Escrituras ni desean hacerlo. Desafortunadamente esta es la situación de muchos. No tienen el deseo de adorar a Elohim, porque su deseo consiste en adorar un ídolo. De manera espontánea e inconsciente, ellos cuidan a sus ídolos en vez de luchar contra ellos. Por eso, su tierra interior está llena de "espinos y abrojos", porque ese es el producto de nuestra vieja tierra, nuestro viejo hombre.

 

 

En Shemot 34:12-17, la advertencia de Elohim acerca de la idolatría era en realidad una repetición de los primeros tres mandamientos. Por el lado positivo, estos mandamientos están relacionados con Elohim; por el lado negativo, están relacionados con la idolatría. La idolatría involucra el hecho de tener otro Elohim. Practicar la idolatría consiste en hacer una imagen (MATERIAL O MENTAL) y luego servirla y adorarla. La idolatría incluye también el hecho de tomar el nombre de Elohim en vano.

 

Más adelante en este capítulo, Elohim habló del cuarto mandamiento, respecto a la observancia del día del shabat. Por lo tanto, este capítulo abarca cada uno de los cuatro primeros mandamientos, los cuales están relacionados con Elohim. No obstante, en esta palabra de repetición y advertencia, no se reiteran los seis mandamientos acerca de nuestra relación con los demás. El trabajo de nuestra tierra interior es para nuestra relación con el Padre a través de Hijo. Los frutos de este crecimiento son los que servirán para la edificación corporativa. Quien no tiene la base de ese crecimiento interior, no podrá ser capaz de unirse corporativamente al Cuerpo DE MANERA REAL, CONCRETA Y EFICAZ.

 

Espero que todos quedemos impresionados con el hecho de que Elohim ha prometido hacer todo lo necesario para llevarnos a buena tierra, al Mashiaj que lo incluye todo para nuestro deleite, pero debemos hacer caso a esta advertencia acerca de la idolatría. Por una parte, Elohim nos introducirá en Mashiaj, y por otra, Él condena la idolatría.

 

 

La Luz Del Mediador

 

Y estuvo allá con Yahweh cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua; y escribió en las tablas los términos de la Alianza, las Diez Palabras. Así que Mosheh bajó del Monte Sinay. Y cuando Mosheh bajaba del monte portando las dos tablas de la Alianza, Mosheh no se dio cuenta de que la piel de su cara estaba radiante, por haber hablado con Él. Shemot 34:28-29

 

Vemos que después de escribir las palabras del pacto sobre las tablas, Elohim mandó a Moshe al pie del monte. Elohim deseaba que Su pueblo lo disfrutara a Él, pero la intención de Moshe se limitaba en llevar los mandamientos al pueblo. Creo que Moshe estaba muy feliz al bajar el monte. El sabía que ya no habría otro becerro de oro. El pasuk 29 declara que Moshe no sabía que la piel de su rostro resplandecía. Elohim se había infundido en Moshe, pero Moshe no se daba cuenta de que su rostro resplandecía. Quizá su corazón estaba lleno de pensamientos acerca de los diez mandamientos escritos en las dos tablas de piedra y ni siquiera se preocupó por la impartición de Elohim.

 

"Por haber hablado con Él". El rostro radiante de Moshe no era sino un reflejo de la gloria divina:

 

Y si la alianza que administraba muerte, grabada con letras sobre piedras, vino con tal gloria que los hijos de Yisrael no podían fijar la vista en el rostro de Mosheh a causa de la gloria de su rostro, que se desvanecía, ¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del Ruaj? Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia. Porque lo que había sido glorioso no es glorioso en comparación con esta excelente gloria. Porque si lo que se desvanecía era glorioso, ¡cuánto más excede en gloria lo que permanece!

Así que, ya que tenemos tal esperanza, actuamos con mucha confianza; no como Mosheh, que se puso un velo en el rostro para que los hijos de Yisrael no se fijaran en el fin de aquello que era pasajero. Pero sus mentes quedaron embotadas; porque hasta el día de hoy, cuando leen la antigua alianza, el mismo velo sigue puesto, porque sólo se quita por medio del Mashíaj. Aún hasta el día de hoy, cada vez que leen a Mosheh, el velo está puesto sobre la mente de ellos. Pero cuando se conviertan al Adón, se les quitará el velo.

Porque Yahweh es el Ruaj; y donde está el ruaj de Yahweh, allí hay libertad. Por eso, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria de Yahweh, nos vamos transformando, cada vez con mayor gloria, en su misma imagen, mediante el ruaj de Yahweh.

Qorintiyim Bet 3:7-18

 

De manera similar, en ocasión de la transfiguración, la divinidad se dejó traslucir:

 

Allí se transfiguró delante de ellos; su cara resplandecía como el sol, y sus ropas se volvieron blancas como la luz. MattiYah 17:2

 

Y las Escrituras declaran que ésta será la situación de todos los creyentes glorificados:

 

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga. MattiYah 13:43

 

Él transformará nuestro cuerpo de humillación para que tenga la misma forma de su cuerpo de gloria, según la operación de su poder, para sujetar también a sí mismo todas las cosas. Filipiyim 3:21

 

Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla con fuerza. Hitgalut 1:16

 

En la ocasión anterior en la que Moshe había estado con Elohim, no quedó en su rostro ninguna marca visible de la presencia divina (Shemot 24:12-18). Esta diferencia se debió, al menos en parte, al hecho de que desde su primer ascenso Moshe había pasado por una terrible prueba, y de esa amarga experiencia había salido como un mejor hombre, más puro y más apto para la íntima comunión con su Elohim, y en parte a que el pueblo ahora estaba arrepentido y no era rebelde.

 

Al rehusar ser el único progenitor de un pueblo a quien Elohim se proponía adoptar en lugar del inicuo Yisrael (Shemot 32:10), y al ofrecerse a sí mismo en expiación por las transgresiones del pueblo (Shemot 32:32; Yahanan 15:13), había manifestado un ruaj de suprema abnegación. Desde esa ocasión persistió en la intercesión de todo corazón y desinteresada en favor de sus compatriotas (Shemot 33:12-16). Moshe había alcanzado una intimidad con Yahweh tal que Elohim le permitió el privilegio exclusivo de ver la gloria del Creador (Shemot 33:18-23; 34:5-8). No es de maravillarse que su rostro resplandeciese luego de tal experiencia. Indudablemente Shaúl tuvo en cuenta a Moshe cuando escribió Qorintiyim Bet 3:18.

 

El que está lleno del Ruaj de Elohim refleja el glorioso carácter del Eterno. De los que viven cerca de Elohim mana una influencia que, aunque pase inadvertida para ellos como ocurrió con Moshe, tiene un marcado efecto sobre otros.

 

La etimología de la palabra para luz y piel en hebreo es muy similar, de hecho las dos se pronuncian igual, "or". Una sola letra es la diferencia en las palabras piel y luz.

 

עור Piel se pronuncia "or"

אור Luz también se pronuncia "or"

 

Antes del pecado, el cuerpo del hombre era más puro y su parte externa no era la piel עור sino la luz אור, al cuerpo no se le ocultaba la luz del alma, "túnicas de luz". Después esa vestidura de Gloria se transforma en piel, y al quedar sin esa vestidura de luz se dan cuenta que estaban desnudos.

 

¿Quién puede hacer que su rostro brille como el de Moshe y el Mashiaj? Los entendidos, los que se acercan a Elohim y su revelación por medio del Mashíaj, como está escrito:

 

"Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad". Daniyel 12:3

 

Cuando Moshe bajó del monte, con las dos tablas de la Torah en su mano, y su rostro lleno de gloria —gloria que los hijos de Yisrael no podían soportar ver, y por eso tapaban su vista a causa del resplandor del rostro de Moshe, su piel (עור) se transformo en luz (אור), pero se reveló A LOS ENTENDIDOS, cuyo fin es dar conocer a toda a la humanidad la gloria de Elohim contenida en el MASHÍAJ. Moshe había visto la Luz del Mashíaj, esa Luz primordial que transfigura la piel en Luz.

 

"En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella". Yahanan 1:15

 

Pero el camino para alcanzar esta luz y esta compresión requiere de una muerte previa a la que sucede la resurrección, con un nuevo nacimiento dentro de un nuevo estado espiritual, y con la muerte diaria de nuestra carne. Y con este nuevo nacimiento, nos volvemos vestir de gloria, en el estado original de Adam, hoy únicamente en los lugares espirituales en los que estamos sentados por la gracia de Mashíaj, mañana, cuando seamos glorificados, tendremos esa piel de luz en plenitud.

 

 

Necesitamos la impartición de Elohim, pero cuando llegamos a las Escrituras, la consideramos como "tablas" y tomamos cada palabra como si fuese un mandamiento que debemos cumplir. Tal vez deseemos recibir mandamientos en lugar de recibir la impartición de Elohim. Ciertamente, nuestra carne quiere eso, porque esa parte ella puede cumplirla sin necesidad de ser muerta. Por ejemplo, durante el avivamiento matutino podemos recibir una palabra viva de las Escrituras, pero esa palabra se puede convertir en mandamiento para nosotros. Si sólo buscamos la "ley" o la regla por detrás de lo que leemos, no recibiremos vida sino muerte. Quizá no nos demos cuenta de que Elohim no desea darnos una palabra de mandamiento; Elohim desea infundirse a Sí mismo dentro de nuestro ser. Si nosotros buscamos la forma de guardar esas cosas en lugar de buscar que Él se infunda en nuestro interior, seremos imitadores de Elohim pero en nuestras fuerzas, y eso equivale a ser usurpadores. Estaremos tratando de "parecernos" con Él, pero eso no pasará de una farsa externa. Muchos creyentes viven esta farsa externa sin darse cuenta de que SI NO MATAN SU CARNE, NADA DE LO QUE HAGAN LES DARÁ VIDA.

 

Por el contrario, a veces podemos salir de un avivamiento matutino o de un momento de oración con un rostro resplandeciente debido a la impartición de Elohim. E inclusive así, tal vez no sepamos que nuestro rostro resplandece porque nos preocupan más los mandamientos que la infusión. Debemos concentrarnos en la Palabra viva, escrita en corazones de carne, y no en la letra muerta, escrita en tablas de piedra. No es por nuestra comprensión mental que Su Palabra se graba en nuestros corazones.

 

 

El Velo Sobre El Rostro De Moshe

 

Aharón y todos los yisraelitas vieron que la piel de la cara de Mosheh estaba radiante; y no se atrevieron a acercársele. Shemot 34:30

 

Moshe no sabía que su rostro resplandecía, pero Aharón y los hijos de Yisrael lo vieron, y este rostro resplandeciente los atemorizaba. Después de reunirse con ellos, Moshe también se dio cuenta de que la piel de su rostro resplandecía.

 

Pero Mosheh los llamó, y Aharón y todos los capitanes en la asamblea regresaron a él, y Mosheh les habló. Más tarde, todos los yisraelitas se acercaron, y él los instruyó en cuanto a todo lo que Yahweh le había impartido en el Monte Sinay. Y cuando Mosheh acabó de hablar con ellos, se puso un velo en la cara. Siempre que Mosheh entraba delante de Yahweh para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y cuando salía les decía a los yisraelitas lo que se le había ordenado, los yisraelitas veían cuán radiante estaba la cara de Mosheh. Mosheh entonces volvía a ponerse el velo sobre la cara hasta que entraba a hablar con Él. Shemot 34:31-35

 

Cuando Moshe volvía con Elohim, él se quitaba el velo. Esto indica que Moshe conversaba con Elohim a cara descubierta. Eso nos recuerda lo que escribe Shaúl en cuanto al hecho de contemplar a Elohim a cara descubierta y reflejarlo mientras estamos transformados a Su imagen:

 

Por eso, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria de Yahweh, nos vamos transformando, cada vez con mayor gloria, en su misma imagen, mediante el espíritu de Yahweh. Qorintiyim Bet 3:18

 

Eso es también un asunto de resplandor, porque el resplandor es la apariencia de la imagen de Elohim. Hoy en día debemos quitarnos el velo para contemplar y reflejar a Elohim a cara descubierta. Entonces seremos transformados a Su imagen, y eso será nuestro resplandor.

 

Hemos señalado que cuando Moshe se presentó delante de Elohim, se quitó el velo, luego le habló al pueblo y entonces se puso el velo. Esto es así porque, como explica Shaúl:

 

...no como Mosheh, que se puso un velo en el rostro para que los hijos de Yisrael no se fijaran en el fin de aquello que era pasajero. Qorintiyim Bet 3:13

 

Mientras Moshe declaraba la palabra de Elohim a los hijos de Yisrael, él tenía su rostro descubierto. Después de hablar, él se ponía el velo sobre su rostro para que no fijaran la vista en el fin de su ministerio, que se desvanecía. El brillo de Yahweh en el rostro de Moshe iba desapareciendo conforme pasaban las horas del día y Moshe no estaba en la presencia de Yahweh. Por eso éste era un ministerio que "se desvanecía". No era un brillo permanente, como el que podemos tener hoy nosotros, que ya tenemos al Ruaj vivificante en nuestro interior. Moshe no quería que ellos contemplaran el fin de la gloria de su ministerio de la ley. Ver el resplandor desvanecerse equivalía a ver el fin de la ley externa, y no creo que Moshe, a pesar de toda su intimidad con el Padre y el Hijo, tuviera aún entendimiento acerca de las etapas o eras, o no se hubiera preocupado de ocultar ese hecho a los yisraelitas, siendo que ese ocultarlo justamente trajo malas consecuencias:

 

Pero sus mentes quedaron embotadas; pues hasta el día de hoy, cuando leen la antigua alianza, el mismo velo sigue puesto, porque sólo se quita por medio del Mashíaj. Aún hasta el día de hoy, cada vez que leen a Mosheh, el velo está puesto sobre la mente de ellos. Pero cuando se conviertan al Adón, se les quitará el velo. Qorintiyim Bet 3:14-16

 

El resplandor que experimentamos ahora no está en la Palabra externa, sino en el deleite de Mashiaj, la Palabra viva en nuestro interior. En el B'rit Hadashá no tenemos la observancia de la ley en cuanto a "guardar" o a "observar" mandamientos en nuestra carne, sino a cambiar nuestra naturaleza interior a través de mezclarnos con Mashíaj y recibir esa misma ley, la Palabra, en nuestros corazones de carne, todo a través del deleite. La enseñanza del B'rit Hadashá está centrada en el deleite de Mashiaj. El esfuerzo de la carne por guardar la Ley de forma externa ha sido reemplazado por el festejo en Mashiaj, que graba esa Ley en nuestro nuevo hombre, no ya como mandamientos, sino como parte de nuestra naturaleza. Por lo tanto, no necesitamos un velo, y no tenemos que temer el fin de la gloria. Podemos y debemos dejar la cara descubierta delante de Elohim y de los hombres.

 

 

El rostro de Moshe resplandecía como resultado del tiempo que estuvo con Elohim. Si deseamos resplandecer con la gloria de Elohim, nosotros también debemos pasar un tiempo prolongado con Elohim.

 

Y estuvo allá con Yahweh cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua; y escribió en las tablas los términos de la Alianza, las Diez Palabras. Shemot 34:28

 

Después de Moshe, la única persona que repitió esta hazaña fue nuestro Adón Yahshua, cuando fue llevado al desierto por el Ruaj, y Él dio la explicación para este asunto:

 

"Está escrito: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Yahweh". MattiYah 4:4

 

Como lo hemos mencionado anteriormente, si deseamos permanecer con Elohim, debemos olvidar todo lo demás. Cuando Elohim pidió a Moshe que subiera a la cumbre del monte para reunirse con Él, Él le dijo que nadie más debía subir. Ya dijimos que éste es un cuadro de la ascensión de Yahshua, pero también señala que todos debemos tener un tiempo privado con el Padre, no sólo oraciones grupales. Cuando nos reunimos con Elohim, debemos olvidar nuestras posesiones, nuestras necesidades, y hasta nuestra familia. Además, no debemos centrarnos en nosotros mismos, sino más bien permanecer sencillamente en la presencia de Elohim y escucharlo a Él, no hablar nosotros.

 

 

La Clase De Mensaje Que Nos Imparte A Yahweh

 

...Mosheh no se dio cuenta de que la piel de su cara estaba radiante, por haber hablado con Él. Shemot 34:29b

 

Si leemos todo el capítulo 34, veremos que Elohim se infundió en Moshe por Su hablar. Si Elohim se hubiera limitado a hablar de los diez mandamientos y de las ordenanzas, no creo que Moshe hubiera recibido mucha impartición. ¿Conocemos la clase de hablar que nos imparte a Elohim? Es el hablar de Elohim acerca del deleite de Sí mismo, Su hablar acerca del festejo y del descanso y las condiciones para disfrutarlo a Él. Esta clase de hablar nos infunde a Elohim y nos hace resplandecer. Los estudios bíblicos ciertamente son útiles y nos traen el conocimiento básico necesario para acercarnos a Él, pero de por sí no nos imparten Su propia Vida.

 

Puedo testificar que no recibí mucha impartición por estar sentado en reuniones de estudio bíblico hace muchos años, pero cuando escuché hablar de la experiencia de Elohim, Elohim se infundió en mí, y comenzó a inquietarme en ese sentido, que la vida con Él no es una vida de mandamientos y ordenanzas que nos mantengan ocupados todo el tiempo, sino dejar todo para estar en Su presencia, oír lo que tiene para decirnos y disfrutarlo impartiéndose en nosotros. En este sentido, no debemos ser como Marta sino como Miriam, y "ocuparnos de la mejor parte". Muchos de nosotros podemos testificar que hemos experimentado esa luz al estar en Su presencia. Se produjo un resplandor dentro de nosotros debido al hablar de Elohim en nuestro interior.

 

La última parte de este pasuk dice que el rostro de Moshe resplandecía "por (Yahweh) haber hablado con él (Moshe)". Esto indica que el resplandor del rostro de Moshe no fue el resultado de su hablar con Elohim sino del hablar de Elohim con él. Esto es importante, porque cuanto más hablamos, más impedimos que Elohim se infunda en nosotros, y cuanto más Él nos habla acerca del deleite de Sí, más recibimos Su impartición. Cuando hablamos, hablamos de nosotros en nuestra propia carne, desde nuestro pequeño punto de vista. Pero cuando Él es quien habla y nosotros escuchamos, recibimos exactamente lo que Él desea, que es siempre LO MEJOR para nosotros. Que todos nos parezcamos a Moshe, que Elohim hable y nosotros escuchemos. Dejémosle hablar de las fiestas, del shabat, y de las condiciones para disfrutarle a Él. La palabra de Elohim acerca de Su deleite es siempre una palabra nos infunde.

 

Le damos las gracias a Elohim por el hecho de abrirnos el capítulo 34 de Shemot. Alabado sea Elohim porque en este capítulo, vemos el festejo y el descanso, las cinco condiciones para disfrutar a Elohim, y la impartición de Elohim en nosotros por Su hablar acerca del deleite de Sí mismo, todas cosas que estudiaremos en los próximos posts.

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