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CLE02 27

Guerra Contra Amaleq

Insisto una vez más en lo importante de ver que el libro de Shemot constituye un cuadro completo de la santificación completa que Elohim efectúa. En cuanto a la salvación ya hemos hablado, pero el camino del desierto (un tipo de Shavuot) es el camino de la santificación, la lucha contra nuestra propia carne. Primero, vemos la exposición de la carne, tanto en el caso de la falta de alimento como en la falta de agua. Luego, en el capítulo 16, vemos el maná del cielo como la provisión de vida, y en el 17, el agua viva que fluye de la roca para satisfacer nuestra sed. Ahora, en Shemot 17:8-16, vemos la guerra contra Amaleq. Ciertamente, esta secuencia no es ninguna coincidencia. Al contrario, se conforma al plan de Elohim. Según el cuadro presentado en los capítulos 16-17, después que hemos recibido la provisión de vida celestial y el agua viva de la roca, estamos listos para combatir contra Amaleq.

 

La batalla en contra de Amaleq fue el primer combate de los hijos de Yisrael. Cuando estaban en Mitzrayim, nunca combatieron. En el Mar de Juncos hubo una guerra entre Elohim y Faraón, pero los hijos de Yisrael no combatieron contra el ejército de Faraón. Sin embargo, en el capítulo 17, vemos a los hijos de Yisrael envueltos en una batalla contra Amaleq. Muchos estudiantes de las Escrituras han interpretado este combate como el conflicto entre la carne y el Ruaj. Aunque es así a nivel personal, a nivel corporativo Amaleq representa mucho más que la carne individual, como veremos. Esto demuestra que al seguir a Elohim, el primer combate se produce entre la carne y el Ruaj. En primera instancia, quedamos expuestos en nuestra incapacidad: nuestra rebeldía queda expuesta. Entonces, Abba provee para nosotros pan y agua de vida, y de esa forma nos capacita para que ahora sí, vayamos y enfrentemos la lucha. Esto indica que luego de ser salvos y bautizados, lo primero que sucederá es que nuestra carne quedará expuesta para que comprendamos nuestra inutilidad, y entonces seremos conducidos a alimentarnos de Mashíaj para poder luchar contra ella. Esto, a nivel individual. A nivel corporativo, el conflicto se eleva por encima de la individualidad de cada uno y tenemos el enfrentamiento entre el Cuerpo de Mashíaj y el Cuerpo de haSatán. Amaleq representa los "principados y potestades" que menciona Shaúl:

 

...porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. Efesiyim 6:12

 

Entonces, el primer conflicto que experimentaremos COMO SOLDADOS será la guerra entre la carne y el Ruaj que nos regeneró, a nivel individual, porque siempre el Ruaj comienza el entrenamiento en nosotros mismos. Esta lucha, con todo, no es contra nuestra carne física, no necesitamos flagelarnos ni golpear a los demás, porque es una lucha espiritual. Y al mismo tiempo que luchamos contra nuestra carne, luchamos contra las potestades que antes la gobernaban y que aún intentan enseñorearse de ella y gobernarnos.

 

En los capítulos 14-17, vemos un cuadro de muchas experiencias por las cuales pasamos después del bautismo. Estas experiencias incluyen a Marah y Elim, el comer del maná celestial para satisfacer nuestra hambre, y beber del agua viva para satisfacer nuestra sed. Después de estas experiencias, estamos equipados y listos para combatir en contra de la carne. Nuestra experiencia con Elohim lo confirma. Después de ser salvos y bautizados, pasamos por las experiencias en Marah y en Elim. Entonces descubrimos cuánto nos frustra la carne y nos impide seguir a Yahweh, y Él nos da a comer del maná y a beber del agua viva, para poder luchar contra ella. La carne es el enemigo que nos impide seguir adelante con Elohim. En este asunto, la carne es un enemigo más temible que el mundo:

 

Es que la tendencia carnal lleva a la enemistad con Elohim; porque no se sujeta a la Torah de Yahweh, ni tampoco puede. Romaniyim 8:7

 

 

El Apoyo Para Luchar

 

Si internamente tenemos hambre y sed, no podremos luchar contra la carne. Para luchar, primero debemos satisfacer nuestra hambre y sed. Necesitamos el maná, el alimento celestial, y el agua de la roca, el agua viva. Entonces tendremos la fuerza para combatir. El maná y el agua viva sostuvieron a los hijos de Yisrael en su combate contra Amaleq. Sin este apoyo, los hijos de Yisrael no hubieran podido combatir, por eso Yahweh los entregó inmediatamente antes de este incidente. Pasa lo mismo en nuestra experiencia espiritual. Si no disfrutamos del maná celestial cada día y bebemos del agua viva continuamente, seremos vencidos y sometidos por la carne, que siempre ataca traicioneramente. Los creyentes que no participan del maná ni beben del agua viva ya están sometidos por la carne. Sin el maná y el agua viva, somos espontáneamente uno con la carne y andamos conforme a ella. Sólo cuando somos suministrados por Mashiaj y con Él nuestra sed es satisfecha por el Ruaj vivificante, estamos listos para combatir contra la carne.

 

Shemot 17:8 dice: "Entonces vino Amaleq y peleó contra Yisrael en Refidim". Este pasuk indica que Amaleq tomó la iniciativa de pelear contra los hijos de Yisrael. Amaleq los atacó por odio y envidia. Los amaleqitas habían oído lo que les había pasado a los hijos de Yisrael y los envidiaban, y habían recibido el odio ancestral que pasarían a través de sus generaciones, de su padre Esaú. Por tanto, Amaleq salió a pelear contra el pueblo de Elohim.

 

Cuando no estamos satisfechos con Mashiaj y no recibimos la provisión del Ruaj vivificante, somos sometidos a la carne. Pero cuando nos levantamos y disfrutamos de Mashiaj como nuestro maná y bebemos del Ruaj vivificante, como el agua viva, ya no somos sometidos por la carne. Por supuesto, las actividades de la carne son instigadas por haSatán, quien obra a través de la carne. La carne no puede tolerar nuestro deleite de Mashiaj y el hecho de que bebamos el agua viva. Por esta razón, la carne se levanta para combatir contra nosotros e intentar someternos.

 

Antes de empezar a disfrutar de Mashiaj como nuestro alimento y del Ruaj vivificante como nuestra agua viva, no teníamos ninguna conciencia de que la carne luchaba contra nosotros. En aquel entonces, estábamos totalmente sometidos por la carne. Vivíamos en la carne, actuábamos por ella, y andábamos conforme a ella. Todo lo que hacíamos era en la carne, y nos gustaba satisfacerla. No obstante, no teníamos ninguna conciencia de que la carne era tan activa y prevaleciente. Éramos víctimas sin esperanzas bajo el poder maligno de la serpiente, haSatán, pero también víctimas ciegas que no sabían siquiera que lo eran, como está hoy la humanidad no creyente. La serpiente podía obrar en nosotros y sobre nosotros, y no lo sabíamos. Pero un día, empezamos a compartir del alimento celestial y a beber del agua viva. Entonces empezamos a levantarnos y a alejarnos de la mano de haSatán y rehusamos ser víctimas por más tiempo. En ese momento, haSatán instiga a la carne a que combata contra nosotros, envía a Amaleq a enfrentarnos. Todos podemos testificar esto. Podemos testificar que después de empezar a disfrutar a Mashiaj y a beber del agua viva, tenemos que salir al combate real, porque somos atacados por la carne. Alabado sea Elohim porque tenemos el maná celestial y el agua viva que nos sostiene en nuestro combate contra la carne, y pobres de los que no se alimentan correctamente, porque ya han sido vencidos antes de salir al campo de batalla.

 

Días tras día tenemos una provisión de maná separada para cada uno, como Mashíaj oró: "el pan nuestro de cada día, danos hoy". Así que cada día tiene su pan, su maná diario, y eso es lo que debemos pedir. También necesitamos al Ruaj como el agua viva. Tenemos el Mashiaj celestial y también el Ruaj vivificante. Por lo tanto, estamos capacitados para luchar contra la carne que nos enfrenta. Además, el agua viva puede brotar de mi interior y saciar la sed de otros, y yo recibir del fluir de mis hermanos en el Cuerpo, y esto es esencial cuando estamos a punto de salir a una batalla.

 

 

Aunque participamos de Mashiaj como el maná celestial y bebemos del Ruaj como el agua viva, Amaleq está cerca para combatir contra nosotros. Debemos recordar el hecho de que Amaleq, la carne, está siempre con nosotros, "de generación en generación". Algunas traducciones dicen "a través de los siglos" o "eternamente", pero como de costumbre, son malas traducciones, lo correcto es que Amaleq nos persigue en todas nuestras generaciones, MIENTRAS ESTEMOS EN LA CARNE. Luego, finalmente Amaleq será eliminado, pero para eso aún falta.

 

Inmediatamente después de disfrutar de Elohim en el avivamiento matutino, algo puede suceder, quizás en el desayuno mismo, para provocar la carne. La carne envidia nuestro deleite de Mashiaj. Por tanto, haSatán levanta la carne para combatir contra nosotros a fin de frustrarnos e impedirnos seguir a Elohim.

 

La única razón por la cual Amaleq atacó fue su envidia hacia el pueblo de Elohim. El no quería ver que un pueblo pudiese ser tan brillante y victorioso. Los hijos de Yisrael habían sido satisfechos por el maná celestial, y estaban bebiendo del agua viva maravillosa. Según dice Shaúl, la roca de la cual salía agua viva los seguía (Qorintiyim Alef 10:4). Pero Amaleq sintió celos al oír acerca de un pueblo radiante, feliz y victorioso. Él ya los odiaba de antes, con el odio que le fue transmitido desde Esaú a sus descendientes, y ciertamente no estaba feliz en saber que los yisraelitas estaban regresando a la tierra que ellos consideraban "robada" por Yaakov (lo cual es técnicamente verdadero, y por ese motivo tenemos hoy la existencia del sionismo edomita fingiendo ser Yaakov ante el mundo). Motivado por la envidia, Amaleq combatió contra ellos para destruirlos e impedirles llegar a la tierra que él y su familia ambicionaba.

 

Las Escrituras prestan mucha atención a la guerra entre la carne y el Ruaj. Esta guerra no aparece solamente en Shemot 17, sino también en Shemuel Alef 15. Las Escrituras tienen mucho que decir acerca de Amaleq. Esto es porque en la historia de la experiencia de los creyentes, la carne ocupa mucho espacio. Por el lado negativo, la vida del creyente es un relato de la carne. Cada día en nuestro andar, la carne nos molesta. Amaleq viene a combatir contra nosotros todos los días, porque la carne se levanta para atacarnos de muchas maneras distintas. La carne disfruta del combate y jamás desea mantener la paz. Además, la carne es muy destructiva. El principal destructor de la vida de los creyentes es la carne. La carne destruye nuestra vida matrimonial, nuestra vida de familia y la vida de congregación. Busca destruir todo lo positivo.

 

Los amaleqitas, siendo un pueblo nómada, vivían en la región sur de la tierra de Kenaán, y a veces ocupaban las planicies más fértiles del Néguev. Amaleq, su líder, era hijo ilegítimo de Elifaz y nieto de Esaú. En Bereshit se encuentra la historia de Esaú cuando vendió su herencia a su hermano Yaakov. Esa herencia como primogénito incluiría todo lo que pertenecía al padre, y Esaú hubiese sido el heredero de las promesas del pacto de Elohim con Abraham en lugar de Yaakov. Sin embargo, Esaú renunció a ese legado por un plato de lentejas y luego Yaakov robaría la bendición. Esaú culpó a Yaakov por su propia pérdida, se llenó de odio hacia él, y determinó matarlo.

 

Esaú transmitió ese mismo odio a su nieto Amaleq, y lo animó a perseguir a Yaakov y a sus descendientes para matarlos. Un midrash (interpretación bíblica en forma de narración didáctica) dice que cuando Esaú envejecía, llamó a su nieto Amaleq y le dijo: "Traté de matar a Yaakov, pero no pude. Ahora te encargo a ti y a tu descendencia la misión importante de aniquilarles - al pueblo judío. Realiza esa misión por mí. Sé implacable y no les muestres misericordia".

 

Este incidente que estamos estudiando se recuerda más adelante:

 

Recuerda lo que te hizo Amaleq en tu viaje, después que saliste de Mitsráyim –cómo, sin respeto a Elohim, te sorprendió en la marcha, cuando estabas agotado y fatigado, y acuchilló a todos los rezagados en tu retaguardia. Por lo tanto, cuando Yahweh tu Elohim te conceda estar a salvo de todos tus enemigos a tu alrededor, en la tierra que Yahweh tu Elohim te está dando como porción hereditaria, deberás eliminar el recuerdo de Amaleq de debajo del cielo. ¡No lo olvides! Devarim 25:17-19

 

El Adón ordenó a Su pueblo que recordase ese encuentro con Amaleq. Él reconoció que el ataque no fue provocado, sino que Amaleq atacó a los débiles, fatigados y cansados en la retaguardia. El Adón enfatizó que Amaleq no tuvo consideración por Él, ni por el hecho de que los yisraelitas eran sus hermanos, parientes de ellos. Aún así, mucho tiempo después, cuando los yisraelitas subieron a Kenaán, Yahweh les dijo que no provocaran a los edomitas porque eran sus parientes:

 

Y encárgale al pueblo lo siguiente: Ustedes van a pasar por el territorio de sus parientes, los descendientes de Esaú, que viven en Seír. Aunque ellos estarán temerosos de ustedes, tengan mucho cuidado de no provocarlos. Porque yo no les daré a ustedes de la tierra de ellos ni la huella de un pie; le he dado la serranía de Seír como posesión a Esaú. Devarim 2:4-5

 

Esta es la diferencia entre Yahweh y los hombres. A pesar del mal comportamiento inicial de Amaleq, que cualquier yisraelita habría utilizado para justificar su venganza, Yahweh siempre se comporta de forma correcta, y les recordó que ERAN SUS PARIENTES.

 

Según las tradiciones, la razón de Amaleq haber atacado fue porque siguió las instrucciones de su abuelo. El ataque nada tenía que ver con propiedad, fronteras o agua. Fue el resultado de su implacable odio hacia los descendientes de Yaakov. Por eso, además de no olvidarse de Amaleq, Elohim les dijo: "deberás eliminar el recuerdo de Amaleq de debajo del cielo". Lamentablemente, Yisrael olvidó este consejo y nunca eliminó a Amaleq, al contrario, los incorporó en su casa cuando obligó a la conversión forzada a los edomitas en la época de los macabeos, y mezcló así su destino con el de su peor enemigo.

 

La descendencia de Amaleq llegó a ser el enemigo número uno del pueblo judío. La razón por la existencia de Amaleq siempre será diametralmente opuesta a la Torah, que honra a Elohim y enseña a Su pueblo cómo vivir en pacto con Él. Esto debería resultar evidente hoy, pero resulta increíble que también haya un velo sobre la humanidad toda, incluyendo a muchos yisraelitas, que están convencidos de que el comportamiento sionista es bíblico, cuando sólo demuestra la forma de ser edomita.

 

Amaleq era un descendiente de Esaú, el hermano gemelo de Yaakov. Esto indica que el primogénito de la carne, Esaú, está muy cerca de nuestro ser regenerado, representado por Yaakov, quien llegó a ser Yisrael. Esaú nació primero, y luego Yaakov. Esto indica que la carne pertenece al primer hombre, a la primera humanidad, al primer Adam, y nuestro ser regenerado, el nuevo hombre, al segundo Adam.

 

Nuestra carne es "descendiente" de Esaú. Esto significa que la carne pertenece al primer hombre, es decir, al viejo hombre. La carne es el resultado, la consecuencia, del primer hombre.

 

Amaleq fue el primer enemigo que los hijos de Yisrael enfrentaron en su camino hacia la buena tierra (Devarim 25:17-18; Shemuel Alef 15:2). Esto indica que nuestra carne es nuestro principal enemigo y toma la iniciativa sobre el pecado, el mundo y haSatán para combatir contra nosotros. La carne, el pecado, el mundo y haSatán están relacionados uno con otro. Estas cuatro cosas se entremezclan. La carne es la más prominente entre ellas al combatir contra los creyentes. HaSatán, el pecado y el mundo están subordinados a la carne en cuanto a que dependen de ella para existir, los tres se manifiestan en la carne, habitan en ella. Cuando en nuestra experiencia de creyentes, la carne es aniquilada, el mundo no nos puede retener, el pecado no puede operar en nosotros, y haSatán queda impotente para obrar sobre nosotros. El mundo prevalece, el pecado es fuerte, y haSatán está activo porque estamos todavía en la carne. Muchos de nosotros podemos testificar que desde la primera vez que buscamos a Elohim y anduvimos en Su camino, la carne ha estado combatiendo contra nosotros. Antes no combatía porque nosotros la servíamos, buscábamos satisfacerla. Pero desde que nacimos de nuevo de lo alto, nuestra mente es la mente de Mashíaj y ya no queremos servir a nuestra carne, por lo que comienza nuestro combate interno. La carne es el enemigo principal que nos frustra y nos impide seguir adelante con Elohim.

 

Bajo la orientación de Elohim, la meta de los hijos de Yisrael era entrar en la buena tierra. El propósito de Amaleq al atacar al pueblo de Elohim era impedirles entrar en ella. Nosotros también tenemos la meta de entrar en el reposo de Mashiaj como nuestra buena tierra. Hemos sido salvos, hemos emprendido un éxodo maravilloso fuera de Mitzrayim, hemos cruzado el Mar de Juncos, y hemos viajado por el desierto, donde tuvimos muchas experiencias extraordinarias. No obstante, todavía no hemos alcanzado la meta. No hemos entrado en el reposo de Mashiaj. El enemigo, Amaleq, sabe que esta meta está delante de nosotros y procura impedirnos alcanzarla. La carne no desea entrar en la Buena Tierra porque sabe que ella debe morir cuando entremos. Ella debe caer en el desierto, en el camino de la santificación. Es crucial que reconozcamos que el deseo de haSatán al usar carne para combatir contra nosotros es impedirnos disfrutar plenamente de Mashiaj. Si conseguimos comprender que ésta es la finalidad de los ataques de rebeldía, rechazo, pereza, desgano, depresión, rabia, envidia, debilidad, etc., resistiremos más firmemente. El propósito de que la carne combata contra nosotros es impedirnos entrar en Mashiaj como la tierra que lo contiene todo. Aunque podemos disfrutar a Elohim en el avivamiento matutino, muchas veces la carne nos ataca después. Este ataque nos impide disfrutar de Mashiaj durante el día.

 

 

El Recuerdo De Amaleq Será Erradicado De Debajo Del Cielo

 

En primer lugar, el destino de Amaleq es tener su recuerdo erradicado de debajo del cielo. En 17:14, Elohim le dijo a Moshe: "Raeré del todo la memoria de Amaleq de debajo del cielo". Por muy fuerte, terca, o prevaleciente que sea la carne, su memoria será erradicada. Esto implica el odio que Elohim le tiene a la carne. Según Romaniyim 8:7-8, la carne es un enemigo de Elohim. No tiene la intención ni la capacidad de obedecer a Elohim. Por lo tanto, el destino de la carne es ser erradicada.

 

No obstante, en Shemot Amaleq no fue erradicado. En Shemuel Alef 15, vemos que los Amaleqitas existían todavía y eran muy prevalecientes. Sin embargo, Elohim ha decidido que la carne debe ser erradicada. Esto sucederá durante la era del reino en el milenio, y en plenitud al finalizar la misma. Durante el Milenio, los vencedores recibirán sus cuerpos nuevos libres de la carne, y podrán ayudar a la compañía del trigo y a las naciones a superar su carne también. Los que no hayan vencido estarán en las mismas circunstancias que nosotros estamos hoy: tendrán la garantía del Ruaj pero también continuarán luchando con su carne, aunque la situación externa sea mejor, ya que serán gobernados "con vara de hierro" por los reyes y sacerdotes del Reino de Mashíaj. En la actualidad, todavía debemos combatir contra la carne. Pero cuando venga el reino, la carne será erradicada de debajo del cielo.

 

Elohim odia tanto a la carne porque la mano de Amaleq se levantó contra el trono de Elohim.

 

Y dijo: "Significa que por haber una mano contra el trono de Yah, Yahweh estará en guerra con Amaleq a través de los siglos". Shemot 17:16

 

La carne es una mano contra el trono, contra el gobierno de Elohim. Ya que la carne se opone al trono de Elohim, Él debe combatirla. El Adón hará guerra contra Amaleq de generación en generación, porque la carne estará dentro del hombre hasta el fin de esta semana de milenios.

 

La carne se rebela contra Elohim y contra Su trono. La carne es horrible simplemente porque está en contra del trono, de la administración, y del plan de Elohim. Este es un asunto muy significativo. No obstante, pocos creyentes saben que la carne es tan maligna. La carne no comete simplemente maldades menores. Es una mano contra el trono mismo de Elohim, ésta es la parte que no vemos con claridad. Cuando cometemos un "pecadito menor", una de esas cosas a las que nosotros les damos tan poca importancia, como puede ser "una mentirita blanca", no decir una verdad de forma directa, o para "no meternos en problemas" o porque tenemos miedo de la reacción del otro, no comprendemos que todas esas actitudes que nos parecen banales SON OPUESTAS AL CARÁCTER DE YAHWEH, POR LO QUE LO ESTAMOS REPRESENTANDO COMO LO QUE NO ES. Si Moshe fue dejado fuera de la Tierra Prometida, cuánto más quedaremos todos afuera hoy, que tenemos el Ruaj de garantía y nos negamos a representarlo cabalmente. Miremos nuestra carne con severidad, porque es un problema serio que puede hacernos perder nuestra corona.

 

Ya que la carne es una mano contra el trono de Elohim, Él ha decidido pelear contra ella. Amaleq, la carne, todavía es una mano alzada contra la administración de Elohim. Esto significa que nuestra carne se rebela contra la administración gubernamental de Elohim. La carne se opone a todo lo que Elohim hace en Su gobierno. Por ejemplo, entre muchos creyentes, la carne se opone firmemente a la congregación, ya que ésta es la administración de Elohim. La carne es rebelde; una vez que ha probado la libertad, quiere andar por su cuenta, no estar unida, pero Yahweh quiere Su Ojel Moed, y quiere su ejército. Ciertamente la carne es una mano contra el trono de Elohim. Por lo tanto, Elohim peleará contra este rebelde y erradicará su memoria. Así que ¡HalleluYah! Tenemos promesa de que la carne será vencida para siempre.

 

 

Yahweh Peleará Contra Amaleq De Generación En Generación

 

Elohim también determinó pelear con Amaleq de generación en generación. En muchos pasukim del Tanaj, vemos que el pueblo de Elohim combatió contra Amaleq. Vemos esto en Shoftim 3:13-15; 5:14; 6:3; 7:12-14; Shemuel Alef 15:2-9, 32-33; 27:8; 30:1-17; Shemuel Bet 8:12; Dibrey ha Yamim Alef 4:42-43. Vemos la guerra contra Amaleq aún en el libro de Ester (3:1-6; 9:7-10), donde vemos que Amán era una agaguita, un descendiente de Agag, el rey de Amaleq que fue despedazado por Shemuel (Shemuel Alef 15:33). Aunque a Agag lo mataron, algunos de sus descendientes sobrevivieron. Amán fue uno de los últimos descendientes de Agag. Elohim aborrece la carne representada por Amán. Según el libro de Ester, la carne obra de manera escondida para debilitar al pueblo de Elohim y aun matarlo. El Amán actual, la carne, intenta obrar en la congregación. La conspiración de Amán que consistía en aniquilar a los hijos de Yisrael, quedó finalmente expuesta y frustrada. Ester fue disciplinada para vencer a Amán, la carne escondida. Con su ayuda, Amán fue muerto. Por tanto, vemos que el libro de Ester es la continuación de la historia de la guerra de Elohim contra Amaleq de generación en generación.

 

En Shemuel Alef 15, otra porción de la palabra que habla acerca de Amaleq, vemos como el rey Saúl perdió su reinado. Saúl fue ungido adecuadamente para ser rey, pero él perdió el reinado por la manera en que se comportó con Amaleq. Como ya estudiamos en la serie CTU, Saúl es un tipo de la congregación del trigo (ver CTU 06 - El Trigo y Los Asnos de Shavuot 01), y cómo líder de la misma, él sentó el precedente del comportamiento de ellos. Primero, heredaron el rechazo a escuchar la voz de Yahweh de los yisraelitas que rechazaron escuchar a Yahweh en medio del fuego en el Sinay, el primer Shavuot. Y luego Saúl sentó el precedente de "guardar lo mejor" de la carne, preservar la parte que le parecía más agradable. Así, la congregación de Shavuot que comenzó en Pentecostés también se ha comportado de la misma forma; aunque recibimos al Ruaj en nuestro interior, aún nos resistimos a cortar con la carne y hacer espacio para el crecimiento del ruaj, y continuamos fracasando. A la larga, esto nos llevará a ser rechazados para entrar en el Reino en plenitud. Con esto, debemos aprender a tener cuidado cuando tocamos el asunto de la carne. Podemos tocarla de manera que nos hará perder nuestro reinado, nuestra entrada al Milenio entre los vencedores.

 

Según Hitgalut 5:10, nosotros los creyentes fuimos salvos no solamente para ser sacerdotes, sino también para ser reyes. Nosotros somos los Aharón y los Hur de hoy. Nacimos en una familia real. Kefá dice que somos un sacerdocio real (Kefá Alef 2:9). No obstante, pocos creyentes dan importancia al hecho de que la corona es una cosa que se gana, para la cual es necesario trabajar. Shaúl corría la carrera sin parar, no sea que fuera a ser descalificado (Qorintiyim Alef 9:27). Shaúl ya era salvo y sabía de eso, pero él corría para ganar un premio. La mayoría de los creyentes han sido confortablemente adormecidos al hecho de que deben luchar con su carne para vencer la carrera, y prefieren dejar la decisión para "después", un después que tal vez llegue demasiado tarde.

 

Cuando nos relacionamos con algunos creyentes, sentimos que ellos llevan el reinado, la autoridad. En cambio, con otros pensamos que ellos tienen carencia en el reinado. Se encuentran muy por debajo del nivel del reinado. Ya que nacimos de nuevo para ser reyes y sacerdotes, es importante que ejercitemos nuestro reinado y sacerdocio hoy en día, en una medida creciente siempre.

 

 

Los Errores De Saúl

 

Saúl perdió el reinado porque él no destruyó completamente a Amaleq.

 

Ahora ve, ataca a Amaleq, y proscribe todo lo que le pertenezca. ¡No perdones a ninguno, sino mata por igual a hombres y mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos! Shemuel Alef 15:3

 

Todo lo que pertenecía a Amaleq debería ser totalmente destruido. Sin apiadarse de nada. Saúl destruyó a los amaleqitas, pero él no lo hizo de manera absoluta.

 

Shemuel Alef 15:9 dice:

 

Pero Shaúl y las tropas perdonaron a Agag y lo mejor de las ovejas, los bueyes, los cebados, los corderos, y todo lo demás que era de valor. No quisieron proscribirlos, proscribieron solamente lo que era feo y sin valor.

 

Esto describe el hecho de que en nuestra experiencia, atesoramos los buenos aspectos de nuestra vida natural, por ejemplo nuestras virtudes naturales, y no deseamos destruirlas. Todos atesoramos los puntos positivos de nuestra carne. Todos nosotros somos Saúles. Cuando recibimos el mandato de Elohim de destruir la carne, destruimos las cosas negativas, como nuestra ira, nuestra codicia, lujuria, lo que sea de malo. Pero pocos están dispuestos a destruir los aspectos buenos de la vida natural. Todos atesoramos las mejores partes de nuestro ser natural (las que nosotros creemos son buenas). No obstante, debemos ser alentados por el hecho de que Elohim todavía obra sobre nosotros y dentro de nosotros. En el B'rit Hadashá, podemos ver que Shaúl y Yahanan fueron liberados de su carne. Ellos destruyeron totalmente a Amaleq, aunque la lucha fue dura y continua durante toda su vida.

 

Necesitamos una luz intensa que brille sobre nosotros y nos muestre que todo lo que somos en la vida natural es Amaleq. El Amaleq dentro de nosotros debe ser totalmente destruido. No debemos tomar ninguna excusa para perdonar los aspectos de Amaleq dentro de nosotros.

 

Saúl intentó justificar su fracaso al no destruir totalmente a Amaleq. Primero, él dijo:

 

Shaúl respondió: "Los trajeron de los amaleqitas, porque las tropas perdonaron lo más selecto de las ovejas y los bueyes para sacrificarle a Yahweh tu Elohim. Y proscribimos el resto". Shemuel Alef 15:15

 

No puedo encontrar ni un sólo pasuk en Shemuel Alef 15 que nos diga que Saúl deseaba matar a todo el ganado, pero que el pueblo se rehusaba a hacerlo, y lo obligaron. Más parece que Saúl estaba mintiendo al echarle la culpa al pueblo. Saúl debe haber estado muy contento por su victoria sobre Amaleq. Hasta edificó un monumento, que serviría de conmemoración para su victoria (pasuk 12).

 

Segundo, Saúl le dijo a Shemuel que lo mejor de las ovejas y del ganado fue separado a fin de ofrecer sacrificio a Elohim:

 

...y las tropas tomaron del despojo algunas ovejas y bueyes lo mejor de lo que se había proscrito para sacrificarle a Yahweh tu Elohim en Guilgal". Shemuel Alef 15:21

 

No obstante, no creo que Saúl tuviese tanto corazón por Elohim. Al contrario, yo creo que él le mintió a Shemuel para guardar las mejoras ovejas y vacas, e inventó una disculpa cuando lo agarraron "con las manos en la masa".

 

Al leer estas cosas, no confío en que yo sea mejor que Saúl. Reconozco que el cuadro de Saúl describe lo que se halla en mí. En el asunto de justificarse, podemos ser aún peores que Saúl. Toda justificación es una mentira. Pasa lo mismo con nosotros. No intentemos jamás justificarnos a nosotros mismos ante Elohim. Ninguna excusa puede permanecer delante de Él, arde porque es carne.

 

No justifiquemos nuestro fracaso al no destruir totalmente la carne. No digamos que "somos así", o es "nuestra costumbre" y que no podemos hacer nada al respecto. Pretender que no podemos destruirla constituye una mentira, por muy difícil que realmente resulte. Si repasamos nuestro pasado, veremos que muchas veces hemos fracasado y no hemos destruido totalmente la carne. Sin embargo, también veremos que vencimos muchas batallas, por lo que sabemos que nos es imposible, aunque unas batallas sean peores que otras. Aún así, no hemos aún vencido la guerra, tenemos batallas que debemos luchar por delante, porque no obedecimos al mandato de Elohim de destruir completamente a Amaleq. A pesar de que la victoria final se dará cuando resucitemos en nuevos cuerpos sin esta carne, somos llamados a "golpear nuestro cuerpo y ponerlo en servidumbre a Yahweh". Pero porque la mayoría desiste de luchar y no destruyen casi nada de su carne, el reino no se manifiesta.

 

Guardar los buenos aspectos de la carne causa una carencia definitiva de autoridad espiritual. Muchos creyentes carecen de una autoridad espiritual fuerte simplemente porque no han vencido sus peculiaridades. La cultura, las opiniones, las peculiaridades, las costumbres, constituyen escondites de la carne, y dañan nuestra vida espiritual. Ya que guardamos los buenos aspectos de la carne, estos aspectos consumen nuestro reinado, nuestra autoridad. Nosotros los que hemos estado en Elohim durante muchos años y que lo amamos y lo buscamos, debemos tener un peso espiritual considerable. Debemos estar llenos del reinado, de autoridad divina. Pero en muchos casos pasa lo contrario. Por no haber destruido el "Agag" dentro de ellos y el mejor ganado de Amaleq, muchos santos carecen de autoridad, de reinado y de peso espiritual.

 

 

Elohim no quiso aceptar la excusa de Saúl de que el pueblo había separado lo mejor del ganado y de las vacas para ofrecer sacrificio a Elohim. Él había mandado que Saúl destruyera completamente todo lo que pertenecía a Amaleq, y Saúl no tenía ninguna excusa. Yahweh no quería que se usara lo mejor del ganado como sacrificio para Él, nunca lo pidió, al contrario. A Sus ojos, lo que hizo Saúl fue maligno:

 

¿Por qué desobedeciste a Yahweh y te abalanzaste sobre el botín en desafío a la voluntad de Yahweh?". Shemuel Alef 15:19

 

Esto indica que, en nuestra carne, muchas veces podemos considerar cierta cosa como buena para ser ofrecida a Elohim. No obstante, a los ojos de Elohim, es maligno hacer esto, porque está en abierta desobediencia a Él. Consideremos el ejemplo de Caín, cuyo sacrificio fue maligno a los ojos de Elohim. Muchos creyentes contemporáneos ofrecen cosas, pero Elohim considera maligna su intención. No se trata de que las cosas sean malas, SINO DE QUE LA PERSONA ESTÁ EN DESOBEDIENCIA. Eso basta para corromper cualquier cosa que pretendamos ofrecer. Pretenden estar comprometidos en el servicio espiritual, pero Elohim afirma que su ofrenda es maligna porque tiene su fuente en la carne. Todo lo que está presentado y sacrificado a Elohim y que tiene su fuente en la carne es maligno a Sus ojos.

 

Al ofrecer sacrificios a Elohim conforme a la voluntad de los hombres, Saúl cometió un pecado presuntuoso. Shemuel dijo de él:

 

Pero Shemuel dijo: "¿Se deleita Yahweh en ofrendas quemadas y sacrificios tanto como en la obediencia al mandato de Yahweh? Ciertamente, la obediencia es mejor que el sacrificio, la docilidad que la grasa de los carneros". Shemuel Alef 15:22

 

Ofrecer algo a Elohim conforme a nuestra propia voluntad es algo presuntuoso. Aun cuando presentamos algo bueno, todavía estamos cometiendo un pecado presuntuoso. Elohim no mandó que Saúl perdonara lo mejor del mejor ganado ni que lo presentara a Él como sacrificio. Saúl fue presuntuoso al hacer eso. Esto es pecaminoso.

 

En Shemuel continuó y dijo:

 

"Porque la rebelión es como el pecado de adivinación, el desafío, como la maldad de los terafim. Por cuanto tú has rechazado el mandato de Yahweh, él te ha rechazado como rey". Shemuel Alef 15:23

 

Veamos bien la comparación que Yahweh hace, porque para Él, la rebelión es como la adivinación, la idolatría. La adivinación involucra contacto con los demonios, Y LA REBELDÍA TAMBIÉN. Muchos se aseguran de no tener contacto con paganismos evidentes, pero se olvidan que el pecado de rebeldía es idolatría a los ojos de Yahweh, y la rebeldía es NO OBEDECER LO QUE ORDENA. La palabra de Shemuel a Saúl indica que PERDONAR NUESTRA CARNE ES UN HECHO DE REBELIÓN QUE NOS LLEVA A TENER CONTACTO CON LOS DEMONIOS. PERDONAR NUESTRA CARNE, entonces, es SACRIFICAR A DEMONIOS. Ofrecer sacrificio en la manera en que lo hizo Saúl en realidad no es ofrecer sacrificio a Elohim, sino entrar en contacto con los demonios. Cada vez que nos justificamos, cada vez que decimos "no es Su voluntad que yo me cure", o que sea libre, o lo que sea, cada vez que protegemos nuestra carne con sus miedos, ESTAMOS SACRIFICANDO A DEMONIOS. Que nos quede claro, que nos espante, para que renovemos los esfuerzos de hacerle frente a Amaleq, el peor de nuestros enemigos.

 

La obstinación de Saúl se parecía a la adoración a un ídolo vano. El no adoraba verdaderamente a Elohim, sino que adoraba un ídolo de vanidad, y lo prueba porque después de saber que Yahweh lo había rechazado, lo único que le interesó fue cuidar de las apariencias ante el mundo:

 

Pero Shaúl suplicó: "Hice mal. Por favor, hónrame en presencia de los ancianos de mi pueblo y en presencia de Yisrael, y regresa conmigo hasta que me haya postrado ante Yahweh tu Elohim". Shemuel Alef 15:30

 

Si en lugar de destruir completamente nuestra carne, perdonamos ciertos aspectos buenos de la carne, o inclusive si no luchamos a fondo con algunas cosas que nos cuestan trabajo, como eliminar ciertos miedos, falta de confianza, comportamientos mucho más sutiles que la ira o la lujuria, pero mucho más insanos en el fondo, porque corrompen todo nuestro ser en todas nuestras expresiones, nosotros también nos involucraremos con los demonios. Perdonar la buena carne y luego ofrecerla a Elohim es algo que Él aborrece porque en esta práctica están involucrados los demonios. De hecho, ÉL NO LA ACEPTARÁ. Cuando Él nos muestra una cosa de la carne que desea que encaremos y eliminemos, YA NO ACEPTARÁ UN NO COMO RESPUESTA. Si nos negamos a salir a la batalla, los cielos serán de bronce hasta que nos arrepintamos y esperemos lo que Él ordena. No hagamos tampoco como los yisraelitas que se negaron a entrar en la Tierra Prometida y luego de recibir el rechazo de Yahweh y la condena de que vagarían por el desierto hasta que caer en él, intentaron subir y muchos murieron. Ni Moshe ni el arca fueron con ellos, porque Yahweh ya no estaba intercediendo por esa batalla. Tenemos que estar alerta a las órdenes de nuestro general cuando las da y responder en el momento, porque si nos negamos a avanzar y luego intentamos obedecer tardíamente, pereceremos. Aprendamos a reconocer Su Voz y a responder a Sus comandos de guerra.

 

Si deseamos seguir la Palabra de Elohim y destruir completamente la carne, tendremos el reinado y estaremos en el reino de Elohim. Pero si fracasamos y no llevamos a cabo Su palabra de destruir a Amaleq, nos cortaremos a nosotros mismos de la autoridad de Elohim y nos uniremos a los demonios y a los ídolos de vanidad.

 

Es crucial que veamos lo que es la carne y como ésta se opone a la gracia y al reinado de Elohim. Si descuidamos el asunto de la carne, nosotros, como Saúl, perderemos nuestro reinado y sacerdocio, NO RECIBIREMOS NUESTRAS CORONAS EN LA PRIMERA RESURRECCIÓN. Mientras tanto, estaremos unidos al poder de las tinieblas. Tal vez no sea una unión activa, pero pasivamente estamos entre las filas del enemigo, y eso sólo sirve para beneficiar a haSatán, porque un mal ejemplo es siempre imitado por muchos. Yahshua dijo:

 

El que no está conmigo, está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama. MattiYah 12:30

 

Un soldado que no lucha es casi un soldado enemigo. Aparentemente somos el pueblo de Elohim, pero en realidad, adoramos a demonios e ídolos de vanidad. Que Abba nos tenga misericordia y que aprendamos lo que es la carne y cómo aniquilarla completamente.

 

 

El relato bíblico acerca de Amaleq nos enseña que debemos tener temor y temblor delante de Elohim al hacer cosas buenas. Todos tenemos miedo de cometer maldades. Pero quizá no tengamos miedo de hacer lo bueno. El relato de Amaleq en el Tanaj nos muestra que hacer lo bueno según nuestra propia elección es algo aún peor que cometer maldades porque va en contra del trono mismo de Elohim. El sacrificio de Qayin parecía bueno, pero en realidad fue un acto de rebelión contra el trono de Elohim y contra Su edificación. Del mismo modo, Saúl perdonó lo mejor del ganado de Amaleq con la intención de ofrecerlo a Elohim como sacrificio. Esto fue rebelión, la cual está relacionada con la adivinación, y el contacto con los demonios. Mucho de lo que hacen los creyentes contemporáneos supuestamente por Elohim, en realidad es una rebelión contra la edificación de Elohim e involucra contacto con los demonios. Cuidado con insistir en hacer una cosa que Yahweh ya dijo que no se debe hacer, AÚN SI PRIMERO ORDENÓ QUE FUERA HECHA. Muchos hoy están tratando de volverse a las viejas sombras, e insistir en guardar sombras es insultar al que las produce, Mashíaj, la realidad de esas sombras. Esta rebelión tampoco será perdonada.

 

Sin Shemuel Alef 15:22-23, no nos daríamos cuenta de que la acción de Saúl fue un hecho de rebelión relacionado con los demonios. Pero la palabra de Shemuel expuso la naturaleza de lo que Saúl había hecho. Aparentemente Saúl deseaba ofrecer sacrificio a Elohim, ese es el aspecto externo, y eso es lo que la carne vende, y lo que el mundo compra. Pero en realidad su sacrificio está relacionado con los demonios. Esto revela la importancia de darnos cuenta de que todo lo que hacemos fuera de la gracia de Elohim, fuera del ruaj y fuera de su dependencia y de su confianza proviene de la carne. Y todo lo que proviene de la carne va en contra del trono de Elohim. Será usado por el adversario, el enemigo de Elohim, para impedir que se cumpla el propósito de Yahweh.

 

Bajo la luz de la Palabra de Elohim, debemos aprender que al servir a Elohim, debemos tener temor y temblor de fracasar en nuestra confianza en Elohim y el no depender de Su gracia. Debemos tener miedo hasta de hacer las cosas en nosotros mismos o conforme a nuestra propia voluntad. Debemos confiar en Elohim y depender de Su gracia. Debemos tener más temor al hacer el bien que al cometer maldades. Todos sabemos que Elohim condena lo malo. Ahora debemos aprender que aún al hacer el bien, podemos brindarle a la carne una oportunidad de producir un Yishmael. También podemos darle terreno a Agag, el rey de Amaleq.

Amaleq, La Carne Contra Yahweh

 

En el Tanaj, el enemigo que más se menciona es Amaleq, porque él tipifica la carne, la cual es el último y el peor enemigo del reino de Yahweh. La carne es lo que impide que la congregación sea edificada apropiadamente. Nosotros siempre le echamos la culpa de todo al mundo, a los demonios, a haSatán, siempre a nuestras circunstancias externas, pero nuestro verdadero problema es NUESTRA PROPIA CARNE. El problema está adentro y no afuera. La prueba está en la exposición que de esto hizo Yahweh aquí en Shemot: el pueblo fue sacado de Egipto, el mundo, liberado del poder de haSatán, llevado al desierto donde no hay nada sino maná y agua viva, Y LA CARNE CONTINUÓ APARECIENDO UNA Y OTRA VEZ PARA REBELARSE.

 

Mientras la carne cause problemas, el reino no podrá venir. El reino viene sólo después de que la carne ha sido aniquilada. Por el bien de la vida de congregación, debemos aniquilar nuestra carne, y esa es nuestra carga personal, "cargar con nuestro madero". Si la carne no es aniquilada, no puede haber Reino de Yahweh. Entonces sin el reinado de Mashiaj, es decir, Su autoridad como Cabeza, el Cuerpo no puede ser edificado. Esta es la razón por la cual durante los últimos veinte siglos se ha producido muy poca edificación de la congregación. Las confusiones y divisiones entre los creyentes contemporáneos se deben primeramente a la carne, a Amaleq. Entre los creyentes, Amaleq prevalece. Por esta razón, no tenemos el reino de Elohim de una manera práctica. Sin el reino, no puede haber edificación. En la gran mayoría de los creyentes, no se puede hablar ni siquiera de la edificación de la congregación, porque no consiguen dejar de lado su carne para comenzar a ser labrados unos junto con otros.

 

Le damos gracias a Elohim porque en Su misericordia y gracia, nosotros en Su restauración estamos aprendiendo algo acerca de la importancia de aniquilar la carne. La carne sigue causando problemas, pero si no permitimos que nuestra carne permanezca sin restricciones, sin madero, no edificamos. Pedimos "Venga tu Reino", pero no viene por arte de magia, sino por medio de las piedras vivas que edificamos Su Cuerpo. El Reino está en medio de nosotros cuando nos unimos para levantar Su Casa. No obstante, muchos creyentes en el mundo sienten mucho poder al estar en la carne. Es lamentable que Amaleq continúe prevaleciendo tan poderosamente hoy. Debemos luchar contra Amaleq en nuestro interior, pero también debemos ayudar a nuestros hermanos a luchar con su carne, a verla, reconocerla y llevarla al madero. Muchos han visto algunas cosas pequeñas de su carne, pero se niegan a sacar el elefante que esconden en el sótano. Pero la tarea de Yahweh es ir exponiendo día tras día nuestra carne, cada vez en mayor profundidad, a fin de que la exterminemos POR COMPLETO. Esta guerra es de generación en generación, la hemos tenido todos los creyentes a lo largo de los tiempos, y permanecerá hasta que toda carne haya sido sometida y eliminada.

 

En sus escritos, Shaúl habla exhaustivamente de la carne. Él usa ciertas expresiones que muestran que la carne es enemistad contra Elohim. Por ejemplo, en Romaniyim 8:7, él dice que "la mente puesta en la carne es enemistad contra Elohim; porque no se sujeta a la ley de Elohim, ni tampoco puede". La carne es terrible por la simple razón de que no se somete a la ley de Elohim. Desde el punto de vista de Yahweh, la carne no tiene ley, es "anomia", sin ley. La falta de ley prevalece entre los creyentes contemporáneos. Muchos dicen que aman la ley pero "diezman las hierbas y olvidan el resto", "cuelan el mosquito y se tragan el camello", cuando buscan reglamentos y dejan de lado los dos que resumen toda la Torah:

 

Yahshúa le contestó. "Amarás a Yahweh tu Elohim con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Este es el mayor y el principal mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basa toda la Torah, y los Profetas". MattiYah 22:37-40

 

LA CARNE NO TIENE LEY, POR ESO NO SE SOMETE A ELOHIM.

 

La carne denota la totalidad del viejo hombre caído. Por lo tanto, la carne no se refiere simplemente a una parte de nuestro ser, sino a todo nuestro ser caído. Según Romaniyim 6:6, el viejo hombre ha sido clavado en el madero juntamente con Mashiaj. Ya que el viejo hombre no tiene esperanza, Elohim lo puso en el madero y lo clavó juntamente con Mashiaj. Como veremos, debemos cooperar con Elohim en lo que Él ha hecho al clavar la carne (GalutYah 5:24). El destino de la carne es morir. Sin importar lo que nosotros pensemos de la carne, para Elohim ésta es rebelde y menospreciada. Por esta razón, Elohim erradicó el nombre de Amaleq.

 

 

Entonces, si vemos el panorama de los 17 primeros capítulos de Shemot, veremos un cuadro de la salvación de Elohim que empieza con la destrucción del mundo y concluye con el aniquilamiento de la carne. Este cuadro nos permite tomar conciencia de que, como pueblo escogido de Elohim, antes estábamos bajo la tiranía del mundo. Pero después de ser redimidos, salvos y liberados, empezamos a disfrutar la provisión divina del maná y del agua viva. No obstante, tenemos que enfrentar a un enemigo muy subjetivo: la carne. Este enemigo busca perturbarnos, ocuparnos y aun destruirnos.

 

La siguiente sección del libro, desde el capítulo 18 hasta el 40, constituye una sección larga relacionada con el reino. Esto indica que después de ser liberados del mundo, de haber disfrutado de la provisión divina, y de haber aniquilado la carne, estaremos en el reino. Ésta es una muy buena noticia, porque nos muestra que, aunque aún estemos en el desierto terrenal, podemos ya disfrutar del Reino. Así como hoy tenemos el Ruaj en garantía, también tenemos el Reino en garantía para comenzar a disfrutarlo, PORQUE EL REINO ESTÁ EN MEDIO DE NOSOTROS, es decir, el Reino es el Ruaj fluyendo en nosotros. Aún no en plenitud, pero ya podemos comenzar a tener un anticipo, y por eso podemos y debemos comenzar a vivir por y para el Reino, con vistas a entrar en plenitud en él. La mayoría sólo ha visto que estos capítulos cubren la construcción del tabernáculo como morada de Elohim, y tal vez que nosotros somos esa morada, pero pocos han percibido que esto es también una referencia al Reino. Cuando construimos Su morada, traemos Su Reino.

 

Es crucial ver que fuera del Reino, la casa de Elohim no puede llegar a existir. Cuando estamos trabajando para construir Su Ojel Moed, aún mientras estamos en el desierto, estamos en Su Reino. Cuando estamos trabajando para Su Obra, traemos los cielos a la tierra. Pero también debemos comprender que nosotros estaremos en el reino sólo cuando venzamos al enemigo, al mundo y aniquilemos completamente la carne. En el reino, podemos construir el tabernáculo como morada de Elohim. El principio es el mismo con la construcción del templo. Después de que David peleó la batalla contra los enemigos y consiguió la victoria, Shlomó disfrutó del reino. En este deleite, el reino fue construido. En la segunda sección de Shemot, de los capítulos 18 al 40, vemos que el pueblo redimido de Elohim estaba en el deleite del reino. Al ser liberados del mundo y después de aniquilar la carne, pudieron construir el tabernáculo como morada de Elohim.

 

Según el B'rit Hadashá, el diablo, el mundo y la carne son llamados enemigos de Elohim:

 

Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue... El enemigo que la sembró es el Acusador. MattiYah 13:25,39

 

Es que la tendencia carnal lleva a la enemistad con Elohim; porque no se sujeta a la Torah de Yahweh, ni tampoco puede. Así que, los que se dirigen por la inclinación carnal no pueden agradar a Elohim. Romaniyim 8:7-8

 

Gente adúltera, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Elohim? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Elohim. Yaakov/Santiago 4:4

 

En Shemot, haSatán es representado por Faraón, el mundo por Mitzrayim, y la carne por Amaleq. Después de la derrota de estos tres enemigos, viene el reino de Elohim.

 

 

La Guerra Continua Contra Amaleq, La Carne

 

Mosheh le dijo a Yahoshúa: "Escógenos algunos hombres, y sal a la batalla contra Amaleq. Mañana yo me situaré en lo alto de la colina con la vara de ha’Elohim en la mano". Yahoshúa hizo como le dijo Mosheh y peleó contra Amaleq, mientras Mosheh, Aharón y Jur subieron a lo alto de la colina. Entonces, mientras Mosheh mantenía en alto su mano, Yisrael dominaba; pero siempre que bajaba la mano, dominaba Amaleq. Shemot 17:9-11

 

Aparentemente la batalla contra Amaleq fue peleada por hombres. En realidad, fue peleada por Elohim mismo. Esto queda demostrado por el hecho de que la victoria o la derrota se decidía por los brazos levantados de Moshe. El hecho de que Moshe alzara su brazo en la cima del monte representa al Mashiaj ascendido que intercede en los cielos (Romaniyim 8:34b; Ivrim 7:25). El asunto de la victoria o de la derrota no dependía del combate de los hombres. Aunque ellos tenían que combatir, la victoria no dependía de ellos. Ellos representaban en la tierra la batalla que sucedía en los cielos. Pero todo dependía de que Moshe alzara su brazo con la vara de Elohim, de que nuestro Kohen Gadol, intercediera a la perfección. Aunque debemos combatir contra Amaleq, no debemos pensar que podemos ser victoriosos por nuestro combate. Al contrario, sólo estamos calificados para ser derrotados. En nuestro combate, debemos reconocer la necesidad no de combatir por nosotros mismos, sino de combatir por medio de Moshe (Mashíaj en los cielos) y Yahoshua (Mashíaj en nosotros).

 

Por una parte, Moshe alzaba su brazo en la cima del monte, por otra, Yahoshua combatía por el pueblo (17:10,13). Hemos visto que el maná tipifica a Mashiaj y que el agua viva tipifica al Ruaj. Ahora debemos seguir adelante y señalar que Moshe aquí tipifica al Mashiaj celestial, y Yahoshua, al Ruaj que mora en nosotros y combate contra la carne:

 

Por eso digo: Anden en el ruaj, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al ruaj, y el ruaj lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que ustedes no hagan lo que quisieran. GalutYah 5:16-17

 

Porque si siguen las inclinaciones carnales morirán; pero si por el ruaj hacen morir las prácticas carnales, vivirán. Romaniyim 8:13

 

Muchos creyentes se dan cuenta de que en tipología, Yahoshua representa a Yahshua. Pero aunque Yahoshua tipifica de hecho a Yahshua, en Shemot 17 tipifica al Ruaj, que Mashíaj es hecho Ruaj vivificante. Según el cuadro de Shemot 17, el Mashiaj celestial, tipificado por Moshe, intercede, y el Mashiaj que mora en nosotros, tipificado por Yahoshua, acaba con el enemigo. El maná, el agua viva, Moshe y Yahoshua tipifican a Mashiaj. Mashiaj es la provisión de la vida, el agua viva, Aquel que intercede en los cielos, y el que mora en nosotros y combate contra el enemigo. En resumen, Mashiaj lo es todo. El cuadro de Shemot es muy claro al respecto.

 

El hecho de que Mashiaj es tipificado en Shemot en todas estas maneras no es ninguna coincidencia. En Su sabiduría soberana, Yahweh preparó estas tipologías y las ordenó en una secuencia maravillosa. Primero tenemos el maná y el agua viva; luego tenemos a Moshe en la cima del monte y a Yahoshua combatiendo. Todos debemos llegar a conocer y experimentar a Mashiaj como el maná celestial, el agua viva, el Moshe que intercede, y el Yahoshua que combate. Como el Ruaj que mora en nosotros, Mashiaj es nuestro Yahoshua actual y práctico que combate contra la carne y la aniquila. En este combate, debemos cooperar con él. Cuando Él combate, nosotros también debemos combatir, porque la tierra debe concordar en todo con los cielos:

 

"En verdad les digo que todo lo que ustedes aten en la tierra habrá sido atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra habrá sido desatado en el cielo". MattiYah 18:18

 

En nuestra vida individual, esta es la manera de derrotar a Amaleq, la manera de vencer la carne.

 

 

Cómo Combatir Contra Amaleq

 

Entonces, acá llegamos al asunto importante de cómo combatir contra Amaleq. Primero, combatimos al orar con el Mashiaj que intercede (Shemot 17:11). Moshe levantó su mano en la cima del monte y eso tipifica el Mashiaj que intercede en los cielos.

 

Pero a Mosheh se le cansaron los brazos; así que tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que sentara en ella, mientras Aharón y Hur, uno a cada lado, le sostenían los brazos; de esta manera sus brazos permanecieron firmes hasta la puesta del sol. Shemot 17:12

 

Aquí vemos que cuando las manos de Moshe se cansaban, Aharón y Hur le sostenían las manos. ¿Qué significa esto? Hemos señalado que Moshe tipifica aquí a Mashiaj quien intercede por nosotros en los cielos. Pero no podemos decir que las manos de Mashiaj se cansan, ¿verdad? Ciertamente Mashiaj no necesita que nadie le sostenga las manos. En los cielos no hay ningún Aharón ni Hur que ayuden a Mashiaj en Su intercesión. Entonces parece que la tipología no corresponde totalmente. Ya que las Escrituras fueron inspiradas por Elohim, aquí debe haber algo relacionado con nuestra experiencia espiritual.

 

Si consideramos estos pasukim a la luz de nuestra experiencia, entenderemos que para aniquilar la carne, no necesitamos solamente la intercesión de Mashiaj por nosotros en los cielos, sino que nosotros también debemos orar. Algunos estudiosos y maestros recalcan la obra objetiva de Mashiaj en los cielos. Señalan que Mashiaj está en los cielos intercediendo por nosotros. Otros dedican mucha atención a la importancia de ayunar y orar. Si alguien es perturbado por la carne le aconsejan ayunar y orar. En nuestra experiencia, necesitamos el aspecto objetivo y también el subjetivo. Como lo hemos señalado, el hecho de que Moshe oraba en la cima del monte tipifica a Mashiaj que intercede por nosotros en los cielos. Pero el hecho de que Moshe necesitó que Aharón y Hur le levantaran las manos representa nuestra necesidad de orar. Mientras Mashiaj ora en los cielos, debemos orar aquí en la tierra, porque somos llamados a convertirnos en un Pueblo-Amén, un pueblo que en la tierra concuerda con los cielos. Cuando oramos, somos uno con Moshe en la cima del monte. Pero cuando aniquilamos la carne, somos uno con Yahoshua peleando en el valle. Nosotros también estamos en dos lugares porque estamos en Mashíaj y con Mashíaj, aunque esto sólo puede ser representado por dos personas diferentes para "pintar el cuadro".

 

Aunque el Mashiaj que intercede no necesita que nadie le sostenga las manos PORQUE NO SE CANSA, sí requiere que nuestras manos "sostengan" su intercesión. NUESTRA ORACIÓN CONFIRMA, RESPALDA, DICE AMÉN A LA INTERCESIÓN DE MASHÍAJ EN LOS CIELOS. Él actuará, pero nosotros debemos decir amén, nosotros debemos actuar conforme a sus órdenes, debemos estar ahí afirmando y confirmando que la tierra está de acuerdo con los cielos, que concordamos con aquello por lo cual Mashíaj está intercediendo. Sólo así venceremos la batalla. Cuando las manos de Moshe bajaban, los yisraelitas perdían. El Yahoshúa que estaba en el campo es nuestro Mashíaj interior, quien está en nuestro interior. Si Moshe bajaba los brazos (dejaba de interceder), Yahoshúa (nuestro Mashíaj interior) perdía la batalla (contra la carne). Moshe necesitaba de la ayuda de Aharón y de Hur (nuestras oraciones) que respaldaban su posición, y eso da la victoria. Sólo cuando la tierra concuerda con los cielos obtenemos la victoria contra Amaleq.

 

 

Aharón, el sumo sacerdote, representa el sacerdocio, y Hur, quien pertenecía a tribu de Yahudá, representa el reinado. El nieto de Hur, Betzalel, recibió la capacidad de trabajar en los diseños del tabernáculo (31:1-5). Como lo veremos cuando consideremos los últimos capítulos de Shemot, el tabernáculo, el edificio de Elohim, fue construido por el sacerdocio y el reinado, los dos aspectos del ministerio único. Nuestra oración debe ser fundamentada en el sacerdocio y el reinado, en ambos aspectos. Moshe fue sentado en una roca, pero aunque algunos han dicho que Mashíaj es esta roca, aquí Moshe es Mashíaj, y la roca es el fundamento de la fe, como Mashíaj dijo a Kefá en MattiYah 16:18: "...y sobre esta roca edificaré mi congregación...". Como podemos ver, tenemos más de una roca en las Escrituras, y aún así, ESTÁN RELACIONADAS, porque la roca de la fe, del que cree, sobre la cual Mashíaj edifica su congregación, surge de Él mismo, que es la Roca. Cuando nuestra fe es fuerte y estable, y afirma y sostiene a Aquel que intercede por nosotros, la victoria es segura. La roca sobre se sentó Moshe es el fundamento de la fe en la cual nos colocamos para elevar nuestras oraciones. Sobre esa roca se levanta la Novia, el Cuerpo de Mashíaj, cuando ora en perfecta armonía con Él.

 

El sacerdocio está relacionado con el Lugar santísimo. En nuestra experiencia, el Lugar Santísimo siempre está relacionado con nuestro ruaj. Por tanto, cansarse en oración indica un problema o carencia en nuestro ruaj, indica que nuestro sacerdote interior no consigue "sostener" las manos de nuestro intercesor, que la conexión espiritual es débil. Por alguna razón, nuestro ruaj no es agudo, activo, ni positivo con Elohim. Esto obstaculiza nuestra oración. Nuestra experiencia lo confirma. Cuando estamos débiles, nuestras oraciones no son respondidas. En nuestro ruaj, hay una carencia de sacerdocio, y eso implica la comunión con el Padre en el Lugar Santísimo. Necesitamos a Aharón, al sumo sacerdote, para fortalecer nuestro ruaj (aunque ahora ya estamos bajo la orden de Melki-Tsedeq).

 

Si Aharón representa al sacerdocio, Hur representa al reinado. Ya que Amaleq es una mano contra el trono de Elohim, la mano de oración necesitaba ser apoyada también por el reinado en su combate contra Amaleq. El reinado es un apoyo para nuestra vida de oración. Si no estamos bajo la autoridad de Elohim, y somos rebeldes, nuestra vida de oración se acaba. Pero cuanto más nos sometamos a Elohim y a Su autoridad, más grande será nuestro deseo de orar. Cuando nos rebelamos contra Elohim y rechazamos Su autoridad, desaparece nuestro apetito de orar, el Ruaj se apaga y no conseguimos acercarnos al trono, por eso Shaúl nos insta a "no apagar el Ruaj" en Tesaloniyim Alef 5:19.

 

Supongamos que en algún momento desobedecemos a la unción interior en cuanto a cierto asunto. Como resultado, durante un periodo de tiempo, quizá de algunos días, no sentiremos ningún deseo de orar. El Ruaj estará "apagado". Por tanto, es crucial que aprendamos a honrar el reinado de Elohim, a honrar la autoridad de Elohim. Debemos buscar la causa y arrepentirnos sinceramente. Eso implica que estamos ya decididos a que en la siguiente oportunidad que Él nos dé obedeceremos, no que vamos a tratar de arreglar las cosas como y cuando queremos, ni que estamos arrepintiéndonos de la boca para afuera sólo para ser perdonados. Si mantenemos esta actitud, nuestro apetito y deseo de orar aumentará y el Ruaj se encenderá nuevamente. La rebelión mata nuestro apetito de orar, pero la obediencia incrementa el deseo de orar.

 

Entonces, ya que Amaleq está en contra del reino de Elohim, necesitamos el apoyo del sacerdocio y también del reinado para combatir contra de él. Si intentamos vencer la carne sin preocuparnos por la autoridad de Elohim, nos equivocamos. En principio, nosotros mismos estamos en contra del reino de Elohim. Necesitamos el apoyo del reinado, de Hur, en nuestra vida de oración, así como el apoyo de Aharón, el sacerdocio. Debemos mirar continuamente a Elohim para recibir Su gracia y ser sumisos a Su autoridad para que de esta forma nuestra naturaleza interior vaya siendo mudada y seamos realmente conformados a Su semejanza, porque sólo así estaremos en condiciones de ser reyes y sacerdotes: si tenemos un Mashíaj creciente en nuestro interior. De esta manera, honramos la autoridad de Elohim y fortalecemos el reinado en nuestra experiencia.

 

 

Nuestra oración se entorpece también cuando no nos preocupamos por la construcción del tabernáculo. Hur está relacionado con la construcción. De hecho, la meta del libro de Shemot se relaciona con la construcción del tabernáculo. Hemos señalado que Betzalel, el nieto de Hur, recibió el don de Elohim para obrar en muchos aspectos del tabernáculo. ESTO INDICA QUE NUESTRA ORACIÓN DEBE HACERSE CON MIRAS A LA EDIFICACIÓN DE LA CONGREGACIÓN. Hoy en día esta es la meta de Elohim. Si el propósito de nuestra vida de oración no es la edificación de la congregación, nuestra oración no durará mucho, ni obtendremos victoria. Pero si tenemos el sacerdocio y el reinado y nos preocupamos por la construcción del tabernáculo, la congregación, nuestra vida de oración no se cansará. Nuestro Moshe estará sentado sobre una roca y nosotros, aplicando nuestras funciones de reyes y sacerdotes, le sostendremos los brazos con firmeza, afirmando que lo que han determinados los cielos se cumplirá aquí en la tierra, para que "sea hecha Su voluntad así en la tierra como en los cielos". Entonces la oración de guerra será apoyada por el sacerdocio y el reinado, tendrá la edificación de la congregación como propósito, y la batalla será vencida, ¿amén? Así podremos pelear contra la carne, Amaleq, por medio de nuestra oración.

 

En nuestra oración, debemos ser uno con Mashiaj en los cielos. Debemos unirnos a Mashiaj y ser uno con Él en Su intercesión. Debemos hacer de Su oración nuestra oración, de Su intercesión, nuestra oración instantánea. Apoyados por el sacerdocio y el reinado, es decir, levantados en nuestro ruaj y sometidos a la autoridad de Elohim, debemos orar con Él en el trono en los cielos. Además, la dirección de nuestra oración debe ir hacia la meta de la construcción de la casa de Elohim. Si tenemos estos factores: el sacerdocio, el reinado, y el edificio de Elohim como propósito, no creo que nuestra oración pueda ser detenida. El cuadro de Aharón y Hur sosteniendo las manos de Moshe representa la unión en oración entre Mashiaj y nosotros. Cuando Mashiaj intercede, oramos, concordamos, decimos amén. Nos unimos a Él en Su intercesión, somos sus ayudantes. Esa es la manera correcta en que debemos orar para aniquilar la carne.

 

Aniquilar a la carne no es un asunto superficial, porque todo nuestro ser caído es la carne. En cierto sentido, la carne somos nosotros. Vencer a la carne es mucho más difícil que vencer al mundo o al pecado. Para vencer la totalidad de nuestro ser caído, necesitamos muchas oraciones en unión con la intercesión del Mashiaj celestial. Para orar de esta manera, debemos identificarnos con Mashiaj y ser uno con Él. Mientras Él ora en los cielos, oramos juntamente con Él. Si queremos orar de esta manera, debemos ser levantados en nuestro ruaj por el sacerdocio y sometidos por el reinado. También debemos cuidar el edificio de Elohim. Luego tendremos el apoyo necesario para sostener nuestra vida de oración.

 

La oración es uno de los puntos más débiles de los creyentes, cuando debería ser el motor sin el cual no podemos avanzar. De hecho, esta es la causa por la cual el avance es tan escaso. La mayoría hemos aprendido a orar haciendo únicamente la oración de petición, solicitando cosas, sean materiales o espirituales. Aún así, la mayoría de los creyentes carece de base firme en su vida de oración, que es la roca de la fe sobre la cual es edificada la congregación, la Novia. Esa fe sólida que nos lleva a apuntalar la intercesión de Mashíaj en los cielos no importa lo que veamos a nuestro alrededor. La mayoría siempre se distrae con las olas y el viento que los demonios y el mundo lanzan en nuestra contra, pero si tenemos la mente de Mashíaj y nos centramos en Él, sabemos que lo que Él ha determinado, ÉL LO HARÁ. De esta manera, podemos orar en concordancia con Su intercesión, la tierra diciendo amén a los cielos.

 

Cuando estemos a punto de orar, debemos tomar conciencia de que no somos capaces de hacerlo en nosotros mismos. Necesitamos posicionarnos en la roca de nuestra fe, y eso únicamente se consigue en el ruaj. Si vamos a luchar contra nuestra carne, evidentemente no podemos estar de su lado, no podemos estar posicionados del lado enemigo. Necesitamos colocarnos en el ruaj para poder luchar contra Amaleq. Entonces debemos ejercer nuestra función de reyes y sacerdotes, posicionándonos a cada lado de nuestro Mashíaj. No podemos huir acobardados, debemos estar firmes a Su lado, porque Él es quien hará todo, si lo acompañamos. Si nos retiramos, Él simplemente no hará las cosas. Él ha decidido que todo lo que sea hecho por Su mano en la tierra sea confirmado por la tierra misma, de manera que debemos convertirnos en su Pueblo-Amén.

 

Cada persona que ora puede testificar que no se puede llevar una vida de oración sin una base firme. Necesitamos algo sólido que levante nuestra vida de oración, y esa base es el fundamento de nuestra fe, que es la revelación de que Mashíaj es el Hijo de Yahweh enviado para salvarnos, santificarnos y restaurar a toda la creación.

 

 

Siento la carga de compartir este punto porque sé que enfrentamos muchos problemas en nuestra vida de oración. Si deseamos preservar nuestra vida de oración, debemos cuidar cuatro asuntos: la base firme, el sacerdocio, el reinado, y la construcción del tabernáculo. Entonces nuestra vida de oración será sostenida y obtendremos la victoria.

 

 

Y Mosheh edificó un altar y lo llamó Yahweh Nisí. Shemot 17:15

 

El nombre Yahweh-Nisí significa "Yahweh, mi bandera". El hecho de que Yahweh sea nuestra bandera, nuestro estandarte, significa que Yahweh Elohim es nuestra victoria. Cada una de las doce tribus tenía su propio estandarte para identificarse, pero todos ellos tenían en verdad uno solo: Yahweh mismo. Él es nuestra bandera de victoria. Moshe edificó un altar y luego lo llamó Yahweh-Nisí. El altar representa el madero que termina con nuestra carne (GalutYah 5:24). Por una parte, nuestra carne debe ser erradicada; por eso, la vencemos en la batalla y la clavamos en el madero (el altar). Mediante el madero, disfrutamos de la victoria de Elohim. Eso significa que por el altar, disfrutamos a Yahweh-Nisí.

 

El altar edificado y llamado por Moshe en Shemot 17 tipifica el madero de Mashiaj en el cual es clavada nuestra carne vencida. Es una conmemoración de la victoria que Yahweh nos ha dado sobre nuestra carne. Mashíaj intercede por nosotros (Moshe), lucha por nosotros (Yahoshua), y es nuestro madero-altar donde damos la gloria a Yahweh, nuestra bandera. Por medio del madero, experimentamos a Elohim como nuestra bandera. Lo disfrutamos a Él como el victorioso, y disfrutamos la victoria mediante el madero de Yahshua. Según el libro de GalutYah, la carne debe ser desechada, pero el madero debe llegar a ser nuestra jactancia. Shaúl declara que él no se jactaba en la circuncisión sino en el madero de Mashiaj. EL RECUERDO DE LA CARNE DEBE SER ERRADICADO, Y LA MEMORIA DEL MADERO DEBE SER EDIFICADA. A medida en que vencemos nuestra carne (y todos hemos vencido en pequeñas cosas, habiendo mudado en nuestra conducta y abandonado costumbres, por eso no debemos desistir aunque las luchas sean cada vez más duras), estamos levantando nuestro altar de Mashíaj y nuestra bandera, Yahweh-Nisí. Debemos recordar el madero de Mashiaj a través del cual disfrutamos a Elohim como nuestra bandera, nuestra victoria. Este madero es la conmemoración de que la carne ha sido erradicada.

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