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CLE02 43 - El Quinto Mandamiento 02 - Nu

CLE02 43

El Quinto Mandamiento

02 - Nuestros Padres

En las Escrituras aparece a menudo el mandato "Honra a tu padre y a tu madre" (Shemot 20:12; Devarim 5:16; MattiYah 15:4; Efesiyim 6:2, 3). Para obedecerlo, hay algunos puntos simples y básicos para seguir son:

 

 

Valorarlos

 

Honramos a nuestro padre y a nuestra madre cuando agradecemos todo lo que han hecho por nosotros. Y demostramos que los valoramos teniendo en cuenta sus consejos:

 

Hijo mío, atiende a mis palabras; y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, mi enseñanza como la niña de tus ojos. Mishlei 7:1-2

 

El padre de un hombre justo se alegrará; el que engendra un hijo sabio se alegrará en él. Tu padre y tu madre se gozarán; la que te dio a luz se alegrará. Mishlei 23:24-25

 

Las Escrituras dicen también que:

 

Los nietos son la corona de sus ancianos, y la gloria de los hijos son sus padres. Mishlei 17:6

 

Es decir, que los hijos deben sentirse orgullosos de ellos, nuestros padres son nuestra gloria. Notemos que además, los nietos son la corona de sus abuelos, lo cual nos muestra que la relación de respeto y amor tanto "sube" como "baja", va en ambas direcciones, porque eso es lo que hace a la unidad de la familia.

 

 

Aceptar Su Autoridad

 

Los jóvenes, en especial, honran a sus padres al respetar la autoridad que Elohim les ha dado.

 

Hijos, obedezcan a sus padres en todo, que esto agrada a Yahweh. Qolasiyim 3:20

 

El propio Yahshua obedeció con gusto a sus padres cuando era joven:

 

Bajó con ellos y fue a Natséret, y permaneció sujeto a ellos... Luka 2:51

 

 

Tratarlos Con Respeto

 

Cada uno de ustedes debe respetar a su madre y a su padre, y observar mis Shabatot: Yo Yahweh soy su Elohim. Vayikra 19:3

 

Por lo general, el respeto se ve en lo que decimos y en cómo lo decimos, así como en lo que hacemos y en cómo lo hacemos. Es verdad que, en ocasiones, algunos padres no se comportan como es debido, y quizás a sus hijos les cueste respetarlos. Aún en esas circunstancias, los hijos pueden mostrarles honra si evitan hablarles o tratarlos irrespetuosamente. Responder sin respeto está fuera de toda posibilidad:

 

Los ojos del que se burla de un padre y desdeña el honor que se le debe a una madre —los cuervos del arroyo los arrancarán, los aguiluchos los devorarán. Mishlei 30:17

 

Las Escrituras dice que si alguien habla con falta de respeto de su padre o de su madre está cometiendo una ofensa grave:

 

Porque Elohim dijo: "Honra a tu padre y a tu madre", y: "El que maldiga a su padre o a su madre muera irremisiblemente". MattiYah 15:4

 

 

Cuidar De Ellos

 

Al envejecer, puede que los padres necesiten nuestra ayuda. Los honramos al asegurarnos de hacer todo lo posible para que tengan lo que les haga falta:

 

Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero a ser piadosos con los de su propia casa y a recompensar a sus padres, porque esto es aceptable delante de Elohim... Si alguien no cuida de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. Timotio Alef 5:4,8

 

Por ejemplo, justo antes de morir, Yahshua se encargó de que alguien cuidara de su madre:

 

Junto al madero de Yahshúa estaban su madre, la hermana de su madre, Miriam esposa de Qlofá y Miriam la Magdalena. Cuando Yahshúa vio a su madre y a su discípulo preferido, de pie junto a ella, le dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Después le dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa. Yahanan 19:25-27

 

 

Conceptos Erróneos Sobre Honrar A Los Padres

 

Algunos creen que los hijos que honran a sus padres dejan que ellos controlen su matrimonio, sus finanzas, y en general sus vidas.

 

Al contrario, las Escrituras enseñan que la unión entre el esposo y la esposa tiene prioridad sobre las demás relaciones familiares.

 

Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y llegan a ser una sola carne. Bereshit 2:24

 

Claro está, los casados pueden sacar provecho de los consejos de los padres o suegros:

 

Oye a tu padre que te engendró; no desdeñes a tu madre cuando sea vieja. Mishlei 23:22

 

Ahora bien, un matrimonio puede decidir, y con razón, limitar cuánto van a intervenir los familiares en su relación (MattiYah 19:6).

 

 

Otros creen que los padres son los que tienen la máxima autoridad.

 

Es cierto que Elohim sí les ha dado autoridad sobre la familia, pero la autoridad de cualquier ser humano es limitada, porque nadie tiene mayor autoridad que Elohim. Por ejemplo, cuando un alto tribunal ordenó a los discípulos de Yahshua que desobedecieran a Elohim, ellos dijeron: "Tenemos que obedecer a Elohim como gobernante más bien que a los hombres" (MaAseh 5:27-29). De la misma manera, los hijos deben obedecer a los padres "en unión con el Adón", es decir, en todo lo que no vaya en contra de las leyes de Elohim (Efesiyim 6:1).

 

 

Mandamiento Con Promesa

 

"Honra a tu padre y a tu madre, PARA QUE PUEDAS VIVIR MUCHO TIEMPO EN LA TIERRA la cual Yahweh tu Elohim les está dando". Shemot 20:12

 

Este respeto no se refiere a un comportamiento externo decoroso, sino en un verdadero respeto y amor por nuestros padres. También se refiere al honrarlos con su substancia, alimentándolos, vistiéndolos y supliéndoles con lo necesario para la vida, cuando estén en necesidad.

 

El honrar a los padres involucra alta estima, reverencia y ayuda. Significa el estar ahí pendiente de ellos, cuidarlos. En comparación con los otros mitzvot, donde no se adjunta directamente alguna promesa específica, Yahweh, al dar este mitzvot también agregó una promesa determinada de alargar la vida de los hijos.

 

Pero esto no termina aquí, ya que en Devarim 5:16 nos señala el mismo mitzvah pero con una promesa adicional adjunta:

 

Honra a tu padre y madre PARA QUE TE VAYA BIEN en La Tierra que Yahweh tu Elohim les está dando.

 

Además vemos como Shaúl unifica ambos:

 

"Honra a tu padre y a tu madre, este es el primer mitzvah que tiene promesa, para que te vaya bien, y vivas una larga vida en la tierra". Efesiyim 6:2-3

 

De manera que los hijos que honran a sus padres viven más y mejor. Los padres representan a nuestro Padre celestial, y si cuando honramos a nuestros padres terrenales promete aumentar nuestros años y hacernos bien, cuánto más no bendecirá nuestra vida si respetamos y honramos a nuestro Padre celestial.

 

La inversa también tiene su castigo:

 

"Porque Moshe dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y cualquiera que maldiga a su padre o a su madre, tiene que ser puesto a muerte". Mordejai 7:10

 

Esto viene de Vayikra:

 

Si alguno insulta a su padre o a su madre, se le dará muerte; ha insultado a su padre o a su madre –su culpa de sangre esté sobre él. Vayikra 20:9

 

También se nos señala el peligro que corre el hijo al maldecir a sus progenitores:

 

Al que insulta a su padre o a su madre, le fallará la luz cuando llegue la oscuridad. Mishlei 20:9

 

El verbo "maldecir" es el verbo en griego KAKOLOGEO (G2551) que significa "hablar maldad". Cualquiera que hable maldad en contra de su padre o su madre tiene que morir.

 

La palabra hebrea para maldecir es CALAL (H7043) que es hablar despreciativamente, irrespetar, o poner a nada a una persona. Así que toda habladuría que tienda a reducir a nuestros padres a los ojos de otros. Y el tratar a los padres con lenguaje injurioso u humillante es un pecado de muerte.

 

 

Honrar A Los Padres, La Base Del Respeto

 

Los últimos seis mandamientos, del quinto al décimo, rigen los aspectos del comportamiento humano que más profundamente afectan a los individuos, las familias, los grupos y la sociedad. Pero como ya hemos dicho, este quinto es una bisagra entre los mandamientos acerca de Yahweh (relación vertical) y los mandamientos entre hermanos (relación horizontal). Si no amamos primero al Padre, no tendremos amor con el cual amar a los hermanos. ¿Alguien tiene dudas de dónde proviene la carencia que está afectando nuestro mundo? El mundo no ama al Padre, por lo tanto no tiene la capacidad de amar a nadie.

 

Es impresionante la forma en que abusamos y nos aprovechamos los unos de los otros. El número y la magnitud de los actos violentos entre nosotros no tienen excusa. Necesitamos con urgencia poner fin a los terribles resultados de nuestra incapacidad de llevarnos bien, porque esto transgrede el segundo gran mandamiento de Mashíaj: amarnos los unos a los otros. Tenemos que aprender cómo estar en paz y armonía en todos los aspectos de la vida, para poder disfrutar de relaciones amorosas, estables y duraderas.

 

El propósito de los últimos mandamientos es establecer los principios básicos mediante los cuales es factible tener buenas relaciones interpersonales. Definen con absoluta claridad los aspectos del comportamiento en los que la naturaleza humana crea los obstáculos más grandes para la paz y la colaboración, y nos proporcionan la guía que necesitamos para derribar esos obstáculos.

 

El quinto mandamiento establece la pauta para esta segunda sección del Decálogo. Tiene que ver con la importancia de aprender a tratarnos respetuosa y honorablemente unos a otros.

 

El comienzo de las buenas relaciones interpersonales es aprender a ser responsables por nuestra conducta y carácter propios. Nuestro carácter, que es lo que gobierna nuestra conducta, empieza a formarse desde la infancia. Es precisamente en nuestros primeros años de vida cuando se forman las actitudes que habrán de controlar nuestros deseos personales en relación con los deseos y necesidades de los demás.

 

Este es el aspecto principal del quinto mandamiento: la importancia de aprender a respetar a otros cuando aún somos niños.

 

El quinto mandamiento nos muestra cómo y de quién aprendemos más eficientemente las bases del respeto y el honor. Nos guía para que sepamos cómo someternos a otros, cómo someternos apropiadamente a la autoridad y cómo recibir la influencia de maestros y consejeros. Por eso es que el apóstol Shaúl escribió:

 

"Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra" Efesiyim 6:2-3

 

Cuando los niños obedecen este mandamiento les ayuda a establecer un patrón de respeto hacia las normas, tradiciones, leyes y principios correctos. Honrar a los demás debe ser un hábito natural aprendido durante la niñez, decurrente de haber aprendido a honrar a los padres.

 

La validez universal de este importantísimo principio es clara.

 

Honren a todos; amen a los hermanos; respeten al Elohim; honren al soberano. Kefá Alef 2:17

 

Todo esto empieza con el respeto y honra que les demostramos a nuestros padres.

 

 

El Papel De Los Padres

 

Elohim les encomendó directamente a los padres el importante deber de enseñar a sus hijos los principios esenciales de la vida. La capacidad del padre y de la madre para lograr el éxito en esto depende especialmente de cuánto se han sometido ellos mismos a las instrucciones y enseñanzas de Elohim, amándolo y respetándolo por encima de todo (MattiYah 6:33). Al fin y al cabo, Elohim es nuestro Padre y para simbolizar y representar esa relación nos ha dado a nuestros padres.

 

"El hijo honra al padre, y el siervo a su Adón. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Adón, ¿dónde está mi temor?". MalajiYah 1:6

 

Como nuestro Creador, Elohim es el Padre de todos los seres humanos y debemos honrarlo. Es justo su reclamo y también es justo que aparte Su rostro cuando Sus hijos no hacen lo que le agrada.

 

Los que somos padres debemos pensar primeramente que somos hijos: los hijos de Elohim. Tan importante es para nosotros honrar y obedecer a nuestro Padre celestial como es para nuestros hijos respetarnos y obedecernos. Sólo entonces podremos comprender completamente nuestro papel como los guías espirituales de nuestros hijos.

 

Cuando nosotros honramos y obedecemos a Elohim primeramente, damos el ejemplo correcto a nuestros hijos. Entonces ellos pueden adquirir los hábitos de respeto y obediencia al observar nuestro ejemplo y aplicar por sí mismos lo que les enseñamos. La mejor forma de que un niño pueda captar y asimilar las creencias y el comportamiento correctos es cuando ve que la enseñanza de sus padres y maestros concuerda fielmente con el ejemplo que dan. Si decimos una cosa pero hacemos otra, ningún niño es tonto; pronto percibirán la incongruencia y perderá el respeto a sus padres (merecidamente).

 

 

Honrar A Nuestros Padres Como Adultos

 

Dar honra a nuestros padres no termina cuando llegamos a la edad adulta. Es un mandamiento para toda la vida. Esto quiere decir que nosotros debemos proporcionarles los cuidados físicos y la ayuda material que en algún momento puedan llegar a necesitar por razón de su edad avanzada.

 

Yahshua reprendió severamente a algunos que no estaban cuidando de sus padres como debían:

 

Y añadió: "¡Diestramente desechan ustedes el mandamiento de Elohim para establecer su tradición! Porque Mosheh dijo: "Honra a tu padre y a tu madre", y: "El que maldiga a su padre o a su madre, que muera irremisiblemente". Pero ustedes dicen que si alguien le dice a su padre o madre: "Todo aquello con lo que pudiera yo beneficiarte es korbán" (es decir, una ofrenda dedicada), ya no le exigen hacer nada más por su padre o su madre. Así invalidan la palabra de Elohim mediante su tradición que han trasmitido, y hacen muchas cosas semejantes a éstas. Mordejai 7:9-13

 

La palabra KORBÁN (H7133) es una palabra en hebreo que significa "regalo ofrecido a Yahweh". Esta palabra, por ejemplo, se usa en Vayikra, donde dice:

 

"Habla con los hijos de Yisrael; diles a ellos: "Cuando cualquiera de ustedes traiga una ofrenda (korbán) a Yahweh, puede traer su ofrenda animal del rebaño o de la manada". Vayikra 1:2

 

La palabra "ofrenda" aquí es la palabra "korban" que Yahshua usó hablando a aquellos del pueblo que no honraban a sus padres. Básicamente lo que ellos le decían a sus padres era "cualquier cosa con la que pudiera ayudarte (mi propiedad, mi ingreso, mis ahorros), es korbán, esto es, dedicado a Yahweh, y no te lo puedo dar".

 

Este era un juramento que acostumbraban hacer para no ayudar a los padres. Hacían juramentos dedicando todo a Yahweh, y por lo tanto podían alegar que no tenían nada para ayudar y de ese modo no tenían obligación para dar tal apoyo hacia sus padres. Los yahuditas decían que la propiedad no se podía reclamar, y el hijo no estaba obligado a ayudar al padre con ella, porque según ellos, el hijo ya había hecho algo más importante habiéndosela dado a Yahweh. El hijo estaba libre, no se le podía pedir que hiciera nada por su padre después de eso. Y de ese modo, podría, en algún momento, librarse a sí mismo de la obligación de honrar a su padre o a su madre.

 

Nuestro Adón Yahshúa condenó el uso de la excusa de korbán para evitar ayudar a los padres, porque de esta forma (una vez más) INVALIDABAN LA TORAH CON SUS MANDAMIENTOS INVENTADOS.

 

Resumiendo, es un mitzvah de Yahweh el honrar a nuestros padres con todo lo que ese honor pueda incluir. El mandamiento de honrar a nuestros padres es el primero con promesa, y esa promesa NO ES INCONDICIONAL SINO QUE ESTÁ CONDICIONADA A NUESTRO COMPORTAMIENTO.

 

Este mitzvah era tan importante que el que hablara algo malo sobre sus padres tenía que morir, de la misma forma en que debe morir todo el que maldice a Yahweh.

 

El hijo de la mujer yisraelita pronunció el Nombre en blasfemia, y lo llevaron donde Mosheh –su madre se llamaba Shelomit hija de Dibrí de la tribu de Dan– y lo pusieron en custodia, hasta que se hiciera clara para ellos la decisión de Yahweh. Y Yahweh le habló a Mosheh, diciendo: "Saquen al blasfemo fuera del campamento; y que todos los que pudieron oírlo le pongan las manos en la cabeza, y que toda la comunidad lo apedree". Y al pueblo yisraelita háblale así: "Cualquiera que blasfeme a su Elohim llevará su culpa; si además pronuncia el nombre Yahweh, se le dará muerte. Toda la comunidad lo apedreará; extranjero o ciudadano, si ha pronunciado así el Nombre, se le dará muerte" (...) Mosheh les habló así a los yisraelitas. Y ellos sacaron al blasfemo del campamento y lo apedrearon. Los yisraelitas hicieron como Yahweh le había mandado a Mosheh. Vayikra 24:11-16,23

 

 

Honrar A Los Abuelos

 

Ni nosotros ni nuestros hijos debemos olvidarnos de honrar a nuestros abuelos. Ellos han sido parte muy importante de nuestra vida, y la mayoría de los abuelos aman a sus nietos y se preocupan profundamente por ellos.

 

Debemos procurar ocasiones en que podamos estar con ellos para conversar y hacerles preguntas. Las conversaciones con ellos son como un tesoro porque nos ayudan a entender y apreciar mejor nuestros orígenes.

 

Los abuelos se sienten muy felices cuando los nietos les muestran interés. Los que aman y honran a sus abuelos pueden entender y conocer mejor a la gente y la vida misma.

 

 

Las familias sanas y estrechamente unidas forman sociedades y naciones fuertes. Las noticias informan diariamente los tristes resultados cuando en las familias no hay unidad, respeto y amor. Cualquier persona o grupo de personas (incluso una nación entera) que entiende la importancia de una familia estrechamente unida, y que se guía por firmes principios bíblicos, mejorará su relación con Elohim y recibirá grandes bendiciones.

 

 

¿Cómo Debemos Tratar A Los Padres Que Son Difíciles De Honrar?

 

Es triste decirlo, pero hay padres o abuelos que no son honorables, y no es fácil respetar a personas cuya conducta no es digna. Por ejemplo, a quienes han sido víctimas de un constante abuso verbal o físico, o que fueron abusados sexualmente, les puede resultar casi imposible honrar al padre o madre culpable. En el quinto mandamiento Elohim no exige que los hijos o nietos de tales personas continúen sometiéndose a semejantes abusos.

 

No obstante, debemos honrar a nuestros progenitores. ¿Cómo podemos honrar a padres o abuelos cuyo comportamiento no es digno de admiración?

 

En primer lugar es necesario considerar nuestra actitud. Yahshua nos dice que debemos amar y orar incluso por nuestros enemigos (MattiYah 5:44-45). Esto se aplica también a los padres que han sido abusivos o cuyo ejemplo no podemos respetar. No debemos guardar resentimiento ni sentir rencor hacia ellos; sin embargo, debemos rechazar firmemente su forma errónea de vivir. Debemos despreciar su conducta pecaminosa, pero no a ellos como personas.

 

Hasta ahí es donde Elohim espera que cumplamos en ese aspecto, y nos bendice por ello.

 

Además, cuando tengamos oportunidad de conversar con nuestros padres o abuelos, o cuando hablemos acerca de ellos, no debemos hacer comentarios despectivos sino tratarlos con cortesía y respeto, a pesar de todo. Debemos orar para que Elohim les ayude a entender lo equivocado de sus caminos de manera que puedan reconciliarse con Él y, por medio de Él, con nosotros.

 

Por último, debemos vivir nuestras vidas en la forma que los honre por medio del ejemplo que demos como hijos e hijas suyos. Nuestro comportamiento digno y honorable puede traerles el honor que ellos mismos nunca se han ganado.

 

La Crianza De Los Hijos

 

Las instrucciones para los padres son muy claras:

 

"Amarás al Eterno tu Elohim de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" Devarim 6:5-7

 

La implicación es clara: Sólo cuando nosotros como padres creemos de corazón en los principios correctos podemos inculcarlos en nuestros hijos. Ese padre no estaba enseñando una lección a su hijo, ESTABA VIVIÉNDOLA DÍA A DÍA DELANTE SUYO, A CADA MOMENTO Y EN CADA COSA QUE HACÍA. Esa es la forma de educar a nuestros hijos, nosotros somos el modelo, y nuestro modelo es Mashíaj, quien siempre hizo lo que agradaba a Su Padre. Así también debemos vivir nosotros, y así transmitiremos esto a nuestros hijos. La educación no es tanto hablar como actuar, vivir lo que se pretende transmitir. Si nuestro hablar no es respaldado por nuestro vivir, no impactará a nadie.

 

A lo largo de las Escrituras, particularmente en el libro de  Mishlei, encontramos enseñanzas y principios acerca de cómo debemos tratarnos y honrarnos los unos a los otros. Debemos hablar acerca de estas cosas constantemente con nuestra familia y aplicarlas a las situaciones de la vida con que diariamente se enfrentan nuestros hijos. Estas conversaciones deben ser de mutua participación; debemos permitir que ellos se sientan libres de hacer preguntas que nosotros como padres debemos ayudarles a resolver tan completa y correctamente como sea posible, de acuerdo con los principios bíblicos (Devarim 6:20-21). Al conversar abiertamente con nuestros hijos, con dignidad y respeto mutuos, tendremos muchas oportunidades no sólo de enterarnos de cómo ellos piensan y reaccionan a diferentes situaciones, sino que también podremos enseñarles cómo deben tratar a otras personas y por qué sus actitudes y comportamiento deben reflejar preocupación por ellas. Los padres que ayudan a sus hijos en el estudio de la Palabra de Elohim para comprobar las bases de los principios de la vida familiar, les están enseñando cómo apoyarse en el juicio de Elohim en lugar de en sus propios deseos, caprichos o emociones.

 

Los niños, particularmente los adolescentes, buscan su propio lugar dentro de la sociedad. Ellos necesitan guía e instrucción firmes, además de amor y comprensión. Los padres no deben ridiculizarlos.

 

Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina y la instrucción del Maestro. Efesiyim 6:4

 

Con firmeza, junto con mucho amor y suavidad, los padres deben insistir en que sus hijos obedezcan las normas de cortesía y respeto. Esta amorosa combinación es el eslabón que se ha perdido en la crianza de los hijos. A los gritos no se inculca el amor y a los golpes no se aprende respeto.

 

Los niños necesitan que se les anime constantemente y que se reconozcan sus éxitos y sus logros. Sobre todo, necesitan de mucho amor y elogios para ayudarlos a desarrollar una fuerte identidad personal que refleje una perspectiva positiva y confiada hacia la vida.

 

Debemos tener en cuenta que no todos los niños reaccionan de la misma manera a las diferentes formas de elogio. Algunos pueden desarrollar mejor una perspectiva positiva cuando se les elogia directamente a ellos —reconociendo sus habilidades y las cosas que pueden hacer— en vez de fijarse tan sólo en los logros. Cuando hacemos hincapié sólo en los logros, como las buenas notas en la escuela, podemos ocasionar una actitud negativa e insegura porque algunos niños pueden pensar que son aceptados sólo si hacen las cosas en forma sobresaliente: que son amados sólo cuando su desempeño es perfecto. Esta clase de elogios, por bien intencionados que sean, pueden tener un efecto contrario al deseado. Es necesario que los felicitemos no por la nota que se sacó sino porque consiguió aprender algo nuevo, porque es inteligente y dedicado, etc. En otras palabras, por su desempeño en hacer las cosas bien.

 

Como padres, debemos compartir los triunfos de nuestros hijos y regocijarnos junto con ellos en sus éxitos y avances, es importante para fortalecer el valor propio y la seguridad de que pueden hacer las cosas bien, como agrada a los padres y a Yahweh. Pero debemos tener cuidado de dirigir nuestro reconocimiento específicamente hacia ellos como individuos, haciéndoles saber cuando estamos contentos con ellos, no con las metas.

 

Esto refuerza su confianza de que pueden complacernos tanto a nosotros como a Elohim. Así, se sienten apreciados y aceptados, y eso les da confianza en su futuro y seguridad en su propia identidad personal. Entonces estarán más dispuestos a tener confianza en nosotros sus padres y a devolvernos el honor que cumple con el quinto mandamiento.

 

Ese es el comienzo de la relación sana y positiva que ellos podrán tener con los demás, y especialmente con Elohim.

 

 

La Educación De Los Hijos

 

Los padres no pueden ser separados de los hijos, ni viceversa. La existencia de unos determina la existencia de los otros; no puede existir un padre sin un hijo, ni un hijo sin padres. Y así como hablamos acerca de la importancia de los hijos de honrar a sus padres, debemos también hablar acerca de la importancia de SER PADRES QUE CRIEMOS HIJOS QUE HONREN A SUS PADRES, para que esto se perpetúe a través de las generaciones. En buena medida, la forma en que nuestros padres nos educaron determinará la forma en que educaremos a nuestros hijos, y por esta causa se ha producido la gran degradación social en la que hoy estamos sumergidos. Sin embargo, también tenemos promesa que podemos revertir hasta esta situación, si nos volvemos a Él en arrepentimiento, intercediendo en oración por nuestros hijos y nuestros hermanos, por los miembros del Cuerpo en todas partes, para que podamos comenzar a ser el cambio que queremos que el mundo vea.

 

Ahora bien, ¿qué dicen algunas personas en cuanto a la influencia de los padres sobres sus hijos, en cuanto a su educación se refiere?

 

Hay muchas opiniones y varias actitudes que una persona puede tomar en cuanto al efecto de la enseñanza creyente. Algunos asumen que todo es asunto de suerte y que a los padres sólo les toca esperar para ver qué es lo que pasará con su hijo cuando crezca; no deben preocuparse mientras el niño está pequeño. Esta actitud no está de acuerdo con la Palabra de Elohim. Mishlei 22:6 nos dice: "Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él".

 

Es lamentable que haya muchos padres hoy día que tienen esta actitud de indiferencia. Los niños pequeños hacen lo que quieren, crecen sin ninguna orientación porque los padres están esperando que éstos crezcan para principiar a enseñarles y corregirles; pero cuando los hijos ya han crecido se dan cuenta que es muy tarde para comenzar esta tarea, porque el niño no quiere aceptar la disciplina que se le quiere imponer.

 

Otros dicen que cada niño trae un destino y que cualquier cosa que el niño debe llegar a ser, esto será cuando sea grande (determinismo). Esta actitud desecha el mandamiento de Elohim de instruir al niño en Su camino. Si el instruir no tuviera influencia en la vida del niño, Él nunca lo habría ordenado.

 

Otras personas pueden suponer que la salvación y el carácter del creyente son necesariamente el resultado del entrenamiento que se ha recibido. Sin embargo, el buen entrenamiento formará inevitablemente un buen carácter, pero no necesariamente un carácter creyente. Esta actitud desecha la gran verdad de la naturaleza pecaminosa del niño. También ignora que cada individuo posee su propia voluntad, y deja de lado el hecho de que en algún momento de su vida, el niño deberá aceptar a Mashíaj por su propia voluntad (si fue bien entrenado, ciertamente tomará esa decisión). Aún así, es libre. Él puede aceptar o rechazar a Mashiaj como Salvador personal.

 

El buen entrenamiento es necesario, pero el niño poseerá un carácter creyente cuando haya aceptado a Mashiaj como su Salvador personal y viva en una relación íntima con Él. Antes de aceptar a Mashíaj y recibir Su Ruaj, NO TENEMOS UN CARÁCTER CREYENTE. Podemos tener inclinación, pero sin el Ruaj, nada somos. Es por eso que los padres necesitan evangelizar a sus hijos y deben orar porque éstos puedan, desde muy temprana edad, comprender su necesidad espiritual y entregar su corazón al Adón.

 

La otra actitud posible es la de criar al niño en la disciplina y amonestación del Adón (Efesiyim 6:4), sabiendo que éstas tienen una influencia poderosa y efectiva en la vida del niño. Las personas con esta actitud también reconocen que hay otras influencias que pueden afectar al niño y que a veces ni los padres creyentes, ni los maestros pueden evitarlas. Pero admiten que sí hay influencias malas que pueden evitarse. Por ejemplo: Si un niño está aprendiendo malas costumbres de algunos compañeros, los padres son responsables por permitir que su hijo tenga malas juntas o las evite, y hasta de que imite ese comportamiento.

 

Esta última actitud es la correcta. Reconoce el efecto de las influencias malas sobre la vida del niño y el papel que juega su propia voluntad, pero tiene fe profunda en el poder de las enseñanzas de Yahweh para contrarrestar las otras influencias malignas. Esta actitud se basa simple e incondicionalmente en las promesas de la Palabra de Elohim y se lleva a cabo con la seguridad de que es posible criar a un niño que glorifique a Elohim y no al enemigo y al mundo.

 

Es muy fácil para algunos padres excusarse diciendo que ellos hicieron su parte, pero que alguien o algo intervino e hizo fracasar sus esfuerzos. Los padres y los maestros tenemos que estar dispuestos a tomar toda nuestra responsabilidad en la tarea de educar o entrenar al niño. Las buenas intenciones no son suficientes.

 

Algunos padres creyentes han procurado criar a sus hijos en el camino recto, y sin embargo, han fracasado. ¿Por qué? Puede ser debido a una multitud de motivos, pero normalmente se debe o bien a que han predicado lo que no practicaban, o a que los dos padres no estaban de acuerdo en el camino; finalmente, el hijo optó por el ejemplo del padre que le pareció "vencedor" (normalmente la carne ve las actitudes mansas de los creyentes como "perdedoras", y las desprecia).

 

Las Escrituras nos dan el método de impartir la educación creyente a los hijos: "Criarlos en disciplina y amonestación del Adón". Si lo hacemos así, por la fe descansemos en las promesas de Elohim. Se nos ha dado la seguridad de un buen éxito en este trabajo. Si instruimos al niño en el camino que debe andar, Elohim nos ha prometido que cuando llegue a viejo no se apartará de él (Mishlei 22:6).

 

Ser padre es una gran responsabilidad, pero ser padre creyente es una responsabilidad mayor, porque no sólo debe velar por las necesidades físicas de su hijo sino que debe darle importancia especial a sus necesidades espirituales.

 

 

El Hogar Del Creyente Es Una Escuela

 

Cuando leemos la Palabra de Elohim nos damos cuenta en seguida del inmenso valor que Elohim mismo ha puesto sobre el hogar en lo que se refiere a las responsabilidades y posibilidades para la formación de criaturas de fe firme y vida piadosa (Devarim 6:5-7; Mizmor 78:4-7).

 

Al estudiar al pueblo yisraelita no podemos dejar de admirar la importancia que ellos le dan en sus vidas a la educación religiosa, contribuyendo ésta a la prosperidad y permanencia de este pueblo. Flavio Josefo, el historiador, dijo de su pueblo: "Nuestro cuidado principal es el de educar a nuestros hijos, y lo consideraremos el negocio más importante de nuestra vida doméstica". La educación yisraelita se dirigía conforme a lo que ahora llamamos "plan intensivo". El hogar, la escuela y la asamblea se reforzaban uno a otro. Estos tres cooperando juntos intensificaban y perfeccionaban el entrenamiento religioso. En realidad, decir "religioso" es para una comprensión por los términos, porque de lo que hablamos es de que no había diferencia entre la vida secular y la religiosa, no como la conocemos hoy, que se manejan en ámbitos tan separados que pueden nunca tocarse entre sí. La vida en el Reino estaba completamente centralizada en Yahweh, giraba toda a Su alrededor (y cuando se salían del centro, les iba mal). Hoy existen el hogar, la escuela y la congregación, pero no hay cooperación entre ellos para desarrollar el programa de la vida del Reino.

 

La educación yisraelita comenzaba con la madre. Sus deberes religiosos en relación con el hogar modelaban el carácter de sus hijos. Mucho antes de que el niño pudiera asistir a la sinagoga, las oraciones particulares y en familia y las ceremonias domésticas, fueran los shabats o de las fiestas religiosas, se grababan indeleblemente en su mente. Sentado en el regazo de su madre, el niñito aprendía las historias de patriarcas, profetas, estadistas, guerreros, poetas, príncipes y patriotas. Las mujeres de todos los países bien pueden aprender de las madres de Yisrael en cuanto a la enseñanza de sus hijos.

 

Durante los años más formativos de la vida, del nacimiento a los seis años, la madre es la compañera constante del niño, y casi su única maestra. De ella adquiere las enseñanzas para la formación de su yo espiritual y moral. La presencia misma y el ejemplo de una madre ejerce constantemente una influencia elevadora y estimulante. La delincuencia juvenil sigue a la ignorancia o la negligencia de una madre durante los días de la niñez en los cuales se forman los hábitos y las costumbres. Debido al carácter permanente de las primeras impresiones, la contribución de una madre se multiplica con interés compuesto. La influencia de una madre es de gran alcance no sólo sobre el individuo, sino sobre la nación. Verdaderamente, "La mano que mece la cuna rige al mundo"; y una buena madre es de más importancia que el conquistador de un reino.

 

El padre comparte con la madre una responsabilidad igual por el ambiente del hogar. Él representa de manera especial el punto de vista masculino. Por su contacto con el exterior, él es más capaz de dar a conocer a los niños el contenido de la sociedad, mientras que la madre explica mejor las relaciones personales. En una familia bien ordenada, el padre es como una corte de apelaciones. A él se le concede cierta autoridad y cierta calidad heroica que la madre le atribuye en la presencia de los niños. Mientras que la influencia de la madre es más marcada durante la niñez, la del padre es más grande en el período de la adolescencia. Cualquier padre que tenga una idea correcta de la función de la familia y una apreciación adecuada de las posibilidades que encierra su hijo, hará del hogar el centro de su programa y subordinará a él todos los otros intereses. Hasta que haya un reconocimiento general de que el hogar es la universidad más importante del mundo, y los padres sus más grandes maestros, no será posible estimar en su valor justo el medio ambiente que amolde los años de la niñez.

 

Los padres son maestros, conscientes o inconscientemente, están siempre enseñando a sus hijos por medio de las palabras y los hechos en su vida personal. No hay otra influencia que sea tan poderosa y permanente como la de los padres. Las ideas y actitudes de los niños son casi enteramente adquiridas en el medio ambiente del hogar. Los padres forman ese medio ambiente del hogar, y éste contribuye en gran parte a moldear el carácter del niño.

 

La instrucción religiosa en el hogar es de gran importancia. Los padres creyentes necesitan darse cuenta que es ésta una de sus responsabilidades más importantes, y estudiaremos un poco más a fondo esto en los siguientes estudios.

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