PIEDRAS VIVAS
CLE02 21
En La Carne
JORNADA 7 - MAR DE JUNCOS
"Salieron de Elim y acamparon junto al Mar de Juncos". Bamidbar 33:10
Esta jornada es sólo mencionada en Bamidbar. Si no fuera por este sólo pasuk de Bamidbar no hubiéramos sabido de esta jornada. Si solamente leyéramos el libro del Shemot, no sabríamos qué hubo entre Elim y el Sinay, porque si leemos el final del capítulo 15 y el comienzo del 16 (recordando que esas divisiones no existen en realidad), dice:
Y llegaron a Elim, donde había doce manantiales de agua y setenta palmeras; y acamparon ahí junto al agua. Emprendiendo viaje desde Elim, toda la comunidad yisraelita llegó al desierto de Sin, que queda entre Elim y el Sinay, el día quince del segundo mes después de su salida de la tierra de Mitsráyim. Shemot 15:27-16:1
Entonces podemos ver que en Shemot, Yahweh calló esta jornada, pero no la silenció totalmente; eso quiere decir que Elohim sí quiso que se supiera que hubo esa estación, pero nos quiso hablar con silencio.
A veces el silencio de Elohim habla más. A veces al no querer hablar de algo, Él está queriendo decir mucho, y Él está queriendo como pasar por alto algo que aconteció, pero que no lo menciona. En muchas ocasiones Elohim hace cosas así. Por un pasuk de las Escrituras sabemos que algo sucedió, mientras que en otro lugar ese hecho no es mencionado. Por eso es necesario recorrer las Escrituras por completo, no una sino muchas veces, porque si no nos familiarizamos mucho con ellas nunca conseguiremos ver estos pequeños detalles.
Generalmente cuando Yahweh guarda silencio no es porque no pase nada, sino porque lo que pasa es algo que no merece la pena ser recordado, y por eso guarda silencio. Sin embargo, sí hizo saber que hubo una estación en el Mar de Juncos, pero guardó silencio. Entonces, como estas estaciones tienen un sentido espiritual, ¿qué será lo que significa la estación en el Mar de Juncos? Fíjense en el detalle. La estación en el Mar de Juncos queda entre Elim y el Sinay, esa es la información que obtenemos en Shemot, que partieron de Elim y llegaron al desierto de Sin, camino al Sinay.
De manera que hubo todo un trayecto y en ese trayecto hubo una parada intermedia, y ese intermedio aparece por voluntad de Elohim para enseñar una jornada espiritual. En el pasuk siguiente de Bamidbar dice: "Salieron del Mar de Juncos y acamparon en el desierto de Sin"; es decir que sí hubo una estación, sí hubo una parada.
Pero fíjense en un detalle, en la siguiente estación, la del capítulo 16, en el desierto de Sin, a esa el Ruaj ha Kodesh le dedica bastante espacio, hay muchas lecciones que aparecen, es la estación del maná y muchas cosas suceden ahí; sin embargo, entre Elim y la estación del desierto de Sin donde comenzaron a recoger maná, aparece esta estación. Si tiene sentido espiritual la recolección del maná y si tiene un sentido espiritual Elim, quiere decir que entre lo que espiritualmente significa Elim y lo que espiritualmente significa el desierto de Sin para aprender a recoger el maná, la estación intermedia tiene que tener un sentido espiritual. Cuando salimos de Elim, que representa aquel oasis de Elohim bajo setenta palmeras, provistas por Elohim para darnos cobertura, para darnos sombra, para darnos descanso, con doce fuentes de aguas para darnos de beber y mitigar nuestra sed, y que representa, el doce y el setenta del gobierno y el ministerio de Yahweh, el oasis del ministerio provisto por Elohim transitoriamente en nuestra caminata, de pronto nos encontramos después en el desierto de Sin aprendiendo cada uno, ya no bajo la sombra de las palmeras, ni con las aguas, a recoger el maná por la mañana, el que debemos comer personalmente. Vemos entonces que hay una experiencia espiritual intermedia entre primero estar bajo la cobertura del ministerio y después aprender por sí solos a recoger el maná; hay un espacio intermedio, una experiencia espiritual.
Al principio las personas están bajo la dirección de Elohim, por el arreglo divino bajo la protección del ministerio, eso es lo que representa Elim con sus setenta palmeras, el oasis, que con los números apostólicos representa el ministerio y en la estación de nuestra caminata. En el comienzo de nuestra nueva vida Yahweh nos muestra lo que es en verdad el ministerio; no es una sola palmera, no es una sola fuente, por eso no se refiere al ministerio de una persona, sino al ministerio colectivo del cuerpo de Mashiaj. Él nos muestra el Cuerpo en Elim. Eso es llamado, en el B'rit Hadashá, el ministerio del cuerpo, el ministerio del Ruaj, el ministerio de la justificación, el ministerio de la reconciliación, el ministerio del Nuevo Pacto, que está representado ahí en Elim, y entonces, nos sentimos protegidos por Elohim, por personas que representan a Elohim, que nos muestran a Mashíaj, que encarnan el ministerio. Pero esto es sólo un cuadro, una sombra de lo que Yahweh pretende obtener. No es la realidad aún, por eso raramente dura. Como en Sukot nos dio un cuadro de lo que recibirían al final, al entrar en la Tierra Prometida, así en Elim muestra también la forma "social" del gobierno y ministerio que veremos al final.
Pero estos son cuadros todavía, sombras, así que hay que seguir avanzando, porque si la gente se queda en las denominaciones en las que entró cuando nació de nuevo se van a estancar, se van a dormir, van a aprender doctrinas equivocadas que provienen de personas que se estancaron antes de ellos, se durmieron antes de ellos y como no siguieron avanzando no tienen todas las respuestas del resto del camino, y entonces inventan doctrinas para rellenar los agujeros. Pero en el avance espiritual Elohim no quiere que nosotros nos quedemos bajo esos falsos ministerios. En Elim nos mostró una sombra del verdadero ministerio, pero en nuestra vida real no quiere que continuemos bajo los falsos, no quiere que seamos toda la vida unos calienta-banco, donde solamente oímos lo que otros tienen que decir, si nos gusta. Total, es sólo una vez por semana.
Yahweh quiere que oigamos a todo lo que el ministerio tiene que decir, pero eso no es lo único que Elohim quiere, por eso la etapa que sigue es la del maná, que vamos a empezar a estudiar, una etapa muy rica en enseñanzas. Él quiere que entendamos que no alcanza que hayamos sido salvos de Faraón y de Egipto, todavía seguimos siendo egipcios en nuestro interior. Yahweh quiere también que nosotros aprendamos a recoger el maná diario que vamos a comer, pero no es tan fácil, habiendo estado acostumbrados a que nos den comida, a empezar a recoger la comida diaria que viene del cielo, y esa estación intermedia entre salir del oasis de la luna de miel inicial del recién nacido, del nuevo creyente, a aprender a depender de Elohim, habiendo estado primero dependiendo del ministerio, es un momento intermedio, una situación ya no tan fácil.
Salir de Elim no quiere decir que ya no va a ver más ministros, no va a haber más pastores o evangelistas o maestros o apóstoles o profetas; al contrario, porque en el cuadro que nos pinta acá no hay este ministerio aún. Estas funciones serán levantadas en la segunda Era, la Era de Shavuot. Acá tenemos las sombras, y por ahora será sólo a través del sacerdocio que será levantado, y del gobierno de Moshe (el líder que representa el rey) junto con los representantes del pueblo, los setenta ancianos. Es un sistema un poco diferente del que los apóstoles fueron levantando en la necesidad del ministerio, guiados por el Ruaj, pero tenemos que entender que los dos son un sistema gubernamental, aunque cada uno representa dos "gobiernos" diferentes, por decirlo de alguna manera. El de Moshe representa el Concilio Divino, la Corte de Yahweh, y Moshe representa al intermediario, a Mashíaj, mientras que Aharón representa al Kohen Gadol, que también es Mashíaj, cada uno en un aspecto: gubernamental y sacerdotal. El resto del sacerdocio levita representa a los vencedores (una entre 12 tribus), mientras que el resto de los yisraelitas es el resto de la congregación. Si comprendemos que ya no estamos en la etapa de las sombras pero que eso no significa que tenemos que tirarla a la basura SINO COMPLEMENTARLA CON LA PARTE DE REALIDAD QUE NOS HA SIDO OTORGADA (el Ruaj en nuestro interior), entonces entenderemos que lo que necesitamos hacer es UNIFICAR AMBAS PARTES. Esta es la unión de las Dos Casas que tantos buscan. De manera que, por el otro lado, los apóstoles, evangelistas, pastores, etc., no son un nuevo tipo de gobierno, un nuevo ministerio, sino diferentes funciones internas de un único ministerio del Cuerpo, donde ahora nuestro Moshe es el propio Mashíaj, pero no individualmente, como tantos creen, SINO CORPORATIVAMENTE. Mashíaj es la Cabeza del Cuerpo, y sólo en la ejad del Cuerpo cada uno de nosotros, individualmente, tiene la mente de Mashíaj. Él no vino a rescatar individualidades sino a levantar a Su Novia, y sólo podemos crecer en Mashíaj cuando estamos unidos a Él, y eso es SU CUERPO.
Hoy no estamos en la etapa de sombras, aunque el camino es el mismo, no pasamos por aquellas etapas iniciales como ellos las pasaron, porque nosotros ya tenemos al Ruaj en nuestro interior que nos enseña, si lo escuchamos, de manera que no deberíamos repetir los viejos errores. Y como además estamos ya llegando al final de esta etapa, también deberíamos estar corriendo mucho más, tratando de alcanzar el premio para el que fuimos llamados, y ser dignos de ser llamados vencedores. Todas estas cosas que vemos, estas partes de lo que llamamos ministerio, son partes de la edificación de la Novia. En toda edificación se levantan andamios, pero cuando la edificación termina, los andamios se retiran. Está el momento de los andamios y está el momento sin andamios, pero entre con andamios y sin andamios hay un período intermedio de ir quitando los andamios, y ese tiempo intermedio será la Era de Sukot.
Pero individualmente, esto simboliza ese momento en el que hay que sacar las rueditas chicas de la bicicleta, porque ya aprendimos lo suficiente para andar sin apoyos. Al principio los hermanos no saben qué hacer, siempre es otro el que dirige, siempre es otro el que enseña, siempre es otro el que evangeliza, siempre es otro el que predica, siempre es otro el que ministra y siempre están bajo la unción ajena; pero Elohim quiere enseñarnos a tener una unción propia, y para hacernos llegar al cuadro que nos mostró en Elim (que es un retrato futurista nuestro), tenemos que salir de Egipto y pasar por tantas cosas y también guardar la visión de Elim como un tesoro que deseamos alcanzar, no como algo que estamos perdiendo. Hay que salir de una buena vez de esa mentalidad de costo-beneficio con la que manejamos las situaciones, y entrar de lleno en la vida de Mashíaj, en la que ciertamente pasamos por situaciones negativas porque Él nos prueba "para ver si lo amamos".
Así que esto no es tampoco salir del ministerio si es el verdadero, sólo es salirse de los falsos, buscar el verdadero, que tampoco es cosa de que toda rebeldía es correcta, porque Yahweh siempre tiene su testimonio verdadero para guiar a los que van llegando, mientras crecen y se preparan para hacer lo mismo por los que vienen atrás. Pero a veces algunos se rebelan contra el ministerio donde estaban y se van y hacen uno propio, pero eso sigue siendo nuestra carne. La carne nunca quiere la ejad, la unidad. La carne es individualista, quiere que las cosas de nuestro entorno se acomoden a nuestra manera de pensar. Pero el ruaj siempre está buscando las cosas de lo alto, por eso no se conforma con las verdades a medias, acomodadas al gusto y sentir de la carne. Y por todas estas cosas es que la etapa siguiente es recoger el maná. Porque no alcanza con haber sido cubiertos por la sangre, y haber comido el Cordero (recibir la semilla de Mashíaj), y haber sido bautizados en la nube y en el mar, como tantos creen, y por eso andan débiles, como decía Shaúl:
Porque el que come y bebe, sin discernir la realidad, come y bebe juicio para sí mismo. Por eso hay entre ustedes muchos enfermos y debilitados, y muchos han muerto. Qorintiyim Alef 11:29-30
Y este es el triste cuadro de la realidad que vivimos. Estamos rodeados de muertos vivos, medio vivos, medio muertos, porque falta el maná, falta el alimento diario de lo alto, que se consume durante el camino del desierto, que es lo que nutre aquella semilla de Mashíaj. Y la gente cree que si corre de nuevo a Egipto, entra y mata cordero y vuelve a hacer Pésaj, eso resuelve las cosas, y no comprenden que guardar las fiestas no es repetir el mismo teatrito en la escuela todos los años, guardar una fiesta es haberla interiorizado tanto que ya podemos pasar a la fiesta siguiente, a la etapa siguiente, hasta llegar a la plenitud de Mashíaj. Para eso no sirve retroceder, no sirve volver a hacer las mismas cosas que hacíamos antes, para crecer sólo podemos si hacemos crecer la semilla que recibimos y que sigue ahí en su cajita. Mashíaj sólo puede alimentarse de Mashíaj, así que si al Cordero que ya comimos (y que no nos sirve comer de nuevo si no recibimos al verdadero) no le agregamos el maná diario, no vamos a tener crecimiento interior, y andaremos débiles. Al cordero lo comimos en casa, en nuestra vieja casa, donde antes vivíamos, eso lo hicimos de forma individual, pero el maná se recoge en la congregación, en el Cuerpo que está siendo levantado. No hay forma de recoger el maná en casa, o en el mundo, individualmente. EL MANÁ Y TODAS LAS COSAS QUE HACEN AL CAMINO DEL DESIERTO, SON CORPORATIVAS, NO INDIVIDUALES. No hay crecimiento individual sin estar en la congregación, porque el crecimiento de cada uno depende de estar en el Cuerpo.
Así que ahora Yahweh les ha mostrado que a pesar de haberlos liberado, todavía siguen en la carne. Ellos ya fueron librados de Egipto, de su esclavitud a Faraón y de su situación de muerte. Gracias a que Mashíaj, 1500 años después, vino y cumplió la primera parte de Su obra, nosotros hoy también hemos sido liberados del pecado, de los pecados y del mundo, pero como puede darse cuenta cualquier recién nacido apenas ha salido de su luna de miel inicial, ese período en el que ve todo color de rosa, cuando vuelve a poner los pies sobre la tierra se da cuenta que en su interior está igual que antes. Y eso es porque sigue en la carne.
JORNADA 8 - DESIERTO DE SIN
"Salieron del Mar de Juncos y acamparon en el desierto de Sin". Bamidbar 33:11
El Adón mismo va dirigiendo a Su pueblo para que aprenda lecciones, no siempre fáciles porque para la carne nada es fácil. Este pasaje de Bamidbar se corresponde con todo el capítulo 16 del libro del Shemot. A veces parece que es poco lo que se dice en Bamidbar, pero parece que esta vez Elohim tiene que decir mucho, y lo va a explicar bien en Shemot.
Emprendiendo viaje desde Elim, toda la comunidad yisraelita llegó al desierto de Sin, que queda entre Elim y el Sinay, el día quince del segundo mes después de su salida de la tierra de Mitsráyim. En el desierto, toda la comunidad yisraelita se quejó contra Mosheh y Aharón. Shemot 16:1-2
Aquí vemos tres grupos de personas: los que murmuraban, aquellos de quienes se murmuraba y Yahweh, que escuchaba las murmuraciones. Según el pasuk 8, Moshe dijo al pueblo:
Yahweh ha escuchado sus quejas y murmuraciones contra El, porque ¿qué somos nosotros? Sus murmuraciones no son contra nosotros sino contra Yahweh. Shemot 16:8
Moshe estaba muy disgustado con el pueblo debido a sus murmuraciones. El estaba más disgustado que Elohim mismo. El Adón mandó a Moshe que dijera al pueblo que ellos verían Su gloria por la mañana (pasuk 7). El también prometió: "les haré llover pan del cielo" (pasuk 4).
El asunto aquí entonces es que la gente no se agradó del cambio de tener que salir del oasis de Elim con todas sus comodidades, y entrar en el camino del desierto. Vamos a ver unas cuantas murmuraciones, porque la carne es bastante lengua larga y no se detiene ni siquiera ante su Creador.
Pasa lo mismo con nosotros en nuestra experiencia espiritual personal. Después de tener una experiencia animante en Elim donde fluyen las doce fuentes y crecen las setenta palmeras, la carne nos sigue molestando. Eso es lo que descubre el recién nacido, y se enoja por la situación, y se pregunta si realmente fue salvo, porque esperaba algún tipo de transformación estilo genio de la lámpara, en la que sería mágicamente transformado de pecador a santo, y que todas sus experiencias serían tan maravillosas como las mostradas en Elim. Es que no ha comprendido que Elim es un cuadro de lo que vendrá, de lo que llegará al mundo si él desea participar y permite que el Ruaj trabaje en su interior, a fin de ser parte de eso. Entonces, ahora que sale de Elim descubre que la carne sigue ahí.
Y es que las aguas vivas en Elim no eliminan la carne. Esta es la razón por la cual las llamadas experiencias pentecostales no nos libran de la carne. Los creyentes pueden experimentar el bautismo del Ruaj o la llamada segunda bendición, pero aún les queda el problema de la carne. Aun la verdadera experiencia del bautismo en el Ruaj no es otra cosa que la experiencia en Elim. Como lo indica el relato del capítulo 16, la experiencia en Elim no resuelve el problema con la carne.
Con esto vemos una vez más que el libro de Shemot no está escrito según la doctrina, sino según la experiencia espiritual. Según la comprensión doctrinal, la experiencia de las doce fuentes que fluyen y de las setenta palmeras que crecen en Elim debería hacernos santos maduros. Lo que no se entiende es que ES UN CUADRO, UNA SOMBRA, y que las sombras no contienen la realidad. Inclusive no comprenden que Era Pentecostal es una era parcial en la cual no hemos alcanzado la plenitud, aún cuando somos llamados a vivir las sombras de la era anterior con base en sus realidades ya cumplidas por Mashíaj (y no a volver atrás) y aún en la parcialidad, a prepararnos para la era de la plenitud (de la cual Elim es el cuadro, justamente), "llamando a las cosas que no son como si ya fueran".
Pero las experiencias animadoras de Elim jamás dan este resultado. Las murmuraciones de los hijos de Yisrael en el capítulo 16 lo comprueban. Ellos habían sido redimidos y liberados de Mitzrayim, habían experimentado la sanidad de las aguas en Marah, y habían disfrutado las fuentes y las palmeras en Elim. Es decir, ya habían pasado por suficientes situaciones negativas que Yahweh convertía en positivas como para cambiar de actitud. Pero después de todas estas experiencias, todavía murmuraron (y no por última vez siquiera). Si vemos eso desde la perspectiva de la doctrina, sería difícil entenderlo. Pero si lo vemos desde el punto de vista de la experiencia, veremos que el capítulo 16 es fácil de entender; es más, esto puede explicar muchas cosas que tal vez pensábamos estaban mal en nosotros, porque nos dijeron que íbamos a ser perfectos en un abrir y cerrar de ojos. Pero según nuestra experiencia espiritual, nos damos cuenta de que los momentos de entusiasmo de Elim jamás harán madurar a los creyentes.
Después de una experiencia en Elim, Elohim expondrá la carne de nuestro ser natural. Esta es la razón por la cual después de que tengamos la experiencia animadora de las doce fuentes que fluyen y de las setenta palmeras que crecen, vemos que todavía vivimos conforme a la carne. Las doce fuentes satisfacen la sed en nuestro ruaj, pero no acaban con nuestra carne. De hecho, cuanto más experimentemos las fuentes que fluyen, más quedará expuesta nuestra carne. Si su intención es esconder su carne, la gente tendrá que evitar la experiencia de las fuentes y de las palmeras en Elim, o tendrán que decir que es un símbolo, o tendrán que decir que ya lo consiguieron y conseguirse un disfraz para convencer al mundo, porque después de la experiencia de las doce fuentes en Elim nuestra carne queda expuesta, y la gente se pregunta qué hay de errado con ellos, si los dirigentes religiosos les prometieron la perfección instantánea.
Hace años, leí muchos libros y artículos acerca de la experiencia del bautismo del Ruaj haKodesh y de la llamada segunda bendición. Estos libros afirmaban que cuando un creyente tenía esta experiencia, todos sus problemas se solucionaban. Algunos autores llegaban al extremo de decir que hasta el pecado sería erradicado. No obstante, nuestra experiencia actual demuestra que esto es falso, y estos falsos predicadores han creado una generación que se divide entre los que se han desilusionado y se apartaron de Mashíaj, y los que han insistido utilizando un disfraz de fin de semana, maquillando su carne para hacerla parecer ruaj. Esto no funcionaría, claro, sino en un medio donde todo el mundo trajera su propia carne maquillada, porque el ruaj discierne de inmediato la falsedad.
Es importante que penetremos la superficialidad del cristianismo y del judaísmo de hoy. Menciono ambos por causa de la actual situación de restauración, pero también es necesario meter en la bolsa a muchos movimientos autodenominados mesiánicos, sobre todo porque muchos, desilusionados de las mentiras cristianas, se han volcado a una búsqueda de raíces equivocadas, buscando la respuesta al problema que padecen, por qué no consiguen avanzar, por qué continúan sintiéndose vacíos.
Ya que nuestra carne permanece después de nuestra experiencia en Elim, debemos ser conducidos por Elohim desde Elim hasta el desierto descrito en Shemot 16. Este desierto no es un lugar específico. Simplemente se nos dice que se encontraba en el desierto entre Elim y Sinay. Esto indica que después de beber del agua viva en Elim, seremos introducidos en una situación indefinida. En esta clase de lugar indefinido, nuestra carne quedará expuesta.
La Carne Es Expuesta Debido A La Falta De Vida Celestial
Como veremos ahora, nuestra carne queda expuesta por la falta de alimento, por la falta de Mashiaj como la provisión de la vida celestial. Esta es la razón por la cual se menciona el maná en Shemot 16 y en Bamidbar 11 se relaciona con la murmuración del pueblo. El pueblo murmuró por la falta de alimento, y Yahweh respondió prometiendo que les enviaría pan del cielo. Esto indica que el maná celestial se nos da para acabar con nuestra carne. Esta obra no puede ser cumplida por las fuentes en Elim; el maná celestial es lo único que la puede llevar a cabo.
El pueblo murmuró contra Moshe y Aharón debido a su lujuria en cuanto a la comida. No obstante, sus murmuraciones en realidad fueron en contra de Elohim mismo. El pueblo había bebido mucha agua, se habían refrigerado en el oasis, pero todavía tenía hambre porque no había nada de comer.
La experiencia creyente tiene distintos aspectos. No obstante, muchos creyentes piensan que existe un sólo aspecto: los judíos creen que sólo existe el aspecto de las sombras, y que insistiendo en "guardarlas" serán salvos, mientras que los cristianos creen que sólo existe el aspecto del bautismo del Ruaj haKodesh (aunque tampoco tienen muy en claro lo que quieren decir con eso, ni lo que realmente significa). Según ellos, la experiencia del bautismo es todo-inclusiva y satisface todas las necesidades del creyente. No obstante, los cuadros de Shemot muestran que esta clase de experiencia no puede serlo todo. Efectivamente, en Elim, hay doce fuentes, pero no se menciona la comida. Por esta razón, el pueblo tenía hambre. Dentro de ellos, carecían de la provisión necesaria de vida. Y la carencia de esta provisión expuso a la carne. Cuando carecemos de la provisión de la vida, nuestra carne no puede permanecer escondida, en seguida va a saltar como leche hervida, es como un monstruo que explota cuando siente miedo. Si cada uno de nosotros consideramos nuestra propia experiencia, veremos que un sólo día después de haber tenido una gran experiencia en Elim, ya comenzamos a sentir insatisfacción dentro nuestro. Tal vez nos callamos al principio, creyendo que éramos nosotros los que "funcionábamos mal", pero finalmente tuvimos que encarar la situación. Esta insatisfacción proviene de la falta de la provisión de la vida celestial, de la falta de Mashiaj como el maná celestial. En la experiencia del recién nacido, aún no ha tomado a Mashiaj como su provisión de vida. Y como tantos insisten en permanecer en esa posición, porque no quieren salir de Elim, salir del oasis (y un oasis puede ser un espejismo), entonces la carne nunca es eliminada.
Cada creyente tiene problemas con la carne y con los deseos de la carne. ¿Saben cuándo se acaba con la carne? Solamente cuando Mashiaj se convierte verdaderamente en nuestra provisión de vida cotidiana. Cuando Mashiaj nos llena y nos satisface, esta satisfacción matará nuestra carne, porque hará crecer la semilla de Mashíaj en nuestro interior, y vitalizará a nuestro ruaj. Cuando disfrutamos a Mashiaj diariamente como nuestra provisión de vida celestial, quedamos plenamente satisfechos. En ese momento, nuestra carne es sometida, y nuestros deseos silenciados. No obstante, la carne y sus deseos no son acabados de una vez por todas, otro problema que tienen los creyentes. El maná debe ser recogido diariamente. Cuando estemos mal nutridos y carezcamos de Mashiaj, volveremos a tener hambre. Esto hará que nuestra carne y sus deseos aparezcan y se activen nuevamente.
Nuestra carne permanecerá hasta que estemos en resurrección y tengamos un cuerpo glorificado. Por muchos años que estemos caminando en Mashíaj, la carne sigue presente. Si no estamos llenos de Mashiaj, la carne seguirá activa. No creamos que una persona que ha estado en Elohim durante muchos años alcanzará el punto de no ser perturbada por la carne. Esas son mentiras de "pastores viejos". Aunque la carne sea disciplinada muchas veces, centenares, miles de veces, todavía permanece con nosotros. Sin embargo, cuando estamos satisfechos con Mashiaj como la provisión de la vida celestial, la carne y sus deseos son vencidos. Pero cuando carezcamos de Mashiaj como nuestro alimento, la carne quedará expuesta una vez más. En este mensaje, mi carga consiste simplemente en aclarar este asunto a todos los santos, porque veo que muchos continúan corriendo atrás de espejismos prometidos, en lugar de aceptar la conducción del Ruaj por el camino angosto.
Si vemos que la carne queda siempre expuesta cuando carecemos de Mashiaj como la provisión diaria de vida, seremos iluminados en cuanto a nuestra experiencia con Elohim. Quizás algunos se han preguntado por qué aun después de haber tenido ciertas experiencias gloriosas en Yahweh, han descubierto que su carne sigue igual de fuerte. Bien, ahora ya saben: necesitamos tanto el maná celestial como el resto de las cosas que Él nos dará en el desierto. Pero también debemos entender que ni las aguas de vida que brotan de la roca ni el maná caen FUERA DEL DESIERTO. Las dos cosas son la provisión espiritual que Él nos da para capacitarnos a atravesar las pruebas del desierto, y si insistimos en no entrar en el camino de santificación, PERMANECEREMOS EN LA CARNE.
Espero que todos quedemos impresionados con la necesidad de experimentar a Mashiaj cada día como nuestra provisión de vida. Es importante comprender que aunque cada uno de nosotros debe recoger su maná, se cocina y se come en familia, y esto significa la familia espiritual, la congregación. Si estamos mal nutridos, nuestra carne se levantará, y nuestros deseos nos molestarán e impedirán nuestra comunión con Elohim. Día tras día, debemos salir a recoger nuestro maná para comerlo junto a la congregación.
Más Murmuraciones
Sigamos adelante y veamos cómo Elohim disciplina la carne de Su pueblo (16:4-30). Él disciplina la carne de ellos al mostrarles Su gloria:
...y por la mañana contemplarán la Presencia de Yahweh, porque él ha escuchado sus quejas contra Yahweh... Shemot 16:7
Aquí dice que ellos contemplarían la presencia de Yahweh. Según sabemos, una persona carnal no puede ver la gloria de Elohim. No obstante, muchas veces en las Escrituras se dice que ellos vieron la gloria, y todas esas manifestaciones son aspectos de Mashíaj. Es significativo que la Palabra no indica que la gloria de Elohim apareció a Su pueblo cuando estaban en Elim, sino que Su gloria se les apareció cuando estaban murmurando en el desierto de Sin.
Mientras los hijos de Yisrael seguían a Elohim en el desierto y lo buscaban, su carne y sus deseos seguían activos. Ya dijimos que esto se debía a su estado de mala nutrición, por eso no fueron castigados, porque Yahweh sabía que les faltaba esa parte. Ellos murmuraban contra Elohim porque carecían de la provisión de vida apropiada. Entonces Yahweh les dijo que verían Su Presencia, y que también les daría alimento. Esa es la respuesta de Yahweh para nuestra carne: Mashíaj en todos sus aspectos.
En principio, nosotros hemos experimentado lo mismo. Mientras seguíamos a Elohim y lo buscábamos, a veces nuestra actitud era negativa, y empezamos a murmurar contra la congregación o contra los hermanos responsables de la congregación, o contra Yahweh mismo, aunque de manera indirecta, como cuando protestamos por nuestras circunstancias. Entonces, en un momento dado, él nos envía su maná y nos trae Su presencia. No siempre es la solución del problema como nosotros esperamos, pero sí nos trae la comprensión de que la situación no está fuera de Su control, y de que las cosas que nos están sucediendo son para nuestra disciplina y crecimiento, no para matarnos de hambre, como creían los yisraelitas, ni para castigarnos por algo que cometimos, como creemos nosotros normalmente.
En sus murmuraciones contra Elohim, los hijos de Yisrael dijeron:
Los yisraelitas les dijeron: "¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahweh en la tierra de Mitsráyim, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos! Porque ustedes nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta congregación". Shemot 16:3
En nuestras quejas, quizá digamos algo por el estilo: "¿Por qué hemos entrado en la restauración de Elohim? ¿Qué está pasando en la restauración? ¡Ojalá hubiéramos muerto en las denominaciones!". A menudo en medio de nuestras quejas, Yahweh nos trae Su presencia para sanidad y nutrición nuestra.
En Shemot 16, vemos continuamente que Elohim oyó las murmuraciones de Su pueblo:
...y por la mañana contemplarán la Presencia de Yahweh, porque él ha escuchado sus quejas contra Yahweh. Porque ¿quiénes somos nosotros para que se quejen contra nosotros?". Mosheh continuó: "Como es Yahweh quien les dará carne para comer a la tarde y pan por la mañana hasta la saciedad, porque Yahweh ha escuchado las quejas que profieren ustedes contra él, ¿cuál es nuestra parte? Su queja no es contra nosotros, sino contra Yahweh". Entonces Mosheh le dijo a Aharón: "Dile a toda la comunidad yisraelita: Acérquense a Yahweh, que él ha oído sus quejas". Shemot 16:7-9
Según el pasuk 12, Elohim le dijo a Moshe: "Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Yisrael". Tengamos la seguridad de que Elohim oye nuestras murmuraciones. Además, mientras murmuramos Él nos está mirando; Él observa todo lo que sucede, no es que Moshe tiene que ir a contarle, Él nos está mirando en el momento mismo en que la chispa de la murmuración comienza a arder en nuestro corazón.
A menudo, cuando nos quejamos de esta forma, vemos la gloria de Elohim. No es un "ver" con los ojos de la carne, sino con los ojos del ruaj. La aparición de la gloria de Yahweh en esos momentos puede ser algo aterrador. Generalmente es algo que nos hace callar la boca de inmediato. En una pobre comparación, equivale a haber estado quejándonos con mamá todo el día, y finalmente llega papá. Entonces las murmuraciones acaban, y nos damos cuenta de que pasamos el límite. He sentido ese temor cuando la gloria de Elohim se apareció a mí en medio de mis murmuraciones y quejas. La razón por la cual me quejaba era que yo carecía de Mashiaj como mi alimento.
En Shemot 16:7, Elohim dijo que por la mañana el pueblo vería Su gloria. El pasuk 10 dice:
Y mientras Aharón le hablaba a toda la comunidad yisraelita, volvieron la mirada hacia el desierto, y allí, en una nube, apareció la Presencia de Yahweh. Shemot 16:10
Cuando la gloria de Elohim apareció al pueblo, ellos dejaron de murmurar. En principio, hemos experimentado lo mismo. En ciertas ocasiones, por estar mal nutridos, nuestra actitud se ha hecho negativa mientras buscábamos a Elohim. Esta falta de Mashiaj como la provisión de vida nos hizo murmurar y quejarnos de nuestras circunstancias, porque nuestra carne está convencida de que "merece" algo mejor. En esos momentos, interiormente vimos la gloria de Elohim y estuvimos llenos de temor. Así como los hijos de Yisrael, a menudo somos muy elocuentes en nuestras murmuraciones y quejas, mucho más que cuando testificamos de Elohim en las reuniones. Pero la gloria de Elohim aparece y acaba con nuestras murmuraciones y quejas.
¿Y qué creemos, que la gloria de Elohim apareció para rescatar al pueblo o para condenarlos? La respuesta es ésta: la gloria de Elohim apareció con el propósito de rescatarlos por medio de condenarlos. Esto puede ser confirmado por nuestra experiencia. A menudo Elohim viene para rescatarnos por medio de condenarnos, igual que cuando llega papá y pone fin a nuestro mal comportamiento: nos está castigando para salvarnos de nosotros mismos, para que no seamos niños malcriados. Cuando estamos mal nutridos y nuestra actitud es negativa, podemos temer que Elohim venga y nos mate. Nuestra carne lo teme ciertamente. En el mismo principio, podemos quejarnos de la congregación y de los líderes. Pero Yahweh oye todas las murmuraciones, ¿y qué es quejarnos de los demás? Si nos quejamos de las personas que Él nos coloca para gobernarnos y conducirnos, nos estamos quejando de lo que Él hace, igual que cuando nos rebelamos de nuestros yugos. Siempre tendemos a olvidarnos que es Él quien determina nuestras circunstancias, para ver si lo amamos.
Esta es la aparición de la gloria de Elohim al rescatarnos por medio de condenarnos.
Carne Para La Carne
Después de mostrar Su gloria al pueblo, Elohim les mandó la carne que pedían. Él les mandó codornices para satisfacer su hambre, mostrarles Su omnipotencia y disciplinarlos.
"He oído la queja de los yisraelitas. Háblales y diles: A la tarde comerán carne, y por la mañana se saciarán de pan; y ustedes sabrán que yo Yahweh soy su Elohim". Por la tarde aparecieron unas codornices y cubrieron el campamento... Éxodo 16:12-13
En Shemot 16, Elohim no disciplinó al pueblo duramente. Pero vamos a ver un poco más adelante que ellos se quejan de nuevo. Hay dos episodios de codornices, aunque la gente generalmente cree que fue uno solo, fueron dos, uno acá en el desierto de Sin, el otro, mucho más grave, en el desierto de Sinay. Allá las murmuraciones eran diferentes, como ya estudiaremos, y por eso recibieron castigo. Muchos creyentes han experimentado esto de una manera espiritual. El Adón satisfizo su codicia al darles lo que deseaban. Luego, hablando espiritualmente, Él vino para matarlos y sufrieron muerte espiritual. Cuanto más disfrutaban de las "codornices" más eran heridos. Durante mucho tiempo, quizás por años, permanecieron amortecidos en el ruaj.
Pero aquí en Shemot Yahweh simplemente accedió a los pedidos de la gente. Les trajo carne, pero también les trajo maná. "A la tarde comerán carne, y por la mañana se saciarán de pan". A la tarde, es decir al comienzo de la noche, llegaría la carne, pero eso no los saciaría. Sólo el maná por la mañana les traería satisfacción verdadera, aunque como veremos, ellos se quejaron durante bastante tiempo por el maná. La carne se alimenta de carne, por la noche, el tiempo de las tinieblas, pero el ruaj se alimenta de día, a primera hora de la mañana, cuando despunta la luz, y se alimenta de pan del cielo. Entonces vemos que Yahweh proveyó alimento para la carne y alimento para el ruaj. Él se ocupa de toda nuestra nutrición, porque Él mismo nos creó y sabe que el cuerpo también necesita comida, pero se interesa mucho más en nuestra alimentación espiritual.
Yahweh Disciplina La Carne De Su Pueblo
El libro de Shemot presenta un cuadro de la salvación completa que Elohim efectúa. La misma posee dos asuntos cruciales. El primero es que Elohim desea ser todo para Su pueblo escogido. Él quiere forjarse dentro de los que Él ha predestinado para Sí mismo. Segundo, ya que Elohim desea ser nuestro todo, Él no quiere que hagamos nada. Al contrario, Él desea hacerlo todo para nosotros. Pero para eso debe primero prepararnos, y por eso el simbolismo de la semana: seis días el hombre trabaja (es preparado) y en el séptimo entra en el reposo (Mashíaj), y entonces ya no hace nada, porque quien trabaja es Yahweh. Es el trabajo final, el tiempo de la operación de Yahweh. Es mucho más que sólo separar un día de la semana, que no sirve de nada sin la comprensión de lo que simboliza.
Al aplicar estos dos asuntos al libro de Shemot, vemos que Elohim mismo fue el que venció a Faraón y a los egipcios. Elohim no pidió a los hijos de Yisrael que lucharan para ser liberados de la tiranía egipcia. Elohim hizo todo solo para producir la derrota total de los egipcios. Cuando Moshe se enfrentó a Faraón, todo lo que él tenía era una vara, un palo seco que en sí no tenía ningún poder. Fue Yahweh el que hizo todo por Su pueblo.
Consideremos lo que Elohim había hecho por Su pueblo en unos cuarenta días, poco más o menos. El mandó las plagas sobre los egipcios, y en la noche de Pésaj mató a los primogénitos. Luego liberó a los hijos de Yisrael de las manos de Faraón y los llevó a través del Mar de Juncos, en el cual ahogó a todo el ejército egipcio. Además, Elohim llevó al pueblo a Marah, donde Él cambió las aguas amargas en aguas dulces. Luego Él los llevó más adelante a Elim, donde había doce fuentes y setenta palmeras.
Según Shemot 16:1, vemos que los hijos de Yisrael llegaron al desierto de Sin "a los quince días del segundo mes después de que salieron de la tierra de Mitzrayim". Pésaj se celebraba el día catorce del primer mes. Por lo tanto, el relato del capítulo 16 describe lo que ocurrió solamente treinta y un días después de Pésaj. Cuando me di cuenta de esto por primera vez, quedé muy sorprendida. Durante este corto periodo de tiempo, el pueblo de Elohim vio muchos milagros. No obstante, no quedaron lo suficientemente impresionados con la omnipotencia de Elohim. Pésaj era un acontecimiento importante, y el cruce del Mar de Juncos era aún más impresionante a ojos humanos. Además, las experiencias en Marah y en Elim tenían mucho significado. No obstante, cuando el pueblo llegó al desierto de Sin y murmuró y codició las ollas de carne de Mitzrayim, parecía como si no hubieran experimentado nada.
Al considerar este asunto, debemos comprender que todos tenemos la tendencia de entender las Escrituras de una manera natural. Según nuestra comprensión natural, nos imaginamos que en Shemot 16, Elohim simplemente estaba probando a los hijos de Yisrael. Podemos creer que Elohim les quitó a propósito la comida para probar a Su pueblo y exponer su falta de fe, y esa parte tampoco deja de ser verdadera. Algunos hasta pueden referirse a Ivrim 3:12 acerca del corazón maligno de incredulidad. Según este punto de vista, los hijos de Yisrael no tenían la fe para esperar en Elohim, para confiar en Él y de alabarle. Por tener un corazón maligno de incredulidad, se quejaron. Por lo tanto, Elohim los reprendió. Entonces Él mandó las codornices por la tarde y el maná por la mañana.
Pero este entendimiento de Shemot 16 es muy superficial, por no mencionar que es un juicio bastante condenatorio para los yisraelitas, sólo porque la gente no se da cuenta QUE NOS COMPORTAMOS EXACTAMENTE IGUAL QUE ELLOS. Entender el capítulo de esta manera no tiene la iluminación del Ruaj haKodesh, es la carne la que habla, la que acusa a otros para desviar la atención de sí misma.
Pero si tenemos una visión espiritual, veremos que Shemot 16 revela que el pueblo redimido de Elohim todavía quería vivir una vida natural, una vida en la carne. No obstante, la intención de Elohim era que vivieran una vida celestial. Deseando vivir de la misma manera que vivían en Mitzrayim, el pueblo recordaba cómo se sentaban a las ollas de carne y disfrutaban la comida de Mitzrayim. Pero el deseo de Elohim era que no comieran más la comida egipcia. El quería que ellos cambiaran su dieta y llevaran una vida celestial. El deseaba que ellos olvidaran la dieta egipcia y comieran la celestial, una clase de comida que nadie había comido antes. Elohim parecía decir a Su pueblo: "Hasta ahora nadie ha comido el alimento celestial. Quiero que ustedes sean un pueblo celestial y deseo que lleven una vida celestial y vivan de una manera celestial. A partir de ahora, los alimentaré con una dieta celestial".
Por medio de la lectura de la Palabra, he aprendido a no confiar en mi comprensión natural, porque la carne no sólo entiende únicamente lo que ve, lo superficial, sino que además tuerce las cosas para no ser tocada, porque la carne es rebelde y no desea someterse, por eso no comprende las cosas espirituales ni puede heredarlas. Mientras leía este capítulo de Shemot, no estuve satisfecha con la comprensión natural de esta porción de la Palabra. No quiero desperdiciar el tiempo de los santos ni el mío, al hablar conforme al concepto natural. Por lo tanto, le pedí a Yahweh que me diera Su luz y visión para tener Su comprensión espiritual de este asunto. Y bajo esta luz, comprendí que el punto principal aquí es que a pesar de que el pueblo de Elohim deseaba seguir llevando la vida egipcia, la intención de Elohim era que ellos viviesen otra clase de vida. Para cambiar de una vida carnal a una espiritual, ES NECESARIO CAMBIAR LA DIETA. Su propósito era cambiarles la dieta, y por esta razón, Él no les mandó comida inmediatamente después de que llegaron al desierto. En Su sabiduría, Elohim a propósito demoró en proveer los alimentos para ellos, como antes también los colocó delante de las aguas amargas. Él podría haber preparado todo antes de que llegaran, dejando las aguas dulces y preparando un banquete en el desierto, y todos habrían quedado agradablemente sorprendidos, seguramente. La carne siempre se encanta de cosas como esas, pero éste tipo de situación se parece más a los cuentos satánicos, donde un genio provee maravillosos banquetes que al final terminan esclavizando o matando a la persona. No, Yahweh, nos muestra las cosas COMO SON EN REALIDAD, y eso es lo que molesta a nuestra carne, que no desea verse expuesta. Las aguas amargas y la falta de comida expusieron la carne, y eso era necesario para que la gente comprendiera (pero no comprendieron ni comprenden hoy) que si queremos seguir a Mashíaj, si queremos alcanzar la Tierra Prometida, TENEMOS QUE MUDAR NUESTRA CONSTITUCIÓN INTERNA.
La comida de Mitzrayim agradaba a la carne del pueblo de Elohim. Cuanto más comían alimentos egipcios, más carnales se hacían, porque la dieta egipcia correspondía con la carne del pueblo y la nutría. No obstante, el maná pertenecía a otra categoría de alimento. Venía del cielo y hacía que los que lo comiesen se volvieran celestiales. Cuando los hijos de Yisrael murmuraban en el desierto, sus murmuraciones eran conforme a su carne. Esto significa que murmuraban conforme a su viejo ego, conforme a su vieja persona. En sus murmuraciones, no vivían como el pueblo redimido de Elohim, sino como pueblo natural.
Esta carne no significa solamente la parte codiciosa de nuestro ser; representa la totalidad de nuestro ser caído, la totalidad de nuestra vieja persona. Aunque el pueblo de Elohim había sido redimido, todavía vivían como egipcios, como si no hubiesen sido redimidos. Por esta razón, Elohim mandó codornices para satisfacer sus deseos carnales. La primera vez que Él mandó codornices fue ésta que estamos viendo, pero un año más tarde el pueblo volvió a murmurar en Kibrot-Hataava, y esa vez sí fueron castigados. Esa vez Yahweh envió tantas codornices que llegaron a repugnarles, porque el pueblo tuvo que comer la carne hasta que les saliera por las narices (Bamidbar 11:20). Y entonces les vino una peste.
Debemos aplicar el relato de Bamidbar 11 a nuestra experiencia. Si seguimos codiciando cosas mundanas después de ser salvos, es posible que Elohim nos las dé. Por ejemplo, supongamos que alguien codicie un automóvil nuevo. Yahweh quizá se lo dé para satisfacer su codicia, pero Él no estará contento al hacer eso. Al contrario, Él le dará lo que codicia para mostrarle Su gloria, Su enojo, y Su omnipotencia. Recibirá el carro, pero también sucederá alguna otra cosa que le muestre la desaprobación de Yahweh. Elohim dará lo que codiciamos, pero experimentaremos Su disgusto. Tarde o temprano, los automóviles que codiciábamos nos repugnarán.
He conocido creyentes que tenían mucho amor por el dinero cuando eran jóvenes creyentes. Pero después de ser ricos, el dinero que ellos amaban les repugnó. Y eso fue así porque sufrieron muerte espiritual. La carne, que es la que desea y valoriza esas cosas, fue muerta, y sus deseos murieron con ella. Todos los creyentes hoy en día deben escuchar la enseñanza de la Palabra acerca de esto.
Animo a todos los santos a no amar el mundo y a no codiciar conforme a la carne las cosas mundanas. No obstante, eso es lo que muchos creyentes están haciendo hoy en día. Para satisfacer su codicia, buscan las cosas de Mitzrayim. La gente cree que "codiciar" es cuando alguien desea con mucha intensidad algo, pero no comprenden que desear es codiciar. Los deseos de la carne, absolutamente todos, son codicia, hasta cuando deseamos comer alguna cosa, un helado por ejemplo, porque "tenemos ganas". La carne tiene deseos para satisfacerse a sí misma, y aunque no hay nada de malo en sí en disfrutar de un helado, sí lo hay en obedecer los deseos de la carne como si fueran cosa apremiante. La carne siempre nos empuja y presiona para hacernos responder a sus deseos en urgencia, pero esos deseos son normalmente secundarios y poco necesarios, cuando no directamente poco edificantes o destructivos. La carne se maneja sólo a través de los 5 sentidos, y es eso únicamente lo que busca satisfacer, pero los sentidos no fueron creados para manejar nuestras decisiones de vida, sino para darnos una noción de las cosas del mundo. Los sentidos son herramientas, pero la carne los ha convertido en pequeños tiranos en la vida de la mayoría.
Tal vez Elohim les permita tener lo que desean. No obstante, eso no es una señal positiva. No se imaginen que si Elohim les da lo que codician, Él estará de acuerdo con ustedes, como tantos creen. Si Yahweh les da el automóvil que desean, lo llaman "bendición", o "prosperidad", lo consideran una señal del favor de Yahweh y no ven que Él no está contento, ni está buscando favorecerle, sino exponer su carne. Al contrario, ésta es una señal de Su enojo y de Su disgusto. La mayoría de los creyentes de hoy han sido heridos por el enojo de Elohim, PERO NO SE HAN DADO CUENTA, Y CONTINÚAN ESCUCHANDO A SU CARNE QUE LES DICE QUE ESAS SON LAS BENDICIONES DE LO ALTO. Por esta razón, no tienen ninguna vida; más bien tienen muerte espiritual.
Espero que todos los santos en la restauración de Elohim, particularmente los jóvenes (que están expuestos a mayores tentaciones y que tienen la carne más fuerte), aprendan a olvidarse del mundo y a no codiciar las cosas egipcias. El Elohim que nos ha salvado es real, viviente, fiel, y lleno de propósito, y Él se encargará de nuestras necesidades. No necesitamos codiciar las cosas mundanas. Hemos dejado de ser gente mundana. Somos el pueblo escogido de Elohim, y Él quiere que llevemos una vida celestial. Puedo testificar que Elohim es fiel y digno de nuestra confianza. Sus caminos no siempre son fáciles, pero Él no abandona a los que ama y redime, si nosotros no lo abandonamos primero. Por su disciplina, he aprendido a no actuar por mí misma. Todo lo que haga por mí misma disgustará a Elohim. Repito: Elohim quiere ser nuestro todo. Su deseo consiste en darnos alimento celestial, en hacer llover maná sobre nosotros. Al probar de este alimento celestial, seremos un pueblo celestial que lleva una vida celestial. Esto nos hará diferentes de la gente mundana, y esto no es andar buscando reglas acerca de cómo servir cada plato, como cortar cada carne ni detalles que sólo corresponden a las sombras.
Cuanto más disfrutemos de la comida que Elohim nos manda, más celestiales llegaremos a ser. Olvidémonos de las ollas de carne de Mitzrayim y seamos felices y satisfechos con la dieta celestial. Disfrutemos de la provisión celestial de Elohim para que seamos un pueblo celestial en todos los aspectos. Entonces, a pesar de caminar por el desierto en la tierra seremos un pueblo celestial con una dieta celestial. La fuente de nuestra provisión no está en la tierra sino en los cielos. Día tras día, Elohim hace llover el alimento celestial sobre nosotros para que lo comamos y que lleguemos a ser un pueblo celestial. Es hora de que cambiemos nuestra dieta de una buena vez, no de que insistamos en comer las mismas cosas pero con nuevos rituales. Mucha gente cree que con aplicar algunas nuevas reglas (ni siquiera hace falta que todas ellas provengan de las Escrituras), se santificarán, pero lamentablemente continuarán en el mismo lugar en el que están. La mayoría de los creyentes dicen que la carne es disciplinada por el madero, pero ese es otro asunto. Una cosa es disciplinar la carne, y otra es nutrirnos del verdadero alimento, el pan del cielo, Mashíaj. Y para eso no alcanza con leer algunas Escrituras, es necesario que tengamos una comunión verdadera día a día con Él, recoger el maná y consumirlo para nutrir nuestro ruaj.
Nosotros, como seres caídos, en nuestra naturaleza caída, no somos otra cosa que carne. Aun cuando esta carne es clavada en el madero, sigue siendo carne porque aún estamos bajo promesa. Por eso nuestro viejo hombre, a pesar de haber sido ya clavado en el madero, aún está muy activo, trayendo dudas y confusiones a muchos, que han sido convencidos de que esa muerte es ya en plenitud. Pero no es así, la carne continúa activa y es el grave problema de la mayoría, Y LA MANERA QUE ELOHIM USA PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LA CARNE ES DESECHARLA, Y NO ALIMENTARLA. POR ESTA RAZÓN, ÉL CAMBIA LA DIETA DE SU PUEBLO Y LES MANDA ALIMENTOS QUE A SU CARNE NO LE GUSTAN. AL CAMBIAR SU DIETA Y ALIMENTARLOS CON EL MANÁ DEL CIELO, ÉL LOS DOTA DE OTRA CONSTITUCIÓN. ESTE ES EL PUNTO CRUCIAL EN SHEMOT 16. EN ESTE CAPÍTULO, VEMOS EL CAMBIO DE DIETA QUE DA POR RESULTADO LA RECONSTITUCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN DEL PUEBLO ESCOGIDO DE ELOHIM.