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CLE02 58

El Décimo Mandamiento

02 - La Envidia

Existe una diferencia sutil entre codicia y envidia. La codicia se enfoca en las cosas, la envidia en las personas.

 

Este ego está íntimamente vinculado al término de avaricia, que es el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer riquezas para atesorarlas, sin embargo, la codicia se diferenciará de la avaricia en que no presenta la voluntad de atesorar a las mismas como sí ocurre con la avaricia.

 

La envidia es fijarse en la bendición del otro y no en la nuestra. El orgullo es mirar más hacia nosotros mismos que a nuestras bendiciones. Codicia es mirar más a lo que anhelamos que a lo que actualmente tenemos. Entendida de esta manera, es posible concluir que la envidia es la madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno le vaya mejor sino que al otro le vaya peor.

 

Cuando en una congregación, familia, trabajo comienzan los celos, muy pronto los cimientos de una relación basada en aceptación y amor se destruyen. Este ruaj sólo puede ser contrarrestado cuando lo reconocemos por lo que es: el pecado de la envidia. Queremos lo que la otra persona tiene o es, su posición, su bendición, su belleza, lo que sea. Si nos examinamos y reconocemos este pecado, podemos ser libres y bendecidos. El secreto de la cura contra la envidia/codicia es el contentamiento en Mashíaj.

 

Ahora bien, ¿si es verdad que en el universo existe un sistema de causa y efecto, cuál es la paga para la envidia y la codicia? Esta es una gran pregunta porque, seguramente, cada uno de nosotros atraviesa etapas en las que quedamos atascados en estados negativos. De manera muy simple, la paga para estos sentimientos son los mismos sentimientos.

 

Por ejemplo, digamos que sentimos envidia. El "castigo", por así decirlo, es la envidia en sí, ya que por nuestra envida, nunca estamos satisfechos en la vida. Cuando sentimos envidia, sin importar lo que tengamos (incluso si es demasiado) siempre habrá alguien más que tenga algo que queremos, y por lo tanto no podemos apreciar aquello que ya tenemos.

 

Ahora ¿qué pasa cuando estamos en un estado de codicia? En este estado nos volvemos prisioneros de nuestra búsqueda de riqueza y no podemos apreciar más nuestra vida tal como es. Nuestra codicia se convierte en nuestra prisión. Y nuestra prisión es nuestro castigo. Cuando sentimos codicia, no vivimos felices porque no podemos hacerlo. Estamos constantemente preocupados por "quién va a hablar de mí" o "quién va a decir esto de mí" o "quien va a estar cerca de mí".

 

Y en ambos casos, este comportamiento termina volviéndose una fortaleza y finalmente, será una maldición que transmitiremos a nuestras próximas generaciones.

 

La lengua hebrea tiene una sola raíz para los términos "celo" y "celos", la palabra CANÁ (H7065). Al referirse a seres humanos pecadores, esta raíz hebrea puede traducirse "envidia" o "rivalidad". También tenemos la palabra QUINÁ (H7068), derivada de CANÁ. No obstante, en griego hay más de una palabra que se traduce como "celos". El término ZÉLOS (G2205), al igual que su equivalente hebreo, puede referirse tanto al celo como a los celos. Otro vocablo griego, FDSONOS (G5355), tiene una connotación puramente negativa, y se traduce siempre "envidia".

 

¿Cómo se usaba el término FDSONOS en la antigua Grecia? The Anchor Bible Dictionary dice:

 

"A diferencia del hombre avariento, el que adolece de FDSONOS no necesariamente desea los bienes que le molesta que otros tengan; sencillamente no quiere que esas personas los posean. Difiere del hombre competitivo en que, a diferencia de este, su objetivo no es ganar, sino evitar que los demás ganen".

 

El envidioso casi nunca está al tanto de que la causa principal de sus problemas es su propia actitud.

 

"Una de las peculiaridades del hombre FTHONERÓS —dice el mismo diccionario— es que no tiene conciencia de su propia personalidad. Cuando se le pide que justifique su conducta, siempre se dice a sí mismo y dice a los demás que sus críticas son justificadas y están motivadas por la injusticia de la situación. Si se le pregunta por qué habla así de un amigo, responde que lo hace para su beneficio".

 

MattiYah y Mordejai usan el término griego FDSONOS para designar el móvil de los individuos responsables de la muerte de Yahshua:

 

Porque sabía que por envidia lo habían entregado los principales sacerdotes. Mordejai 15:10 (ver también MattiYah 27:18)

 

Sí, los motivaba la envidia. Esta insana emoción también ha hecho que los apóstatas odien cruelmente a los que fueron sus hermanos o viceversa:

 

Si alguien enseña algo diferente y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Maestro Yahshúa el Mashíaj y a la enseñanza que es conforme a la piedad, se ha llenado de orgullo y no sabe nada. Más bien, delira acerca de controversias y contiendas de palabras, de las cuales vienen envidia, discordia, calumnias, sospechas perversas, y necias rencillas entre hombres de mente corrompida y privados de la verdad, que tienen la piedad como fuente de ganancia. Timotio Alef 6:3-5

 

No sorprende que a los envidiosos se les impida la entrada en el Reino de Elohim. Yahweh Elohim ha decretado que todos los que sigan "llenos de envidia" sean "merecedores de muerte"

 

Como ellos no se dignaron tener en cuenta a Yahweh, los abandonó Elohim a una mente reprobada, para hacer lo que no se debe. Se han llenado de toda injusticia, maldad, avaricia y perversidad. Están colmados de envidia, homicidios, contiendas, engaños, mala intención. Romaniyim 1:28-29

 

Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son... celos... envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Elohim. GalutYah 5:19-21

 

 

Ejemplos De Personajes Bíblicos

 

Comencemos con Qayin, el primer hijo de Adam y Javá. Él se enfureció porque Yahweh rechazó su sacrificio pero aceptó el de Hevel. Y aunque estaba en sus manos remediar la situación, se dejó cegar por la envidia y acabó asesinando a su hermano (Bereshit 4:4-8). Con razón afirma las Escrituras que Qayin "era del maligno", HaSatán (Yahanan Alef 3:12).

 

Hablemos de los diez hermanos de Yósef. Ellos lo envidiaban por la relación tan especial que lo unía a su padre. Y más lo odiaron cuando Yósef les contó sus sueños proféticos. ¡Hasta quisieron matarlo! Al final, lo vendieron como esclavo y tuvieron la crueldad de decirle a su padre que su hijo había muerto (Bereshit 37:4-11,23-28,31-33). Eso sí, años después reconocieron su pecado: "Somos culpables tocante a nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando suplicaba de nosotros que tuviéramos compasión, pero no escuchamos" (Bereshit 42:21; 50:15-19).

 

Por su parte, el rey Shlomó comprobó que la envidia no conoce límites. Una mujer cuyo recién nacido había muerto intentó que otra madre creyera que el bebé fallecido era el suyo. Se celebró un juicio, y la malvada mujer llegó al extremo de aceptar la idea de asesinar al bebé vivo. No obstante, Shlomó se encargó de que se lo devolvieran a su verdadera madre (Melajim Alef 3:16-27).

 

Estos ejemplos bíblicos subrayan que la envidia sólo conduce al desastre, al odio, a la injusticia e incluso al asesinato. Además, notemos que, en todos los casos, las víctimas no hicieron nada para merecer el trato recibido. ¿Qué podemos hacer para impedir que la envidia controle nuestra vida? ¿Hay algún antídoto para este veneno?

 

Debido a que los filisteos envidiaban la prosperidad de Yitzjak, cegaron con malicia los pozos de los que dependían sus rebaños y manadas. Por último, su rey exigió que Yitzjak se marchara de la zona.

 

Adquirió rebaños y manadas, y una familia grande, de modo que los pelishtinos lo envidiaban. Y los pelishtinos cegaron todos los pozos que los servidores de su padre habían cavado en los días de su padre Avraham, llenándolos de tierra... Y Avimélej le dijo a Yitzjak: "Sepárate de nosotros, porque te has vuelto demasiado grande para nosotros". Bereshit 26:14-16

 

La respuesta favorable de la gente al mensaje de Yahshua suscitó la envidia de los sacerdotes principales y de muchos ancianos judíos. Su envidia alcanzó niveles insospechados cuando entregaron al Hijo de Elohim a Pilatos para que éste dictara la sentencia de muerte.

 

Después de esto, Yahshúa siguió andando por el Galil. No quería andar por Yahudah, porque los yahuditas lo buscaban para matarlo. Yahanan 7:1

 

Al amanecer, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron a deliberar contra Yahshúa para darle muerte. MattiYah 27:1,18 (ver también Mordejai 15:10)

 

 

Abogar por enseñanzas que no están de acuerdo con las de Yahshua se hace por envidia. El principal interés del que las enseña no es la gloria de Elohim, sino la promoción de su propia doctrina, gloria para sí mismo. El apóstol Shaúl tuvo que contender con personas que tenían malos motivos, que predicaban a Mashiaj por envidia. La envidia de esas personas puede llevar a que se intente representar a los verdaderos creyentes en falsos colores, calumniarlos y socavar su trabajo e influencia sana.

 

Si alguien enseña algo diferente y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Adón Yahshúa el Mashíaj y a la enseñanza que es conforme a la piedad, se ha llenado de orgullo y no sabe nada. Más bien, delira acerca de controversias y contiendas de palabras, de las cuales vienen envidia, discordia, calumnias, sospechas perversas... Timotio Alef 6:3-4

 

Por esta envidia, intentaron desacreditar la reputación de Shaúl y su autoridad apostólica. Quisieron desanimar y desalentar al apóstol, que para entonces estaba preso. Procuraron ganar prestigio en detrimento de Shaúl con el objeto de alcanzar sus fines egoístas.

 

Algunos, a la verdad, proclaman al Mashíaj por envidia y contienda, pero otros lo hacen de buena voluntad. Estos últimos lo hacen por amor, sabiendo que me han puesto para la defensa de la Buena Noticia, mientras aquéllos anuncian al Mashíaj por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones. Filipiyim 1:15-17

 

 

Por Qué Y Cuándo Hacemos Comparaciones

 

¿Quién de nosotros no conoce a alguien que es más atractivo, más simpático, más inteligente o tiene mejores calificaciones en los estudios? O tal vez sea una persona que goce de mejor salud, un trabajo más gratificante, logre más cosas o tenga más amigos. Quizá posea más bienes, más dinero, un auto más nuevo o parezca ser más feliz. ¿Nos comparamos con alguien así? ¿Es inevitable hacerlo? ¿Por qué debe el creyente evitar las comparaciones? ¿Y cómo podemos sentirnos satisfechos sin compararnos con los demás?

 

¿Por qué nos comparamos con los demás? Una explicación sostiene que es para conservar o aumentar la autoestima: al ser humano le gusta comprobar que tiene tanto éxito como sus semejantes. También se ha afirmado que las comparaciones sirven para despejar dudas sobre nosotros mismos, porque nos permiten tener una idea de lo que somos capaces de conseguir y cuáles son nuestros límites. Cuando observamos los logros alcanzados por personas que en muchos aspectos son como nosotros, llegamos a la conclusión de que podemos cumplir con metas parecidas.

 

¿En qué campos suelen hacerse comparaciones? Por lo general respecto a cualquier posesión o atributo que se considere de valor en la comunidad, como la inteligencia, la belleza, la riqueza o la forma de vestir. Y tendemos a compararnos en los aspectos que nos interesan. Probablemente no envidiaremos el tamaño de la colección de sellos de un conocido, por ejemplo, a no ser que nos interese la filatelia.

 

Las comparaciones provocan toda una gama de reacciones, desde la alegría hasta la depresión, desde la admiración y el afán de imitar, hasta el malestar y el antagonismo. Algunas de estas emociones son perjudiciales y además incompatibles con las cualidades creyentes.

 

 

Comparaciones Competitivas

 

Muchos de los que tratan de sobresalir al compararse con los demás manifiestan un ruaj de competencia. Quieren ser los mejores y no están satisfechos hasta que lo logran. No es agradable estar con tales personas, porque la amistad con ellas resulta forzada, y la relación, tensa. No sólo les falta humildad, sino que además tampoco ponen en práctica el consejo bíblico de amar al prójimo, ya que su actitud fácilmente puede hacer que los demás se sientan inferiores y humillados.

 

Ese proceder suele herir sentimientos. Según cierta escritora: "Nuestros fracasos son más dolorosos cuando parece que las personas que están en nuestra misma situación han obtenido los bienes a los que nosotros aspiramos". De un ruaj competitivo surgen la envidia, el resentimiento y el malestar para con los demás a causa de sus posesiones, prosperidad, posición social, reputación, ventajas, etc. Esto a su vez origina más rivalidad y forma un círculo vicioso. Las Escrituras condenan que estemos "promoviendo competencias" (GalutYah 5:26).

 

A fin de proteger su autoestima herida, el envidioso menosprecia los logros de sus rivales. Este tipo de reacciones tal vez no parezcan tener tanta importancia, pero si no se reconocen y controlan, pueden terminar en ofensas intencionadas. Analicemos dos relatos bíblicos que muestran las consecuencias de la envidia.

 

Mientras Yitzjak residió entre los filisteos, fue bendecido con "rebaños de ovejas y manadas de ganado vacuno y una gran servidumbre, de modo que los filisteos empezaron a envidiarle". ¿Cómo reaccionaron? Cegaron los pozos que había cavado Avraham, el padre de Yitzjak, y además, el rey le pidió que se fuera (Bereshit 26:1-3-12-16). La envidia de aquella gente fue maliciosa y destructiva. No pudieron soportar que Yitzjak gozara de prosperidad en medio de ellos.

 

Siglos después, David se distinguió en el campo de batalla. Las mujeres de Yisrael alabaron sus hazañas cantando: "Saúl ha derribado sus miles, y David sus decenas de miles". Aunque Saúl estaba recibiendo alabanza, consideró humillante aquella comparación, y empezó a corroerle la envidia. A partir de ese momento, comenzó a ver a David con malos ojos, y poco tiempo después llevó a cabo el primero de varios intentos de asesinarlo. ¡Cuánta maldad puede desencadenar la envidia! (Shemuel Alef 18:6-11).

 

Así pues, si al compararnos con otras personas —con sus proezas o sus logros—, notamos que afloran en nosotros sentimientos como la envidia o la competencia, tengamos cuidado. Estas son emociones negativas, incompatibles con el modo de pensar de Elohim. Pero antes de examinar cómo rechazar esas actitudes, analicemos otro factor que genera comparaciones.

 

 

La Evaluación Personal Y La Satisfacción

 

"¿Soy inteligente, atractivo, competente, respetable, amable, etc.? ¿Hasta qué punto?". Rara vez nos colocamos ante el espejo y nos hacemos estas preguntas. La persona que no está segura de lo que es capaz de lograr tal vez reflexione sobre estos temas sin ánimo competitivo ni asomo de envidia. Tan sólo lo hace para evaluarse, y eso no es necesariamente malo. Ahora bien, compararse con los demás no es la forma correcta de hacerlo.

 

Nuestras aptitudes varían mucho, dependiendo de un sinnúmero de factores. Por lo tanto, en vez de observar con envidia a aquellos a quienes parece irles mejor —que siempre los habrá—, deberíamos medir lo que somos según las normas justas de Elohim, las cuales constituyen una guía confiable de lo que es bueno y recto. Yahweh está interesado en lo que somos a nivel individual; no necesita compararnos con nadie. El apóstol Shaúl nos aconseja:

 

Así que, examine cada uno su obra, y entonces tendrá motivo de orgullo sólo en sí mismo y no en otro... GalutYah 6:4

 

 

Como todos somos imperfectos, es posible que tengamos que librar una batalla intensa y sin cuartel contra la envidia. Una cosa es saber lo que nos dicen las Escrituras: "En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera", y otra muy distinta ponerlo en práctica. Shaúl reconocía su tendencia hacia el pecado. Para luchar contra ella, tenía que "golpear su cuerpo y esclavizarlo" (Romaniyim 12:10; Qorintiyim Alef 9:27). En nuestro caso, tal vez implique rechazar los pensamientos competitivos y sustituirlos por otros más positivos. Tenemos que pedirle a Yahweh que nos ayude a:

 

...que nadie se estime en más de lo que conviene, sino que se estime con sensatez, conforme a la medida de fe que Elohim repartió a cada uno. Romaniyim 12:3

 

También sirven de ayuda el estudio de las Escrituras y la meditación en la Palabra.

 

 

Comparaciones Apropiadas

 

Entonces, ¿siempre está mal compararse con los demás, o hay ocasiones en que podría ser apropiado?

 

Muchas veces, las comparaciones llevan a la amargura y a la depresión, pero no siempre tiene que ser así. A este respecto, notemos el consejo del apóstol Shaúl:

 

"Sean imitadores de los que mediante fe y paciencia heredan las promesas" Ivrim 6:12

 

Es bueno esforzarse por cultivar cualidades como las de los siervos fieles de Yahweh de tiempos antiguos. Claro que, a fin de lograrlo, tal vez tengamos que hacer algunas comparaciones. Pero éstas nos ayudan a ver ejemplos que podemos imitar y aspectos en los que debemos mejorar.

 

Pensemos en el caso de Yahonatán. Podría decirse que tenía motivos para sentir envidia. Siendo el hijo mayor del rey Saúl de Yisrael, seguramente hubo un tiempo en que esperaba ser rey, pero Yahweh escogió a un hombre treinta años más joven que él: a David. En vez de resentirse, Yahonatán se distinguió por brindar a David su amistad y apoyo altruista como rey designado por Yahweh. Fue un hombre verdaderamente espiritual (Shemuel Alef 19:1-4). A diferencia de su padre, que vio a David como un rival, Yahonatán reconoció la dirección de Yahweh y se sometió a Su voluntad. No se comparó con David ni preguntó: "¿Por qué él y no yo?".

 

Entre los creyentes, jamás deberíamos sentirnos amenazados, como si los demás estuvieran tratando de superarnos o de quitarnos el puesto. La rivalidad no debe tener cabida entre nosotros. Los creyentes maduros se caracterizan por la cooperación, la unidad y el amor, no la competencia. Si amamos a alguien, deseamos su bien, y nos sentimos felices cuando tiene éxito y él también es feliz. De modo que si en la congregación alguien obtiene cierto privilegio, lo correcto sería estar contentos con eso. Esa fue la actitud de Yahonatán. Al igual que a él, se nos bendecirá si apoyamos a los que sirven fielmente en los puestos de responsabilidad de la organización de Yahweh.

 

Es apropiado admirar el excelente ejemplo de nuestros compañeros creyentes. Una comparación equilibrada con ellos puede impulsarnos a imitar su fe. Pero si no tenemos cuidado, la imitación puede convertirse en competencia. Si nos sentimos superados por alguien a quien admiramos y tratamos de denigrarlo o criticarlo, la imitación ha dado paso a la envidia.

 

Lo cierto es que ningún ser humano imperfecto ofrece un modelo ideal. Por esa razón, las Escrituras nos dicen:

 

"Háganse imitadores de Elohim, como hijos amados". Efesiyim 5:1

 

Pues para eso los llamaron, porque también el Mashíaj sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo para que sigan sus pisadas. Kefá Alef 2:21

 

Lo que debemos esforzarnos por imitar son las cualidades de Yahweh, que están manifestadas en Yahshua: su amor, afecto, compasión y humildad. Tenemos que dedicar tiempo a compararnos con sus cualidades, propósitos y modo de hacer las cosas. Esa comparación puede enriquecer nuestra vida, porque nos provee guía confiable, estabilidad y seguridad, además de ayudarnos a alcanzar la medida que corresponde a creyentes maduros (Efesiyim 4:13). Si nos concentramos en hacer todo cuanto podamos por imitar los ejemplos perfectos de Yahweh y de Yahshua, no hay duda de que nos sentiremos menos propensos a compararnos con nuestro prójimo.

 

 

El Peligro De Ceder A La Envidia

 

La gente que consigue lo que quiere mediante el fraude y la violencia puede disfrutar por un tiempo de prosperidad, seguridad y buena salud. Es posible que los inicuos incluso tengan una muerte pacífica, no angustiosa. Cuando un siervo de Elohim observa que sus circunstancias son menos favorables que las de los inicuos, puede ser que permita que la envidia erosione su aprecio por el valor de hacer la voluntad divina, como le sucedió al salmista Asaf.

 

Pero yo, por poco doy un mal paso; poco faltó para que resbalaran mis pies; porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los malvados. Ellos no se preocupan por la muerte; su cuerpo se mantiene vigoroso; no pasan trabajos como los otros mortales, ni reciben golpes como los demás hombres. Por eso el orgullo les sirve de collar, se ponen como manto la licenciosidad; los ojos se les saltan de gordura, tienen más de lo que puede desear el corazón. Se mofan, y hablan con maldad de hacer violencia, hablan con altanería; abren la boca contra el cielo y su lengua recorre la tierra. Y así golpean a Su pueblo una y otra vez, hasta que escurren su última lágrima. Entonces dicen: "¿Podrá saberlo El? ¿Podrá haber conocimiento de esto en Elyon?". ¡Y estos que son tan malvados, siempre prosperan, y amasan riquezas! Completamente en vano he limpiado mi mente y he lavado mis manos en inocencia; pues he recibido azotes cada día, y castigos todas las mañanas. Si decidiera decir estas cosas, traicionaría al linaje de tus hijos. Meditaba yo para entender esto, pero me resultaba muy difícil, hasta que entré en el Santuario de Elohim y entendí el paradero de ellos. Mizmor 73:2-14

 

Por eso, en repetidas ocasiones las Escrituras ofrecen razones sólidas por las que no se debe envidiar a los malhechores ni adoptar sus caminos: los que practican la injusticia son tan transitorios como la hierba que se seca en seguida bajo el calor del sol.

 

No te enojes por causa de los malvados, ni tengas envidia de los malhechores; que como pasto serán pronto cortados, como la hierba verde se secarán. Mizmor 37:1-2

 

Aunque los que consiguen sus objetivos mediante la violencia disfruten de prosperidad, son detestables a Yahweh y están bajo su maldición:

 

No envidies a un hombre sin ley, ni escojas ninguno de sus caminos; porque el desviado es una abominación para Yahweh, pero Él intima con el sincero. La maldición de Yahweh está sobre la casa del malvado, pero Él bendice el hogar del justo. Mishlei 3:31-33

 

Y su vida no tiene futuro:

 

No envidies a los pecadores en tu corazón, sino sólo a los respetuosos de Elohim, en todo tiempo, porque entonces tendrás un futuro, y tu esperanza nunca fallará. Mishlei 23:17-18

 

No envidies a los malvados; no desees estar con ellos... No te dejes enojar por malhechores; no te dejes molestar por los malvados; porque no hay futuro para el hombre malo; la lámpara del malvado se apaga. Mishlei 24:1,19-20

 

La patética suerte de la persona envidiosa se anuncia en el proverbio:

 

"El hombre de ojo maligno se agita tras cosas valiosas, pero no sabe que la carencia misma le sobrevendrá". Mishlei 28:22

 

Este "ojo maligno" es AYIN RAAH (esto es, tacaño, avaro, envidioso, codicioso). En efecto, la persona de ojo envidioso se encamina a la carencia. Se esfuerza por elevarse a sí misma a la altura de aquellos a quienes envidia, pero al mismo tiempo se degrada en sentido moral, sacrificando los principios justos. Aún si consigue riquezas, son temporales y tiene que abandonarlas cuando le viene la muerte. De modo que se ha esforzado o "agitado" para nada.

 

Yahshua mencionó "el ojo envidioso" (literalmente, "inicuo") entre las cosas inicuas que proceden del interior del hombre y lo contaminan.

 

...avaricia, malicia, engaños, indecencia, envidia, calumnia, arrogancia, estupideces. Todas estas cosas malvadas vienen de adentro y hacen a la persona impura" Mordejai 7:22-23

 

La envidia es una de las obras despreciables de la carne que se interpone en el camino hacia el Reino de Elohim. (GalutYah 5:19-21). Sin embargo, con la ayuda del ruaj de Elohim es posible evitarla:

 

Por eso digo: Anden en el espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al espíritu, y el espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que ustedes no hagan lo que quisieran. Pero si se dejan guiar por el espíritu, no están bajo la ley... Ahora que vivimos en el espíritu, andemos en el espíritu. No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros. GalutYah 5:16-18,25-26

 

Porque en otro tiempo nosotros también éramos insensatos, desobedientes, extraviados. Estábamos esclavizados por diversas pasiones y placeres, viviendo en malicia y en envidia. Éramos aborrecibles, odiándonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Yahweh nuestro Salvador y su amor por los hombres, él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiésemos hecho, sino según su misericordia; por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del espíritu de santidad... Tito 3:3-5

 

Ya que han dejado toda maldad, todo engaño, hipocresía, envidia y toda maledicencia, deseen como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcan para salvación... Kefá Alef 2:1-2

 

 

Antídotos Infalibles

 

  • SENTIR AMOR Y CARIÑO POR LOS HERMANOS. El apóstol Kefá exhortó a los creyentes:

 

Habiendo purificado sus vidas en obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, ámense unos a otros ardientemente y de corazón puro... Kefá Alef 1:22

 

¿Y cómo es el amor verdadero? El apóstol Shaúl responde:

 

"El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses". Qorintiyim Alef 13:4-5

 

Sin duda, un sentimiento como ese contrarrestará cualquier tendencia a la envidia (Kefá Alef 2:1). Yahonatán dio un gran ejemplo a este respecto, porque en lugar de envidiar a David, optó por "amarlo como a su propia alma" (Shemuel Alef 18:1).

 

  • RELACIONARSE CON PERSONAS ESPIRITUALES. El autor del Mizmor 73 sintió envidia de los malvados que llevaban una vida de lujo y despreocupación. ¿Qué hizo para no dejarse vencer por esos pensamientos?

 

"...hasta que entré en el Santuario de Elohim y entendí el paradero de ellos". Mizmor 73:17

 

Al relacionarse con otros siervos de Yahweh, volvió a apreciar los beneficios de estar cerca de Elohim:

 

Pero yo hallo mi felicidad en acercarme a Elohim, en poner mi confianza en Adonay Yahweh, y en contar todas sus obras. Mizmor 73:28

 

Y lo mismo nos ocurrirá a nosotros si nunca dejamos de asistir a las reuniones con nuestros hermanos.

 

  • HACER EL BIEN. Cuando Qayin comenzó a cultivar odio y envidia, ¿qué le aconsejó Elohim? Hacer "lo bueno". (Bereshit 4:7). Este consejo también es útil para los creyentes.

 

Yahshua mandó: "Amar a Yahweh tu Elohim con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente". Y también: "Amar a tu prójimo como a ti mismo" (MattiYah 22:37-39). Cuando nuestra vida gira en torno a servir a Yahweh y ayudar al prójimo, sentimos una satisfacción que elimina cualquier envidia que haya en nuestro interior. Si servimos a Elohim y al prójimo participando cuanto podamos en nuestro trabajo de predicación y enseñanza, recibiremos "la bendición de Yahweh" (Mishlei 10:22).

 

  • ALEGRARSE "CON LOS QUE SE REGOCIJAN" (Romaniyim 12:15). Yahshua celebró el éxito de sus discípulos y les aseguró que alcanzarían mayores logros que él en su predicación (Luka 10:17-21; Yahanan 14:12). Los siervos de Yahweh somos un pueblo unido; cada éxito individual es una bendición para todos:

 

...que todos los miembros se preocupen unos por otros. De manera que si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él. Qorintiyim Alef 12:25-26

 

Por eso, si a un creyente se le asigna una nueva responsabilidad, ¿no deberíamos alegrarnos por él, en vez de tenerle envidia?

 

 

 

La Base Espiritual

 

El Décimo Mandamiento es más que una suma de todos los Mandamientos.

 

 

ESTABLECE EL FUNDAMENTO ESPIRITUAL DE TODA LA LEY, PORQUE CUALQUIER HOMBRE QUE PUEDA EVITAR CODICIAR EN SU CORAZÓN NUNCA DEJARÁ DE AMAR A ELOHIM Y AL PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO.

 

 

El que no codicia nunca usurpará el lugar de Elohim en violación del Primer Mandamiento. Él no tendrá idolatría del corazón en violación del Segundo Mandamiento. Él nunca tomará el nombre de Elohim en vano a través de cualquier juramento de inocencia en violación del Tercer Mandamiento. Nunca le robará tiempo a Elohim ni se impacientará con el plan divino en la profecía, ni dejará de descansar en Él, en violación del Cuarto Mandamiento. Él no robará a sus padres terrenales ni a su Padre celestial el honor que les corresponde, en violación del Quinto Mandamiento. En otras palabras, siempre amará a Elohim con todo su corazón, alma y fuerza, porque su corazón no codicia.

 

Un hombre así no codiciará la vida de su prójimo en violación del Sexto Mandamiento. No codiciará la esposa de su prójimo en violación del Séptimo Mandamiento. No robará a su vecino, en violación del Octavo Mandamiento, porque no codiciará nada que pertenezca a su prójimo. No dará testimonio falso contra su prójimo en violación del Noveno Mandamiento, porque no codiciará su reputación, posición o propiedad, ni mentirá para privarlo de sus derechos legales.

 

 

EN OTRAS PALABRAS, ESTE MANDAMIENTO PROHÍBE EL EGOÍSMO Y PROMUEVE LA GENEROSIDAD. SI UN HOMBRE LO MANTIENE, SIEMPRE AMARÁ A SU PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO.

 

 

El Sermón Del Monte

 

La enseñanza de Yahshua en MattiYah 5—7 hizo que la ley se enfocara más claramente en el real significado de la misma, que lo que la mayoría de la gente había entendido por la enseñanza de los rabinos. Él no abolió la ley, sino que mostró la mente de Elohim en sus preceptos. Tampoco la completó en el sentido de que la guardó por nosotros. Él no guardó la ley por nosotros en un sentido SUSTITUTIVO, como muchos aseguran, que ahora ya no necesitan guardarla. Él la guardó toda PARA SER COMPLETAMENTE INOCENTE EN SU MUERTE, y de esa manera pagó la deuda de todos. Eso no quiere decir que tiró la ley a la basura, ¿cómo podría, si los mismos deseos malvados y codiciosos continúan en el corazón de todos los humanos, INCLUIDOS LOS CREYENTES QUE CREEN QUE YA HAN ALCANZADO TODA VICTORIA?

 

No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas; No he venido a abolir, sino a cumplir. MattiYah 5:17

 

Sin embargo, después de decir esto, continuó explicando que había más en la ley que su significado superficial.

 

Porque les digo que a menos que su justicia supere mucho la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. MattiYah 5:20

 

¿Cómo pudo la justicia de Mashíaj superar a la de los líderes religiosos? ¿De qué manera las enseñanzas de Yahshua mostraron en mayor profundidad la mente de Elohim que las enseñanzas de esos líderes? El contraste se ve en la frase favorita de Yahshua: "Oíste que se les dijo a los antiguos... pero yo te digo" (MattiYah 5:21-22, 27-28, 31-32, 33-34, 38-39, 43-44).

 

En otras palabras, Yahshua intentó contrastar la enseñanza tradicional con perspectiva espiritual de la misma, la perspectiva de Yahweh. Al hacerlo, Él no "abolió" la ley, sino que dio una comprensión más profunda y más elevada de la misma. Lo hizo al integrar cada una de esas leyes con el Décimo Mandamiento.

 

Con respecto al asesinato (5:21-22), mostró que los hombres podían cometer un asesinato en su corazón, incluso si en realidad no mataban a alguien. Insultar a otros es como asesinar, porque tales personas codician la reputación de otra persona y degradan su propia vida.

 

Con respecto al adulterio (5:27-28), mostró que los hombres podían cometer adulterio en sus corazones, incluso si no cometían el acto manifiesto del adulterio, al codiciar a la esposa de otro hombre.

 

Con respecto a la ley de igual peso y medidas (5:38-, 39), donde el juicio de la ley especifica "ojo por ojo y diente por diente", mostró cómo esta ley podría aplicarse erróneamente si se hiciera sin piedad. Si un hombre es insultado con una bofetada en la mejilla, tiene el derecho legal de ir a la corte y se le otorga el derecho de abofetear a quien lo abofeteó primero. Sin embargo, si la víctima no codicia su propia reputación u honor, podría poner la otra mejilla, en lugar de defender sus propios derechos con un corazón codicioso. AMOR ÁGAPE.

 

Con respecto a amar al prójimo y odiar al enemigo (5:43-44), mostró que los hombres también lo habían malinterpretado. No estaba permitido por la ley odiar a cambio, ni era un deber odiar a los no yisraelitas. Aquellos que tienen dobles estándares para los yisraelitas y los extranjeros son culpables de codicia colectiva, porque piensan egoístamente que Elohim les ha dado el derecho de negar a los extranjeros la igualdad de justicia o los derechos humanos.

 

TODOS ESTOS EJEMPLOS NOS MUESTRAN QUE LA LEY ES ESPIRITUAL Y QUE DEBE GUARDARSE JUNTO CON EL DÉCIMO MANDAMIENTO. Elohim discierne los corazones de los hombres, y no meramente sus acciones. Pero debido a que las cortes terrenales sólo podían juzgar las acciones de los hombres, muchos pensaron que sólo las acciones abiertas podían clasificarse como pecado.

 

Yahshua demostró que hay un tribunal superior que juzga los corazones de los hombres cuando los tribunales terrenales son incapaces de hacerlo. De hecho, cada vez que los hombres apelan a la Corte Suprema del Cielo, deben esperar que Elohim juzgue a todos los involucrados, incluidos los testigos, con igual justicia, en base a todas las pruebas, incluidos los motivos de cada corazón.

 

 

Autoridad Codiciosa

 

La codicia de la autoridad sobre los demás es uno de los problemas más básicos que abordan las Escrituras. El problema realmente se centra en conocer el llamado de uno y estar contento de desarrollar ese llamado. La madre de dos de los discípulos de Yahshua, una vez solicitó el más alto honor y autoridad para ser otorgados a sus hijos:

 

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zavday con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. Él le dijo: "¿Qué deseas?". Ella le dijo: "Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". MattiYah 20:20-21

 

Yahshua le dijo que tal autoridad venía con gran responsabilidad, pero al final, "es para aquellos a quienes ha sido preparado por Mi Padre" (pasuk 23).

 

Yahshua aprovechó la oportunidad para explicar la diferencia entre las ideas de autoridad de los hombres y la verdadera autoridad de Elohim. La autoridad carnal del hombre codicia sirvientes y más sirvientes; para Elohim, los que están en autoridad son los siervos. Cuanto mayor es la autoridad, mayor es la capacidad de servir.

 

Entonces Yahshúa los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se adueñan de ellos, y los grandes ejercen autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no será así. Por el contrario, el que quiera ser grande entre ustedes debe hacerse servidor de los demás; y el que anhele ser el primero entre ustedes, debe hacerse servidor de ustedes; igual que el Hijo del Hombre, que no vino para que le sirvan sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. MattiYah 20:25-28

 

Aquellos que codician la autoridad no deberían tenerla, porque la usarán mal y oprimirán a la gente.

 

Cuando Yisrael deseaba un rey como las demás naciones, recibieron un rey divinamente designado que rápidamente adoptó la noción de autoridad que era común entre las naciones. Estaba arraigada en la codicia, basada en el interés propio.

 

Sin embargo, Yisrael sólo obtuvo lo que pidieron:

 

"Ahora, designa un rey para que nos juzgue como todas las naciones" Shemuel Alef 8:5

 

Yahshua dijo que "los gobernantes de las naciones los dominan", y ese es el tipo de rey que Saúl era. Él era un "tomador", como muestran los siguientes pasukim:

 

Tomará a sus hijas como perfumistas, cocineras, y panaderas. Tomará de ustedes sus mejores campos, viñas y olivares, y se los dará a sus cortesanos. Tomará una décima parte de los granos y las uvas de ustedes y se los dará a sus eunucos y cortesanos. Tomará los esclavos y esclavas de ustedes, sus mejores jóvenes, y sus asnos, y los pondrá a trabajar para él. Tomará una décima parte de los rebaños de ustedes, ustedes vendrán a ser esclavos de él. Shemuel Alef 8:13-17

 

En otras palabras, Saúl codiciaba la propiedad de otros, pensando que su posición como rey le daba derecho a tomar propiedad de otros para su propio uso y para el uso de sus sirvientes (empleados del gobierno). Es lo que creen la mayoría de los gobernantes, tengan corona o tengan votos. Las personas mismas habían rechazado el gobierno directo de Elohim (Shemuel Alef 8:7), tal vez sin darse cuenta de que estaban codiciando el derecho de Elohim a gobernar la nación. Su carnalidad personal engendró carnalidad gubernamental. Las personas obtuvieron un rey codicioso que actuó con la codicia de los corazones de la gente.

 

El rey Saúl fue coronado el día de la cosecha de trigo (Shemuel Alef 12:17, ver también CTU 05 - El Trigo, La Congregación Pentecostal De Shavuot 01). Este fue el día en que se ofreció a Elohim la nueva ofrenda de trigo. Fue la Fiesta de las Semanas, conocida como Shavuot. Por lo tanto, Saúl era un tipo de la iglesia bajo Shavuot.

 

Por esta razón, a Saúl se le dio el don de profecía, de acuerdo con la palabra de Shemuel:

 

Entonces el Espíritu del Adón vendrá sobre ti poderosamente, y profetizarás con ellos y serás convertido en otro hombre. Shemuel Alef 10:6

 

El reinado del rey Saúl profetizó el tipo de liderazgo que la iglesia vería bajo la unción de Shavuot. El hecho de que Saúl profetizara no denigra el don de la profecía. PERO SÍ MUESTRA QUE EL DON PROFÉTICO Y EL OFICIO PUEDEN SER OBJETO DE ABUSO POR PARTE DE AQUELLOS QUE NO HAN TRATADO CON LA CODICIA EN SUS CORAZONES.

 

Los dones espirituales son buenos y deben ser codiciados en un buen sentido, pero cuando estos dones se usan para OBTENER siervos en lugar de SER siervos, violan el Décimo Mandamiento. Muchos ministros de Elohim genuinamente dotados han llegado a verse a sí mismos como merecedores de riqueza debido a su llamamiento o ministerio. No soy una defensora de vivir en la pobreza, sino que nosotros, como Shaúl, debemos aprender a estar contentos en cualquier estado en que nos encontremos. Él conocía tanto la abundancia como la privación (Filipiyim 4:11-12), porque esto era parte del entrenamiento de Elohim para erradicar todo rastro de codicia de su corazón.

 

Que su conducta esté libre de la avaricia, contentos con lo que tienen ahora; porque Él mismo ha dicho: "Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé". Ivrim 13:5

 

 

La Base De La Sociedad Divina

 

El Décimo Mandamiento es el fundamento de una sociedad piadosa. Cuando se aplica correctamente, protege la propiedad privada de la propiedad que ha sido ganada por el trabajo. Elohim posee todo lo que Él ha creado por derecho de Su trabajo. Nuestro trabajo se suma a lo que Elohim posee y, por lo tanto, nuestros derechos de propiedad se basan en la cantidad de trabajo que hemos realizado. En otras palabras, Yahweh es el dueño del árbol, pero si hacemos una silla de ese árbol, somos dueños del trabajo que tomó para hacer esa silla.

 

Si pensamos que la tierra, los árboles o cualquier cosa en la naturaleza son propiedad del hombre, es un robo basado en la codicia. Los gobiernos seculares son culpables de esto, en la medida en que han echado a Elohim de su trono como Rey de reyes. Tales gobiernos usurpan el lugar de Elohim, y su codicia se dirige a la gente, generalmente en forma de impuestos excesivos.

 

La codicia no conoce fronteras. Su objetivo es apropiarse de toda propiedad para sí misma y esclavizar a todos los hombres como si fueran propiedad personal del gobierno. Cuando los gobiernos codician la soberanía de Elohim, actúan como si hubieran trabajado para crear la tierra y todas sus personas y recursos. Los gobiernos soberanos que han usurpado el lugar de Elohim invariablemente infringen las leyes tributarias de Yahweh y las reemplazan con los impuestos codiciosos del hombre.

 

Esto terminará, porque leemos en las Escrituras cómo Elohim derribó al rey de Bavel hasta que entendió la soberanía de Elohim sobre Bavel. Al final del tiempo de humillación del rey, escribió su testimonio sobre cómo comprendió que todos los gobiernos de los hombres estaban bajo Elohim:

 

"Pero al cabo de los días, yo, Nevukhadnetsar, alcé mis ojos al cielo; y se me devolvió la razón. Entonces bendije al Ilayá el Supremo; alabé y glorifiqué al que vive para siempre. Porque su dominio es eterno, y su reino de generación en generación. Todos los habitantes de la tierra se consideran como nada. Él hace según Su Voluntad con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra. No hay quien detenga su mano ni quien le diga: "¿Qué haces?". En el mismo tiempo se me devolvió la razón, y mi dignidad y mi esplendor volvieron a mí para gloria de mi reino. Mis altos oficiales y mis nobles me buscaron. Yo quedé restituido a mi reino, y se me añadió aún mayor grandeza. Ahora, yo, Nevukhadnetsar, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad y sus caminos son justicia. Él puede humillar a los que se portan con arrogancia". Daniyel 4:34-37

 

La historia nos muestra que todos los imperios de "bestias" aprendieron la misma lección y llegaron a reconocer la soberanía de Elohim en algún momento de la historia. Hoy, somos gobernados por la manifestación final de esos imperios de bestias, y Elohim está afirmando una vez más Su soberanía. Los sistemas financieros del mundo se están desintegrando. Toda la codicia de estos gobernantes mundiales será expuesta, y le devolverán la soberanía a Elohim. Los gobiernos seculares serán cosa del pasado, ya que los hombres reconocerán que conocer al Rey Yahshua y su ley perfecta es el único camino hacia la libertad, la felicidad y la paz mundial.

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