PIEDRAS VIVAS
CLE02 45
El Quinto Mandamiento
04 - Nuestros Hijos 02 - La Disciplina
Yahweh creó a la familia. Su diseño era para que un hombre y una mujer se casaran de por vida y criaran hijos que conozcan y honren a Elohim.
Por tanto, lo que Elohim ha unido, no lo separe el hombre. Mordejai 10:9
¿No hizo él uno, habiendo en Él abundancia de ruaj? ¿Y qué busca Él sino personas piadosas? Así que tengan cuidado con su aliento de vida, y que nadie sea desleal a la esposa de su juventud. MalajiYah 2:15
La adopción también es idea de Elohim, y Él la demuestra al adoptarnos como hijos suyos:
Ustedes no recibieron un espíritu que los haga esclavos para estar otra vez bajo el temor, sino que ustedes recibieron un espíritu que los hace hijos, con el cual clamamos: "¡Abba!". (¡Padre!) Romaniyim 8:15
En amor nos predestinó por medio de Yahshúa el Mashíaj para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad... Efesiyim 1:5
Independientemente de la forma por la cual entran en una familia, los hijos son un don de Yahweh, y Él se preocupa por la forma en que ellos son criados.
Los hijos son la provisión de Yahweh; el fruto del vientre, Su recompensa. Como flechas en la mano de un guerrero son los hijos nacidos en la juventud. Feliz el hombre que llena su aljaba de ellos; no serán avergonzados cuando contiendan con el enemigo en la puerta. Mizmor 127:3-5
Vengan, hijos, escúchenme, les enseñaré lo que es honrar a Yahweh. Mizmor 34:11
Cuando Elohim nos da dones, Él también da instrucciones claras sobre cómo usarlos. Cuando Yahweh sacó a los yisraelitas de la servidumbre, Él les ordenó que enseñaran a sus hijos todo lo que había hecho por ellos (Devarim 6:6-7; 11:19). Él deseó que las generaciones venideras siguieran cumpliendo todos Sus mandatos. CUANDO UNA GENERACIÓN NO LOGRA INCULCAR LAS LEYES DE ELOHIM EN LA SIGUIENTE GENERACIÓN, LA SOCIEDAD DECLINA RÁPIDAMENTE. Los padres no sólo tienen una responsabilidad para con sus hijos, sino que además tienen una tarea de parte de Elohim para difundir Sus valores y verdad en las vidas de sus hijos, y que esto se refleje en el Cuerpo y en el mundo.
En varias partes la Escritura da instrucciones concretas a los padres acerca de cómo criar a sus hijos. Efesiyim 6:4 dice que no provoquemos a ira a nuestros hijos. Hay varias maneras en que los padres pueden provocar a sus hijos a ira. Algunos padres fijan normas imposibles, a fin de que un niño se desespere y nunca llegue a alcanzarlas. Algunos padres se burlan, ridiculizan o humillan a sus hijos como una forma de castigo, y lo único que eso hace es provocarlos a ira y hacerlos sentirse no amados. La incoherencia también puede provocar la ira, ya que un niño nunca está seguro de las consecuencias de sus acciones. La hipocresía provoca la ira en los niños cuando los padres exigen un comportamiento de los niños que ni siquiera ellos mismos están teniendo.
"Criarlos en la disciplina y amonestación del Adón" significa que los padres deben formar a sus hijos así como Elohim lo hace con nosotros. Como Padre, Él es "tardo para la ira" (Bamidbar 14:18; Mizmor 145:8), paciente (Mizmor 86:15), y perdonador (Daniyel 9:9). Su disciplina está diseñada para llevarnos al arrepentimiento (Ivrim 12:6-11). Su instrucción se encuentra en Su Palabra (Yahanan 17:17; Mizmor 119:97), y Él desea que los padres llenen sus casas con Su verdad (Devarim 6:6-7).
Él también disciplina a Sus hijos:
No rechaces la disciplina de Yahweh, hijo mío; no detestes su reprensión. Mishlei 3:11
¿Y han olvidado ya la exhortación que se les dirige como a hijos? "Hijo mío, no tengas en poco la disciplina de Yahweh ni desmayes cuando él te reprenda. Ivrim 12:5
Y espera que los padres terrenales hagan lo mismo:
No le niegues disciplina a un niño; si le pegas con una vara no se va a morir. Pégale con una vara y lo salvarás del Sheol. Mishlei 23:13-14
El Mizmor 94:12 dice: "Bienaventurado el hombre a quien tú, Adón, corriges, y en tu ley lo instruyes". La disciplina de Elohim está diseñada para "conformarnos a la imagen de Mashiaj":
Porque él los conoció de antemano y los predestinó para que reprodujeran la imagen de su Hijo, de modo que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Romaniyim 8:29
Los padres pueden disciplinar a sus hijos al inculcarles los valores y las enseñanzas de la vida que han aprendido. En la medida que los padres practican una vida agradable a Elohim y toman decisiones controladas por el Ruaj ("Anden en el ruaj, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne" y "Ahora que vivimos en el ruaj, andemos en el ruaj", GalutYah 5:16, 25), pueden alentar a sus hijos a seguir su ejemplo.
Una disciplina adecuada y consistente, produce un "fruto de justicia" (Ivrim 12:11). La falta de disciplina resulta en deshonra tanto para los padres como para los hijos (Mishlei 10:1). Mishlei 15:32 dice que quien ignora la disciplina "menosprecia su alma". El Adón trajo juicio sobre Elí el sacerdote porque permitió que sus hijos deshonraran al Adón y "no los estorbó" (Shemuel Alef 3:13).
Los hijos son una "herencia del Adón" (Mizmor 127:3). Él los coloca en las familias y da a los padres la orientación en la forma como deben ser educados. El objetivo de ser buenos padres es producir hijos sabios que conozcan y honren a Elohim con sus vidas. Mishlei 23:24 muestra el resultado final de la crianza de los hijos de acuerdo al plan de Elohim: "Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendra sabio se gozará con él".
Comencemos entonces a aprender acerca de lo que se requiere de nosotros con respecto a nuestros hijos. Porque si no los criamos correctamente, ellos no nos honrarán en el futuro, como podemos ver que ya sucede en la actualidad. Esto no es sólo un problema personal, sino un problema a nivel sociedad.
Amonestación Y Disciplina
Si los padres creyentes deben entender y aplicar la disciplina y amonestación del Adón, deben estudiar con detenimiento lo que la Palabra de Elohim tiene que decir en cuanto a la instrucción de los niños.
La palabra amonestación, como está usada en las Escrituras, significa instrucción y advertencia.
Ellos sirven en lo que es figura y sombra del santuario celestial; porque cuando Mosheh iba a construir el tabernáculo, se le advirtió: "Mira, hazlo todo conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte". Ivrim 8:5
A veces es muy fácil amonestar para algunos padres, maestros, predicadores y todos aquellos que les gusta dar "pláticas" a los niños. Pero el peligro más grande consiste en dar amonestaciones sin su acompañante escritural, la disciplina (manera de criar, educar o alimentar al niño). Toda amonestación sin disciplina puede hacer que el niño se sienta dudoso, sin interés y aun antagonista a la Besorah.
La madre que amonesta a su hija para que "ame a todas las demás niñas", pero que al mismo tiempo se muestra en actitud jactanciosa e indiferente con otras señoras de la comunidad, habla tan fuerte con esa manera de actuar que su amonestación no será recibida por su hija. Es importante que los padres vivan todos los preceptos y proverbios que tan libremente dicen a sus hijos lo que deben hacer. Viviendo lo que se dice no sólo tiene más valor y aceptación por parte de los niños, sino que también es muy probable que disminuirá el número de amonestaciones.
La sabiduría adquirida por la experiencia puede ser pasada a otros por medio de la amonestación, pero puede convertirse en regaño cuando se repite constantemente la misma cosa sin un propósito determinado. También el tono de voz debe ser tomado en cuenta.
Cuando hacemos algunas prohibiciones a los niños, debemos decirles la razón o razones de las mismas. No esperemos que el niño obedezca ciegamente sólo porque sus padres lo dicen. Él tiene una mente y necesita razones en las cuales pensar, que puede comprender y que le traigan convicción. Es muy fácil decir "no debes hacer esto", pero es difícil explicar el por qué, y sólo nos damos cuenta de ello cuando el niño nos pregunta ¿por qué no lo debe hacer? Nunca debemos dar como razones: "Porque en nuestra congregación no creemos en tales cosas" o "porque lo digo yo". Estas razones no lo convencerán.
En cualquier forma que se le dé la amonestación al niño, ya sea por medio de una plática, un mensaje, una enseñanza o por medio de consejos, ésta debe ser dada en tal forma que el niño pueda aceptarlo y sacar provecho de ella. Debemos entender que el niño no es un adulto pequeño. Él no está en vía de preparación para vivir una vida espiritual en el futuro cuando ya sea grande, él es una persona que está viviendo ahora mismo y que necesita ser enseñado hoy para que llegue a conocer y amar al Adón Yahshua en una forma personal. Todas las influencias espirituales que reciba antes de su conversión son muy importantes, y su relación con Mashiaj en el futuro dependerá en gran parte de la actitud que él tome ahora.
La amonestación debe centralizarse en la persona de Mashiaj. El niño jamás se humillará y adorará a quien él nunca ha conocido como digno de confianza y amor. Muchos creyentes jamás han conocido la realidad de tener un Adón; y por no tener una experiencia más profunda e íntima con Él, luego regresan a la vida antigua o viven una vida creyente raquítica y tambaleante todos sus días.
Sólo los padres que están dispuestos a ser amonestados por el Adón, están en condiciones de amonestar en el Adón. ¿Están ustedes aceptando las amonestaciones de Elohim? ¿Está su vida en condiciones de amonestar en el Adón? ¿Están las relaciones de esposo y esposa creando un ambiente propio para la amonestación espiritual de los hijos? Elohim quiere ayudar a los padres creyentes en sus relaciones mutuas, con sus hijos, en el hogar y en el trabajo para que vivan de acuerdo a las amonestaciones del Adón.
Disciplina Indirecta
¿Qué es importante, lo que se les dice a los hijos o lo que en realidad son los padres? El ejemplo de los padres, lo que los hijos ven en ellos diariamente, es lo que vale mucho más que las palabras. Hay un refrán que dice: "Lo que haces habla tan fuerte que no oigo lo que dices".
Muy pocos son los padres que están conscientes de que su actitud y conducta impresionan la mente de sus hijos de una manera poderosa y perdurable. La disciplina se necesita demostrar con hechos, porque no sólo consiste en repetir proverbios. Dar instrucciones puede ocupar sólo unos minutos al día, pero disciplinar por medio del ejemplo es un proceso continuo. Es muy importante enseñar la Palabra de Elohim a nuestros hijos, pero es más importante aún demostrar la Palabra de Elohim en nuestra vida diaria.
La disciplina indirecta enfatiza la influencia silenciosa del ejemplo de los padres en la vida de sus hijos. Un modelo bíblico de una influencia positiva por medio del ejemplo lo encontramos en Ana y su hijo Samuel. Ana era una mujer de oración (I Samuel 2:1-10); tenía gran fe en Elohim (I Samuel 1:18); era una mujer de gran dedicación (I Samuel 1:11); era honesta (I Samuel 1:27,28). Todas estas cualidades en el carácter de Ana, fe, oración, amor, dedicación y honestidad, fueron la influencia callada que ejercía su vida sobre su hijo. Su ejemplo jugó un papel muy importante en el desarrollo del carácter espiritual de Samuel. Si estudiamos detenidamente la vida de él descubriremos las mismas cualidades que observamos en Ana.
Los niños son lo que son sus padres. De ellos aprenden por medio de su vida religiosa y espiritual durante las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana. Es cierto que muchos niños de hogares inconversos que se convierten, incluso hay hijos que se vuelven más fuertes espiritualmente que sus padres, pero lo corriente es que los niños de hogares creyentes aprenden todas las doctrinas fundamentales de la Palabra de Elohim por medio de la vida y el ejemplo de sus padres.
La fe que descansa en Mashiaj en vez de apoyarse en buenas obras, no puede pasar inadvertida por los hijos. Las palabras de gratitud y alabanza al Adón y las veces que se piden perdón son escuchadas por los niños. El ejemplo del padre y la madre dependiendo de Elohim es demostrado por medio de la oración y el estudio de las Escrituras. Los himnos y pasukim que oyen de labios de sus padres y todo lo que escuchan y observan en ellos, enseña mucho en forma silenciosa en cuanto a la salvación por medio de la fe en Mashiaj. Los niños saben que el Ruaj haKodesh mora en el corazón porque ven el fruto de amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Al preguntarle a un joven qué traducción de las Escrituras prefería, contestó: "Yo prefiero la de mi madre". Ella ha traducido las Escrituras al lenguaje de la vida diaria. Nunca he encontrado porciones oscuras en su versión. Cuando leo otras versiones, es la de mi madre la que siempre esclarece mi problema".
Los padres deben demostrar a sus hijos que los aman y es bueno que no sólo lo demuestren con hechos, sino que de vez en cuando se los digan con palabras. Muchos niños se dan cuenta que se suplen sus necesidades físicas o materiales, pero no se hace con amor.
El hogar debe ser un lugar de gozo, donde reine siempre la alegría en el ambiente. Debe ser un lugar donde no existe el aburrimiento, el desorden, el bullicio, la suciedad siendo por el contrario donde todos, inclusive los niños, estén felices cumpliendo cada uno con sus ocupaciones. Los niños deben estar felices para ser buenos, y el hogar debe ser el lugar más feliz del mundo.
Si en el hogar los padres juegan con sus hijos, toman en cuenta sus deseos e intereses, hacen planes juntos, van a la congregación como familia, tienen un tiempo devocional y de adoración en el cual los niños toman parte activa, allí habrá bendición y felicidad. Allí los niños aprenderán a orar y leer la Palabra de Elohim. Si padres e hijos trabajan juntos en el hogar, si no muestran preferencias por ciertos hijos, en ese hogar los niños estarán aprendiendo muchos hábitos buenos y su ambiente será de paz y felicidad.
Recuerden que la paciencia, bondad, mansedumbre, templanza y fe serán igualmente aprendidos. Las influencias silenciosas que nutrirán y desarrollarán el carácter del niño en el Adón son el fruto del Ruaj haKodesh en la vida diaria de los padres creyentes. Cuán atractivo será Mashiaj para aquellos hijos, porque es Él quien ha dado ese ruaj de amor, gozo y paz a su hogar.
El Fruto De Una Buena Disciplina
Mishlei 29:15,17 nos dice:
"La vara y la corrección dan sabiduría; pero el muchacho consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma".
Para muchos padres disciplinar a los hijos significa, según ellos, forzar la arbitraria autoridad paternal. Creen que el hijo disciplinado es aquel que salta cuando oye el ruido del látigo; que no debe bajo ninguna circunstancia expresar una opinión o hacer una decisión; el que obedece sin hacer preguntas, aún de las órdenes más descabelladas. Pero esta no es una forma de criar a los hijos en la disciplina del Adón, ni podemos llamarle "disciplina creyente". Esto sería criar a los hijos en un ambiente de violencia.
El extremo opuesto es el de criar a los hijos sin ningún control paternal y por lo mismo sin ninguna disciplina. El niño hace lo que se le antoja y luego domina la vida de los adultos que le rodean. Entre estos dos extremos está el camino que se debe seguir.
Muchos problemas de disciplina surgen por causa de la ignorancia, es decir, se desconoce su verdadero propósito. La disciplina que se practica con sabiduría utilizará la voluntad del niño, enseñándole a que él obedezca porque desea hacerlo, o sea, que el niño anhela obedecer por su propia voluntad. La verdadera obediencia viene de adentro.
Las madres y padres que han renunciado a su deber de disciplinar a sus hijos también han perdido privilegios y alegrías. La disciplina tiene dos funciones principales: la de formar hábitos en el niño que le serán útiles y la de modificar o cambiar todos aquellos que son inservibles o malos. Si un niño posee un mal hábito no nació con él, lo adquirió por medio de la imitación o el aprendizaje. Todo hábito malo debe ser corregido.
Es más fácil e importante prevenir que corregir malos hábitos ya formados. Es por eso que todo padre verdaderamente creyente se preocupará para que el niño desde su temprana edad adquiera hábitos creyentes. Todo lo que se hace repetidamente es lo que se transforma en hábito.
Cuando los padres imponen una disciplina a base de temor, los hijos obedecen porque es su deber, pero no lo hacen porque lo desean y quieran agradar a sus padres. Tienen miedo de quebrantar la autoridad paterna. ¿Será ésta la disciplina del Adón? Como creyentes, ¿Estamos obedeciéndole por temor o porque le amamos y deseamos honrarle?
Cuando los padres hacen que sus hijos les obedezcan ciegamente y por temor, llegará un día cuando su hijo o hija se rebele. La expresión: "Hazlo porque yo te ordeno" no es una razón para que el niño obedezca. Con frecuencia y honestidad los padres deben analizar lo que han dicho. ¿Les gustaría que alguien a quien ustedes necesitan obedecer tomara esta misma actitud? El problema de disciplina abarca no sólo a los hijos, sino también a los padres. Deben estar seguros que están demandando obediencia no sólo por su propio beneficio, sino por el bien de sus hijos. El padre que no practica la disciplina en su propia vida, no podrá imponerla en sus hijos. Si el padre y la madre ganan el respeto y amor de ellos, éstos les obedecerán con alegría. Todo padre que es firme en sus decisiones y cumple lo que promete ganará el respeto y admiración de sus hijos.
El mejor método de disciplinar es el de crear condiciones que evitarán que las faltas se cometan. Vale la pena y paga grandes dividendos hacer que la obediencia sea algo que traiga gozo y satisfacción a todos los miembros del hogar.
Otra cosa que es importante que los padres sepan es que el juego es algo muy real e importante en la vida del niño. Él lo considera tan serio como el trabajo para el adulto. Muchas veces la desobediencia del niño es provocada porque el padre interrumpe al niño en su juego de una manera sorpresiva y demanda obediencia inmediata. El niño necesita tiempo para hacer los arreglos necesarios en su juego antes de obedecer. Por ejemplo, un niño piensa no venir inmediatamente a comer o acostarse porque está jugando. La niña vendrá con gusto si le advertimos que es tiempo de que acueste su muñeca porque también es hora de que ella vaya a comer o a dormir. En vez de hacer que Juanito interrumpa su juego bruscamente, le podemos decir que debe estar listo para venir a la mesa durante cinco minutos. También le podemos advertir que debe venir tan pronto como termine de descargar su camión.
El castigo puede usarse con niños de cualquier edad, pero si el padre usa el castigo para cualquier falta y constantemente, su método de disciplina no sirve. Lo mismo aplica a los maestros. Recordemos que con el ejemplo, siendo firmes en las decisiones y cumpliendo lo que prometemos, ganaremos la admiración, respeto y amor de nuestros hijos.
"Si es Importante Para Ti, es Importante Para Mí"
El amor puede ser definido así: "Si es importante para ti, es importante para mí". Tenemos que enseñar esto a nuestros hijos, pues las palabras no son suficientes.
Existen varios puntos que debemos tener en cuenta a la hora de aplicar la disciplina.
1. Prestar atención a nuestros hijos
Debemos siempre hacernos tiempo para ellos y escucharlos. No menospreciemos a nuestros hijos, porque es cierto que sus preocupaciones son muy inferiores a las nuestras, NO LO SON PARA EL NIÑO. Para él, sus problemas con sus amiguitos o con sus juguetes son tan reales e importantes como nuestros problemas de trabajo, deudas y otros. Si porque hemos tenido un día malo apartamos al niño, inclusive aunque no sea de mala manera, le transmitimos la idea de que él no es importante para nosotros. Estaremos sentando las bases para criar un joven y adulto inseguro de sí mismo, más preocupado en buscar que le presten atención que en ser lo que Yahweh desea que sea. No podrá jamás tener una buena relación con su Padre celestial mientras tenga un padre terrenal que no representa TODO (aún con nuestras limitaciones humanas) lo que nuestro Padre es: alguien confiable, amoroso, siempre dispuesto a escuchar.
De esta manera, el niño crecerá tratando de agradar de mil formas a sus padres para recibir atención de calidad, y puede que inclusive en un momento DESISTA Y SE TORNE REBELDE. Un comportamiento rebelde en un niño generalmente esconde un mal comportamiento de los padres, aún cuando, como en este caso, no estemos hablando de abuso físico ni verbal. Basta no prestar la debida atención a sus cosas EN EL NIVEL EN QUE SON IMPORTANTES PARA ELLOS, para generar la duda acerca de su propio valor. No les arruinemos la vida, no criemos hijos que no puedan mañana acercarse a su Padre que está en los cielos porque no consiguen creer que Él los ama tanto que va a escucharlos en todas sus cosas, inclusive las más insignificantes.
Esta es la base del amor sobre la cual TODA RELACIÓN HUMANA (no sólo la de padres e hijos, cualquiera puede ser aquí incluida) debe ser edificada. Si no colocamos el fundamento del amor del Padre, EL AMOR ÁGAPE, no el amor eros egoísta, y ni siquiera el amor phileo, fraternal, que dice "hoy me toca a mí", no edificaremos sobre la Roca.
Si expresamos que aquello que es importante para nuestros hijos no es necesariamente importante para nosotros, podemos estar seguros de que llegará el día en el cual ellos nos enviarán un mensaje por celular: "Lo que es importante para ti (papá, mamá), no es importante para nosotros".
Una vez que hayamos construido la "base de la disciplina" (las reglas de la casa), debemos conservarla y aplicarla sin excepciones, pero siempre sobre la misma base del amor. Estamos acostumbrados a confundir disciplina con castigo, pero se trata de dos cosas muy diferentes. Mientras la disciplina tiene como objetivo la edificación, el castigo tiene como objetivo la destrucción. A lo largo de la Biblia podemos encontrar cientos de ejemplos de ambas. Por ejemplo, Sodoma y Gomorra recibieron un castigo, no una disciplina.
De la misma forma, debemos comprender que nosotros, como padres, NO TENEMOS EL DERECHO DE CASTIGAR A NUESTROS HIJOS. Lo máximo que podemos hacer es disciplinarlos, porque siempre, y hasta último momento, buscaremos su edificación, no su destrucción.
2. Mantener La Objetividad
Comprendiendo que no castigamos sino disciplinamos a nuestros hijos, JAMÁS APLIQUEMOS EL CASTIGO EN EL MOMENTO DE LA RABIA. Si nuestro hijo hizo algo que nos enoja, ordenémosle ir a su cuarto como un confinamiento previo al juicio, y dejemos el asunto para más tarde, inclusive el día siguiente, después de habernos calmado y orado. Siempre debemos priorizar la educación de nuestros hijos sobre nuestro propio beneficio. De esta manera el niño APRENDERÁ RAZONANDO acerca del mal comportamiento, y no a través del MIEDO A PROVOCAR CIERTAS REACCIONES.
"Es bueno que tengan miedo", aseguran muchos padres. NO, NO LO ES. Nuestro Padre celestial no requiere temor de miedo, sino temor de respeto. No quiere que nos portemos bien por miedo a las represalias, sino por amor a Él y a Su Ley.
Esto requiere una dosis saludable de objetividad emocional. Nuestros hijos (los propios y los adoptados por igual) no son nuestros, son un depósito de confianza hecho por Elohim. Criarlos y educarlos apropiadamente es la manera de demostrarle a Yahweh que fueron puestos en buenas manos. Eso también pesará en nuestra balanza.
Cuando el niño se comporta mal es porque tiene un problema de disciplina, y nosotros estamos ahí para ayudarlo. Dada la situación actual, probablemente tengamos que detenernos a analizar bien CÓMO QUERRÍAMOS QUE NOS HUBIERAN TRATADO A LA EDAD DE NUESTRO HIJO, SI HUBIÉRAMOS COMETIDO LA MISMA TRANSGRESIÓN, pero agregando, obviamente, la necesidad de que el niño debe ser disciplinado para que pueda aprender justicia.
Si vemos su problema como un problema de nosotros en el sentido de que "algo no está funcionando como debería", "no he sido buen padre", "no he sido lo suficientemente firme", etc., entonces veremos todo subjetivamente, con miedo y confusión, y perderemos la habilidad de ayudar a nuestro hijo a mejorar su comportamiento (y también perderemos credibilidad con él).
3. Seamos Específicos
Cuando guiemos a nuestro hijo debemos ser muy claros. Decirle a un niño: "Cruza la calle con cuidado" no es suficiente, porque "con cuidado" puede ser interpretado de muchas maneras. Tenemos que ser específicos: "Mira a ambos lados, y sólo si ves que no hay coches, entonces cruza la calle".
Generalmente es una buena idea el hacer repetir a nuestro hijo lo que hemos dicho. Puede ser que no hayamos sido tan claros como pensamos. De esta manera, también evitaremos que nuestro hijo nos diga después de haberse equivocado, que "no entendió". Todas las reglas deben ser claras y deben haber sido comprendidas a fondo, para que el niño sepa que no puede escapar de la disciplina que ha sido determinada para cada caso.
4. Demos El Ejemplo
En la antigüedad solía ocurrir que los hijos veían modelos de disciplina en sus casas. Cuando varias generaciones vivían juntas, los hijos veían a sus padres escuchar a sus abuelos. Hoy en día, tenemos que hacer un esfuerzo considerable para dar el ejemplo.
Cuando nuestros padres vengan a nuestra casa, asegurémonos de que nuestros hijos vean cómo los honramos y los respetamos. Si nuestros padres son difíciles, ¡es incluso mejor! Cuando maduren, nuestros hijos verán las dificultades de las relaciones y tendrán el increíble ejemplo nuestro, en el cual les enseñamos que respetábamos incluso a gente difícil, trayendo así la importancia de la disciplina a nuestro hogar y guardando el quinto mitzvah.
5. Seamos Justos
Asegurémonos de que nuestra disciplina sea proporcional al "crimen" y que sea impuesta de manera justa e imparcial. La función básica de un padre es preparar a sus hijos para la vida, y por lo tanto la disciplina debe ser una consecuencia natural del "crimen".
Además, esto ayuda a eliminar cualquier sentido de resentimiento por parte del niño, ya que el mal comportamiento fue la causa natural de la consecuencia. El niño aprende que si ha sido castigado, ha sido por su propia causa, no por causa de los padres.
6. Seamos Firmes
Testar los límites es una tendencia humana natural. Nuestros hijos automáticamente quieren saber hasta dónde pueden llegar. Una vez que decidimos algo debemos apegarnos a ello incondicionalmente.
Esto no significa que debemos ser tercos e intransigentes, pero debemos prepararnos para mantener nuestra postura. Si es necesario, que los padres se tomen todo el tiempo necesario para determinar la disciplina apropiada para los casos generales (la cual siempre debe ser aplicada SIN INDICIOS DE IRA). Necesitamos separar en nuestros hijos el concepto de que LA DISCIPLINA ES MALA, de que nuestros padres en verdad nos están castigando. Si aplicamos la disciplina preestablecida para cada caso SIN IRA NI ENOJO, el niño aprenderá, tarde o temprano, que la disciplina es para su bien. Él crecerá, todos lo hacen, pero cuando lo haga, apreciará la disciplina, y no habrá tenido que sufrir, ni será una persona cargada de miedos e inseguridades.
7. Seamos Consecuentes
Nunca prometamos. Pocas cosas pueden llegar a destruir nuestra credibilidad tan rápido como una promesa sin cumplir. Si no cumplimos con una promesa, hay una gran posibilidad de que nuestro hijo nunca se olvide de eso, incluso que sea una promesa muy pequeña... para nosotros. En lugar de prometer (si es algo viable), digamos que vamos a considerarlo y a ver si podemos hacerlo. Después de esto, NO NOS OLVIDEMOS DEL ASUNTO. Si es posible, aún con un poco de sacrificio de por medio, cumplamos. Con la experiencia, nuestro hijo entenderá que esto es tan bueno como una promesa, y que su sí debe ser simplemente sí, y su no, no.
Nuevamente, no menospreciemos sus pedidos como insignificantes. Lo que para nosotros puede parecer una nimiedad, para ellos es el centro de sus pequeñas vidas. Si nunca nos esforzamos por hacer ese "trataré de hacerlo", el niño concluirá que no tiene por qué hacer las cosas que les pedimos. Los niños pueden parecernos seres sin cerebro PERO PIENSAN MUCHO MÁS DE LO QUE LOS PADRES CREEN, y la incongruencia e hipocresía son cosas que perciben notablemente temprano.
8. Seamos Coherentes
MalajiYah 3:6 dice: "Yo soy Yahweh; no he cambiado". Los siervos de Elohim confían en esta verdad y eso les da seguridad. Los hijos también se sienten seguros cuando sus padres los disciplinan con coherencia, es decir, sin contradecirse. Si las normas cambian dependiendo del humor de los padres, los hijos se confunden y se frustran, PORQUE NO ES JUSTO.
Recordemos nuevamente que Yahshua dijo: "Que tu palabra sea Sí, Sí, y tu No, No". Estas palabras pueden aplicarse perfectamente a la crianza de los hijos (MattiYah 5:37). No prometamos cosas que no planeamos cumplir, sólo para "sacarnos al chico de encima". De la misma forma, si hemos establecido una determinada disciplina para un comportamiento, NO DEJEMOS DE APLICARLA. Muchos padres amenazan y después sienten pena de aplicar la disciplina a sus hijos, porque creen que es un castigo. Esos niños normalmente tendrán graves problemas de comportamiento en el futuro. Si hemos dicho una cosa, debemos cumplirla.
Por cierto, a la hora de establecer disciplinas para las reglas de la casa, debemos tener en cuenta tres cosas.
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En primer lugar, las disciplinas deben ser proporcionales a la edad de los niños.
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En segundo lugar, las disciplinas deben tener una gradualidad en aumento para los reincidentes. Los niños no se educan con una única disciplina, generalmente, de manera que necesitamos establecer y dejar bien claro para ellos que la siguiente vez que cometan la misma transgresión, la cosa será duplicada, o aumentada de alguna manera (no siempre podemos duplicar una disciplina, a veces debemos determinar otra cosa).
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Finalmente, tratemos de ser creativos con las disciplinas. Podemos establecer que contengan lo que el niño podría considerar como castigo, por ejemplo, mandarlo a su cuarto (suele ser útil para que se calme y asiente sus pensamientos, como nos sucede a los adultos), pero luego sacarlo de su "prisión" (el concepto carcelario del mundo es siempre ineficaz en cuanto a la edificación del penitente) y establecerle alguna tarea como disciplina. También debemos resaltar todas las veces que lo que hacemos es para su bien, para que él sea un niño comportado y que agrada a sus padres y a Yahweh y a Yahshua. Mencionarles desde pequeños que su comportamiento entristece a sus padres y también a Yahshua y a Yahweh suele ser muy eficaz y funcionará también a medida que crezcan con esa idea.
La comunicación entre los padres es indispensable para disciplinar con coherencia. A veces los hijos van a pedir al padre permiso para algo y él se los da, sólo para descubrir que ya le habían pedido a la madre y ella había dicho que no. Si esto sucede, el padre debe siempre apoyar la decisión de la madre, que había sido tomada con anterioridad, y reprender el comportamiento artero de los niños, sobre todo explicando que no pueden manipular a sus padres para obtener sus deseos.
Mi madre siempre decía que los padres jamás deben discutir sobre la disciplina de los hijos delante de ellos, aún cuando no estén de acuerdo. Si alguno de los padres aplica una disciplina injusta porque le faltan algunos datos del asunto, es deber del padre que sepa todo lo sucedido pedirle hablar aparte para poder explicarle toda la situación, a fin de que la decisión que tome no resulte injusta. Si los padres tienen opiniones diferentes sobre un asunto, lo mejor es que traten de llegar a un acuerdo, pero en privado.
Es indispensable que los padres se apoyen en cuanto a esto, y no que anden defendiendo a los niños, como muchos hacen, oponiéndose a lo que su cónyuge dice. Esto no sólo crea en los niños la sensación de que el matrimonio no es una organización confiable (probablemente repitiendo el comportamiento cuando ellos mismos sean padres), y de que uno de los padres es "el policía bueno" y el otro es "el policía malo". De esta manera, cuando cometan una transgresión, siempre correrán a esconderse detrás del progenitor que los esconde. Esto no los educa, sólo los mantiene en su carne.
9. Seamos Amigables
Si nuestros hijos perciben que están siendo reprendidos porque estamos enojados, y no porque ellos han hecho algo erróneo, pueden llegar a malinterpretar la razón por la cual están siendo reprendidos. Los padres deben dejar sus problemas del mundo en el patio de afuera cuando regresan a su hogar, y las madres deben aprender a "sacar su basura" también afuera. Los problemas de los adultos no pueden afectar nuestro relacionamiento con nuestros hijos. Si no conseguimos separar las cosas, nuestros hijos se convertirán en personas que descargan sus frustraciones sobre otros, empezando por sus hermanitos. Esto ciertamente deteriorará el ambiente familiar, y la situación sólo irá de mal en peor. El mundo debe ser dejado fuera de la casa, la cual sólo debe estar regida por Yahweh.
Debemos ser siempre amigables y mantener la calma. Si los niños han sido la causa de nuestra irritación, esperemos a tranquilizarnos, inclusive hasta el día siguiente si necesario, de manera a poder aplicar la disciplina de la manera adecuada, como Yahweh desea.
10. Disciplinemos Con Medida
Yahweh siempre nos corrige "hasta el grado debido" (YirmeYah 30:11; 46:28). Tomemos en cuenta todos los factores, incluso los que no son tan obvios. Debemos tener en cuenta, por ejemplo, la edad y el grado de madurez del niño, si es un incidente aislado, o si se está convirtiendo en costumbre, si hay algún factor que haya incomodado al niño al punto de cometer la transgresión. ¿Podría ser que lo que hicieron fuera un síntoma de otro problema? A veces un mal comportamiento es sólo una forma de llamar la atención, mientras el problema es otro. Es tarea de los padres descubrir la verdad en sus hijos.
Los padres razonables no ven a sus hijos como si fueran adultos en miniatura. El apóstol Shaúl reconoció este hecho al escribir: "Cuando yo era pequeño, hablaba como pequeño, pensaba como pequeño" (Qorintiyim Alef 13:11). Una de las cosas que siempre nos ayudará a mantener todo en su debida perspectiva y a no reaccionar de forma exagerada es recordar las cosas que hacíamos cuando éramos niños. No para disculparlos "por simpatía", sino para comprender qué es lo que debemos inculcarles para ayudarlos.
Es vital que seamos realistas en lo que esperamos de nuestros hijos, pero sin justificar ni pasar por alto malas conductas o actitudes. Si tomamos todos estos factores en cuenta, junto con la capacidad, las limitaciones y otras circunstancias de nuestros hijos, podremos disciplinarlos con medida y equilibrio.
La Educación En Casa Debe Erradicar Primero El Socialismo En Casa
En nuestros hogares, vivimos hoy día un tipo de "socialismo familiar" en el que queremos aplicar maneras y estilos de gobierno que no son bíblicos y traen principios equivocados probablemente de la forma como los padres fueron educados en sus colegios y en sus casas.
Veamos el ejemplo de la pelea por un juguete. Encontramos a nuestros hijos peleando por un juguete, los dos quieren tenerlo y mientras tiran del juguete, gritan: "¡Dámelo, es mío!", "¡No, es mío!". La reacción de los padres es quitar el juguete que "los hace pelear" y decir "si van a pelear por el juguete entonces se los quito". De este modo, el padre está culpando al juguete de la guerra entre hermanos, así como los gobiernos socialistas culpan a la riqueza de causar las guerras y las desigualdades en la sociedad.
Los verdaderos puntos acá son:
1. El concepto de propiedad
La idea de propiedad es una idea de Elohim. Elohim reconoce en su Palabra que los individuos tenemos propiedad privada y que los demás deben respetarla y no tomarla como suya. Él mismo defiende Su propia propiedad privada, cuando declara:
Pero la tierra no debe venderse sin derecho a reclamo, porque la tierra es mía; ustedes no son más que extranjeros que residen conmigo. Vayikra 25:23
"No robarás y "no codiciarás", son mitzvot específicos acerca del derecho a poseer algo que el otro no posee. Si la propiedad no fuera idea de Elohim, no existirían estos dos mandamientos, porque Él no consideraría correcto que algunos tengan cosas que otros no tienen y más bien daría mitzvot orientados a la "repartición equitativa de las riquezas" o la idea de "todo es de todos", PERO ESTO NO ES ASÍ. Ese principio, que tantos creen que es la base de la paz, es absolutamente injusto, porque desvaloriza el esfuerzo personal. Pero como podemos ver, está absolutamente relacionado con las ideas que se quieren inculcar en las nuevas generaciones.
2. El corazón del niño
El niño que ES dueño del juguete tiene dominio sobre éste, así que tiene la autoridad de decidir sobre él. Ni siquiera los padres pueden decidir sobre el juguete (excepto para retirarlo temporalmente como castigo). Podemos sugerirle que lo comparta, pero será SU decisión porque es SU juguete. El niño que quiere el juguete que NO ES suyo, está siendo motivado por un corazón con envidia y codicia que lo lleva a querer tomar posesión de algo que no es suyo.
Entonces, acá tenemos dos problemas que hay que tratar. Debemos trabajar principalmente con el niño que no es dueño y dejarle claro que el juguete es del hermano y que debió pedirlo prestado primero, que no debe tomarlo sin permiso y que, si su hermano decide no prestarlo, él puede ir y escoger otro juguete que sí sea suyo, pero no puede tocar ese otro. Finalmente, lo más importante de todo, es que no debe haber envidia ni codicia en su corazón. Por otro lado, se debe trabajar con el otro para que aprenda a compartir sus cosas. En una casa que comienza con la educación bíblica desde la cuna, en la cual los principios bíblicos son aplicados todos los días, es más fácil que los niños ya tengan incorporado el concepto de compartir, y además no habrá idea de competir, que es lo que provoca el comportamiento egoísta. El niño (que no sea bebé, es decir que ya tenga por lo menos 4-5 años) que no quiere compartir un juguete está limitando la diversión porque sabe que jugar juntos es siempre mejor, y si lo hace es porque quiere llamar la atención y "sentirse poderoso" sobre su hermano.
Se debe trabajar en la conciencia de los dos niños, porque es importante enseñar el principio de respetar la propiedad, así como es importante enseñar el principio de compartir; pero de nuevo, esto no puede suceder quebrando la voluntad del dueño, porque es quien tiene derecho a gobernar sobre su posesión.
Esta situación de envidia no educada es la que genera guerras y todo tipo de violencia en el mundo, cosas que sólo mudarán cuando sea cambiado el corazón del hombre, deje de tener un corazón de piedra y reciba uno de carne, con la Ley de Yahweh escrita en él.
La única idea que puede deshacer esta idea de socialismo que este sistema ha tratado de imponer de forma deliberadamente sutil, es una Educación de las Escrituras. DEBEMOS EMPEZAR POR NUESTROS HOGARES. Debemos convertirnos en padres que crían hijos que honrarán a sus padres.
Características De Carácter Necesarias Para Erradicar El Socialismo En Nuestros Hogares
1. FE
Fe en la palabra de Elohim, creyendo que es verdad, es guía y es suprema.
Leamos historias bíblicas. Las Escrituras deben ser la autoridad en nuestro hogar, y todo debemos someterlo a prueba a través de la Palabra. Las Escrituras deben ser el libro del razonamiento, el que construye nuestra cosmovisión.
¿Cómo razonar las Escrituras y enseñarlas a nuestros hijos? Debemos leer diariamente, en familia. Pensar en lo leído, que los niños puedan participar diciendo lo que comprendieron, y agregar a su comprensión lo que les haya faltado. Establecer ejercicios de "poner en práctica" lo que se haya aprendido.
2. DILIGENCIA
Empezar un trabajo y no parar hasta terminarlo. Desde pequeños, deben saber terminar lo que comienzan con diligencia de modo que al llegar a la juventud (13 a 19 años) ya empiecen a ser activamente productivos. A esta edad de la juventud pueden comenzar con trabajos pequeños que exigen perfiles sencillos (por ejemplo, pasear los perros, lavar los carros, empacar en una fábrica, hacer mandados, etc.).
Su diligencia hará que el mundo los promueva y escalarán cargos desde la juventud. Desde casa, se siembra este valor de la diligencia enseñándola en trabajos de casa y con las tareas personales, siempre orientados hacia el auto-sostenimiento.
Los hijos e hijas deben aprender a mantenerse a sí mismos primero, su ropa, necesidades personales, salidas y lujos serán cubiertos por ellos mismos y no por los padres, aun cuando los padres pueden seguir proveyendo techo, alimento y vestido.
3. AMOR FRATERNAL
Siendo creyentes hay dos leyes para obedecer: el amor a Yahweh y el amor al prójimo.
El cuidado es el resultado del amor. Éste no debe ser forzado sino voluntario, el amor es espontáneo, y comienza en casa. Es aquí donde aprendemos a amar a los otros, aún cuando sean personas difíciles de amar. Nadie amará a nuestro hijo como nosotros mismos.
Un aspecto importante del amor fraternal es el amor entre hermanos, pero quienes debemos modelarlo y enseñarlo somos los padres. En las etapas de la infancia y la juventud, es muy importante que los niños aprendan a establecer el amor fraternal, porque sobre esta base podrán avanzar al crecer, y pasar a practicar el amor ágape, el amor que sabe ir más allá de la exacta igualdad e imparcialidad. Si la persona no alcanza este nivel de amor, difícilmente será un buen padre, porque los padres deben tener este tipo de amor por sus hijos.