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CLE02 57

El Décimo Mandamiento

01 - Codicia, La Raíz De Todo Pecado

La codicia es un deseo exagerado, ilícito o impropio. El décimo mandamiento nos dice que aunque no todos nuestros deseos son malos, algunos de ellos sí lo son.

 

Codiciar es ambicionar algo que no es nuestro lícitamente. Por lo general, el objeto de nuestro deseo es propiedad de otra persona. Pero también es codicia querer más de lo que legítimamente merecemos o de lo que sería nuestra parte justa. El décimo mandamiento prohíbe específicamente que tengamos un deseo ilícito de algo que ya es propiedad de otro.

 

Tanto los verbos hebreos JAMÁD (H2530) y BETSA (H1215), como el griego EPIDSUMÍA (G1939) significan "desear, codiciar" (Havakuk 2:9; Romaniyim 7:7). A veces, según el contexto, estas palabras pueden transmitir la idea de un deseo malo, egoísta, llegando al pillaje y la avaricia. El vocablo griego PLEONEXÍA (G4124) significa literalmente "deseo de tener más", y en las Escrituras se utiliza para denotar "codicia" y "avidez" (Efesiyim 4:19; 5:3; Qolasiyim 3:5).

 

En Qolasiyim 3:5, Shaúl dice que la codicia es idolatría. Sin embargo, también nos dice que deseemos los mejores dones y que anhelemos la profecía:

 

Ustedes deben anhelar los mejores dones; pero ahora les voy a mostrar un camino todavía más excelente... Qorintiyim Alef 12:31

 

Así que, hermanos míos, anhelen profetizar; y no impidan hablar en otros idiomas. Qorintiyim Alef 14:39

 

Sin embargo, la palabra aquí utilizada es ZELOO (G2206), que significa ser celoso de algo en el sentido de arder de deseo POSITIVAMENTE. Así que vemos que el desear algo ardientemente no siempre es malo, sino que la maldad está en lo que deseamos. Es el objeto del deseo, y no la acción de desear. En verdad, la diferencia entre deseo y codicia es que la codicia siempre aplica a algo que no tenemos porque no nos corresponde, porque pertenece a otra persona o está fuera del alcance (como codiciar ser rico).

 

Hay muchas cosas que es lícito a uno desear poseer, como un cónyuge, un automóvil o una casa. Pero uno nunca debe desear estas cosas si pertenecen a otra persona; no se deben codiciar las posesiones de otro. Igualmente está bien el que uno trate de mejorar, que trate de adelantar, pero no echando a fuerzas de su posición a otro individuo, ni enfocándonos en ese objetivo a cualquier costo, no importa quién caiga.

 

Esto es muy cierto: Si alguien aspira al cargo de dirigente en una congregación, desea una buena obra. Timotio Alef 3:1

 

La codicia, en cambio, es una forma de voracidad que es especialmente censurable debido a que la persona codiciosa no sólo quiere cosas para sí misma, sino que cifra su corazón en cosas que legítimamente pertenecen a otra persona. La codicia no puede menos que producir dificultad. No sin buena razón advirtió Yahshua ha Mashiaj:

 

"Guárdense de toda suerte de codicia". Luka 12:15

 

La codicia se manifiesta en el amor al dinero, el deseo de poder o ganancia, la voracidad por el alimento y la bebida, el sexo u otras cosas materiales. Las Escrituras ponen en guardia a los creyentes contra este rasgo degradante, y ordenan no asociarse con nadie que llamándose "hermano" creyente, estuviese dominado por la codicia:

 

Pero ahora les escribo que no se asocien con ninguno que, llamándose hermano, sea... avaro... Con tal persona ni siquiera coman. Qorintiyim Alef 5:11

 

Estas personas están clasificadas junto con los fornicadores, idólatras, adúlteros, hombres que tienen propósitos contranaturales, ladrones, borrachos, injuriadores y los que practican extorsión. De hecho, las personas a las que domina la codicia por lo general practican algunas de estas cosas. Si un individuo no se vuelve de su codicia, no heredará el reino de Elohim.

 

¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Elohim? No se engañen: que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los homosexuales, ni los entregados a prostitución, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores, heredarán el reino de Elohim. Qorintiyim Alef 6:9-10

 

Al condenar el habla necia y el bromear obsceno, el apóstol Shaúl manda que la fornicación y la inmundicia o la codicia "ni siquiera se mencionen entre ustedes". De modo que tales prácticas no sólo no deberían darse entre los creyentes, sino que ni siquiera deberían hacerse tema de conversación con el fin de gratificar la carne.

 

Pero la inmoralidad sexual y toda impureza o avaricia no se nombren más entre ustedes, como corresponde a consagrados... Efesiyim 5:3

 

La codicia se manifiesta por algún acto abierto que revela el deseo malo y desmesurado de la persona. Yaakov nos dice que el deseo incorrecto, cuando se hace fecundo, da a luz el pecado.

 

Pero a cada uno le viene la tentación cuando su propia pasión lo arrastra y lo seduce. Luego la pasión, después de haber concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez que se lleva a cabo, engendra la muerte. Yaakov 1:14-15

 

Por lo tanto, a la persona codiciosa se la detecta por sus acciones. El apóstol Shaúl dice que la codicia equivale a idolatría.

 

Porque esto ustedes lo saben muy bien: que ningún fornicario ni impuro ni avaro, el cual es idólatra, tiene herencia en el reino del Mashíaj y de Elohim. Efesiyim 5:5

 

La persona codiciosa hace su dios de aquello que desea, y lo coloca por encima del servicio y la adoración al Creador.

 

Por eso Elohim los abandonó a la impureza, en las pasiones de sus corazones, para deshonrar sus cuerpos entre ellos mismos. Ellos cambiaron la verdad de Elohim por la mentira, y veneraron y rindieron culto a la creación antes que al Creador, quien es bendito para siempre. Amén. Romaniyim 1:24-25

 

Los creyentes han salido de un mundo lleno de todo tipo de conducta mala. Shaúl hace notar que tales cosas no sólo se llevan a cabo, sino que la gente va tras ellas con codicia. Las personas que las practican están "alejadas de la vida que pertenece a Elohim". Los que se hacen creyentes descubren que Mashiaj, su ejemplo, estaba libre de este tipo de deseo y conducta y, por lo tanto, tienen que rehacer su mente y vestirse de la nueva personalidad.

 

Esto digo e insisto en el Adón: que no se conduzcan más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes, teniendo el entendimiento oscurecido, alejados de la vida de Elohim por la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón. Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer ávidamente toda clase de impurezas. Pero ustedes no han aprendido así al Mashíaj, si en verdad lo han oído y los han enseñado en él, así como la verdad está en Yahshúa. Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el ruaj de su mente, y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Elohim en justicia y santidad de verdad. Efesiyim 4:17-24

 

No se amolden a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento, de modo que puedan discernir cuál sea la voluntad de Elohim, lo bueno, lo agradable y lo íntegro. Romaniyim 12:2

 

Además, vivimos entre personas del mundo a las que domina la codicia y debemos esforzarnos por mantener nuestra limpieza como iluminadores en el mundo.

 

Les escribí en una carta que no se asocien con fornicarios. No me refería en absoluto a los que de este mundo son fornicarios, avaros, estafadores o idólatras, porque en tal caso tendrían que salir del mundo... Qorintiyim Alef 5:9-10

 

Háganlo todo sin murmuraciones y contiendas, para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Elohim sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual ustedes resplandecen como lumbreras en el mundo... Filipiyim 2:14-15

 

La codicia de ganancia y la falta de honradez impedirían que un hombre fuera siervo ministerial en la congregación:

 

Asimismo, los asistentes deben ser respetables, de una sola palabra, no dados a mucho vino ni amantes de ganancias deshonestas... Timotio Alef 3:8

 

Como tales hombres tienen que ser ejemplos ante la congregación, se desprende que el principio debe aplicar a toda la congregación.

 

Apacienten el rebaño de Yahweh que está a su cargo, cuidándolo no por obligación, sino de buena voluntad según Elohim; no por ganancias deshonestas, sino de corazón; no como teniendo dominio sobre los que están a su cargo, sino como ejemplos para el rebaño. Kefá Alef 5:2-3

 

Yahshua ha Mashiaj enseñó que la codicia contamina al hombre y que debe evitarse.

 

Y reiteró: "Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de adentro, del corazón del hombre, proceden los malos pensamientos, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez. Todas estas maldades proceden del interior y contaminan al hombre". Mordejai 7:20-23

 

Reforzó esta enseñanza con la ilustración de un hombre rico y codicioso que al morir ya no tuvo más beneficio ni control de su riqueza y, además, se encontró en la lamentable situación de no ser "rico para con Elohim" (Luka 12:15-21). A los creyentes se nos dice que nuestra vida está "escondida con el Mashiaj" y que por lo tanto:

 

...porque ya ustedes han muerto, y su vida está escondida con el Mashíaj en Elohim. Y cuando se manifieste el Mashíaj, nuestra vida, entonces también ustedes se manifestarán con él en gloria. Por lo tanto, hagan morir lo que hay de terrenal en ustedes: fornicación, impureza, bajas pasiones, malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Qolasiyim 3:3-5

 

 

Este mandamiento proviene singularmente de Yahweh, porque ningún hombre podría cumplirlo. Tal vez podríamos no caer en la tentación, pero los pensamientos de codicia son parte de nuestra carne en su naturaleza caída. De hecho, sólo Elohim mismo podría decir si estuviera siendo violado o no, ya que nosotros no vemos los corazones de nadie. Como lo hizo notar claramente un autor inglés del siglo XIX al hablar sobre ese mandamiento:

 

"Busque en todas las leyes del mundo y no encontrará uno que se le asemeje. Usted hallará el sexto, el séptimo, el octavo y el noveno en todos los códigos, aunque sólo como prohibición de crímenes sujetos a castigo judicial. El Décimo Mandamiento es el complemento de todos los demás. Muestra que Elohim no sólo requiere de nosotros virtud exterior, sino santidad interior... que las imaginaciones pecaminosas son un crimen contra Él tanto como los actos inicuos".

 

El hecho de que Elohim puede leer los corazones de los hombres lo muestra repetidas veces su Palabra. Elohim recalcó ese punto cuando envió al profeta Shemuel a escoger un sucesor para el rey Shaúl:

 

Pero Yahweh le dijo a Shemuel: "No prestes atención a su apariencia ni a su estatura, que lo he rechazado. Porque no es como mira el hombre que mira Yahweh; el hombre mira solamente lo que se ve, pero Yahweh mira el corazón". Shemuel Alef 16:7

 

Y dijo por medio de su profeta YirmeYah:

 

El corazón es lo más engañoso que hay, es perverso, ¿quién podrá conocerlo? Yo, Yahweh, escudriño el corazón, examino la mente –para dar a cada hombre según su camino y según el fruto de sus obras. YirmeYah 17:9-10

 

 

EL DÉCIMO MANDAMIENTO LE ACLARÓ A TODO EL PUEBLO DE ELOHIM QUE LE RESPONDÍAN A ÉL POR SUS MISMÍSIMOS PENSAMIENTOS, POR SUS MISMÍSIMOS DESEOS.

 

 

Por supuesto, este hecho no obraría como factor disuasivo para los que afirman que Elohim está muerto o que jamás ha existido. Pero para los yisraelitas no había duda de que su Elohim Yahweh estaba muy vivo. Como les recordaba el preámbulo del Decálogo, había sido su Yahweh quien "los había sacado de la tierra de Mitzrayim, de la casa de esclavos" (Shemot 20:2).

 

Además, ya que el deseo egoísta es para todo la fuerza motivadora entre los hombres de este mundo, ellos ni siquiera pensarían en poner una ley contra ese deseo en sus libros de derecho. Mucho menos en esta sociedad satánica, que se ha dedicado en los dos últimos siglos a promover (con todo lamentable éxito) el individualismo egoísta. Todo lo que vale para ellos es el éxito, sin importar los medios que se utilicen para conseguirlo.

 

"La codicia, que era un pecado mortal en los días de nuestros antepasados medievales, ahora es una de las virtudes cardinales". Aldous Huxley

 

 

Como en el caso de los demás de los Diez Mandamientos, las Escrituras nos dan ejemplos amonestadores. HaSatán codició la adoración que legítimamente sólo puede dirigirse a Yahweh Elohim. Esto se puede ver por el hecho de que hizo caer a Adam y Javá, y también cuando ofreció a Yahshua todos los reinos del mundo si efectuaba un acto de adoración delante de él. Por codiciar la adoración que sólo se debe a Yahweh Elohim, HaSatán fue destruido por Yahshua ha Mashíaj. HaSatán lo tentó en todo y Mashíaj no cayó, fue declarado justo por el mundo (por Pilatos) y finalmente, cuando fue condenado a muerte y clavado en el madero, HASATÁN COMETIÓ INJUSTICIA: CONDENÓ A UN JUSTO. Él es el Acusador, pero sólo puede acusar a los culpables, porque acusar (y condenar) a un inocente quebranta la Ley de Yahweh, A LA CUAL ÉL TAMBIÉN ESTÁ SUJETO. Esto lo hizo caer "como un rayo", como vio Mashíaj antes.

 

En el tiempo de Yahoshúa, el sucesor de Moshe, Akán, junto con toda su familia, sufrieron un fin penoso por haber codiciado él algunas de las riquezas de la ciudad de Yerijó que estaban dedicadas a Yahweh Elohim (Yahoshúa 7:16-26). Siglos más tarde, el inicuo rey Ajav selló su ruina en virtud de codiciar la viña que pertenecía a Navot. Navot había rehusado venderla, de modo que la esposa de Ajav, Jezabel, se la obtuvo haciendo que Navot fuera acusado falsamente y muerto violentamente (Melajim Alef 21:4-16). La inicua reina Atalía codició el trono del reino de dos tribus de Yahudá, aunque como mujer no tenía derecho a ello. Para lograr su meta cometió muchos asesinatos, pero al fin ella también pagó con su vida por su deseo egoísta (Melajim Bet 11:1-20).

 

Para librarnos del deseo egoísta, ¿por dónde tenemos que comenzar? Con el corazón, tal como declaró Yahshua en Mordejai 7:20-23, como ya citamos antes. Del corazón de los hombres proceden todos los males, todo lo que contamina al hombre. NO HAY NADA QUE PROVENGA DE AFUERA. ¡No podemos echarle la culpa a HaSatán sólo porque él nos tienta en lo que sabe que YA EXISTE! El mal YA ESTÁ en nuestro interior. Él sólo necesita insinuar algo para que brote, por ese motivo SÓLO CAYÓ CUANDO COMETIÓ UNA INJUSTICIA Y QUEBRANTÓ LA LEY. Él no nos obliga, sólo nos "manipula". Como a marionetas predecibles que somos. Por eso debemos SOMETERNOS A YAHWEH Y RESISTIR A HASATÁN, para que huya y nosotros no caigamos en sus tentaciones.

 

¿Y por qué tiene el corazón esta tendencia a degenerar? Debido al pecado heredado, lo que nos lleva a caer continuamente en las garras de HaSatán y sus demonios.

 

Entonces Yahweh olió el agradable aroma, y se dijo Yahweh: "Nunca más volveré a degradar la tierra por culpa del hombre, porque las tramas de la mente del hombre son malvadas desde su juventud; tampoco volveré a destruir jamás a todo ser viviente, como lo he hecho. Bereshit 8:21

 

Mira que en maldad nací, pecador me concibió mi madre. Mizmor 51:5

 

...porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. Efesiyim 6:12

 

¿Qué nos ayudará a combatir este deseo egoísta innato de desear cosas ajenas? El razonar sobre este asunto debería resultar provechoso. Como lo expresó Yahshua:

 

"Así como quieren que los hombres les hagan a ustedes, hagan de igual manera a ellos". Luka 6:31

 

No quisiéramos que otra persona deseara nuestras propias posesiones, nuestra esposa, nuestra casa, nuestro auto o nuestro puesto en los negocios o en la congregación creyente, ¿verdad? Por eso, consistentemente, no deberíamos desear las cosas que pertenecen a otro.

 

El verdadero mensaje final del Décimo Mandamiento (por eso es el último) es que TODO SE RESUME EN AMAR, Amar como Yahweh ama. Lo que combate el egoísmo es el amor, el dar antes que recibir, el pensar primero en los demás antes que en nosotros.

 

El estar uno verdaderamente inclinado a lo espiritual, siempre conscientes de nuestra necesidad del Ruaj haKodesh y de su fruto, también nos ayudará a combatir la codicia innata, a amortiguar el deseo egoísta que hay en el corazón y a impedir que ese deseo se apodere de nosotros. El "buscar primero el reino de Elohim y su justicia" (MattiYah 6:33) impedirá que deseemos lo que pertenece a otros. Si hacemos eso no tendremos escasez de bendiciones espirituales. Es como bien lo expresó el apóstol Shaúl:

 

"El que ni aún a su propio Hijo perdonó, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará bondadosamente también junto con él todas las otras cosas que necesitamos?". Romaniyim 8:32.

 

Otra ayuda para combatir la codicia que hay en nuestra naturaleza caída es aprender la lección del contentamiento, de bastarnos con lo que tenemos. El apóstol Shaúl había aprendido esta lección, porque pudo escribir:

 

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias, he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. Filipiyim 4:11-12

 

El estar inclinado a lo espiritual lo ayudó a estar contento. Y que el estar contento es sumamente razonable, Shaúl lo muestra en una de sus cartas a su amigo Timotio:

 

Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento. Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que nada podremos sacar. Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos, estemos contentos con esto. Timotio Alef 6:6-8

 

Pero ante todo el amor ágape, el amor altruista, basado en principios, ayudará a los creyentes a combatir el deseo egoísta. Esta es la clase de amor que "no es celoso,... no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses" (Qorintiyim Alef 13:4-5). Si ni siquiera busca sus propios intereses, ¡qué lejos está de desear egoístamente lo que pertenece a otros! Este es el amor desinteresado del Padre, el cual debe ser nuestra meta, alcanzar ese nivel de amor y aplicarlo en nuestras relaciones entre hermanos y también con el mundo.

 

El amor no le hace mal al prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la Torah. Romaniyim 13:10

 

Ese amor escucha el consejo del apóstol y busca, no la riqueza de otro, sino la ventaja de la otra persona:

 

Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona. Qorintiyim Alef 10:24

 

Realmente, aunque la codicia o deseo egoísta quizás esté profundamente arraigado y esté en la base de toda suerte de iniquidad, hay muchas ayudas para que lo combatamos los que verdaderamente deseemos hacerlo.

 

 

Evitemos El Lazo De La Codicia

 

"Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo". Timotio Alef 6:9

 

¿Por qué deben interesarnos los lazos? La palabra "lazo" debe remitirnos a la figura del cazador que camufla una trampa para capturar una presa desprevenida. Ese cazador es haSatán. No obstante, Elohim nos dice claramente que los lazos con que corremos más peligro no son los literales, sino las trampas espirituales o morales. HaSatán es experto en colocar estos lazos.

 

...para que no nos engañe el Satán, pues no ignoramos sus propósitos. Qorintiyim Bet 2:11

 

Pues el siervo de Yahweh no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido; corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Elohim les conceda que se arrepientan para comprender la verdad, y se escapen de la trampa del Acusador, quien los tiene cautivos a su voluntad. Timotio Bet 2:24-26

 

Como ya hemos estado aprendiendo en otra serie (ver Oración y Santificación en todas sus secciones), cada pecado es un lazo que nos atrapa y nos amarra. Cuantas más veces caemos en un mismo lazo (repitiendo una misma conducta pecaminosa una y otra vez), generamos fortalezas en nuestro interior, que terminan convirtiéndose en una maldición que pasaremos a nuestros hijos. Ya que abrimos la puerta a demonios, esos demonios entrarán en contacto con el resto de nuestra familia, contaminando a todos.

 

¿De qué manera nos ayuda Yahweh a evitar los lazos peligrosos? Él nos ayuda identificando algunos de los múltiples y variados lazos satánicos. Por ejemplo, Elohim nos advierte que nuestros labios, es decir, la boca, pueden ser un lazo si hablamos sin prudencia, con precipitación o de asuntos que no debemos:

 

El habla del necio es su ruina; sus palabras son una trampa para él. Mishlei 18:7

 

Es una trampa para un hombre prometer un regalo sagrado apresuradamente y ponerse a pensar en sus votos sólo después que los ha hecho. Mishlei 20:25

 

El orgullo puede ser un lazo, así como el compañerismo con personas dadas a la cólera.

 

No te asocies con un hombre iracundo, ni andes con uno de mal temperamento, para que no aprendas sus caminos y tomes lazo para tu alma. Mishlei 22:24-25

 

Los temores de un hombre pondrán lazo, pero el que confía en Yahweh será salvaguardado. Mishlei 29:25

 

Examinemos otro lazo, el que ya citamos antes:

 

"Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina". Timotio Alef 6:9

 

La base de todos estos lazos se resume en una palabra: "codicia". El necio que habla apresuradamente está codiciando algo (adular al jefe, obtener la aprobación de los demás, etc).. La base del orgullo también es la codicia: codicia de ser más de lo que somos, de tener la razón en todo, etc. La base de todos los pecados es la codicia, por detrás de un pecado siempre se esconde un deseo, en este caso de algo que no es bueno. De manera que debemos comprender que LA LEY ESTÁ PARA EXPONER TODOS ESOS DESEOS INTERNOS, NO PARA SER UN MANUAL DE JURISPRUDENCIA. Por eso Shaúl insiste en que "la ley es espiritual", porque su importancia reside NO EN APLICAR CASTIGOS A TRANSGRESORES, SINO EN EXPONER LA MALDAD EN NUESTROS CORAZONES. Por eso, una vez que hemos sido salvos y nacimos de nuevo en la familia de Yahshua ha Mashíaj, debemos ejercitar nuestra nueva naturaleza para que crezca nuestro Mashíaj interior, a fin de ser realmente limpios. Él ya nos abrió la puerta, ahora debemos empezar a caminar y limpiarnos.

 

 

Atrapados Por El Afán De Riqueza Y Posesiones

 

La mayoría de los creyentes sabemos que las Escrituras nos previenen con claridad contra llegar a tener amor a las riquezas, es decir, desear con vehemencia tenerlas. Repasemos algunas advertencias que se encuentran:

 

"Nadie puede servir a dos amos: porque aborrecerá a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servirle a Elohim y al dinero. "Por tanto les digo: No se afanen por su vida, qué van a comer o qué van a beber; ni por sus cuerpos, qué van a vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Fíjense en las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas? ¿Quién de ustedes podrá, por más que se afane, añadir a su estatura un codo? ¿Por qué se afanan por el vestido? Fíjense en los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; pero les digo que ni aun Shlomó, con toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Elohim viste así la hierba del campo, que hoy está y mañana la echan en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? "Por tanto, no se afanen diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿Qué beberemos?" o "¿Con qué nos cubriremos?". Porque los gentiles buscan todas esas cosas, pero su Padre que está en el cielo sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. Más bien, busquen primeramente el reino de Elohim y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. MattiYah 6:24-33

 

Entonces uno de entre la multitud le dijo: "Rabí, dile a mi hermano que parta conmigo la herencia". Y él le dijo: "Hombre, ¿quién me ha puesto como juez o repartidor sobre ustedes?". Y les dijo: "Miren, cuídense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Entonces les refirió una parábola, diciendo: "Las tierras de un hombre rico habían producido mucho. Y él cavilaba diciéndose a sí mismo: "¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde almacenar mis productos". Entonces dijo: "Esto es lo que voy a hacer: voy a derribar mis graneros para edificar otros más grandes: allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Luego podré decirme: Hombre, tienes muchos bienes almacenados para muchos años: descansa, come, bebe, alégrate". Pero Elohim le dijo: "Necio, esta noche vienen a reclamar tu vida; y lo que has amontonado, ¿para quién será?". Así pasa con el que acumula tesoro para sí mismo pero no es rico para con Elohim". Luka 12:13-21

 

La gente tal vez diga que acepta este consejo y lo sigue, pero ¿no es muy probable que Akán, Guejazí (Giezi, sirviente de Elishá/Elías) y Judas hayan dicho lo mismo? Es obvio que no es suficiente concordar intelectualmente con ese consejo. Hay que evitar que el lazo del afán de riquezas y posesiones afecte nuestra vida cotidiana.

 

En la vida diaria es habitual tener que adquirir alimento, ropa y artículos domésticos. Pero el mundo comercial fomenta el deseo de tener más posesiones y adquirir novedades que no son realmente necesarias. Muchos anuncios de los periódicos, revistas y la televisión tienen la finalidad encubierta de despertar la codicia. La misma intención se ve en las tiendas, que tienen percheros repletos de blusas, abrigos, vestidos y suéteres, y los estantes llenos de zapatos nuevos, equipo electrónico y cámaras. Los creyentes deberían preguntarse: "¿De verdad necesito las novedades que veo, o es tan sólo que el mundo comercial está abonando en mi interior las semillas de la codicia?".

 

...porque todo lo que hay en el mundo –los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la arrogancia de la vida– no proviene del Padre sino del mundo. Yahanan Alef 2:16

 

Parece que las mujeres suelen caer en el lazo de las compras, y muchos hombres, en el de tratar de obtener más dinero, aunque en la hibridación de las últimas décadas el asunto parece estar menos definido por cuestiones de sexo.

 

La codicia de dinero o de los objetos que se pueden adquirir con él suele venir camuflada. Tal vez se presente un proyecto para hacerse rico rápidamente, quizás una oportunidad única en la vida de conseguir seguridad económica realizando una inversión arriesgada. O puede que nos veamos tentados a ganar dinero con negocios dudosos o hasta ilegales. Sí, este deseo codicioso puede dominarnos y convertirse en un lazo.

 

No confíen en la violencia, no se envalentonen en el pillaje; si aumentan sus riquezas, no pongan en ellas su corazón. Mizmor 62:10

 

La riqueza no sirve de nada en el día de la ira, pero la justicia salva de la muerte. Mishlei 11:4

 

Pesas falsas y medidas falsas, son ambas abominación a Yahweh. Mishlei 20:10

 

Algunos creyentes emprenden un negocio propio con la idea de que sus hermanos, que confían en ellos, sean los principales clientes. Si su objetivo no es tan sólo ofrecer un producto o servicio necesario con trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, sino ganar dinero en poco tiempo a costa de sus compañeros creyentes, entonces están obrando con codicia.

 

La codicia de dinero ha llevado a algunos a participar en rifas, sorteos o loterías. Otros, dejando a un lado la empatía y el ruaj razonable, se han apresurado a poner demandas con la esperanza de conseguir una gran suma por daños y perjuicios o de acordar una compensación económica.

 

 

La Codicia En Otros Ámbitos De La Vida

 

A todos les resulta más fácil ver el peligro que encierra la codicia en el ámbito del dinero, o las posesiones, que en otros campos donde también se manifiesta. La familia de palabras traducidas "codicia" o "avaricia" transmite el sentido de "querer más", en lo que sea. Pero también puede enlazarnos el deseo codicioso de tener poder sobre otros, quizás hasta de hacer que tiemblen ante nuestra autoridad.

 

Tú oirás el anhelo de los humildes, oh Yahweh, tú animarás su corazón, y le prestarás atención, para hacerle justicia al huérfano y al oprimido, para que no tiranice más el hombre, que es de la tierra. Mizmor 10:17-18

 

Desde los primeros tiempos, al ser humano imperfecto le ha atraído la idea de tener poder sobre los demás. Elohim predijo que una triste consecuencia del pecado del hombre sería que muchos esposos "dominarían" a sus esposas (Bereshit 3:16). Este error, sin embargo, ha trascendido del ámbito conyugal y los hombres desean poder sobre otros hombres. Miles de años después, Shlomó observó:

 

Todo esto he observado, y he dedicado mi mente a todo lo que se hace debajo del sol. Hay tiempo en que el hombre domina al hombre, para su propio mal. Qohelet/Eclesiastés 8:9

 

Es fácil que aceptemos que esta afirmación es absolutamente verdadera en el terreno político y militar, pero ¿podría ser que estuviéramos luchando en nuestras propias esferas por conseguir más poder o mando?

 

Todos convivimos con otros seres humanos, sean estos familiares más o menos cercanos, aquellos con los que trabajamos o vamos a la escuela, amigos o los hermanos de la congregación. Habrá ocasiones, quizás frecuentes, en que tengamos voz decisoria sobre qué se va a hacer, cómo y cuándo. Esto no es en sí incorrecto ni malo. Ahora bien, ¿disfrutamos en exceso de valernos de la autoridad que tenemos? ¿Podría ser que nos guste tener la última palabra y que queramos hacer uso de ese derecho cada vez más? Los gerentes y jefes de este mundo suelen dar muestra de esta actitud al rodearse de una camarilla de aduladores que nunca les llevan la contraria ni desafían la búsqueda mundana —la codicia— de poder de sus superiores.

 

Tenemos que eludir este lazo en nuestra relación con los compañeros creyentes. Dijo Yahshua:

 

"Ustedes saben que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los grandes ejercen autoridad sobre ellas. No es así entre ustedes; antes bien, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes". MattiYah 20:25-26

 

Esta humildad debe manifestarse con claridad en cómo se tratan los hermanos entre sí.

 

 

La comida es otro campo donde la codicia atrapa a muchos. Es natural, claro está, disfrutar comiendo y bebiendo; las Escrituras lo aprueban. Sin embargo, no es extraño que con el tiempo este deseo cobre fuerza y se exceda por mucho del deleite lógico y moderado. Si el siervo de Elohim no tuviera que preocuparse por este aspecto, ¿por qué diría la Palabra de Yahweh:

 

No llegues a estar entre los que beben vino en exceso, entre los que son comedores glotones de carne? Mishlei 23:20

 

Elohim no indica que su pueblo deba alimentarse con un régimen austero.

 

Así que no hay nada mejor para el hombre que comer y beber, y hacer que su persona vea lo bueno de su trabajo. Yo he visto que esto también proviene de la mano de ha'Elohim. Pues, ¿quién comerá y se regocijará separado de él? Qohelet/Eclesiastés 2:24-25

 

No obstante, tampoco aprueba que convirtamos la comida y la bebida en el tema que domine nuestros planes y conversaciones. Deberíamos preguntarnos: "¿Me suelo entusiasmar de manera exagerada cuando hablo de una comida que he tenido o voy a tener?". "¿Saco siempre a colación el alimento y la bebida en mis conversaciones?". Recordemos que Esaú permitió que la comida se convirtiera en algo demasiado importante para él, lo que le perjudicó de manera irreversible.

 

Shaúl nos ayuda a distinguir otro lazo:

 

"Que la fornicación y la inmundicia de toda clase, o la codicia, ni siquiera se mencionen entre ustedes, tal como es propio de personas santas". Efesiyim 5:3

 

No cabe duda de que podemos llegar a tener codicia de placer sexual. Por supuesto, este placer tiene su debido lugar en la vida conyugal. El amor que va unido a este goce contribuye a que marido y mujer vivan el uno para el otro durante muchos años de matrimonio. Sin embargo, pocos negarán que el mundo actual concede una importancia desorbitada al erotismo, y presenta como normal lo que no es sino un reflejo de la codicia que mencionó Shaúl. Este enfoque erróneo del deleite sexual lo adopta fácilmente el que se expone a la inmoralidad y el nudismo habituales en muchas películas, vídeos, revistas y centros de diversión.

 

El relato del pecado que cometió David con BatSheva indica que el siervo de Elohim puede caer en el lazo de la codicia sexual. Aunque David era libre de hallar placer en su matrimonio, permitió que se intensificara el deseo erótico ilícito. Al observar la hermosura de la esposa de Urías, dio rienda suelta al pensamiento —que llevó a cabo— de gozar ilícitamente con ella. (Shemuel Bet 11:2-4; Yaakov 1:14-15). Ciertamente tenemos que rehuir de este tipo de codicia. Conviene evitarla incluso dentro del matrimonio, y eso incluye rechazar las prácticas sexuales extremadas o pervertidas. El esposo que está resuelto a evitar la codicia en este campo tendrá verdadero interés en su cónyuge, de modo que las decisiones referentes a planificación familiar que ambos adopten no antepongan el deleite del marido a la salud presente o futura de la esposa.

 

Hagan pleno mi gozo por ser ustedes de la misma mente y tener el mismo amor, estando unidos en alma, teniendo presente el mismo pensamiento, no haciendo nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad mental que los demás son superiores a ustedes, no vigilando con interés personal sólo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás. Filipiyim 2:2-4

 

 

Yahshua advirtió a sus seguidores:

 

"Cuídense de los escribas que... devoran las casas de las viudas" Luka 20:46-47

 

¡Qué cruel manifestación de la avaricia! Por supuesto, los creyentes tienen la obligación de cuidar de las viudas, no de aprovecharse de ellas:

 

La religión pura y sin mancha delante del Elohim y Padre es ésta: velar por los huérfanos y las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo. Yaakov 1:27

 

No defrauden a la viuda, al huérfano, y al pobre; y no tramen el mal unos contra otros. ZejarYah 7:10

 

Judas también describió otra manera en que la avaricia podría tendernos un lazo. Habló acerca de personas que se habían infiltrado en la congregación creyente y estaban corrompiéndola con su avaricia y conducta relajada:

 

Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antiguo habían sido destinados para esta condenación. Ellos son hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Poderoso en libertinaje y niegan a nuestro único Amo y Maestro, Yahshúa el Mashíaj. Judas 4

 

Estos se quejan de todo y todo lo critican, andando según sus propios malos deseos. Su boca habla arrogancias, adulando a las personas para sacar provecho. Judas 16

 

No querríamos ser así. Pero consideremos lo siguiente: ¿Preferimos pasar el tiempo con creyentes más adinerados y no dar mucha atención a los más pobres de la congregación? Si así es, ¿podría ser que esperáramos beneficiarnos de algún modo?

 

Porque, como ustedes saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Elohim es testigo. Tesaloniyim Alef 2:5

 

Cuando mostramos hospitalidad a las personas que tienen ciertas responsabilidades en la organización, ¿lo hacemos debido al amor, o porque esperamos recibir a cambio ciertos privilegios, o inclusive porque deseamos ganar su aprobación? Si es por lo último, tal vez nosotros, también, estemos "admirando personalidades en el interés de nuestro propio provecho".

 

 

¿Cómo Considera El Creyente Equilibrado El Problema De Ganarse La Vida?

 

Yahshua aconsejó en cierta ocasión:

 

Por tanto, no se afanen diciendo: "¿Qué comeremos?". o "¿Qué beberemos?". o "¿Con qué nos cubriremos?". Porque los gentiles buscan todas esas cosas, pero su Padre que está en el cielo sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. Más bien, busquen primeramente el reino de Elohim y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. MattiYah 6:31-32

 

Es cierto que todos nos enfrentamos a los mismos problemas a los que se enfrentan las naciones. La mayoría de nosotros tiene que trabajar duro para ganarse la vida, a fin de comprar las cosas necesarias para comer, beber y vestir (Tesaloniyim Bet 3:10-12). Pero no dejamos que tales preocupaciones sean más importantes que el que seamos "ricos para con Elohim".

 

Yahweh es la fuente de toda riqueza (MaAseh 14:15-17). Él ha prometido que cuidará a sus hijos de manera especial. Yahshua dijo que nuestro Padre se ocuparía de nuestras necesidades cuando nosotros nos ocupáramos de Su Obra.

 

¿Creemos en esta promesa? ¿Confiamos en que Yahweh la cumplirá? ¿Estamos satisfechos con las provisiones que Yahweh hace? Si es así, podremos evitar el lazo de la avaricia. Nuestro servicio a Yahweh y nuestra relación con Él ocuparán siempre el primer lugar, y nuestro entero modo de vivir será una demostración de la fe que tenemos en Él.

 

 

La Era De La Codicia

 

La codicia humana en el nivel personal es bastante común y dañina, pero la codicia de lucro en el campo nacional o internacional perjudica a millones de personas. Por ejemplo, consideremos el tráfico internacional de drogas. Algunos afirman que éste es el negocio más lucrativo del mundo, un negocio de millones al año. Otro negocio es el de las armas. Otro, el del aborto. Estas cosas arruinan millones de vidas y causa incontables muertes prematuras. ¿Qué base tiene el alarmante aumento en el tráfico de drogas, venta de armas, abortos y otros? No hay duda: es la codicia. Vivimos en la Era de la Codicia.

 

Una revista afirma que los países donde se producen drogas reciben apenas entre un 10% y un 20% de todas las ganancias de la venta de drogas, que otro 10% entra de nuevo en la red del tráfico de drogas mediante la reinversión en laboratorios, vehículos y armas, y que el resto va a parar a los países consumidores y llega a estar bajo las protecciones fiscales del sistema bancario del mundo.

 

Esto contradice la opinión de que la necesidad es el impulso tras la codicia, y de que sólo hay codicia entre los pobres o los desvalidos. Es obvio que la codicia es una falta humana muy difundida que afecta a toda la sociedad, incluso a personas que en realidad no se hallan en necesidad. Una extraña característica de la codicia es lo engañosa que es... hasta personas que normalmente están satisfechas con lo que tienen en la vida manifiestan codicia si se les presenta de momento la oportunidad para ello.

 

 

La Naturaleza Humana Es Egoísta

 

Pensar primeramente en nosotros mismos es siempre lo más natural.

 

Estamos mucho más interesados en lo que podemos obtener que en lo que podemos dar, y el décimo mandamiento tiene que ver precisamente con este concepto. Por medio de tal mandamiento se nos dice que dejemos de pensar sólo en nosotros mismos y que no nos preocupemos sólo por nuestros propios intereses. La codicia es una perspectiva egoísta de la vida, y el egoísmo es la raíz del quebrantamiento de las leyes de Elohim.

 

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre ustedes? ¿No surgen de sus mismas pasiones que combaten en sus miembros? Codician y no tienen; matan y arden de envidia, pero no pueden obtener. Combaten y hacen guerra. No tienen, porque no piden. Yaakov 4:1-2

 

Como podemos ver, la codicia puede ser la raíz de muchos pecados, entre ellos el homicidio y la guerra. Si no se controla, lo que empezó como un pensamiento se convierte en una obsesión que lleva a la acción. Todos hemos vivido "en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos" (Efesiyim 2:3). Hemos dejado que nuestros deseos gobiernen nuestra conducta. Así, todos hemos pecado (parafraseando Romaniyim 3:10,23).

 

La advertencia profética que el apóstol Shaúl hizo a uno de sus discípulos resulta muy instructiva, particularmente en el tiempo presente:

 

También debes saber esto: que en los últimos días se presentarán tiempos difíciles. Porque habrá hombres amantes de sí mismos y del dinero. Serán vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos y amantes de los placeres más que de Elohim. Tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. A éstos evita. Timotio Bet 3:1-5

 

Este pasaje describe vívidamente nuestro mundo actual.

 

Nuestra sociedad no es única en la historia; la codicia siempre ha sido una maldición universal. Refiriéndose a uno de los últimos reyes de Yahudá, Elohim dijo:

 

"Tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio" YirmeYah 22:17

 

Pero el problema no se limitaba a los reyes:

 

"...porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores" YirmeYah 6:13

 

Elohim mostró su aborrecimiento hacia la codicia de los yisraelitas y les anunció lo que habría de sobrevenirles:

 

Codician los campos y se los roban; las casas, y las cogen. Defraudan a los hombres de sus casas, y a la gente de sus tierras. Ciertamente, así dice Yahweh: Estoy planeando tal infortunio contra este clan que ustedes no podrán librar de él su cuello. No podrán andar derechos; pues será un tiempo de gran desastre. MijaYah 2:2-3

 

Un ejemplo evidente del poder de la codicia es la creciente popularidad de las loterías. Millones de personas invierten parte de sus salarios cada semana con la esperanza de lograr una vida fácil y llena de lujos. Asimismo, los casinos internacionales, que se especializan en despertar nuestros instintos más bajos, son lugares de gran atracción para el turismo.

 

Fomentar la codicia es un gran negocio. Las agencias de publicidad y de mercadeo han hecho una ciencia del manejo de los apetitos egoístas de los consumidores. Al igual que el antiguo Yisrael, nosotros formamos una sociedad codiciosa, desde el más chico hasta el más grande.

 

Hoy día la codicia se ve dondequiera que hay gente reunida... en los empleos, en las escuelas y en la comunidad en general. Su influencia corruptora se ha infiltrado en el comercio, la política y hasta en las religiones principales del mundo.

 

En la mayoría de los casos la codicia lleva a actos ilegales de corrupción, fraudes, estafas, etc.

 

No es difícil, pues, comprender por qué tantas personas se mofan de la idea de que algún día se elimine la codicia. De hecho, muchos piensan que siempre existirá y que un mundo sin codicia es sólo una ilusión irrealizable. Pero la codicia será desarraigada.

 

¿Podemos imaginar un mundo en que exista cooperación entre la gente, en vez de competencia? ¿Un mundo en que los humanos se traten unos a otros como cada uno quisiera que el otro lo tratara? Así sería un mundo sin codicia. ¡Qué maravilloso! ¿Se realizará alguna vez? Sí; será realidad. Pero ¿cómo puede ser eliminada la codicia, cuando tan arraigada está en la humanidad?

 

 

Eliminación De La Codicia Por Medio De La Educación

 

Tal como ha habido aumento de la codicia entre los humanos, lo contrario también es posible. Se puede vencer la codicia. Sin embargo, para que eso suceda es necesario recibir educación y adiestramiento apropiados, y seguir pautas o normas de conducta estrictas. Esto quizás parezca razonable, pero ¿quién podría proveer esa clase de educación y asegurarse de que lo que se aprendiera se pusiera en práctica... hasta imponerlo, si fuera necesario?

 

Esa educación tiene que venir de una fuente en la que no haya codicia. Esta fuente no debe tener intenciones ocultas ni esperar pago alguno por la instrucción que da. Además, tiene que enseñar y mostrar el valor de la generosidad y lo práctica que es. El alumno no sólo tiene que estar convencido de que ese modo de vivir es posible, sino de que es el camino preferido, porque lo beneficia a él y beneficia a los que lo rodean.

 

Sólo Yahweh puede suministrar tal educación, porque ¿qué hombre u organización terrestre tendría las cualidades y la experiencia que le permitirían hacer eso? Ningún hombre es apto para ello según la siguiente verdad bíblica:

 

"Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Elohim". Romaniyim 3:23

 

Felizmente, Yahweh, provee esa educación en su Manual de Vida, las Escrituras. Yahshua ha Mashiaj abogó por tal enseñanza cuando vivió como hombre en la tierra. A mitad de su famoso Sermón del Monte, Yahshua habló sobre un estilo de vida que era raro para la mayoría de sus oyentes, porque abarcaba generosidad hasta con los mismos enemigos u opositores de uno. Yahshua dijo:

 

Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por los que los persiguen; para que sean hijos de su Padre que está en el cielo; porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? MattiYah 5:44-46

 

Parte de la misión de Yahshua en la TIERRA fue adiestrar a vencedores para que ellos, a su vez, enseñaran a otros a llevar una vida en que no dominara la codicia. Algún tiempo después de la muerte y resurrección de Yahshua el apóstol Shaúl llegó a ser uno de aquellos instructores. En varias de sus cartas inspiradas Shaúl instó a que se eliminara la avidez codiciosa.

 

De manera similar, los creyentes hoy día debemos convertirnos en vencedores, hombres y mujeres que enseñamos a otros lo que Yahweh nos va grabando en los corazones.

 

El último de los diez mandamientos apunta directamente al corazón y a la mente de cada ser humano. Al prohibir la codicia, no se refiere tanto a lo que debemos hacer sino a cómo debemos pensar. De hecho, nos exige que miremos muy dentro de nosotros mismos para que podamos ver cómo somos realmente.

 

Este precepto, lo mismo que los otros nueve, tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con otras personas. Pero muy específicamente, tiene que ver con los pensamientos que amenazan esas relaciones y que pueden hacernos gran daño tanto a nosotros como a nuestros semejantes.

 

Nuestra motivación define y controla la forma en que reaccionamos a las personas con quienes tenemos contacto. Tal como Mashiaj lo aseveró en Mordejai 7:21-23, el quebrantamiento de las leyes de Elohim empieza en el corazón, de donde salen todos los males y pecados.

 

Por tanto, resulta muy apropiado que la lista formal de estos 10 preceptos que definen el amor de Elohim terminara haciendo resaltar que nuestros corazones son la fuente de los problemas en nuestras relaciones interpersonales. De nuestro interior vienen los deseos que nos tientan y nos llevan a pecar.

 

Lo opuesto a la codicia es un deseo positivo de ayudar a otros a conservar y proteger las bendiciones que ellos han recibido de Elohim.

 

Debemos regocijarnos cuando otros son bendecidos. Nuestro deseo debe ser el de colaborar para el bienestar de otros, hacer que nuestra presencia en sus vidas sea una bendición para ellos.

 

Seguir el camino de Elohim, que es el camino del amor, significa practicar esta clase de preocupación por otros:

 

Porque lo de "no cometerás adulterio, no cometerás asesinato, no robarás, no codiciarás", y cualquier otro mandamiento, se resume en esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". El amor no le hace mal al prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la Torah. Romaniyim 13:9-10

 

Para combatir la codicia, debemos tener fe en que Elohim proporcionará alguna forma para que podamos tener lo que en verdad necesitamos.

 

Sin la ayuda de Elohim no podemos vencer la codicia. Nuestros apetitos carnales son tan fuertes que nosotros solos sencillamente no podemos vencerlos.

 

Querer superarnos en nuestro trabajo u ocupación puede ser un deseo apropiado, siempre que lo hagamos en Mashíaj y no en nuestras propias fuerzas. Cuando nuestro propósito principal es servir a nuestros semejantes, Elohim se agrada de que tratemos de adquirir las habilidades necesarias que nos brindan progreso y favor en esta vida. Como escribió un sabio siervo de Elohim:

 

"¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición" Mishlei 22:29

 

Elohim quiere que la preocupación por otros sea lo que motive nuestros deseos. En ocasiones, nuestro servicio a los demás dará como resultado maravillosas recompensas para nosotros. Pero nuestros deseos estarán encaminados en el sentido correcto sólo cuando nuestro propósito principal sea más bien dar que recibir. Debemos reemplazar la codicia con la actitud de servir y amar a los demás.

 

En la Epístola a los Ivrim se nos dice:

 

No se olviden de hacer el bien y de compartir lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Elohim. Ivrim 13:16

 

Debemos seguir el ejemplo del apóstol Shaúl, quien dijo:

 

No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes saben que estas manos proveyeron para mis necesidades y las de mis compañeros. En todo les he demostrado que trabajando así es necesario apoyar a los débiles, y tener presente las palabras del Adón Yahshúa, que dijo: "Hay más felicidad en dar que en recibir". MaAseh 20:33-35

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