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CLE02_12_-_Yahweh_Vs_Faraón_05_-_El_Terc

CLE02 12

Yahweh Vs Faraón

05 - El Tercer Grupo De Plagas

El Tercer Grupo De Plagas

 

En Shemot 9:13—10:29, llegamos al tercer grupo de plagas. Así como los dos primeros grupos, este grupo se compone también de tres plagas. Hemos visto que Elohim usó las seis primeras plagas para exponer la verdadera situación de las aguas, la tierra y el aire, los cuales son necesarios para el sustento del hombre. Como veremos en el tercer grupo de plagas, Elohim alteró algunos principios naturales que gobiernan ciertas funciones del universo.

 

En Bereshit 1 y 2, Elohim restauró el universo que había sido juzgado a causa de la rebelión de haSatán. Como resultado de una acción que no conocemos a fondo, vinieron tinieblas sobre la faz del abismo (Bereshit 1:2). Todo se volvió vacío y desolado. En Su obra de restauración y de creación adicional, Elohim hizo aparecer la luz, y luego juntó las aguas para que saliera la tierra seca. En esta tierra, se produjeron varias clases de vida: el pasto, las hierbas y los árboles. Luego Elohim creó el sol, la luna y las estrellas, que son necesarios para el desarrollo de una vida más elevada en la tierra. Por este procedimiento, Elohim preparó todo lo que era necesario para que el hombre viviera en la tierra. Por lo tanto, las Escrituras revelan que los cielos tienen como propósito la tierra, y la tierra a su vez es para el hombre, y el hombre con su ruaj humano es para Elohim.

 

Ya que los cielos son para el beneficio de la tierra, proveen luz solar, viento, y lluvia para sostener la vida en la tierra. Sin estas tres cosas, no puede crecer nada. El hombre debe tener esta provisión si ha de vivir en la tierra para cumplir el propósito de Elohim.

 

 

La Séptima Plaga: El Granizo

 

La sexta plaga no tuvo efecto sobre el duro corazón de Faraón, quien quedó impasible ya fuera ante los sufrimientos de su pueblo o ante su propia aflicción. Por lo tanto se le ordenó a Moshe que se presentara una vez más delante de él para advertirle de otros y más tremendos castigos celestiales.

 

Adonai recordó a Faraón que Él podía haberlo destruido junto con todos los egipcios con la plaga anterior, pero no permitió que esto sucediera para demostrarle Su poder y anunciar Su Nombre...

 

Yahweh le dijo a Mosheh: "Temprano en la mañana preséntate ante el Faraón y dile: Así dice Yahweh, el Elohim de los hebreos: Deja ir a mi pueblo para que me adore. Porque esta vez enviaré todas mis plagas sobre tu corazón, y tus siervos, y tu pueblo, para que sepas que no hay nadie como yo en todo el mundo. Yo pude haber extendido mi mano y haberte golpeado a ti y a tu gente con una plaga, y ustedes habrían sido erradicados de la tierra. Sin embargo te he dejado con vida para este propósito: para mostrarte mi poder, y para que se proclame mi nombre por toda la tierra. Shemot 9:13-16

 

Moshe había de repetir el mismo mensaje con las mismísimas palabras de antes, lo cual indica que Elohim no cambia (caps. 8:1,20; 9:1; etc.). El largo mensaje que sigue, hasta entonces sin paralelo, contiene amonestaciones calculadas para impresionar aun al más endurecido pecador.

 

"Porque esta vez enviaré todas mis plagas sobre tu corazón...". Este enfático anuncio contrastaba el futuro inmediato con el pasado reciente, e informaba al rey que Elohim traería sobre él castigos aún más severos que los del pasado. Ahora podía esperar plagas de mayor intensidad y en más rápida sucesión, destinadas principalmente a su obstinada y terca alma. La pérdida de su primogénito, el presunto príncipe heredero, finalmente sometería su endurecido corazón y él aun rogaría a los yisraelitas que se fueran y rogaría a los dirigentes de éstos -sus peores enemigos – que le dieran su bendición.

 

"...te he dejado con vida para este propósito: para mostrarte mi poder...". En esta fuerte declaración, Elohim le dijo a Faraón que su resistencia estaba siendo usada para la gloria de Elohim. Si Faraón pensó que estaba cumpliendo algo con su resistencia en contra de Elohim, él estaba completamente equivocado. Toda su rebelión testaruda solamente glorificó a Yahweh hasta el fin.

 

La razón aquí presentada para castigar a Faraón es doble:

 

  1. Para que Faraón pudiera experimentar y así llegar a reconocer el poder del Elohim verdadero y ser compelido repetidas veces a dar gloria a Yahweh.

  2. Para que el nombre de Elohim fuera proclamado por toda la tierra. Esto se cumplió completamente, y Faraón fue forzado a admitir no sólo el poder superior de Elohim sino también su justicia.

 

Esta es una de las profecías que el propio Yahweh ha proclamado:

 

Yo juro por mi nombre; de mi boca sale palabra verdadera y no será vana: Que ante Mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará... YeshaYah 45:23

Esto se cumplió en Mashíaj:

 

Por lo cual también Elohim lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; para que en el nombre de Yahshúa se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Yahshúa el Mashíaj es soberano, para gloria de Yahweh el Padre. Filipiyim 2:9-11

 

 

Los grandiosos acontecimientos que precedieron al éxodo y lo acompañaron, alcanzaron fama mundial. Los acepten o no, hoy todo el mundo los conoce. De acuerdo con su costumbre de no registrar los sucesos adversos, los egipcios no dejaron ningún rastro del éxodo en sus monumentos. Pero no pudieron impedir la propagación del relato de esos grandiosos sucesos en las otras naciones. Y hoy día, aunque han pasado más de tres milenios desde que sucedieron esas "maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán" (Tehilim 78: 12), el relato es leído en más de mil idiomas, en cada país del mundo, proclamado por incontables millares de predicadores y todavía es creído por millones de creyentes.

 

¿Podría haberse cumplido más literalmente alguna profecía como la que fue dirigida al rey de Egipto?

 

 

El tiempo futuro usado en la RV y otras traducciones ha inducido a una mala comprensión del carácter de Elohim y de la naturaleza de su trato con los hombres. Da la impresión de que Elohim hubiera predestinado a Faraón para seguir en su actitud de resistir a Elohim, a fin de que el Altísimo pudiera beneficiarse por la dureza de su corazón:

 

Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra. Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra. Shemot 9:15-16 RV 1960

 

Además da lugar a inferir que Elohim lo llamó a la existencia o lo colocó sobre el trono de Egipto para ese mismo propósito y lo condenó a actuar desafiando la voluntad divina. Una inferencia tal está en desacuerdo con muchas claras afirmaciones de las Escrituras que enseñan que Elohim no predetermina la suerte de ningún individuo ni fuerza la voluntad humana (ver Yahoshúa 24:15; YeshaYah 55:1; Yahanan 1:12; 3:16; 7:37; Hitgalut 22:17; etc.). Como ya estudiamos antes, Yahweh no obligó a Faraón a reaccionar como lo hizo, únicamente lo provocó, sabiendo que él caería. Es casi lo mismo que su amo, haSatán, hace con los hijos del Altísimo, con la diferencia que haSatán pretende hacer daño, mientras que Yahweh ejerce Su derecho de ser obedecido por sus criaturas. El pensamiento del hebreo original de los pasukim 15 y 16 se expresa más apropiadamente así:

 

"Si yo hubiera extendido mi mano y te hubiera herido a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra; pero te he dejado con vida, para hacerte ver mi poder, y para que sea celebrado mi nombre sobre toda la tierra"

 

En la quinta plaga protegió a Faraón y su pueblo para que la peste no pasara a ellos. Lo hizo con el propósito de seguir manifestando sus milagros. A partir de la sexta plaga, la de las úlceras, el Eterno interviene en el corazón de Faraón y lo fortalece en su obstinación. Ya había pasado la raya de la gracia del Eterno y no había vuelta atrás, sin posibilidad de arrepentimiento. Yahweh lo utiliza para mostrar sus grandes milagros a todo el mundo – (Ver CLE02 08 - Yahweh vs Faraón 01 - El Primer Conflicto).

 

El Eterno permitió que Faraón se mantuviera firme en su rebeldía a pesar de la peste que vino sobre los animales. A Faraón no le había importado el sufrimiento de su pueblo, ni la pérdida del ganado. Como tantos poderosos que gobiernan sobre hombres, no están para servirlos sino para utilizarlos en su propio beneficio, y no tienen compasión alguna de los sufrimientos ajenos. Sin embargo, debía haberse dado cuenta del gradual aumento, porque ciertamente Yahweh continuaría empeorando las plagas y llegarían a afectarlo gravemente. Ya había sufrido las úlceras, pero su soberbia era más fuerte que su dolor.

 

Así que al no arrepentirse con esa quinta plaga de la peste de los animales, Yahweh, según su propia voluntad, fortalece el corazón de Faraón para que no pueda obtener más misericordia. Faraón no fue preparado para destrucción cuando fue formado en el vientre de su madre, sino en el momento cuando pasó la raya del fin de la gracia del Eterno después de la quinta plaga. Los que somos vasos de misericordia podremos obtener la gloria. Los vasos de misericordia somos los hijos de Yisrael que nos hemos arrepentido de toda idolatría y nos hemos refugiado bajo las alas del Elohim de Yisrael por medio del Mashíaj. Fuimos preparados para gloria en el momento en que nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Yahshua como nuestro Salvador y Adón.

 

 

Sin embargo tú continúas estorbando a mi pueblo, y no los dejas ir. Para esta hora mañana haré llover un granizo pesado, como no lo ha habido en Mitsráyim desde el día en que se fundó hasta ahora. Por lo tanto, ordena que pongan en refugios a tu crianza de animales y todo lo que tengas a campo raso; todo hombre y bestia que se encuentre afuera, sin que haya entrado a un refugio, perecerá cuando caiga sobre ellos el granizo. Aquéllos entre los cortesanos del Faraón que respetaban la palabra de Yahweh pusieron a sus esclavos y sus crianzas en refugios seguros; pero los que no prestaron atención a la palabra de Yahweh dejaron sus esclavos y sus crianzas de animales a campo raso. Shemot 9:17-21

 

 

"Sin embargo tú continúas estorbando a mi pueblo...". Todavía Faraón tendría la oportunidad de decidir por sí mismo si había de cooperar con Elohim o no. En hebreo, este pasuk no es una pregunta sino la sencilla declaración de un hecho, aunque el sentido no se cambia por eso: "Todavía te estás exaltando".

 

"Para esta hora mañana...". El hecho de que se fijara el tiempo para el comienzo de la plaga haría comprender al rey que Yahweh era el Adón del cielo y de la tierra, y que las fuerzas de la naturaleza (todas ellas objeto de la idolatría egipcia) eran las herramientas del poder divino y estaban subordinadas a Su voluntad. Lejos de poder ayudarles, esos elementos, considerados por los egipcios como sus dioses, estaban bajo el control del Elohim, y Él los usaría ahora como instrumentos para el castigo de los que los adoraban.

 

"...un granizo pesado...". La lluvia, y más especialmente el granizo, son comparativamente raros en Egipto. La región del Cairo sólo tiene una precipitación anual de lluvia de unos 6 mm, y al sur del Cairo la lluvia es algo raro. A veces no cae ni una gota durante años. Por lo tanto es comprensible que una tormenta de granizo, tal como la que se describe en los pasukim 23 y 24, fuera algo tan extraordinario como para ser considerado un acto de castigo divino (pasuk 27).

 

"Desde el día que se fundó...". Esto procede de otra típica expresión egipcia, traducida por Moshe al hebreo, la cual, con muchas otras, muestra que el autor estaba bien familiarizado con el idioma egipcio. En el pasuk 24 el mismo pensamiento se expresa con las palabras: "Desde que comenzó a ser nación". Muchas inscripciones egipcias se refieren al antiguo pasado cuando su primer rey unió varias tribus formando una nación.

 

"...ordena que pongan en refugios a tu crianza de animales...". Aun en medio del castigo Elohim todavía mostró misericordia, advirtiendo a los egipcios de su ruina inminente y aconsejándoles que se protegieran tanto ellos como su propiedad. Si Faraón y sus siervos hubieran aceptado la advertencia dada tan misericordiosamente, se habrían salvado las vidas tanto de hombres como de bestias. Por el contrario, no fue tomada en cuenta la advertencia, y se produjo una gran pérdida de vidas.

 

"Aquéllos entre los cortesanos del Faraón que respetaban la palabra de Yahweh pusieron a sus esclavos y sus crianzas en refugios seguros...". Por primera vez se hace la insinuación de que había egipcios que habían aprendido a temer al Adón. Es indudable que el efecto de las plagas gradualmente había convencido a muchos de ellos que el Elohim de los hebreos era en realidad un Elohim poderoso. Probablemente todavía no lo conocían como al único Elohim verdadero, sino sólo como a Uno a quien convenía respetar y aplacar.

 

En el éxodo, la "multitud mixta", los cuales con seguridad no eran hebreos (Bamidbar 11:4), salió de Egipto junto con los esclavos que se iban. Como resultado de las plagas, muchos egipcios (y probablemente personas de otras naciones, también esclavos), deben haber llegado a la conclusión de que les sería ventajoso unirse con los despreciados hebreos y beneficiarse con una lealtad -por lo menos nominal- a su Elohim.

 

En ocasión de la séptima plaga, aparece la primera disensión entre los egipcios que, hasta ese momento, parecían haber estado unidos en su oposición a los yisraelitas. Algunos de "los siervos de Faraón" aprovecharon de la advertencia dada por Moshe y pusieron a cubierto su ganado y rebaños antes de la tormenta venidera, mientras que otros no se movieron, y perdieron animales y siervos.

 

 

Yahweh le dijo a Mosheh: "Extiende tu brazo hacia el cielo para que caiga granizo sobre toda la tierra de Mitsráyim, sobre hombre y bestia y sobre toda hierba de los campos en la tierra de Mitsráyim". Así que Mosheh sostuvo su vara hacia el cielo, y Yahweh envió truenos y granizo, y descargas de fuego al suelo, mientras Yahweh hacía llover granizo sobre la tierra de Mitsráyim. El granizo era bien pesado –con destellos de fuego en medio del granizo– tal como no había caído sobre la tierra de Mitsráyim desde que se había hecho nación. Shemot 9:22-24

 

"...truenos y granizo, y descargas de fuego...". Aunque sólo se había predicho granizo, comúnmente rayos y truenos acompañan las granizadas en los climas cálidos. La escena peculiar, provocada por la electricidad, que se describe aquí como fuego que corriera "sobre la tierra", parece haber sido algo correspondiente a "bolas de fuego".

 

Por más que los relámpagos hubieran sido tremendos, fue el granizo el que causó la mayor destrucción. De acuerdo con la advertencia dada, fueron muertos los pastores y los rebaños que quedaron a la intemperie.

 

Por toda la tierra de Mitsráyim el granizo derribó todo lo que había a campo raso, tanto a hombres como a bestias; el granizo derribó también todas las hierbas del campo y quebró todos los árboles del campo. Solamente en la región de Goshen, donde estaban los yisraelitas, no hubo granizo. Shemot 9:25-26

 

Durante el noveno conflicto entre Elohim y Faraón, Elohim cambió la función de la lluvia. En lugar de agua, hubo granizo que perjudicó los productos de la tierra. En esta plaga, Elohim cambió una de las funciones del universo, es decir, Él cambió uno de los principios naturales que gobiernan el universo, hizo que el agua, en vez de producir la vida, la destruyera.

 

El universo no sólo fue creado por Elohim, sino también arreglado y ordenado por Él para satisfacer las necesidades del hombre. Por lo tanto, Elohim ha ordenado que ciertos principios o leyes gobiernen la función del universo. En la séptima plaga, Elohim cambió el principio relacionado con las funciones de la lluvia. La lluvia dejó de regar la tierra para producir la vida, y se convirtió en granizo que dañaba la vida en la tierra. En lugar de satisfacer la sed de la gente, los mataba.

 

La palabra hebrea para granizo es BARÁD (H1259), derivada del verbo BARAD (H1259), del cual también surge el adjetivo BAROD (H1261), que es traducido como moteado o con pintas, usado por ejemplo para los caballos de ZejarYah. En todas las Escrituras, el granizo está siempre relacionado con castigo proveniente del cielo:

 

Mientras iban huyendo delante de Yisrael bajando la cuesta de Bet Jorón, Yahweh les lanzó grandes piedras del cielo, hasta Azeqah, y perecieron; fueron más los que perecieron por el granizo que los matados por las armas yisraelitas. Yahoshúa 10:11

 

Mira, Yahweh tiene algo fuerte y poderoso, como tormenta de granizo, lluvia de pestilencia. Algo como una tormenta de lluvia torrencial masiva será lanzado con fuerza al suelo. Con los pies será pisoteada la orgullosa corona de los borrachos de Efráyim... YeshaYah 28:2

 

Por tanto, así dice Adonay Yahweh: En mi ira haré que se desate un viento huracanado; en mi furor habrá lluvia torrencial, y piedras de granizo con furia destructiva. Yahjezquel 13:13

 

 

Según el salmista, granizo y fuego son la Voz del Altísimo:

 

Por el resplandor de su presencia sus nubes se disiparon, descargando granizo y brasas encendidas. Entonces tronó Yahweh desde el cielo, Elyón hizo resonar su voz: granizo y brasas encendidas. Tehilim 18:12-13

 

Porque Yahweh hará oír su majestuosa voz, y desplegará la rapidez de su brazo con furor de ira, con llama de fuego consumidor, con tempestad, aguacero y piedras de granizo. Porque Ashur, que golpea con la vara, será hecha pedazos por la voz de Yahweh... YeshaYah 30:30-31

 

De manera que este es claramente Su juicio, como también será visto en Hitgalut:

 

El primero tocó la trompeta. Y se produjo granizo y fuego mezclados con sangre, y los arrojaron sobre la tierra. Y la tercera parte de la tierra se quemó, y la tercera parte de los árboles se quemó, y toda la hierba verde se quemó. Hitgalut 8:7

 

Y abrieron el templo de Yahweh que está en el cielo, y se hizo visible el arca de su pacto en su templo. Entonces estallaron relámpagos, voces, truenos, un terremoto y una fuerte granizada. Hitgalut 11:19

 

Y del cielo cayó sobre los hombres un enorme granizo, como de un talento de peso. Y los hombres blasfemaron a Elohim por la plaga del granizo, porque la plaga era grande en extremo. Hitgalut 16:21

 

Como vemos, el granizo aparece en la Primera Trompeta, en la Séptima Trompeta, y en la última Copa.

 

Shemot 9:23 afirma que mientras caía el granizo, el fuego se esparcía sobre el suelo. Además, el fuego se mezcló aún con el granizo (pasuk 24). Por lo tanto, se mezclaron dos extremos, hielo y fuego, produciendo un extraño y aterrorizante fenómeno. El "fuego" lanzado a tierra era producido por los relámpagos, como se lee en el Mizmor:

 

Destruyó sus viñas con granizo, y sus sicómoros con escarcha. Su ganado también dio al granizo, y sus rebaños a los relámpagos. Tehilim 78:47-48

 

Podemos aplicar esta plaga a nuestra experiencia espiritual. Si nuestra relación con Elohim es adecuada, Él manda la lluvia espiritual sobre nosotros para regar el jardín en nuestro ruaj y satisfacer nuestra sed. Pero si somos obstinados o rebeldes en contra de Elohim, nuestra relación con Él estará destruida, y Él alterará la función espiritual de la lluvia al mandar granizo sobre nuestro ruaj y fuego junto con el granizo. Este cambio de función espiritual causa graves daños, porque es señal de Su juicio.

 

Esos elementos destructivos, por supuesto, tuvieron un impacto devastador sobre las provisiones de alimentos de la nación. Y aún los dioses de Egipto se vieron impotentes; las diosas del cielo, Nut y Hathor; el dios del cielo, Horus, Shu, el dios del aire y dador del cielo; Seth, el dios de las tormentas y protector de las cosechas; Neper, el dios de las cosechas de granos; Osiris, el gobernante de la vida; y todas las deidades con forma de vaca y carnero mencionadas en la plaga del ganado, se mostraron impotentes ante el Elohim verdadero.

 

"Destrozó el granizo toda la hierba...". No en un sentido absoluto nuevamente, como en el caso del ganado que ya mencionamos, ya que de acuerdo con 10:5 se salvó alguna vegetación para las langostas. Más bien indica todo árbol que da cosecha y fruto. Por el cap. 9: 31 es indudable que sólo fueron destruidas completamente dos cosechas: la de cebada y la de lino, mientras que las otras sufrieron daño en un grado menor.

 

Enseguida el Faraón mandó buscar a Mosheh y Aharón y les dijo: "Yo he pecado esta vez. Yahweh es el justo, y mi pueblo y yo somos perversos. Intercede con Yahweh para que terminen los truenos terribles y el granizo. Los dejaré ir; no tienen que quedarse por más tiempo". Mosheh le dijo: "Cuando vaya saliendo de la ciudad, extenderé mis manos a Yahweh; los truenos cesarán y no caerá más granizo, para que usted sepa que la tierra es de Yahweh. Pero yo sé que usted y sus cortesanos todavía no respetan a Elohim Yahweh". Shemot 9:27-30

 

"Yo he pecado esta vez. Yahweh es el justo, y mi pueblo y yo somos perversos...". Esto suena como las palabras perfectas de arrepentimiento por parte de Faraón, pero un verdadero arrepentimiento aún no había obrado en su corazón. La plaga del granizo hizo una impresión mayor sobre el rey que cualquiera de los castigos previos. Fue la primera plaga que produjo la muerte de hombres, y fue la más llamativa y terrible manifestación del poder divino que él había experimentado hasta entonces. Por eso Faraón fue más humilde que antes, y aunque dos veces había llamado a Moshe y le había pedido que eliminara las plagas, pero Faraón estaba apenado por las consecuencias del pecado, pero no del pecado en sí.

 

Aunque fue notable una confesión tal, sin embargo no representó un sincero arrepentimiento, como lo indica la limitación "esta vez". Más se debió al efecto del terror ocasionado por los terribles relámpagos y el granizo destructor que a un genuino pesar por el pecado.

 

"Intercede con Yahweh para que terminen los truenos terribles y el granizo. Los dejaré ir; no tienen que quedarse por más tiempo...". La petición de salir un camino de tres días para celebrar fiesta al Eterno fue con la idea de luego volver a Egipto. Los esclavos no tenían el derecho de dejar su dueño sin su permiso. Sin embargo, aquí vemos que Faraón está hablando de que no tendrán que seguir permaneciendo en Egipto. Esto constituye una concesión de algo más que salir para luego volver.

 

No obstante, como Faraón no cumplió su promesa, los hijos de Yisrael no quedaron libres de su dueño anterior hasta su muerte en el Mar de Juncos. El cruce del mar es también una mikvé, un rito de purificación. Este rito simboliza, entre otras cosas, la muerte y la resurrección. Pero también es una manera de pasar de un amo a otro. Cuando las novias judías pasan por la mikvé, antes de entrar en el pacto matrimonial, pasan de estar bajo la autoridad de su padre a estar bajo la autoridad de su esposo. De la misma manera los hijos de Yisrael fueron liberados de la dependencia de Faraón al cruzar el mar, para poder estar bajo el Eterno como su Esposo.

 

"Pero yo sé que usted y sus cortesanos todavía no respetan a Elohim Yahweh...". Sabiendo Moshe que la actitud del rey permanecería tan inexorable como siempre, una vez aliviado de la plaga que vendría, fue lo suficientemente osado como para expresar su convicción de este hecho delante del rey. El verdadero temor de Elohim se muestra mediante la obediencia a sus mandamientos, pero el temor de Faraón era de la clase del que sienten los demonios, porque ellos también "creen y tiemblan" (Yaakov 2:19).

 

Un temor piadoso conduce a la obediencia, pero el temor del corazón de Faraón lo indujo a hacer falsas promesas y a un pecado mayor. El genuino "temor de Yahweh" no es el temor rastrero experimentado por Faraón, sino un ruaj de temor reverente que resulta de apreciar la sublime majestad y el poder de Elohim.

 

Consecuencias de la plaga:

 

Ahora, el lino y la cebada estaban arruinados, porque la cebada estaba en la espiga y el lino estaba en brote; pero el trigo y el centeno no fueron afectados, porque maduran tarde. Dejando al Faraón, Mosheh salió de la ciudad y extendió las manos hacia Yahweh: los truenos y el granizo cesaron, y no se derramó más lluvia sobre la tierra. Pero cuando el Faraón vio que habían cesado la lluvia y el granizo y los truenos, se puso obstinado y volvió a pecar, como también sus cortesanos. De manera que el corazón del Faraón se endureció y no dejó ir a los yisraelitas, tal como había predicho Yahweh a través de Mosheh. Shemot 9:31-35

 

"...el lino y la cebada estaban arruinados...". La información concerniente a las cosechas que sufrieron indica aproximadamente el tiempo del año en que ocurrieron las plagas. Esto sería hacia el fin de enero o los comienzos de febrero. La cebada estaba ya espigada aproximadamente por ese mismo tiempo; generalmente se la cortaba en marzo. Por regla general se cultivaba cebada para la preparación de cerveza, bebida común entre los antiguos egipcios. También se usaba para alimentar los caballos y con ella se preparaba pan para las clases más pobres. En Egipto la cosecha de trigo comenzaba más o menos un mes después que la de cebada, y continuaba hasta la primera parte de abril. El centeno no crecía en Egipto, y generalmente se acepta que la palabra hebrea aquí traducida "centeno" en realidad era espelta, una calidad inferior de trigo, que actualmente se cultiva en Egipto como una segunda cosecha. Como lo muestran los monumentos, se cultivaba con más profusión en tiempos antiguos que hoy en día. Se sembraba simultáneamente con el trigo, y también maduraba por el mismo tiempo: a fines de marzo.

 

La observación de que el lino y la cebada habían sido destruidos, pero que el trigo y la espelta se habían librado de un daño mayor, muestra que la plaga de granizo debe haber ocurrido a fines de enero o a principios de febrero.

 

"...se puso obstinado y volvió a pecar...". Con malvada impenitencia el rey "endureció su corazón", como Moshe lo había predicho. Es evidente que sus cortesanos lo apoyaron en esa decisión, aunque la plaga siguiente los convenció de la inutilidad de una resistencia adicional. No es seguro si apoyaron a Faraón por servilismo o porque no estaban todavía convencidos del poder de Elohim.

 

La Octava Plaga: Las Langostas

 

Entonces Yahweh le dijo Mosheh: "Ve donde el Faraón. Porque yo he endurecido su corazón y los corazones de sus cortesanos, para poder desplegar estas señales mías entre ellos, y que ustedes les cuenten a sus hijos y a los hijos de sus hijos cómo me burlé de los mitsritas y cómo desplegué mis señales entre ellos para que ustedes sepan que yo soy Yahweh". Shemot 10:1-2

 

Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a los hijos acerca de lo que el Eterno ha hecho en sus vidas y, especialmente lo que pasó con la salida de Egipto. Esta salida simboliza la liberación de haSatán, el pecado y el mundo por medio de Yahshua el Mashíaj. Hay que contar a los hijos la experiencia de salvación por medio de Mashiaj.

 

Cuéntenselo a sus hijos, y que sus hijos se lo cuenten a los suyos, ¡y los hijos de ellos a la próxima generación! Yoel 1:3

 

Los padres tienen que transmitir estas verdades a sus hijos. Este texto también nos enseña que los abuelos tienen la obligación de contar a sus nietos acerca de la redención del Eterno. La tarea de transmitir la fe hebrea no cae solamente sobre los padres, sino también sobre los abuelos.

 

"...para poder desplegar estas señales mías entre ellos, y que ustedes les cuenten a sus hijos...". Ahora se revela un nuevo propósito de las plagas. Tenían el propósito no sólo de impresionar a Faraón y a sus siervos con la grandeza de Elohim y conseguir su cooperación, sino también de convencer a los hijos de Yisrael para todas las generaciones futuras de que Yahweh es el único Elohim verdadero.

 

Tehilim 78, 105 y 106 ilustran cómo el relato de la liberación fue transmitido de generación a generación. Era el plan de Elohim que sus misericordias y obras maravillosas fueran conservadas en recuerdo perpetuo. Siendo que la inclinación del hombre a olvidar los beneficios de Elohim es una de las tristes facetas de su carácter pecaminoso, se requiere una exhortación constante para que las recuerde y dé testimonio de ellas a otros, especialmente a sus descendientes. Con frecuencia esto es verdadero en cuanto a nuestras necesidades diarias, pero también se aplica a las circunstancias providenciales, como las relacionadas con la conversión o la curación de una enfermedad.

 

La tradición de pasar la revelación de padres a hijos, es la que ha mantenido vivo el pueblo de Yisrael a lo largo de todas las generaciones y es parte de la misma declaración de fe hebrea. Esta es una de esas actitudes que debemos imitar, recuperándolas como parte de nuestra propia herencia, y comenzar a realizarlas en nuestras vidas, para que se hagan parte de las de nuestros hijos y nietos, para que a su vez ellos continúen repitiendo a los suyos todas las maravillas de nuestro Padre.

 

Grábate en la mente estas instrucciones que te encargo hoy. Incúlcaselas a tus hijos. Recítalas cuando estés en tu casa y cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes. Devarim 6:6-7

 

Entonces, Yahweh envió a Aharón y Moshe a advertir a Faraón de lo que sucedería si insistía en su postura:

 

Así que Mosheh y Aharón fueron donde el Faraón y le dijeron: "Así dice Yahweh, el Elohim de los hebreos, "¿Por cuánto tiempo rehusarás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me adoren. Porque si rehúsas dejar ir a mi pueblo, mañana traeré langostas sobre tu territorio. Cubrirán la superficie del país, de manera que nadie podrá ver el suelo. Ellas devorarán el residuo sobreviviente que te quedó después del granizo; y devorarán todos tus árboles que crecen en el campo. Además llenarán tus palacios y las casas de todos tus cortesanos y de todos los mitsritas –algo que ni tus padres ni los padres de tus padres han visto desde el día en que aparecieron sobre la tierra hasta el día de hoy". Con eso se volvió y salió de la presencia del Faraón. Shemot 10:3-6

 

"¿Por cuánto tiempo rehusarás humillarte delante de mí?". Lo que Elohim deseaba no era una mera profesión de humildad, sino que actuara de acuerdo con ella. Pero Faraón simplemente no quería ceder ante Elohim, y de hecho, nunca lo haría. A pesar de que el último castigo lo partió con la muerte de su propio hijo, permitiendo que los yisraelitas salieran, en seguida volvió a endurecerse. Su lucha era de soberbia contra Yahweh, porque quería ser el más poderoso. Hoy también tantos incrédulos en el mundo luchan de la misma forma contra su Creador.

 

"La langosta". Como un nuevo castigo para el obstinado rey, Elohim anunció una plaga de langostas más temible que cualquiera que Egipto hubiera conocido hasta entonces. Las langostas, el "gran ejército" de Elohim, como son llamadas en Yoel 2:25, hasta el día de hoy han sido calamidades periódicas para los países del Cercano Oriente, generalmente cada 10 ó 15 años. Ahora que es posible un control mediante métodos científicos, como el uso de lanzallamas o productos químicos, ya no atacan las cosechas como antiguamente, lo cual puede parecer un beneficio a los ojos del mundo, esos eternos ojos ciegos, pero en verdad se trata únicamente de evitar la justicia, y acumular ira sobre sus cabezas. En vez de aceptar la calamidad y corregir sus caminos, los hombres han dedicado sus esfuerzos a conseguir recursos para librarse de los castigos. De esta forma, puede parecer que quedan impunes, pero sólo están llenando sus propias copas.

 

Antiguamente, una invasión de langostas se consideraba como el más terrible de todos los asolamientos que pudieran azotar a un país. Yoel presenta una vívida descripción de una plaga tal cuando dice:

 

Su vanguardia es un fuego consumidor, su retaguardia una llama voraz. Delante de ellos la tierra era como el huerto del Eden, detrás de ellos, un vacío desolado: nada ha escapado de ellos. Yoel 2:3

 

Las langostas destruyen todo rastro de vegetación: cosechas, verduras, arbustos y cardos. Aun hacen daño a la corteza de los árboles, cuyas ramas más pequeñas son completamente peladas y quedan blancas:

 

Han dejado desoladas mis viñas y desgajadas mis higueras: les han arrancado la corteza y la han sacado; sus ramas han quedado blancas... La viña se ha secado, la higuera se marchita, los granados, las palmeras, y los manzanos –todos los árboles del campo están secos, y se ha secado el gozo entre los hombres. Yoel 1:7,12

 

Ya que las langostas no dejan rastro alguno de verdor, es obvio que devorarían todo lo que sobreviviera al granizo devastador, especialmente el trigo y la espelta, que como mencionado en 9:32, habían sobrevivido al granizo. Ciertamente las perspectivas de la nueva cosecha parecían oscuras. No podía esperarse ningún producto de ninguna especie para ese año e inevitablemente vendría el hambre.

 

"Y llenará tus casas, y las casas de todos tus siervos y las casas de todos los egipcios". Construidas con diversas aberturas para la luz y la ventilación, las casas antiguas facilitaban la entrada de los insectos. Durante una plaga, las mangas de langostas volaban dentro de las casas y se deslizaban sobre las paredes por decenas de millares. Los observadores que han experimentado una plaga tal afirman que es difícil impedir que las langostas aun entren en la boca de una persona. Imaginen millones de langostas volando y devorando todo a su paso. Las langostas terminaron de destruir la provisión de Egipto que había quedado. Cuatrocientos años antes, los yisraelitas habían bajado a Mitzrayim para evitar el hambre, y habían sido esclavizados a la provisión del mundo. Ahora Yahweh les mostraba, tanto a los yisraelitas como a los mitsritas, que no era Egipto sino Yahweh el verdadero proveedor, destruyendo toda la abundancia de Egipto en la que apoyaban su soberbia.

 

Hasta aquí tuvimos la amenaza, pero no impresionó a Faraón, aunque sí a sus súbditos:

 

Los cortesanos del Faraón le dijeron: "¿Por cuánto tiempo va éste a ser una trampa para nosotros? ¡Deja que los hombres vayan a adorar a Yahweh su Elohim! ¿Todavía no te has dado cuenta de que Mitsráyim ha perecido?". Así que trajeron de nuevo a Mosheh y a Aharón delante del Faraón y él les dijo: "¡Vayan y adoren a Yahweh su Elohim! ¿Quiénes son los que van a ir?". Mosheh contestó: "Iremos todos, jóvenes y viejos: iremos con nuestros hijos e hijas, nuestros rebaños y manadas; porque tenemos que observar la festividad de Yahweh". Pero él les dijo: "¡Que Yahweh esté contigo si yo tengo intenciones de dejar ir a los niños contigo! Claramente, tienes malas intenciones. ¡No! Vayan ustedes los hombres y adoren a Yahweh, ya que eso es lo que ustedes quieren". Y los expulsaron de la presencia del Faraón. Shemot 10:7-11

 

Hasta este momento, los cortesanos parecían no haber aventurado sus opiniones, al menos para oponerse a Faraón de manera directa. Con la excepción de los magos que habían señalado que los piojos de la tercera plaga eran "dedo de Elohim", la corte entera había permanecido pasiva mientras el rey hacía las sucesivas y fatales decisiones que afectaban a la nación. También se dice de ellos que "endurecieron" sus corazones como el rey (9:34). Pero ahora expresaron sus temores.

 

"Deja que los hombres vayan a adorar a Yahweh su Elohim". Ahora vemos cómo, habiendo ya perdido la mayor parte de su ganado y casi todas las cosechas de la estación, se alarmaron realmente temiendo que nuevas calamidades los arruinaran en forma permanente. Ya habían perdido tanto, y lo poco que les restaba ahora estaba amenazado con una plaga de langostas. No tenían forma de proteger sus cultivos como algunos ya habían hecho con sus animales y siervos durante la plaga del granizo. No existe forma de cubrir os campos de cultivo para que las langostas no los toquen. Es significativo que intervinieran antes de que realmente comenzara la plaga, porque esto revelaba que habían llegado a creer en la certeza de las predicciones de Moshe y en el poder de su Elohim. Después de siete plagas en las que Moshe había anunciado lo que sucedería, y los males habían acontecido como anunciado, el pueblo ya no confiaba en sus dioses, que parecían impotentes e incapaces de ayudarlos, y estaban comenzando a sentir que el Elohim de los yisraelitas era más poderoso que los dioses egipcios.

 

"¿Quiénes son los que irán?". Faraón de nuevo quiso negociar con Elohim y Moshe. Él quería permitir a algunos a ir al desierto para adorar, pero quería quedarse con las mujeres y niños en casa como rehenes. Faraón ofreció un acuerdo en Shemot 8:25-26, sugiriendo que ellos podían tener un día de sacrificio para Yahweh en la tierra de Egipto. Moshe rechazó aquel acuerdo, y rechazaría este también, como ya vimos en la charla anterior. Elohim no haría este compromiso, porque Él no necesitaba hacerlo. Elohim siempre tiene el control de las negociaciones.

 

Lo que Faraón quería es lo que muchos hoy quieren en la carne: una forma de "ceder" a Elohim, sin someterse completamente a Él. Algunas veces buscamos una manera de negociar con Elohim como si fuera alguien como nosotros, en lugar de someternos a Él como el Creador y Adón de forma completa, sometiendo toda nuestra carne.

 

"Iremos todos, jóvenes y viejos: iremos con nuestros hijos e hijas, nuestros rebaños y manadas; porque tenemos que observar la festividad de Yahweh". Este pasuk nos enseña que hay tres cosas que son necesarias para que se pueda celebrar una fiesta para el Eterno: libertad, familia, sacrificio. Sin estos tres no es posible celebrar una verdadera fiesta al Eterno. No podemos hacer fiesta a Yahweh en Egipto, no podemos hacer fiesta sin la congregación (la verdadera familia), y no podemos hacer fiesta sin llevarle sacrificios, nuestro cordero, el Mashíaj en nuestro interior. Muchos hoy insisten en hacer fiestas en Egipto, y también en hacerlas fuera de la congregación, por no mencionar que algunos ni siquiera han comprendido cómo alimentarse de Su cordero para presentar el sacrificio que Yahweh acepta.

 

Faraón quería intentar que las mujeres y los niños se quedaran en Egipto mientras que los varones se iban a celebrar fiesta al Eterno. Esto no es posible. Si la esposa y los hijos no pueden estar con nosotros, no podremos celebrar una fiesta delante del Eterno. Los niños tienen que sentirse bienvenidos y a gusto en nuestras celebraciones. Si no lo están, no estamos haciendo las cosas bien. Faraón simboliza a haSatán y como tal intenta hacer dos cosas: 1) Dividir la familia y 2) Apartar a los niños de los cultos.

 

Pero esto, aunque muy real a nivel individual, es también real a nivel corporativo: haSatán también intenta dividir a la familia de los creyentes, levantando disensiones, dudas, divisiones, y apartando a los más jóvenes, que son siempre, junto con las mujeres, el eslabón más débil. No por nada haSatán atacó a Javá primero.

 

Todos nos preocupamos por nuestras familias, Y ES CORRECTO QUE ASÍ HAGAMOS. Pero nuestros tiempos no son tan diferentes de aquellos antiguos, en los que de Egipto salió "una multitud mezclada", junto con los yisraelitas. Lejos de culparlos como si fueran los culpables de una contaminación que debe ser operada, como hoy aseguran los rabinos, sabemos que DESPUÉS DE 400 AÑOS EN EGIPTO, LOS YISRAELITAS ERAN MÁS EGIPCIOS QUE YISRAELITAS. Cualquiera que se haya mudado alguna vez sabe lo rápido que nos adaptamos a nuevas costumbres, y cualquiera que mire un poco hacia atrás y al tiempo en que vivimos reconocerá que los cambios habidos en nuestra sociedad son drásticos, profundos y sucedieron en menos tiempo que el que los yisraelitas pasaron en Egipto. No que antes todo fuera perfecto, pero el paso del momento en que nadie se atrevía a hablar mal de Yahweh en público, aún cuando no creyera en su interior, al momento actual en que cualquiera, sin mucho conocimiento, blasfema de Su Nombre ha sido terriblemente rápido.

 

De manera que los yisraelitas que salían de Mitzrayim no estaban para nada limpios. Y por este motivo no sólo debían recibir la Torah sino que, por causa de sus innumerables transgresiones, recibieron los agregados de la ley, y aún así continuaron quebrantándolos persistentemente. Esta es también nuestra situación actual. La mayoría de nosotros estamos hoy como una "multitud mixta", trayendo muchas cosas de Egipto, tratando de recuperar la Torah, pero llenos de costumbres paganas que ni siquiera sabemos que lo son, y con familias que no siempre nos acompañan plenamente. Debemos ser sal para nuestras familias de carne, pero ciertamente la adoración correcta pasa por congregar con la Novia, la verdadera familia. Si nuestra familia no desea acompañarnos, lamentablemente no podemos obligarnos, oraremos por ellos, PERO NO PODEMOS PERMITIR QUE PORQUE NO NOS ACOMPAÑEN, NOS ALEJEN DE LA NOVIA. Esto es a lo que Mashíaj se refería con amarlo más a Él que a padre, madre, hijo, hija, etc. No somos nosotros los que nos alejamos de la familia, es la familia la que se aleja de nosotros. Con todo, eso no significa que la abandonemos, pero sí que ocupa un lugar secundario.

 

En esta plaga se resalta, como vimos, la importancia de la educación familiar: repetir estas cosas a los hijos y nietos, y educarlos para que conozcan Su camino desde pequeños:

 

Instruye al niño en el camino que debe andar; y cuando viejo, no se apartará de él. Mishlei 22:6

 

Entonces le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendían. Al ver esto, Yahshúa se indignó y les dijo: "Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan; porque de los tales es el reino de Elohim. En verdad les digo que cualquiera que no reciba el reino de Yahweh como un niño, jamás entrará en él". Entonces los tomaba en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía. Mordejai 10:13-16

 

Todas las celebraciones del Eterno están diseñadas para que los niños puedan sentirse involucrados en ellas. Él no desea apartarnos de nuestra familia, desea que ella nos siga, tenemos Su promesa a ese respecto. Mashíaj se indignó contra sus discípulos cuando intentaron apartar a los niños de su presencia, nosotros también debemos evitar que sean apartados.

 

 

Entonces Yahweh le dijo a Mosheh: "Extiende tu mano sobre la tierra de Mitsráyim para que las langostas vengan sobre la tierra de Mitsráyim y devoren todas las hierbas en el país, todo lo que ha dejado el granizo". Así que Mosheh sostuvo su vara sobre la tierra de Mitsráyim, y Yahweh atrajo un viento oriental sobre la tierra todo aquel día y toda la noche; y cuando llegó la mañana, el viento oriental había traído las langostas. Las langostas invadieron toda la tierra de Mitsráyim y se posaron en todo el territorio de Mitsráyim en una masa espesa; nunca antes había habido tantas, y nunca más habrá tantas. Ocultaban toda la tierra de la vista, y la tierra quedó oscurecida; y devoraron todas las hierbas del campo y todos los frutos de los árboles que había dejado el granizo, de manera que no quedó nada verde, de los árboles y la hierba del campo, en toda la tierra de Mitsráyim. Shemot 10:12-15

 

"Un viento oriental". Generalmente las langostas vienen con un viento, ya que no pueden volar lejos sin su ayuda. En este caso, un viento del este las habría traído del norte de Arabia, una región donde con frecuencia se crían en grandes cantidades. Esto resultaría algo excepcional porque las langostas que ocasionalmente asuelan Egipto por lo general proceden de Libia o Etiopía, es decir del sur o suroeste. El hecho de que el viento sopló durante un día entero y toda una noche antes de que llegaran las langostas, sugiere que venían de una distancia considerable.

 

La plaga de Moshe fue única y terrible, e igual a ella no hubo antes ni habrá después.

 

"No quedó cosa verde en árboles ni en hierba del campo". Elohim hizo con Faraón lo que Él hace en nuestras vidas: exponer y derribar a cada dios falso. Cuando confiamos en estos dioses nos duele el verlos caer, pero es mejor verlos expuestos, porque así podemos ver el Brazo Fuerte del único Elohim verdadero.

 

¿Por qué fueron los egipcios afligidos con esta plaga? Yahweh los estaba castigando medida por medida, por haber forzado a los hijos de Yisrael a sembrar sus cosechas y haberlos explotado como esclavos. Ahora las langostas devoraron todo lo que los Yisraelitas habían sembrado.

 

El Faraón convocó apresuradamente a Mosheh y Aharón y les dijo: "He pecado delante de Yahweh su Elohim y delante de ustedes. Perdónenme mi ofensa sólo esta vez, e intercedan ante Yahweh su Elohim para que quite de mí esta muerte". Así que salió de la presencia del Faraón e intercedió ante Yahweh. Yahweh produjo un cambio de viento bien fuerte desde el oeste, que levantó las langostas y las arrojó al Mar de los Juncos; ni una sola langosta quedó en todo el territorio de Mitsráyim. Pero Yahweh endureció el corazón del Faraón, y no dejó ir a los yisraelitas. Shemot 10:16-20

 

El rey había hecho súplicas similares antes, pero nunca con tanta premura como esta vez. Evidentemente esta plaga lo aterrorizó más que cualquiera de las siete anteriores.

 

"He pecado delante de Yahweh su Elohim y delante de ustedes". Faraón hizo lo mismo en Shemot 9:27-28. Él dijo las palabras de arrepentimiento pero no lo llevó a cabo con sus acciones. Su corazón fue solamente endurecido más después de que Elohim cediera y mostrara misericordia. Una vez más muestra la fácil confesión de pecado, y el superficial arrepentimiento que brota solamente del deseo de evitar las consecuencias.

 

"Y salió Moshe de delante de Faraón, y oró a Yahweh". Moshe sabía que ni una palabra de reproche ni una petición cambiaría el corazón endurecido del monarca. Sin embargo intercedió, pero no basándose en promesa alguna del rey, porque ahora sabía por su experiencia que pronto sería quebrantada. Son verdaderamente notables la paciencia y magnanimidad de Moshe. Accedió al pedido real en el instante en que fue hecho, sin siquiera pedir un favor o pronunciar el más leve reproche.

 

Nosotros no somos muy diferentes de Faraón. Tercamente nos aferramos al mundo como nuestra burbuja, el lugar donde tenemos nuestros afectos, nuestra provisión, nuestro entretenimiento, todas las cosas que nos cuesta dejar atrás. Y mientras más nos resistimos a aceptar ser quebrantados y abandonar Egipto, esa vara-serpiente en la que nos apoyamos, con sus recursos y excusas, más plagas recibiremos, e irán empeorando gradualmente, si endurecemos nuestros corazones para no obedecer. Yahweh nos está llamado a salir al desierto, salir del sistema de Egipto, del mundo, dejar de lado no sólo las cosas malas que conseguimos ver, sino mucho más las que consideramos buenas o neutras, porque todo lo que hay en Egipto son ranas, demonios engañadores. Esto es mucho más que simplemente creer que si nos mudamos o si hacemos algunos cambios en nuestras vidas, será suficiente. Se trata de un cambio RADICAL, una vuelta de 180 grados, EN LA FORMA EN QUE PENSAMOS, que es de donde depende lo que hacemos y cómo vivimos. El sistema nos ha convencido de que muchas cosas no son tan malas, cuando son abominaciones a los ojos de Yahweh, y esa debe ser nuestra postura inequívoca. Y también nos ha convencido de que podemos servir a dos señores, cuando Él asegura que eso es imposible. No seamos de doble ánimo, esto es tratar de "preservar la vida del alma".

 

En aquella época Él estaba regresando a Su pueblo para cumplir Su promesa de conducirlos a la buena tierra, y hoy también Él está claramente regresando a cumplir Su promesa de "juntar a los suyos de los 4 vientos". No podemos ser encontrados entre los mitsritas, porque padeceremos de sus plagas, por eso hoy como ayer Él nos insta a dejar el mundo:

 

Oí otra voz del cielo que decía: "¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y para que no reciban sus plagas! Hitgalut 18:4

 

 

La Novena Plaga: Las Tinieblas

 

Entonces Yahweh le dijo a Mosheh: "Extiende tu mano hacia el cielo para que haya tinieblas sobre la tierra de Mitsráyim, tinieblas tan densas que se puedan palpar". Mosheh extendió su brazo hacia el cielo y una oscuridad densa descendió sobre toda la tierra de Mitsráyim por tres días. La gente no se podía ver unos a otros, y por tres días nadie se pudo levantar de donde estaba; pero todos los yisraelitas disfrutaban de luz en sus moradas. Shemot 10:21-23

 

La novena plaga, como la tercera y la sexta, fue infligida sin previa advertencia. Después de la plaga de las úlceras, Elohim había anunciado que estaba por enviar todas sus plagas sobre el "corazón" del rey (9:14). Por lo tanto había de esperarse una sucesión de castigos sobre Faraón y sus súbditos. Indudablemente esta plaga vino muy poco después de la octava.

"Tinieblas tan densas que se puedan palpar". Esta no era una oscuridad normal, tenía un elemento sobrenatural que la hacía palpable, como si se tratara de una neblina espesa. La luz no es solamente una propiedad física; es un aspecto del carácter de Elohim ("Yahweh es luz, y en él no hay ninguna tiniebla", Yahanan Alef 1:5). En el juicio, Elohim puede retirar Su presencia tan significativamente que el vacío que queda son a tinieblas que cualquiera puede palpar.

 

Aparentemente, Elohim no permitió que ni siquiera las luces artificiales funcionaran. Los egipcios deben haber intentado usar velas y lámparas pero no fueron capaces de producir luz. Esta era una demostración prominente de grandeza de Yahweh sobre el dios egipcio Ra, el dios del sol. Ra había sido el dios principal de Egipto durante siglos y cada rey se llamaba a sí mismo el "hijo de Ra". En el tiempo de Moshe, este dios era identificado con Amón y llevaba el nombre de Amón-Ra. Los más grandes templos que el mundo jamás haya visto fueron edificados en su honor. Otro dios era el disco del sol, Atón, que unas pocas décadas después del éxodo llegó a ser brevemente el dios supremo del sistema religioso egipcio. Mediante la novena plaga fue claramente demostrada la completa impotencia de estos dioses para sus adoradores.

 

Algunos comentadores han asegurado que un eclipse de sol causó la intensa oscuridad. Sin embargo, esta interpretación no puede ser correcta ya que ningún eclipse puede producir jamás una oscuridad que dure tres días. La mayoría de los intérpretes han creído que el milagro fue producido mediante el jamsin (viento solano, llamado también simún o siroco), una tormenta de arena del desierto que ocasionalmente sopla sobre Egipto y cubre la tierra con una horrible oscuridad. Esto se debe a densas nubes de fina arena que el viento lleva consigo y que interceptan la luz del sol produciendo una oscuridad más profunda que las peores neblinas. Pero si bien una tormenta de arena puede soplar durante dos o tres días, rara vez tiene un efecto tan tremendo por mucho tiempo en una única ocasión. Aún cuando Elohim hubiera usado remolinos de arena para producir la oscuridad, con todo fue milagrosa pues, aunque todo el país estuvo envuelto en oscuridad impenetrable durante tres días, LOS HIJOS DE YISRAEL TENÍAN LUZ, VIVIENDO EN EL MISMO PAÍS. Pero los egipcios estaban acostumbrados a rigurosas tormentas de arena que soplaban procedentes del desierto, y si hubiera sido eso, no se habrían sorprendido, declarando que era la Mano de Yahweh.

 

En todas las plagas, Yahweh utilizó elementos del mundo: las aguas convertidas en sangre, las ranas, los insectos, la lluvia hecha granizo, el fuego de los relámpagos, el viento y las tinieblas son fenómenos en los que las cosas conocidas se vuelven en contra del mundo. En lugar de servir al mundo y a los hombres para su bienestar, las plagas hicieron que todo se volviera en su contra. Lo mismo sucederá en Hitgalut, no veremos "fenómenos paranormales", sino lo mismo que aquí: las fuerzas de la naturaleza, las cosas del mundo volviéndose contra aquellos que ponían su confianza en ellas.

 

"...una oscuridad densa descendió sobre toda la tierra de Mitsráyim por tres días... y por tres días nadie se pudo levantar de donde estaba...". Los tres días de tinieblas aluden a la muerte del Mashíaj. Nuevamente tenemos aquí un cuadro de la resurrección, y también de la promesa de Mashíaj de estar con nosotros en los momentos más oscuros.

 

La plaga se extendió por tres días: los egipcios tuvieron seis noches de una sola vez; hasta los palacios más iluminados eran como mazmorras. Faraón tuvo suficiente tiempo para considerar sus decisiones, lo cual no evitó que continuara en sus caminos impíos. Los incrédulos son siempre así: a pesar de ver la inutilidad y fracaso de su posición, de sus acciones, siempre insisten en su postura, como creyendo que "la próxima es la vencida". Este es el pensamiento de los amantes de los juegos de azar. Compulsivamente se aferran a una posibilidad futura que nunca llega.

 

"Todos los hijos de Yisrael tenían luz en sus habitaciones". No sabemos si esto era debido a que Elohim los libró de esta plaga o porque Elohim les permitió Su presencia única, la cual les trajo una luz sobrenatural. Para los yisraelitas, sin duda, éstos deben haber sido tres días de vacaciones, sin opresores. Esto estableció, una vez más, una clara separación entre los hijos de la luz y los hijos e las tinieblas.

 

Los que atribuyen la oscuridad al resultado de una tormenta de arena explican que ésta no se extendió hasta la tierra de Goshén. Pero el registro bíblico indica que la oscuridad fue general pero que los hijos de Yisrael recibieron luz en forma realmente milagrosa.

 

Todos ustedes son hijos de luz e hijos del día. No somos hijos de la noche ni de las tinieblas. Tesaloniyim Alef 5:5

 

 

El Faraón entonces convocó a Mosheh y dijo: "¡Vayan y adoren a Yahweh! Sólo sus rebaños y sus manadas deberán dejar atrás; aun sus niños pueden ir con ustedes". Pero Mosheh dijo: "Usted debe proveernos sacrificios y ofrendas quemadas para ofrecer a Yahweh nuestro Elohim; nuestros animales irán también con nosotros –ni una pezuña se quedará atrás; porque de ellos tenemos que escoger para la adoración a Yahweh nuestro Elohim; y no sabremos con qué vamos a adorar a Yahweh hasta que lleguemos allá". Shemot 10:24-26

 

La intensa oscuridad fue más de lo que el rey pudo soportar. Al haberse prolongado por tres días, envió mensajeros para ubicar a Moshe. Conducido a la presencia del rey, Moshe fue informado de que los hebreos, incluso sus familias, podrían partir para la propuesta celebración religiosa en el desierto, pero debían dejar sus rebaños y majadas. Esto aseguraría su regreso del desierto.

 

"Sólo sus rebaños y sus manadas deberán dejar atrás". Con esto, Faraón hizo su última oferta a Moshe. Todos los hijos de Yisrael podían ir camino tres días al desierto a ofrecer sacrificio ante Yahweh Elohim, pero ellos debían de dejar atrás su ganado.

 

Sin duda, Faraón sintió que Elohim era un comerciante muy duro y él hizo la mejor oferta que pudo hacer a Elohim. Faraón aún miraba las cosas como alguien que piensa que puede regatear con el Creador. Esto muestra que él aún no sabía cómo era Yahweh Elohim, debido a que él aún no se sometía a Él.

 

"Ni una pezuña". Moshe rehusó con términos inequívocos la transacción propuesta. Ya había declarado en una ocasión anterior que irían con sus familias y todas sus bestias, y de ninguna manera se retractaría ahora de esa estipulación.

 

Elohim quería libertad para todo Yisrael y para todo lo que le pertenecía a Yisrael, y no estaba dispuesto a negociar en este punto.

 

Esto refleja la respuesta de Elohim en cada intento que hacemos para rendirnos en parte, en lugar de rendirlo todo a Él, o cuando tratamos de dejar ciertas cosas sin rendírselas. Él dice, "No quedará ni una pezuña".

 

"...no sabremos con qué vamos a adorar a Yahweh...". Moshe presentó una explicación para su rechazo. La fiesta propuesta era nueva y su ritual todavía no era conocido. No podían esperarse indicaciones exactas hasta que hubieran llegado al lugar que designara el Adón. Debían llevar consigo el ganado porque la fiesta seguramente requeriría el ofrecimiento de sacrificios.

 

Moshe no podía mentir. Ellos no sabían qué era lo que Yahweh iba a pedir en sacrificio. Para sacrificar al Eterno hay que estar dispuesto a darlo todo. No se puede dejar ni una pezuña atrás en nuestra entrega al Eterno. Todo le pertenece y por lo tanto debemos estar dispuestos a darle cualquier cosa que nos pida.

 

Pero Yahweh le endureció el corazón al Faraón y no estuvo de acuerdo en dejarlos ir. El Faraón le dijo: "¡Vete de mi presencia! Ten cuidado de que no me vuelvas a ver, porque en el momento en que me veas la cara morirás". Y Mosheh respondió: "¡Bien dicho! Yo no veré más tu rostro". Shemot 10:27-29

 

"Ten cuidado de que no me vuelvas a ver...". Esta respuesta indica una ira furiosa. El rey comprendía que Moshe lo privaría del trabajo gratuito del cual Egipto había disfrutado por tanto tiempo. Su gran furor le hizo perder todo dominio propio y rudamente le ordenó a Moshe que no volviera, bajo pena de muerte.

 

Moshe le aseguró a Faraón, "Bien has dicho; no veré más tu rostro", pero estas no eran buenas noticias para Faraón. Faraón estaba más allá de su razonamiento, y Elohim no quiso razonar más con él. Hay un momento en que la puerta de la misericordia se cierra y ya no hay vuelta atrás. Así será también en los últimos días. En Hitgalut hay dos plagas relacionadas con las tinieblas: una parcial porque es una trompeta, y la otra total, una de las copas. Si en el libro del Shemot el Adón manda a Moshe y Aharón ejecutar los castigos (Shemot 7,19), aquí serán los malajim más próximos a Elohim los encargados de ejecutar los designios de Su justicia.

 

El cuarto malaj tocó la trompeta. Y se dañó la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, de manera que se oscureció la tercera parte de ellos, y no alumbraba el día durante una tercera parte, y también la noche de la misma manera. Hitgalut 8:12

 

Después de ejecutarse el juicio sobre la tierra, el mar y los ríos, el juicio de Elohim destruirá la tercera parte de los cuerpos celestes, al dañar la tercera parte del sol, de la luna, y de las estrellas, "todo el ejército del cielo", como está escrito:

 

Todo el ejército del cielo se consumirá. Los cielos se enrollarán como un pergamino, y todo su ejército se secará como hojas que se secan en la parra, o como frutos secos en la higuera. YeshaYah 34:4

 

La parte del sol que será dañada será la parte que brilla sobre las naciones malignas. Elohim conoce esta parte, y hará que se oscurezca para que los hombres despierten. Pero muchos no despertarán y continuarán blasfemando, por lo que en las copas el sol que adoran los quemará en la cuarta copa:

 

El cuarto malaj derramó su copa sobre el sol, y se le concedió quemar a los hombres con fuego. Los hombres se quemaron con el intenso calor y blasfemaron el nombre del Elohim que tiene autoridad sobre estas plagas, pero no se arrepintieron para darle gloria. Hitgalut 16:8-9

 

Y entonces traerá las tinieblas, la ausencia de la Luz verdadera:

 

El quinto derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se cubrió de tinieblas. La gente roía sus lenguas del dolor, aún maldijeron al Elohim del cielo por sus dolores y llagas, y no se volvieron de sus obras pecaminosas. Hitgalut 16:10-11

 

 

Las tinieblas espirituales son esclavitud espiritual; mientras haSatán ciega los ojos de los hombres para que no vean, les ata de pies y manos para que no trabajen para Elohim ni se muevan hacia el cielo. Ellos se sientan en tinieblas. La vida en el mundo son tinieblas espirituales. ¿Qué es lo que podemos hacer aquí en el mundo para servir a nuestro Adonai?

 

Era justo que Elohim los castigara así. La ceguera de su mente les acarreó la oscuridad del aire; nunca estuvo tan cegada la mente como la de Faraón; nunca el aire estuvo tan entenebrecido como en Egipto. Hay que temer las consecuencias del pecado; si tres días de tinieblas fueron tan espantosos, ¿cómo serán las tinieblas de afuera? ¿Cómo será vivir sin Su Luz para siempre?

 

El Targum Onkelós pone en boca de Yahweh la siguiente frase: "Cubriré el ojo del sol de la tierra". Esta plaga, al contrario de las de Hitgalut que afectan a los cuerpos celestes (el ejército de los cielos), de varias formas, reduciendo su luz de alguna forma, o aumentándola espantosamente para que el sol queme a los hombres, no afectó al sol de forma directa sino indirecta: Yahweh PUSO UN VELO ENTRE SU LUZ Y LOS HOMBRES, mostrándoles que, sin Su Luz, el mundo quedaría en tinieblas. Al mismo tiempo, esto era juicio contra los falsos dioses que se hacían adorar por los mitsritas, y que no consiguieron evitar su justo castigo.

 

Los hijos de Yisrael tenían, al mismo tiempo, luz en sus viviendas. No debemos pensar que participamos de las misericordias comunes como algo que se da por sentado y, por tanto, que no debemos gratitud a Elohim por ellas. Ellas demuestran el favor particular que Él muestra a su pueblo. Sin duda que hay luz donde hay un israelita, donde hay un hijo de luz, aunque sea en este mundo de tinieblas, pero eso no es únicamente para nuestro beneficio. Su pueblo parece siempre olvidarse que recibimos Sus dones, Su protección y Su Luz no para nosotros mismos, sino para que Él PUEDA MANIFESTARSE AL MUNDO A TRAVÉS DE NOSOTROS:

 

"Nadie que enciende una lámpara la cubre con una vasija, o la pone debajo de la cama, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público". Luka 8:16-17

 

"Al encender una lámpara nadie la pone en oculto, ni debajo de un cajón, sino sobre un candelero para que todos los que entren vean la luz". Luka 11:33

 

Los yisraelitas tenían luz en sus casas PORQUE ELLOS ERAN LUZ AL MUNDO. Así deberíamos ser nosotros hoy. De hecho lo somos, porque únicamente la luz que brilla en nuestro interior es lo que impide, por ahora, que el mundo sea destruido:

 

Porque ya está obrando el misterio de la anulación de la ley; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Tesaloniyim Bet 2:7

 

Esto no es por nosotros, ni por nuestra presencia, es por lo que guardamos en nuestro interior. Ya expliqué en CLE02 10 - Yahweh Vs Faraón 03 - El Primer Grupo De Plagas, lo único que hoy preserva al mundo es la redención de Mashíaj, y esa redención es manifestada al mundo a través de nosotros. Es en ese sentido que SOMOS LUZ AL MUNDO.

 

 

 

La plaga final es la novena, el último aspecto del juicio. La décima, la muerte de los primogénitos, será en sí la ejecución final de los acusados, por eso es separada de las demás. Lo que hemos visto en Shemot, y lo que el mundo verá en Hitgalut, es LA EJECUCIÓN DE UN JUICIO DESDE LOS CIELOS. Tenemos un tribunal presentando los cargos contra los acusados, que son haSatán, sus hijos y sus seguidores, lo cual incluye tanto la semilla de la serpiente como la descendencia de los Vigilantes. Por eso la sentencia final será la muerte de sus primogénitos, sus frutos satánicos.

 

En todas estas nueve plagas, hemos visto el juicio a toda la creación: juicio sobre las aguas, sobre la tierra, sobre las plantas, sobre los animales, sobre los hombres, sobre los poderes de los cielos que se hicieron pasar por falsos dioses. Shemot fue, en pequeño, la prefiguración de lo que será el gran juicio final sobre toda la creación. Y así fue también la vez anterior: en Bereshit el mundo inicia después de que hubo quedado en tinieblas, y la última de las plagas es, tanto en Shemot como en Hitgalut, la de las tinieblas. En Hitgalut, la sexta copa, es decir, la que sigue a la de las tinieblas, abre el camino a los reyes para que entren en la batalla final de Armagedón, que es la séptima copa. Armagedón será la sentencia de los primogénitos.

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