PIEDRAS VIVAS
CLE02 30
Al Pie Del Monte
En el mes tercero después de haber salido los yisraelitas de Mitsráyim, en el mismo día, entraron al desierto del Sinay. Después de salir de Refidim, entraron al desierto del Sinay y acamparon en el desierto. Yisrael acampó allí frente al monte. Shemot 19:1-2
Les tomó tres meses de disciplina para llegar a este lugar, y aprender a confiar en Elohim, y al fin habían llegado. Ellos vieron la liberación de Elohim de Egipto, recibieron Su dirección en el camino que debían de andar, vieron Su gloriosa victoria en el Mar de Juncos, recibieron la provisión de vida del maná y el agua de la roca, y fueron capacitados para enfrentar la carne enfrentando a Amaleq, y ahora estaban listos para entrar en pacto con Yahweh. Él les había probado ya numerosas veces que era confiable y fiel para guardar sus promesas, y que además los protegería de todo mal si ellos guardaran sus estatutos, que estaba a punto de darles.
Yisrael permaneció en el desierto de Sinay hasta Bamidbar 10. Más de 57 capítulos de la Escritura son dedicados a lo que le ocurrió a Yisrael en el año que acampó en el Monte Sinay.
La palabra que convencionalmente se traduce "desierto" es MIDVAR (H4057) y no es un desierto de arena, sino un campo con pastos, una zona desierta pero no seca ni árida. Midvar deriva de DAVAR (H1696), que ya todos sabemos significa PALABRA. En este sentido, la implicación es que el desierto es un lugar SILENCIOSO. Entonces, resulta muy significativo que Yahweh los llevara al MIDVAR (lugar silencioso y solitario) para darles la DAVAR, porque lo que hará a seguir es entregarles las 10 Devarim, mal llamadas 10 Mandamientos.
Esta es la primera vez que se menciona al pueblo como una unidad. El último verbo del pasuk está escrito en singular: "acampó". Antes había muchas peleas entre diferentes grupos dentro de Yisrael, pero ahora habían llegado a un estado de unidad, de manera que es presentado como si fueran una sola persona, "acampó Yisrael". La unidad era necesaria para que se entregara la Torah desde el cielo. Ya habían pasado 46 días desde la salida de Egipto. Cada uno de esos días representa una subida de santidad del pueblo. El máximo nivel de santidad es el 50, que son los días entre Pésaj y Shavuot. Sabemos que esta primera vez los yisraelitas no aceptarían recibir la ley en sus corazones (ni podían tampoco), y que habrían de esperar hasta el cumplimiento en la Era Pentecostal, con el derramamiento del Ruaj, cuando vemos que los creyentes en Yahshua del pueblo de Yisrael estaban todos unánimes juntos, como está escrito:
"Cuando llegó el día de Shavuot, estaban todos unánimes en un mismo lugar" MaAseh 2:1
La unidad fue la condición para que la Torah pudiera ser entregada la primera vez. Como ellos rechazaron oír directamente a Yahweh y pidieron que Moshe fuera su intérprete, la Torah fue entregada en tablas de piedra. Cuando los Diez Mandamientos se pronunciaron por primera vez en Shemot 20, Elohim no dijo nada acerca de escribirlos en tablas de piedra. Las tablas fueron necesarias sólo después de que la gente se negó a escuchar la voz de Elohim directamente. Su negativa a escuchar indica que el miedo fue lo que los indujo a resistir en lugar de aceptar la ley. Ellos tuvieron una respuesta carnal, a través del miedo. Por esta razón, necesitaron recibir un registro escrito de la ley, para que la ley pudiera restringir sus impulsos carnales hasta que pudieran escuchar Su voz y ser cambiados internamente. Por este motivo Yahweh hizo promesa:
Miren, viene un tiempo –declara Yahweh– cuando haré una nueva alianza con la Casa de Yisrael y con la Casa de Yahudah. No será como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Mitsráyim, una alianza que ellos violaron, de modo que yo los rechacé –declara Yahweh. Pero ésta será la alianza que haré con la Casa de Yisrael después de aquellos días –declara Yahweh: Pondré mi Torah en su interior y la escribiré en su corazón. Entonces yo seré su Elohim, y ellos serán mi pueblo. Ya no necesitarán enseñarse unos a otros y decirse unos a otros: "Hazle caso a Yahweh"; porque todos ellos me harán caso, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande – declara Yahweh. Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado. YirmeYah 31:31-34
Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Quitaré del cuerpo de ellos el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que anden según mis leyes y observen mis decretos y los pongan por obra. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Elohim. Yahjezquel 11:19-20
Así que vemos que Elohim pronunció los Diez Mandamientos en Shemot 20, pero las tablas de piedra se ordenaron más tarde en Shemot 24:12 y fueron entregadas a Moshe finalmente en Shemot 31:18. Las primeras tablas se rompieron en Shemot 32:19, y se hicieron nuevas tablas en Shemot 34:1-4.
Estos dos juegos de tablas profetizan los dos pactos que Elohim haría con nosotros. Bajo el primer pacto, la ley fue quebrantada; pero bajo el segundo pacto, la ley fue guardada perfectamente por Yahshua ha Mashiaj mismo. A nosotros, como creyentes, se nos dice que "caminemos de la misma manera que Él anduvo" (Yahanan Alef 2:6).
Este pacto renovado fue sellado con la sangre del Mashíaj en Pésaj, y entregado a los fieles en Shavuot:
Igualmente, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo: "Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que por ustedes se derrama. Luka 22:20
Él mismo nos capacitó como servidores de la nueva alianza, no de la letra, sino del espíritu. Porque la letra mata, pero el espíritu vivifica. Qorintiyim Bet 3:6
En un sentido, todo lo que pasó antes estaba destinado a traerlos a este lugar. Este era el principio del cumplimiento de lo que Elohim dijo:
Y él dijo: "Yo estaré contigo; esa será la señal de que fui yo quien te envió. Y cuando hayas libertado al pueblo de Mitsráyim, adorarán a ha’Elohim en este monte". Shemot 3:12
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Sinay era el lugar donde Moshe se encontró con Elohim en la zarza ardiente. Toda la nación de Yisrael podría pronto experimentar algo de lo que Moshe había experimentado en la zarza ardiente. Moshe los podría dirigir a este monte para esta experiencia debido a que él ya había estado allí. El pueblo no puede ir más allá que su líder.
Aquí Elohim predicó uno de los sermones más dramáticos jamás escuchados.
Y Mosheh subió a ha’Elohim. Yahweh lo llamó del monte y le dijo: "Así le dirás a la casa de Yaakov y le declararás a la casa de Yisrael: "Ustedes han visto lo que les hice a los mitsritas, cómo los cargué a ustedes sobre alas de águila y los traje a mí. Shemot 19:3-4
Yahweh le dio un mensaje a Yisrael a través de Moshe, un mensaje en cuanto a Su propósito y destino para Yisrael. Este destino estaba basado en lo que Elohim ya había hecho por ellos en la gran liberación de Egipto.
"Los cargué sobre alas de águila y los traje a mí". Las alas de águilas son fuertes y seguras; pero también hablan de una protección cuidadosa. Las águilas no llevan a los aguiluchos en sus garras como otras aves; los aguiluchos se sujetan a sí mismos en la parte posterior del águila madre y son protegidos mientras son llevados. Cualquier flecha de un cazador debe pasar a través de la madre antes de que pueda tocar al aguilucho que lleva en su parte posterior.
No hay otras aves que vuelen por encima de las águilas y por eso es el lugar más seguro para sus crías. Las águilas hacen su nido en las rocas, muy alto. Después de haber construido el nido con palitos van quitando partes de sus plumas colocándolas en el nido para que sea muy agradable para los aguiluchos. Cuando el aguilucho es suficientemente grande llega el momento de sacar las plumas del nido para que el hogar ya no sea tan agradable como antes. Así el aguilucho no querrá volver allí. Esto fue lo que pasó en Egipto con los hijos de Yisrael.
Después, uno de los padres extiende sus alas delante del aguilucho para que las vea. Luego lanza a su hijo fuera del nido para que caiga al vacío. Como el aguilucho todavía no sabe usar sus alas, uno de los padres lo recoge sobre sus alas y lo sube a las alturas otra vez. Luego lo tira en el aire para que caiga de nuevo. Y así sigue hasta que el aguilucho aprenda a volar. Tal vez ahora muchos comprendan mejor el método de Abba para educarnos y enseñarnos a crecer: Él nos lanza al vacío para que aprendamos a volar, pero también nos sostiene UNA Y OTRA VEZ, mientras estamos aprendiendo. Puede resultar asustador al principio, pero finalmente, aprenderemos a volar.
La liberación fue realizada en total protección de amor, y ellos habían sido rescatados y cuidados para ser Su posesión. Yahweh no liberó a Yisrael para que ellos pudieran vivir apartados de Elohim, sino para que ellos pudieran ser el pueblo de Elohim.
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Ahora pues, si ustedes me obedecen fielmente y cumplen mi alianza, ustedes serán un tesoro para mí entre todos los pueblos. En verdad, toda la tierra es mía, pero ustedes me serán un reino de sacerdotes y una nación santa". Estas son las palabras que les hablarás a los hijos de Yisrael". Shemot 19:5-6
Aquí aparece una de las palabras más importantes de las Escrituras, el "SI" condicional. La invitación ha sido dada desde los cielos, pero requiere una respuesta por parte del hombre. Si el hombre responde, recibe las bendiciones del pacto. Si el hombre no responde, no hay ni pacto ni bendiciones. Estas eran las condiciones del Pacto Mosaico (en todas sus versiones). Este pacto es CONDICIONAL, estaba condicionado a la obediencia del hombre, y por ese simple motivo estaba destinado a fallar, cosa que la terquedad del ser humano aún hoy no acepta, y así asegurar que "sí se puede", y siguen imponiéndose reglas y tratando de responder en la carne. Aún así, es también necesario comprender que sí existen condiciones para poder obtener los beneficios de los pactos, aún los incondicionales, el Pacto de la Gracia. Muchas personas quieren los beneficios sin cumplir las condiciones, y eso no responde al carácter del Padre. La condición, EN AMBOS CASOS, es la obediencia. Pero en el pacto de la gracia recibimos la garantía del Ruaj de Mashíaj, que será nuestra obediencia delante del Padre. Los judíos y los legalistas continuarán esforzándose, mientras que los que confiamos en Mashíaj NOS APOYAMOS EN SU OBEDIENCIA, no sólo para la salvación, sino también para la santificación. Sólo podemos santificarnos a través de usar Su obediencia en nuestro ruaj.
La palabra hebrea que ha sido traducida como "tesoro" es SEGULÁ (H5459), que significa un tesoro muy amado. Pero como acabamos de ver, sólo SI ellos obedecían serían ese tesoro especial, pero sabemos que lo hicieron tantas veces que se perdió la cuenta. La verdad, la intención de Yahweh no era colocarlos por encima de las demás naciones (ya han demostrado no ser más dignos que ellas en este sentido). Su intención era LEVANTAR UN REINO DE SACERDOTES, y esto irá mucho más allá que una pequeña nación, abarcará toda la tierra. Este reino de sacerdotes no tiene filiación de sangre sino espiritual. Y aunque algunos citen al propio Mashíaj cuando dijo que "la salvación procede de los yahuditas"
(Yahanan 4:22), parecen olvidar que EL PROPIO MASHÍAJ ES ESA SALVACIÓN. Considerarse los salvadores del mundo, como el judaísmo actual se auto-promueve, es blasfemo contra Mashíaj, y los que en Él creen deberían darse cuenta de esto. Yahshua era yahudita y así cumplió lo que dijo: la salvación realmente vino de los yahuditas. Pero ahora Él está ampliando Su casa, y todos los perdidos regresarán a ella.
En el Sinay ocurrió uno de los acontecimientos más grandes de la historia de Yisrael: la incorporación de Yisrael -como congregación y como nación- bajo la teocracia. Esta es la institución del Reino de Yahweh. Esa forma de gobierno continuó hasta que pidieron un rey a Shemuel:
...y le dijeron: "Usted se ha puesto viejo, y sus hijos no han seguido sus caminos. Por lo tanto, nombre un rey sobre nosotros, para que nos gobierne como todas las demás naciones". A Shemuel le desagradó que ellos dijeran: "Danos un rey que nos gobierne". Shemuel le oró a Yahweh, y Yahweh le respondió a Shemuel: "Hazle caso a las demandas del pueblo en todo lo que te digan. Porque no es a ti a quien han rechazado; es a mí a quien han rechazado como su rey. Shemuel Alef 8:5-7
Aquí ellos rechazaron el gobierno directo de Yahweh y pasaron de una teocracia a una monarquía —como las demás naciones. Aún así, la monarquía continuó siendo la representación de Yahweh, y el rey debía seguir Sus leyes, aún cuando sabemos que la mayoría no lo hizo. Pero más adelante, los judíos edomitas se apartaron de Él completamente con las palabras:
¡No tenemos más rey que el César! Yahanan 19:15
Y la nación fue colocada bajo yugo de hierro (ver CTU 21 - Yugo De Madera Y Yugo De Hierro 04 - Traicionado En La Casa De Los Amigos y CTU 22 - Yugo De Madera Y Yugo De Hierro 05 - La Nota De La Deuda).
Pero ahora estamos en el principio, y Elohim pronto haría un pacto formal con Yisrael en el Monte Sinay. Pero antes de hacerlo, Él revelaría lo que quería hacer por un Yisrael obediente.
Antes de que Elohim llamara a Yisrael para guardar Su ley, Él les ordenó que cumplieran Su alianza. El pacto era más grande que la ley misma. El pacto que Elohim hizo con Yisrael involucraba a la ley como lo que debería ser obedecido para ser bendecido (o desobedecer y ser maldecido). Como ya estudiamos en CLE01 39 - El Pacto de Sangre, el séptimo paso era entregar los términos del pacto, que es justamente lo que Yahweh haría en el Sinay. La Torah son los términos de esta alianza, las cosas que Yisrael debería cumplir para no ser cortado del pacto. Yahweh por su parte se comprometía a bendecirlos y prosperarlos.
Yahweh realmente tenía destinado a Yisrael para ser un tesoro. Él quería que ellos fueran el pueblo a través del cual Él traería la bendición a todas las naciones, no sólo como había prometido a Avraham, sino muy anteriormente a Adam y Javá. No eran especiales ni privilegiados sobre los demás, como el espíritu edomita ha venido demostrando con su noajidismo y sus acciones contra los palestinos, sino únicamente el vaso donde debería nacer la Semilla, Yahshua ha Mashíaj. Él sería la bendición a todas las naciones, y no los judíos. Pero cuando rechazaron a Yahshua y a Yahweh como rey, dictaron su propia sentencia. Aún así, debemos comprender que el Yisrael espiritual no es el Israel físico que podamos ver, y que a lo largo de toda la historia Yahweh siempre mantuvo su remanente. Aún en los peores momentos, en los que toda la nación fue llevada al exilio, Yahweh mantuvo a un Daniyel entre ellos, y a muchos otros que no son mencionados, como cuando EliYah clamaba que era el único que había sobrado y Yahweh le aseguró que aún había en Yisrael 7000 que no habían doblado las rodillas a Baal.
"Reino De Sacerdotes Y Nación Santa"
Elohim tenía destinado a Yisrael para ser un reino de sacerdotes, donde cada creyente podría venir ante Elohim, y como grupo ellos representaban a Yahweh ante todas las naciones. Aún hoy ese plan está en pie, activo y vigente, aunque no todo el que dice ser yisraelita lo es en verdad, sino que tenemos a la sinagoga de haSatán y es necesario aprender a distinguirlos.
La palabra KOHANIM (sacerdotes), significa literalmente "el que ministra", en cuanto a la función que realiza como intermediario entre el hombre y la divinidad. Aquí vemos el ministerio de Yisrael ante el Eterno y ante las naciones: ESTO ERA LO QUE YAHWEH QUERÍA QUE ELLOS FUERAN E HICIERAN. Yisrael recibió el llamado de ser un reino de sacerdotes (que no es exactamente lo mismo que "una nación de gobernantes", ya que el sacerdocio implica tanto la justicia como la misericordia, mientras que el reinado trata únicamente con la justicia). Este sacerdocio debía ser luz a las naciones y llamar su atención como la fama de Shlomó atrajo a la reina de Sabah y a tantos otros.
"A los extranjeros que se adhieren a Yahweh, para ministrarle y para amar el nombre de Yahweh, para ser sus siervos, a todos los que guardan el Shabat y no lo profanan, y que abrazan mi Alianza, yo los traeré a mi monte sagrado y los dejaré gozarse en mi casa de oración. Sus ofrendas quemadas y sus sacrificios serán bienvenidos en mi altar; pues mi Casa será llamada casa de oración para todos los pueblos". Así declara Adonay Yahweh, que reúne a los rechazados de Yisrael: "Aún reuniré otros más con los ya reunidos". YeshaYah 56:6-8
En verdad, Yahweh sabía bien que ellos fallarían y no conseguirían cumplir su parte del acuerdo, por lo que aquel pequeño "SI" condicional acabó dejándolos de lado, pero esta era la verdadera intención de Elohim. Él no estaba ni nunca estuvo dispuesto a levantar un pequeño gobierno sobre todas las naciones para siempre. No, Él desea restaurar su creación completa, y eso hace que ese reino de sacerdotes deba cubrir toda la tierra, recuperando la carga perdida por Adam y Javá.
Un sacerdote es un mediador para que las personas puedan conectarse con el Eterno. Yisrael fue pintada en el cuadro como una nación sacerdotal, porque esa es la intención de Yahweh de lo que deberán convertirse Sus hijos: un reino de sacerdotes. Nuestro mediador y Kohen Gadol es Yahshua ha Mashíaj, quien nos ha salvado y hoy nos prepara (a los que tienen oídos para oír) para ser sacerdotes de la orden de Melki-Tsedeq. Durante el Milenio, los vencedores serán la realidad de este reino de sacerdotes sobre la tierra, pero su misión va mucho más allá de gobernar a las naciones (y tener 2500 esclavos cada uno, como dice el Talmud). Ellos deberán ayudar a la compañía del trigo y al resto de las naciones a alcanzar su propio crecimiento y desarrollo antes del gran juicio final. Ellos tendrán la ocasión de recibir la Nota de la Deuda y trabajar para que la vid dé fruto finalmente, porque Yahweh busca la salvación de todos:
¿Acaso él es el Elohim de los yahuditas solamente? ¿No lo es también de los gentiles? ¡Por supuesto! También lo es de los gentiles. Romaniyim 3:29
Pero con la salvedad de que, UNA VEZ QUE UNO HA CREÍDO EN MASHÍAJ, DEJA DE SER GENTIL Y PASA A SER PARTE DEL PUEBLO ELEGIDO, EL YISRAEL DE YAHWEH:
Ya no hay yahudita ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en el Mashíaj Yahshúa. Y ya que son del Mashíaj, ciertamente son descendencia de Avraham, herederos conforme a la promesa. GalutYah 3:28-29
Todo esto concuerda con el texto de Shemot 19:5 donde hay una condición para poder ser el especial tesoro del Eterno, la fidelidad. El que no escucha el testimonio que el Padre ha dado de su Hijo, no será parte del tesoro especial.
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anuncien las virtudes de aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Kefá Alef 2:9
...y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Yahweh su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás. Amén. Hitgalut 1:6
En este sentido, los yisraelitas serían "una nación santa", kadosh, separada y apartada del resto del mundo, la posesión particular de Elohim, aptos para Sus propósitos. Como pueblo de Yahweh, debemos apartarnos, haciendo y pensando de una manera diferente al flujo del mundo.
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Mosheh vino y convocó a los ancianos del pueblo y les puso delante todo lo que le había ordenado Yahweh. Todo el pueblo contestó a una y dijo: "¡Todo lo que Yahweh ha hablado lo haremos!". Y Mosheh le llevó a Yahweh las palabras del pueblo. Shemot 19:7-8
Convencidos y seguros en sus corazones de que los términos del pacto serían justos y buenos, y deseosos de asegurar para sí mismos y para su posteridad las bendiciones que el Adón había prometido, de buena gana los ancianos aceptaron el pacto antes de saber lo que serían sus estipulaciones exactas. Era deseable que el pueblo expresara su disposición de entrar en un pacto tal como Elohim proponía y que tuviera tiempo para pensar bien en el asunto antes de que fuera llamado a la ratificación formal del pacto.
Si estaban dispuestos a obedecer a Elohim, los detalles del pacto vendrían después. Sin embargo, si bien es cierto que no había duda del deseo de los yisraelitas de responder a la demanda de obediencia que Elohim hacía, entraron en la relación del pacto teniendo poco conocimiento de sí mismos y sin apreciar su incapacidad para guardar los preceptos divinos y cumplir así su parte en el convenio. Al igual que muchas almas engañadas pensaron que no tenían sino que intentar a fin de lograrlo. Elohim les permitió que hicieran la prueba para que pudieran descubrir su incapacidad y así fueran inducidos a depender de Elohim. La propia experiencia de Shaúl concuerda con esto (ver Romaniyim 7).
Aquí no están aún estableciendo el pacto, sino CONCORDANDO EN CORTAR UNO. Aún no lo han firmado, eso sucederá en el capítulo 24. Aquí su respuesta fue sincera, pero también fue hecha en ignorancia. Ellos no sabían que iban a entrar en un pacto de santidad, algo imposible para la carne. También nosotros no vimos ese punto cuando aceptamos a Mashíaj como nuestro Salvador. Creímos que todo iba a resolverse, no sabíamos cómo, pero que todo mejoraría, pero una y otra vez nuestra carne es expuesta, demostrando nuestra incapacidad. Nosotros tenemos la ventaja de tener la garantía del Ruaj para tener una mejor comprensión de estas cosas, pero aún no es la plenitud que necesitamos, porque para obtener la plenitud del Ruaj es necesario que la carne muera literalmente.
Sin duda esta fue una demostración superficial de entusiasmo religioso, una reacción momentánea ante una verdad gloriosa y sublime. Estaban sorprendidos, admirados, pero aún les faltaba el ruaj para experimentar una conversión profunda y verdadera, el "corazón" de hacer lo que Elohim demandaba (Devarim 5:29). No es de extrañar que el pueblo pronto apostatara y adorara el becerro de oro.
Acá Moshe iba y venía llevando y trayendo la palabra de uno a otro, actuando como intermediario, tipificando la tarea que realiza Mashíaj. Yahweh hablaba, Moshe llevaba la palabra al pueblo, ellos respondían, Moshe regresaba con su respuesta para Yahweh. Yahshua hace exactamente lo mismo hoy por nosotros, nuestro Kohen Gadol que intercede por nosotros. Pero llegará el día en el que los vencedores harán esta tarea, y luego, el resto alcanzará también esa plenitud.
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Y Yahweh le dijo a Mosheh: "Ve al pueblo y adviérteles que se mantengan puros hoy y mañana. Que laven sus ropas. Que se preparen para el tercer día; porque Yahweh bajará al tercer día, a la vista de todo el pueblo, sobre el monte Sinay. Establecerás límites para el pueblo alrededor, y les dirás: "Tengan cuidado de no subir al monte ni de tocar su falda. A cualquiera que toque el monte se le dará muerte: nadie debe ponerle la mano, o será apedreado o flechado; sea bestia u hombre, no vivirá". Cuando el shofar dé un toque largo; pueden subir al monte". Shemot 19:10-13
Elohim se iba a aparecer a Yisrael de una forma espectacular; y antes de que esto pudiera pasar, el pueblo debería prepararse.
Si hay algo básico sobre la naturaleza humana, es la de una necesidad de límites. La carne ABORRECE los límites. La carne es rebelde por naturaleza. Pero aquí Yahweh estaba también protegiéndolos, porque la carne no puede permanecer delante del Altísimo y continuar con vida. Por eso Él los amonesta varias y varias veces para que no se acerquen más allá de lo debido, o causarían su propia muerte. Así Yahweh les mostraba la infranqueable separación que existe entre la carne y el ruaj, lo puro y lo impuro. Lamentablemente, ellos sólo tuvieron miedo de Su presencia y huyeron.
A los que se acercaran más allá de los límites marcados, debería dársele muerte desde lejos, NO PODÍAN TOCARLOS, o serían inmundos ellos también, por lo que debían ser ejecutados con piedras o flechas.
El pueblo sólo se podía acercar cuando Elohim los invitara; cuando sonara el shofar. Al sonar el shofar ellos podían llegar al límite de la barrera, pero no podían ir más allá. La carne no puede ver a Yahweh y vivir:
Y agregó: "Pero no puedes ver mi rostro, porque el hombre no puede verme y vivir". Shemot 33:20
A Yahweh nadie lo ha visto jamás; el unigénito de Elohim, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer. Yahanan 1:18
Esta fue la primera celebración de Shavuot, el primer Shavuot. En Shavuot fue entregada la Torah desde el cielo y en el Shavuot que ocurrió 50 días después de la resurrección del Mashíaj, en Pentecostés, Mashíaj dio el Nuevo Pacto con el derramamiento del Ruaj, y la Torah fue escrita en el corazón de Yisrael. Si cree en Mashíaj y en Yahweh, SIEMPRE ES YISRAEL. El verdadero.
Al llegar el día de Shavuot, estaban todos reunidos en un mismo lugar. Y de repente vino del cielo un estruendo como el de un viento violento, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Entonces aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos de espíritu de santidad y comenzaron a hablar en otros idiomas, según el espíritu les concedía expresarse. MaAseh 2:1-4
El sonido del shofar es muy significativo.
El shofar de Shavuot es llamado "el primer shofar".
El shofar de Yom Teruáh, el primer día del séptimo mes, es llamado "el último shofar".
El shofar de Yom Kipur, el décimo día del séptimo mes, es llamado "el gran shofar".
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Mosheh bajó del monte a donde estaba el pueblo y le advirtió al pueblo que se mantuviera puro, y lavaron sus ropas. Y le dijo al pueblo: "Prepárense para el tercer día: no se acerquen a la mujer". Shemot 19:14-15
El pueblo inmediatamente se preparó para la revelación de Elohim la cual había sido prometida para el tercer día. Debían purificarse (lavarse) y no tocar mujer. La ley aún no había sido dada, y sólo más adelante sabremos que "Cuando algún hombre tenga un flujo que le salga del miembro, es impuro" (Vayikra 15:2). Este mandamiento era particular para este evento. Elohim quería que en esta situación el pueblo demostrara su deseo de pureza al ponerse ropa limpia y al refrenar sus deseos, aún con deseos legítimos. Sin embargo, mirar las cosas desde este ángulo es limitar la interpretación. Acá tenemos un claro cuadro de lo que sucederá en el inicio de la Era de Sukot: en este sentido corporativo, Moshe tipifica a los vencedores que ascenderán y resucitarán en la primera resurrección, mientras los "sacerdotes inicuos", la congregación del trigo que no se preparó, deben mantenerse alejados. Así como la congregación de Pésaj rechazó entrar en la Era de Shavuot, la congregación de Shavuot en su mayoría rechazará entrar en la Era de Sukot. Ellos no podrán "subir al monte". Cuando vean a los vencedores, muchos comprenderán su error pero será tarde para alcanzar esa primera oportunidad; ni siquiera purificándose y absteniéndose de mujeres (saliéndose de las falsas religiones y denominaciones) conseguirán tener acceso. De aquí la importancia de prestar atención a las señales y prepararnos en el día que llamamos "hoy".
De cualquier manera, en aquel día estas cosas sucederán, los que erraron el blanco saldrán de los falsos caminos, se arrepentirán y llorarán:
Pero llenaré a la Casa de David y a los habitantes de Yahrushalayim de un espíritu de piedad y compasión; y se lamentarán por el que mataron, llorando por él como por un hijo favorito y mostrando amarga tristeza como por un hijo primogénito. En ese día, el llanto en Yahrushalayim será tan grande como el llanto en Jadad Rimón en la llanura de Meguidó. El país lamentará, cada familia por sí misma: la familia de la Casa de David por ellos mismos, y sus mujeres por ellas mismas; la familia de la Casa de Natán por ellos mismos, y sus mujeres por ellas mismas; la familia de la Casa de Leví por ellos mismos, y sus mujeres por ellas mismas; la familia de los shimeítas por ellos mismos, y sus mujeres por ellas mismas; y todas las demás familias, cada familia por sí misma, con sus mujeres por ellas mismas. ZejarYah 12:10-14
Como podemos ver, la condición para poder subir al monte es haber practicado estas cosas durante mucho tiempo, preparándose para Su venida:
Estos son los que nunca se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que vaya. Estos fueron redimidos de entre los hombres, primicias para Elohim y para el Cordero. Hitgalut 14:4
El pasaje no habla aquí de virginidad física sino espiritual. Estos son los vencedores, que no se contaminaron con falsas doctrinas.
La santidad debe considerarse seriamente cada vez que nos aproximamos a Elohim, pero eso no significa lavarse las manos en interminables rituales, ni siquiera tomarse un baño. La mayoría de las personas hoy toman baño diariamente, pero eso no las purifica. La purificación es un corazón abierto y derramado delante de Yahweh, mientras nos aferramos a la gracia de Mashiaj. Él es nuestra purificación.
(Yahshua)...quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14
Así que, hermanos, siendo que tenemos plena confianza para entrar al Santísimo por la sangre de Yahshúa, mediante el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo), y siendo que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Yahweh, acerquémonos con corazón sincero, con la plena certidumbre de la fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Ivrim 10:19-22
Ya que la ley que pronto iba a ser dada es una expresión de la santidad de Elohim, lo único apropiado era que el pueblo se preparara santificándose para recibirla. De la misma manera es la situación actual. En breve esta ley será escrita en los corazones de los vencedores, y todos debemos purificarnos para recibirla.
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Al tercer día, cuando amanecía, hubo truenos y relámpagos, y una nube densa sobre el monte, y un fuertísimo toque de shofar; y todo el pueblo que estaba en el campamento tembló. Mosheh dirigió al pueblo fuera del campamento hacia ha’Elohim, y ellos se detuvieron al pie del monte. El monte Sinay estaba todo lleno de humo, porque Yahweh había bajado a él en fuego; el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte temblaba violentamente. El sonido del shofar se hacía cada vez más fuerte. Cuando Mosheh hablaba, ha’Elohim le contestaba con una voz. Shemot 19:16-19
Estas señales de poder y gloria indicaban la presencia de Elohim. Todo el ambiente habló de la presencia de Elohim en un sentido terrible. Lo que Yisrael vio y sintió durante los truenos, relámpagos, la nube, el humo, y el terremoto era atemorizante; pero cada una de estas cosas eran fenómenos naturales (aunque espantosos). Pero el sonido del shofar no salió del campamento, sino del mismo cielo. No es de asombrarse de que se estremeciera todo el pueblo que estaba en el campamento.
Al sonido del shofar, Moshe dirigió al pueblo al límite de la barrera, al pie del Monte Sinay, donde ellos podían ver, oír, y hasta casi probar el fuego cubría el monte, y también sintieron la tierra temblando bajo sus pies cuando todo el monte se estremecía en gran manera.
El sonido del shofar iba aumentando en extremo, hasta que Moshe hablaba con Elohim, y Elohim le respondía con voz tronante. Yisrael, colectivamente, oyó a Yahweh Elohim hablar desde el Monte Sinay de una manera audible.
Yahweh bajó sobre el monte Sinay, sobre la cumbre del monte, y Yahweh llamó a Mosheh a la cumbre del monte y Mosheh subió. Entonces Yahweh le dijo a Mosheh: "Baja, adviértele al pueblo que no traspasen los límites para venir a ver a Yahweh, no sea que muchos de ellos perezcan. Los sacerdotes también, que se acerquen a Yahweh, tienen que mantenerse puros, no sea que Yahweh haga estragos entre ellos". Pero Mosheh le dijo a Yahweh: "El pueblo no puede subir al Monte Sinay, porque tú nos advertiste diciendo: "Pon límites alrededor del monte y santifícalo". Así que Yahweh le dijo: "Baja, y vuelve a subir junto con Aharón; pero que ni los sacerdotes ni el pueblo traspasen los límites para subir a Yahweh, no sea que él haga estragos entre ellos". Shemot 19:20-24
Los sacerdotes eran los primogénitos de todo Yisrael, como ya dijimos. Ellos podían acercarse al Eterno porque podían ofrecer sacrificios por sus familias, pero no era suficiente. Parecería, según esta orden, que los sacerdotes no habían considerado que la orden del pasuk 10 se aplicaba a ellos y, por lo mismo, no la cumplieron. O bien se trata simplemente de una repetición insistente de Yahweh, que en este capítulo parece muy preocupado de que el pueblo no muera por su negligencia. Pero ambos, tanto el pueblo como los sacerdotes fueron advertidos.
Moshe podía acercarse más que Aharón, Aharón podía acercarse más que los sacerdotes, los sacerdotes podían acercarse más que el pueblo y el pueblo no podía traspasar los límites. Así también será en la Era de Sukot: Mashíaj estará sentado a la diestra del Padre, los vencedores (Moshe y Aharón) podrán subir y bajar cuando el deber lo requiera, la compañía del trigo (los sacerdotes) ministrarán al mundo, y tanto ellos como las naciones (el pueblo) se purificarán.
Dijo: Yahweh vino desde el Sinay; brilló sobre ellos desde Seír; se apareció del Monte Parán, y se acercó desde Ribebot Qódesh, con una ley de fuego en Su diestra. Devarim 33:2
Aquí no dice que el Eterno vino al Sinay, sino DESDE EL Sinay. Esto nos enseña que no sólo bajó al Sinay, sino que también dejó el monte para ir al encuentro con el pueblo. Su deseo era entregar Su ley de fuego a su pueblo recién adquirido, pero ellos retrocedieron asustados.
Elohim descendió, y Moshe subió. Mientras el pueblo temblaba de terror al pie del monte, Moshe subió a la cumbre para encontrarse con Elohim. Moshe tuvo el valor necesario para subir en medio de todos los truenos, relámpagos, terremotos, fuego y humo. No debe haber sido fácil, pero en su interior él sabía que esas cosas no lo lastimarían, o Yahweh no le diría que suba. Esta actitud es la que marcará la diferencia entre los vencedores y la compañía del trigo; la cebada no tendrá miedo de encarar el fuego y pasar a través de él, porque sabe que ese fuego sólo mata la carne, pero nos purifica.
Muchos hoy en día sienten que necesitamos más de los truenos y del fuego y del temblor del Monte Sinay en la gente como una forma de apartarlos del pecado. Pero, después de no más de cuarenta días después de ésto, toda la nación tendría una orgía con un becerro de oro, adorándole como al dios que los sacó de Egipto, de manera que vemos que inventar doctrinas de terror acerca de infiernos imaginarios no tiene ninguna utilidad (ver CTU 08 - La Ley De Fuego De Elohim, CTU 09 - Los Juicios De La Ley Divina 01, CTU 10 - Los Juicios De La Ley Divina 02).
Dos Montes
Ustedes no se han acercado al monte que se podía tocar, al fuego encendido, a las tinieblas, a la profunda oscuridad, a la tempestad, al sonido de la trompeta y al estruendo de las palabras, que los que lo oyeron rogaron que no se les hablara más; porque no podían soportar lo que se mandaba: "Si un animal toca el monte, será apedreado". Y tan terrible era aquel espectáculo que Mosheh dijo: "¡Estoy aterrado y temblando!". Más bien, ustedes se han acercado al monte Tsiyón, a la ciudad del Elohim vivo, a la Yahrushalayim celestial, a la reunión de millares de malajim, a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en el cielo, a Yahweh el juez de todos, a la comunión espiritual de los justos que han llegado a la madurez, a Yahshúa el mediador de la nueva alianza, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Hevel. Miren que no rechacen al que habla. Porque si no escaparon aquéllos que en la tierra rechazaron al que advertía, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos del que advierte desde el cielo. Su voz estremeció la tierra en aquel entonces, y ahora ha prometido diciendo: "Todavía una vez más estremeceré no sólo la tierra, sino también el cielo". La expresión "todavía una vez más" indica con claridad que se quitarán las cosas que pueden ser sacudidas de la creación, para que permanezca lo inconmovible. Así que, habiendo recibido un reino inconmovible, estemos agradecidos, y rindamos a Yahweh un culto agradable, con respeto y reverencia. Porque nuestro Elohim es fuego consumidor. Ivrim 12:18-29
Ivrim dice claramente que bajo el Nuevo Pacto venimos a un diferente monte, que nuestra salvación y relación con Elohim está centrada en el Monte de Tsiyón, no en el Monte Sinay. El monte Sinay está en el desierto, pero el monte Tsiyón está en la Tierra Prometida. No interesa dónde están geográficamente sino ESPIRITUALMENTE.
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Sinay habla de temor y terror, pero Tsiyón habla de amor y perdón.
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Sinay está en un desierto seco, pero Tsiyón es la ciudad del Elohim Viviente.
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Sinay, con todos sus temores y poder, es terrenal; pero el Monte de Tsiyón al que venimos es celestial y espiritual.
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En el Sinay sólo Moshe podía subir y encontrarse con Elohim; en Tsiyón hay una innumerable compañía, una asamblea general.
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En el Sinay Moshe es el mediador, pero en Tsiyón Yahshua es nuestro mediador.
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Sinay colocó un Viejo Pacto, ratificado por la sangre de animales; Tsiyón tiene un Nuevo Pacto, ratificado por la sangre del precioso Hijo de Elohim.
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Sinay se trataba todo de límites, exclusión y muerte; Tsiyón trata todo sobre ascensión, resurrección y vida eterna.
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Sinay trata de la Ley que nos conduce a la gracia, Tsiyón trata de la gracia que graba la ley en nuestros corazones.
Por lo tanto, no debemos ir a Tsiyón como si fuéramos al Sinay. Debemos apartar nuestra indecisión y armarnos de valor al seguir a Yahweh. Pero a pesar de esto, hay mucho que aprender sobre el camino de Yahweh que nos conduce a Monte Sinay. Aprendemos de los requerimientos santos de Elohim y de lo que debemos hacer antes de que podamos venir a Él.
"El pueblo no podrá subir al monte Sinay". Solamente porque Elohim llamó a Moshe y Aharón a subir no significaba que había una invitación abierta para que todo el pueblo se pudiera encontrar con Elohim sobre el Monte Sinay. Ni siquiera los sacerdotes tenían permiso.
Ahora bien, en este momento estamos aún ANTES DEL SACERDOCIO HABER SIDO INSTITUIDO, de manera que debemos comprender que en ese momento, los sacerdotes eran los primogénitos de todo Yisrael. Tampoco ellos podían acercarse al Altísimo, bajo pena de muerte. Aquí vemos cómo la carne es nuestro mayor obstáculo para acercarnos a las cosas santas.
En el Reino de los cielos hay muchos niveles y límites. Cuanto más santa sea una persona, más podrá acercarse al Eterno. La santidad tiene que ver con la cantidad de Mashíaj que tengamos en nuestro interior. No tiene que ver a la justificación propia, ni con la cantidad de veces que nos inclinamos ni que nos lavamos ni que nos flagelamos. Nuestra medida interior de Mashíaj es lo que determina nuestra proximidad al Trono. Los límites fueron puestos para dividir entre el pueblo y los sacerdotes. El pueblo no podía traspasar esos límites. Es muy grave traspasar los límites que el Eterno marca. Siempre trae la muerte espiritual. El pueblo debía aún aprender esta lección.