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CLE02_85_-_El_Ojel_Moed_17_-_El_Alumbrad

CLE02 85

El Ojel Moed 17

El Alumbrado De Las Lámparas

El mensaje anterior culminó el estudio-camino del tabernáculo del atrio. Al finalizar la sección acerca del tabernáculo, debemos continuar con los sacerdotes, en particular con las vestiduras sacerdotales. Sin embargo, el capítulo 27 concluye con dos pasukim acerca de encender las lámparas de la menorah dentro del tabernáculo:

 

Les darás además instrucciones a los yisraelitas de que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para encender las lámparas regularmente. Aharón y sus hijos las pondrán en el Ojel Moed, afuera del velo que está delante del testimonio, para que ardan de la tarde a la mañana delante de Yahweh. Será un deber de los yisraelitas para todos los tiempos, por sus generaciones. Shemot 27:20-21

 

Si estos dos pasukim no estuvieran al final del capítulo 27, con toda probabilidad nadie se extrañaría. Hace años, me contrariaba el hecho de que luego de una porción tan extensa acerca del tabernáculo junto con su atrio, el relato divino inserta estos dos pasukim relacionados con el encendido de las lámparas. Ya que yo no dejo pasar nada por alto en la Palabra, le llevé este asunto a Elohim y pasé un tiempo con Él estudiándolo, tratando de encontrar la razón por la cual se añaden estos pasukim justo en ese lugar. ¿Por qué se incluye aquí este asunto, el cual no parece tener relación con el tabernáculo o su mobiliario? ¿Por qué este capítulo termina con una palabra acerca de encender las lámparas?

 

 

Un Servicio Sacerdotal

 

Al leer los capítulos 27 y 28 de Shemot, me di cuenta de que el capítulo 28 también comienza con la conjunción "y". El capítulo 28 trata acerca de las vestiduras para los sacerdotes. Aunque no parece que estas vestiduras tengan relación con la luz de las lámparas, este capítulo comienza con una conjunción. Sabemos que los capítulos son arbitrarios, de manera que lo que aquí tenemos es que el texto del capítulo 28 es una inmediata continuación del capítulo 27, no deberían haber sido separados allí. Esto nos muestra que el relato divino sí pone estos dos asuntos juntos, aunque el hombre se empeñe en separarlos.

 

Luego del extenso relato acerca del tabernáculo con su mobiliario y el atrio, Moshe añade una sección corta acerca de la luz de las lámparas, y en seguida habla acerca de las vestiduras sacerdotales. Necesitamos encontrar la razón para esto, en especial por qué Moshe relaciona estos dos asuntos.

 

Para entender esto debemos recordar que no había ventanas en el tabernáculo. Específicamente no había luz de los cielos, no había ninguna abertura en el techo. Esto impedía la entrada de toda luz. Si no hubiese habido una luz dentro del tabernáculo, éste habría estado en tinieblas. Ya que no había ventanas, se necesitaba la luz de las lámparas dentro del tabernáculo.

 

El encender las luces era una acción santa. Estas lámparas no estaban en un lugar común, sino en el santuario, en el Lugar Santo. Ya que ésta era una tarea santa, la gente común no estaba calificada para encenderlas. Tal vez eran personas buenas y educadas, pero no eran kadoshim. Se necesitaban personas kadosh que encendieran las lámparas santas que estaban en el Lugar Santo. Así que se necesitaba que el sacerdocio encendiera las lámparas. Encender las lámparas era un servicio sacerdotal.

 

El servicio sacerdotal incluía tres cosas principalmente. La primera era ofrecer los sacrificios sobre el altar que estaba en el atrio. Un sacerdote debía ofrecer todos los sacrificios a Elohim. Una persona común no podía ofrecer algo a Elohim por sí misma. Debía ofrecerlo por medio de un sacerdote. Por lo tanto, el servicio sacerdotal incluía primeramente el ofrecer los sacrificios. Este aspecto del servicio era algo rudo y duro ya que implicaba sacrificar animales grandes. El altar era un lugar de sacrificio, y la tarea de los sacerdotes consistía en matar los animales y ofrecerlos como sacrificios a Elohim.

 

Las otras dos tareas de los sacerdotes eran encender las lámparas y quemar el incienso. Estas tareas eran finas y delicadas. Ya vimos que las lámparas no podían ser encendidas por la gente común, sino solamente por parte de aquellos que eran kadoshim, los sacerdotes.

 

Según las Escrituras, desde el punto de vista espiritual, un sacerdote es aquel que ha sido totalmente lleno por Elohim. De acuerdo al concepto del B'rit Hadashá, un sacerdote no sólo está lleno por Elohim sino también está colmado y saturado completamente de Él. Los sacerdotes del Tanaj eran tipos y sombras de los sacerdotes del B'rit Hadashá, los cuales aún son sombras de los verdaderos sacerdotes de la orden de Melki-Tsedeq que oficiarán en el Milenio. Los que creemos en Mashiaj hoy somos los sacerdotes actuales. Como tales debemos estar llenos por Elohim, colmados y saturados de Él.

 

Además, un sacerdote es alguien que pertenece totalmente a Elohim. Su vida y existencia son completamente para Elohim. Que vive y conserva su ser sólo para Elohim. No se distrae con nada en la tierra que no sea Yahweh. No tiene ningún otro interés. Desde todos los puntos de vista y de todas maneras, Elohim es su único interés. Debido a que un sacerdote está lleno y saturado de Elohim, es un hombre o mujer de Elohim. Encender las lámparas del Lugar Santo requiere el servicio de una persona como ésta. Por tal razón le damos énfasis a que encender las lámparas era un servicio sacerdotal, o sea, un servicio exclusivamente de los sacerdotes.

 

 

La Luz De La Menorah

 

La luz que estaba en el Lugar Santo era especial. No era una luz natural, o sea, como la luz del sol durante el día o la de la luna y las estrellas en la noche. Tampoco estaba hecha por el hombre. No era ni una luz natural ni una luz hecha por el hombre, ésta provenía de la menorah, que era encendida con el fuego del altar, y utilizaba aceite puro de olivas. En otras palabras, es una luz que provenía de la naturaleza divina.

 

En los mensajes acerca de la menorah de oro mencionamos que ésta estaba hecha solamente de oro labrado. No se usó ninguna otra substancia o material. La luz provenía del oro. Esto indica que la luz del Lugar Santo sólo provenía de la naturaleza divina de Mashiaj. (Ver CLE02 74 - El Ojel Moed 06 - La Menorah 01 y CLE02 75 - El Ojel Moed 07 - La Menorah 02).

 

La menorah es la corporificación de Elohim. El oro representa la naturaleza del Padre, la naturaleza divina; la forma de la menorah representa al Hijo; y las lámparas expresan al Ruaj. Por lo tanto, la menorah es la corporificación de Elohim, y la luz del Lugar Santo provenía de Elohim. No había ninguna mezcla en la menorah de oro. A excepción de la mecha, todo era de oro.

 

La luz de la menorah se origina de la mecha que se quema. En la antigüedad la mecha se hacía de materia vegetal. La mecha representa la humanidad de Mashiaj. Es cierto que Mashiaj es divino y de oro, pero Su humanidad se representa por una mecha que se quema con el aceite. Si la mecha no estuviese saturada con el aceite, humearía en lugar de dar luz. Por esta razón 27:20 habla de traer "aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas".

 

 

El Aceite De Oliva

 

Debemos dedicar más tiempo al estudio del aceite de oliva que se usaba en las lámparas. Mashiaj, como lo representa la menorah de oro puro, es la corporificación de Elohim. Pero en el centro de las lámparas estaban las mechas. Estas no eran de oro; al contrario, pertenecían a la vida vegetal. Debido a que el oro no se quema, éste no puede dar luz. La mecha es la que se quema para dar la luz. Sin embargo, es muy difícil que una mecha por sí sola proporcione luz. En lugar de esto lo que se obtendría sería humo. Por esto se debía saturar las mechas con el aceite a fin de tener el alumbrado.

 

En tipología el aceite tipifica al Ruaj de Elohim. El aceite se obtiene de los olivos, los cuales representan a Mashiaj. A los ojos de Elohim, Mashiaj es el verdadero olivo.

 

El capítulo 9 de Shoftim habla de forma positiva acerca de tres árboles: el olivo, la higuera y la vid. Según Shoftim 9:9, el aceite del olivo se usa para dar honra a Elohim y al hombre. Según el pasuk 11, la higuera se conoce por su dulzura y su buen fruto. Este fruto sirve de alimento para el hombre. El pasuk 13 dice que la vid produce el vino que alegra a Elohim y al hombre. Estos tres árboles tipifican a Mashiaj. Mashiaj es el olivo, la higuera y la vid. En Yahanan 15 Yahshua dice claramente: "Yo soy la vid". En este mensaje prestaremos atención a Mashiaj como el olivo.

 

Las mechas se queman con el aceite, y éste tipifica al Ruaj de Elohim. Hoy no sólo tenemos al Ruaj de Elohim, sino al Ruaj de Mashiaj. El Ruaj de Elohim ha llegado a ser el Ruaj de Mashiaj. Así como las olivas pasan por un proceso a fin de producir el aceite de oliva, el Ruaj de Mashiaj también pasó por un proceso. Para nosotros hoy, el aceite con el cual se queman las mechas es el Ruaj de Mashiaj.

 

Al poner todo esto junto, tenemos el oro que constituye al candelero, el cual representa a Mashiaj, la corporificación de Elohim; tenemos la mecha, que representa a la humanidad de Mashiaj, que se quema con el aceite; y tenemos al aceite que representa al Ruaj de Mashiaj. Como el olivo, Mashiaj creció en la tierra y luego pasó por un proceso que incluye: encarnación, vivir humano, muerte en el madero, y resurrección. Cuando tenemos todo esto junto, obtenemos el alumbrado.

 

 

La Luz De Las Lámparas En Las Reuniones

 

El que los sacerdotes encendieran las lámparas en el Lugar Santo tiene mucho significado. Hoy el cumplimiento de la tipología del tabernáculo es la congregación, la cual es el verdadero tabernáculo, la morada de Elohim. El Lugar Santo se encuentra en la congregación, y ésta es el santuario de Elohim. Pero es posible que un grupo de creyentes se reúnan como la congregación, y se estén reuniendo en tinieblas. Puede que se reúnan en el santuario, pero están a oscuras. Yo he asistido a reuniones como esas. Ya que tuve tal experiencia, puedo dar un mensaje en cuanto a la experiencia de esta porción de la Palabra.

 

Por muchos años me reunía con otros en un santuario oscuro. Todos los que nos reuníamos éramos creyentes, la mayoría genuinos. No obstante, no teníamos la luz divina. Nos reuníamos en tinieblas. En ocasiones yo sentía que estábamos en oscuridad. A veces había algo de luz, pero era natural, la luz del sol, de la luna y las estrellas. Esta luz provenía de los que hablaban de cultura o filosofía. Además de la natural, en ocasiones había una luz hecha por el hombre, que provenía del concepto de alguien. Pero aunque había la luz natural y la hecha por el hombre, no teníamos la luz santa. No teníamos la luz kadosh de Mashiaj, quien es la corporificación de Elohim; ni teníamos Su humanidad quemándose con el Ruaj de Mashiaj luego de haber pasado por la encarnación, el vivir humano, la muerte en el madero y la resurrección.

 

Este es un cuadro que contiene muchas cosas, pero de esas el cristianismo nunca habla. El judaísmo menos. Además, el que enciende las lámparas es una persona santa, un sacerdote, alguien lleno de Elohim, saturado con Elohim, y que vive completamente para Elohim. Todo lo que esa persona hace en el Lugar Santo es encender las lámparas. Proporciona luz en todo lo que dice y hace. Todos sus actos son como la luz proveniente de las lámparas.

 

Siempre que un grupo de creyentes se reúne sin sacerdotes santos, esa será una reunión en tinieblas. Puede que algunos digan algo de acuerdo a sus conceptos humanos, y otros conforme a sus ideas naturales. Como resultado, en esa reunión tendrán la luz natural y la luz hecha por el hombre, pero no la luz divina, ni santa.

 

Siempre que tenemos la experiencia genuina de la luz de las lámparas, necesitamos algunos elementos especiales. Estos son: la corporificación de Elohim, la naturaleza divina, la humanidad elevada de Mashiaj, y el Ruaj de Elohim con el proceso de encarnación, el vivir humano, la muerte en el madero, y la resurrección de Mashiaj. Si tenemos estos elementos, todo lo que digamos y hagamos en las reuniones traerá luz. Este es el alumbrar de las lámparas en el Lugar Santo.

 

 

Es fácil entender la tipología de una manera doctrinal. Conforme a esto, los tipos del Tanaj son sólo sombras de los diferentes aspectos que aparecen en el B'rit Hadashá. Sin embargo, interpretar el verdadero significado de los tipos del Tanaj requiere más experiencia espiritual. Yo he escuchado y leído muchas enseñanzas acerca de la menorah, la luz de las lámparas, y el aceite que se usaba para producir la luz. Pero nunca escuché acerca del significado que todos estos elementos tenían en la experiencia. De este modo, esas enseñanzas no tuvieron ningún efecto en mí, eran una enseñanza objetiva, externa. Todo lo que hicieron fue llenar mi mente de conceptos. Buenos conceptos, pero externos. Además, cuando hablaba a otros acerca de estas cosas, tampoco eran afectados. No había ningún resultado en vida. Le agradecemos a Elohim por Su misericordia para con nosotros en permitirnos tocar algo del aspecto de la experiencia. En cuanto a la luz de las lámparas, estamos hablando del asunto de la experiencia del servicio y la función como sacerdotes cada vez que vamos a reunirnos como la congregación.

 

 

El Sacerdocio

 

En la vida de congregación los santos están en diferentes etapas. Algunos son muy jóvenes, y otros son abuelos. Los jóvenes son aprendices, mientras que los otros son discípulos y ancianos avanzados. Esto no tiene que ver necesariamente con la edad física. Pero, independientemente de nuestra edad física o espiritual, CUANDO NOS REUNIMOS TODOS DEBEMOS SER SACERDOTES. Los sacerdotes nacían dentro de la familia sacerdotal y eran educados desde niños para lo que serían; así también es con nosotros. Somos adiestrados para ser sacerdotes a plenitud en nuestro futuro glorioso, pero mientras tanto, ya vamos aprendiendo y vamos comenzando a comportarnos como tales, aún si no ejercemos a plenitud. En las reuniones de la congregación no somos ni clero ni laicos, somos sacerdotes, algunos en ejercicio, otros aún en aprendizaje, pero individual y corporativamente todos somos sacerdotes. No es una función, es como una raza, una especie. Somos el sacerdocio; no tenemos un sistema de clero y laicado.

 

En las Escrituras la palabra sacerdocio se trata de dos palabras emparentadas, pero ligeramente diferentes: JIERÁTEUMA (G2406) es el sacerdocio en cuando al cuerpo de sacerdotes, mientras que JIERATEÚO (G2407) es el ejercicio sacerdotal. No sólo somos sacerdotes, sino también somos el sacerdocio. Somos sacerdotes, cuando estamos juntos, de forma corporativa. Ya que somos un sacerdocio, cuando un hermano o hermana da un mensaje en la reunión, no está sólo. Más bien, todo el cuerpo sacerdotal habla junto con él. Siempre que tenemos tal hablar en la reunión, las lámparas alumbran, y la reunión está llena de la luz divina.

 

Dimos énfasis al hecho de que la luz divina, la luz santa, se relaciona con la corporificación de Elohim, la naturaleza divina, la humanidad de Mashiaj, y el Ruaj de Mashiaj. Mashiaj pasó por la encarnación, vivir humano, muerte en el madero, y resurrección. Cuando encendemos las lámparas, y usamos el aceite del Ruaj de Mashiaj, hacemos que las lámparas asciendan. Encender la lámparas literalmente quiere decir hacer que asciendan (pasuk 20). Es hacer que las lámparas se levanten. Cuando los sacerdotes santos hablan en la reunión de la congregación, la luz asciende, y el santuario se llena de luz.

 

 

Nos Reunimos Para Encender Las Lámparas

 

A través de los siglos, los creyentes han debatido en cuanto a la manera de reunirse. Todas las denominaciones y los grupos creyentes se reúnen de manera distinta. Por ejemplo, la manera presbiteriana de reunirse es diferente a la manera bautista. ¿Cuál es su manera de reunirse? La manera apropiada de reunirse se basa en el tipo presentado en el Tanaj de encender las lámparas que estaban en el Lugar Santo. Jamás debemos pensar que encender las lámparas es algo insignificante. En tipología, encender las lámparas implica al menos la manera apropiada de reunirse.

 

Las lámparas siempre se encendían en el tabernáculo de reunión. El tabernáculo no sólo era la morada de Elohim, sino también el lugar de reunión. Por lo tanto, era el lugar donde Elohim moraba y donde el pueblo de Yisrael se reunía.

 

Encender las lámparas se relaciona con la reunión del pueblo de Elohim. Si nos preguntaran de qué manera nos reunimos en la vida de congregación, diríamos que nos reunimos de manera que encendamos las lámparas. La manera adecuada de reunirnos como creyentes es encendiendo las lámparas. Cada vez que nos reunimos como congregación, necesitamos la luz de las lámparas. Además, todo lo que hagamos en la reunión debe hacer que las lámparas brillen.

 

 

Reunirnos para encender las lámparas abarca todos los aspectos de nuestra experiencia espiritual en la vida creyente. Incluye nuestra experiencia de Mashiaj como corporificación de Elohim, de la naturaleza divina, de la humanidad elevada de Mashiaj que arde a fin de alumbrar ante Elohim y ante Su testimonio, del Ruaj de Elohim como el aceite que se obtiene de las olivas y de los procesos por los cuales Mashiaj pasó, a saber, la encarnación, el vivir humano, la muerte en el madero, y la resurrección. Además, incluye que llevemos las vestiduras sacerdotales, o sea, que expresemos a Mashiaj.

 

Como ya mencionamos, necesitamos todos los aspectos de las vestiduras sacerdotales a fin de estar calificados para encender las lámparas que estaban en el Lugar Santo. Si tenemos la túnica sacerdotal sin el efod sin el pectoral, no tenemos la expresión completa de Mashiaj y no estamos calificados. POR ESTO ALGUNOS DE LOS QUE ASISTEN A LAS REUNIONES NO PUEDEN ENCENDER LA LUZ DE LAS LÁMPARAS.

 

¿Saben lo que significa encender las lámparas en el santuario? Encender las lámparas es emitir luz. Cuando algunos santos hablan en la reunión, todos tenemos el sentir de que la luz está brillando y que se disipan las tinieblas. Aquellos que emiten la luz de esta manera sin duda alguna tienen las vestiduras sacerdotales, las cuales son la expresión de Mashiaj. Cuánta luz habrá en el santuario depende de cuán calificados estemos para encender las lámparas al ponernos a Mashiaj como las vestiduras sacerdotales. Para encender las lámparas, debemos expresar a Mashiaj, y debemos tener la experiencia de la corporificación de Elohim, de la naturaleza divina, de la humanidad de Yahshua, y del Ruaj de Mashiaj con los elementos de la encarnación, el vivir humano, la muerte en el madero, y la resurrección. Estos elementos deben ser los componentes de nuestra vida creyente. Si este es el caso, entonces estaremos calificados para encender las lámparas que están en el santuario de Elohim.

 

 

La Necesidad De Mantener Nuestras Lámparas Llenas Con Aceite

 

Las Escrituras hacen mención en muchas ocasiones sobre el aceite, su propósito, y su importancia. Cuando Elohim habla del aceite, es para representar su Santidad, su Unción y/o el Ruaj haKodesh. Cuando un profeta era enviado por Elohim para ungir a un rey, él utilizaba el aceite. Tenemos como ejemplo cuando Saúl fue ungido por el Profeta Shemuel, y también cuando ungió al rey David.

 

Desde la antigüedad la unción con aceite fue una costumbre practicada por el pueblo de Elohim. El salmista nos dice:

 

"Seré ungido con aceite fresco" Mizmor 92:10.

 

Los discípulos de Yahshua ha Mashiaj también ungían:

 

Echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban. Mordejai 6.13

 

¿Está enfermo alguno de ustedes? Que llame a los ancianos de la comunidad y que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Adón. Yaakov 5:14-15

 

De esta manera podemos ver que la unción con aceite se practicó desde tiempos muy antiguos y para diversos propósitos.

 

Como ya vimos, el candelero de oro representaba a Mashiaj, y usaba como combustible aceite, que es  figura del Ruaj haKodesh. Ese aceite hacía que el candelero alumbrara, lo cual significaba la constante presencia de Elohim.

 

La luz del candelero también representa una de las funciones del Ruaj, que es el de iluminar nuestro interior a fin de hacernos crecer más y más en nuestro ruaj, nuestro Mashíaj interior. La luz que surgía del aceite es también un tipo del trabajo y del testimonio del Ruaj haKodesh, basado en la obra expiatoria de Mashiaj. El aceite sale de la oliva machacada, así como Mashiaj fue machacado por nosotros.

 

EL candelero como figura del creyente tiene dos cualidades fundamentales. El candelero debía alumbrar delante de Elohim, debemos andar en luz como Él anduvo:

 

"Pero si andamos en la luz, como El está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Yahshua su Hijo nos limpia de todo pecado". Yahanan Alef 1:7

 

Las lámparas arrojaban su luz sobre el candelero, sobre la mesa y sobre el altar del incienso. Aquí aparece la gloria de Mashiaj porque vemos a Mashiaj la luz del mundo, Mashiaj el pan de vida, Mashiaj el Sumo sacerdote intercesor.

 

El sumo sacerdote debía mantener abastecida la lámpara que alumbraría su vida como testimonio, y así alumbraría la mesa de los panes (la palabra y provisión de Elohim), al igual que el altar del incienso (nuestras oraciones e intercesiones) y todo el Lugar Santo. Al abastecer las lámparas de aceite diariamente Aharón también limpiaba los pabilos cortando a su vez toda mecha quemada de la lámpara. De la misma manera hemos sido llamados a ser luz en medio de tinieblas y es el continuo abastecimiento del aceite de Elohim el que nos dará el poder de hacerlo, y de mantenernos firmes mediante nuestras oraciones. Él se encargará de limpiar nuestros pabilos y de cortar toda mecha innecesaria de nuestras vidas, llenando nuestras lámparas del aceite de Su ruaj. Pero para esto, así como el sumo sacerdote, debemos dar seguimiento continuo, cada día, al mantenimiento de nuestras lámparas, para así de esta forma alumbrar con la luz verdadera, que es Mashiaj.

 

Pero veamos qué profunda importancia tiene para nosotros la representación del aceite en nuestras vidas hoy día como hijos de Elohim. Esto lo podemos ver en MattiYah 25, en la parábola de las diez vírgenes, donde se hace hincapié en que todos los creyentes deben observar constantemente su propia condición espiritual velando que el aceite de sus lámparas no escasee nunca.

 

Cuando leemos esta parábola vemos que las vírgenes insensatas tomaron sus lámparas pero no tomaron consigo aceite extra. Ellas tenían las lámparas (la palabra de Elohim), tenían el conocimiento bíblico, pero se habían descuidado en mantener suficiente aceite en sus lámparas, es decir, no tenían la vida espiritual, el Ruaj haKodesh se había ido "entristeciendo", apagando, secando en sus vidas. Eso viene con el descuido de nuestra vida de oración, comunión con la congregación y con el Ruaj.

 

Cuando descuidamos nuestra responsabilidad espiritual, nuestras actitudes pasadas del viejo hombre empiezan a manifestarse de nuevo y empezamos a vivir más en lo carnal que en lo espiritual.

 

En la parábola vemos que todas las vírgenes (tanto las insensatas como las prudentes), viendo que se tardaba el esposo, se quedaron dormidas. En otras palabras, descuidaron sus funciones y permitieron que todas las lámparas se apagaran. Ellas representan al creyente de hoy día que viendo que todas las señales se están cumpliendo y los tiempos se acercan, viendo que las señales para la segunda venida de Mashiaj se están cumpliendo, viendo cómo están los falsos apóstoles, falsos profetas, falsos pastores, el sistema todo, las guerras, las pandemias, la injusticia, la violencia, el odio, la idolatría y demás, no se preocupan de llenar sus lámparas de aceite para poder estar listas para el sonar de la trompeta.

 

Esos creyentes muy pronto se tendrán que enfrentar a la gran noticia que llegó el esposo (el Adón) a buscar su congregación y ellas fueron dejadas en las tinieblas por ser tibias, faltas de aceite, descuidadas, deleitándose más en las cosas del mundo.

 

Pero las prudentes tenían aceite extra y pudieron volver a encender sus lámparas. Estas representan al creyente que no se descuida en la oración, la ejad y la edificación de la Casa de Yahweh, que es la Novia. Es el creyente que no entristece al Ruaj haKodesh y siempre ésta clavando en el madero al viejo hombre. Deja que el Ruaj lo guíe y no toma ninguna decisión sin contar primero con la aprobación del Ruaj. No permite que las actitudes del viejo hombre tomen dominio nuevamente, sino que somete la carne al Ruaj. Se preocupa de seguir siendo luz en medio de las tinieblas y de ser la sal de la tierra la que preserva para que no se corrompa lo bueno.

 

Estos son los creyentes que, viendo las señales que estamos viviendo, se preocupan cada día más de que sus lámparas tengan aceite, no están asustados con los acontecimientos mundiales pero tampoco dejan de estar alertas, no sea que cabeceen y duerman. Cuando llegue el esposo ellos escucharán Su llamado y entrarán en las bodas del cordero para estar siempre con el Adón.

 

Recordemos entonces que una de las tareas del sacerdocio es MANTENER LAS LÁMPARAS ENCENDIDAS. Espiritualmente hablando, sólo podemos encender las lámparas de la menorah (la Novia) con el aceite que traemos en nuestras lámparas, que es el propio Ruaj. Si no estamos en constante comunión con Él, no tendremos aceite para mantener encendida la menorah. Esta es una tarea, como vemos, individual, pero que trae un beneficio corporativo: el alumbrado es para todos.

 

El que tiene oído, oiga lo que el Ruaj dice a las congregaciones.

 

 

El Aceite De Oliva Puro

 

Tal vez al venir a la reunión con el deseo de encender las lámparas, estemos escasos de la experiencia genuina de Mashiaj como corporificación de Elohim. Tal vez nos falte también algo de la experiencia de la naturaleza divina y de la humanidad de Mashiaj. Además quizás no tengamos el aceite del Ruaj de Mashiaj. A consecuencia de esto, trataremos de encender las lámparas con algo que no es aceite de oliva. En ocasiones cuando algunos santos oran e invocan al nombre de Yahshua, no tienen el aceite de oliva. No tienen el aceite que se obtiene de Mashiaj como el olivo, sino que lo obtienen de alguna otra fuente. Si alguien ora o invoca a Elohim de una forma ligera, no puede encender las lámparas con aceite de oliva puro.

 

Cuando algunos santos escuchan esto, se desaniman y dicen: "Ahora me siento condenado por la forma en que yo oro-leo, invoco el nombre de Elohim, y le alabo. De ahora en adelante permaneceré callado en las reuniones. No quiero usar aceite que no sea de oliva". NO TENEMOS QUE DESANIMARNOS, MÁS BIEN, LO QUE NECESITAMOS ES SER PURIFICADOS. Muchos deben admitir que en ocasiones cuando gritan "¡Alabado sea Elohim!" no tienen el aceite de oliva. Algunos creen que por gritar o repetir alabanzas el Ruaj llegará, pero no es así. Debemos alabar a Elohim de la manera apropiada, con el aceite de oliva puro del Ruaj.

 

Yo no estoy de acuerdo con una práctica de orar-leer, invocar o gritar que dé por resultado un elemento impuro y natural. La pureza y santidad de estas prácticas no se debe mezclar con la soltura y la liviandad, y tampoco el show. En el momento en que tengamos tal mezcla el resultado será oscuridad en lugar de luz. Todo lo que expresemos en la reunión debe ser aceite puro del olivo. Ese es el único aceite que arderá para dar luz en el Lugar Santo. Orar-leer, el invocar y gritar de una manera natural nunca hace que la luz santa ascienda, y nunca alumbra a los santos.

 

Necesitamos que el madero opere en nosotros. El aceite puro de oliva ha pasado por la encarnación y la muerte en el madero, y ha entrado en la resurrección. Este aceite no posee ninguna mezcla ni elemento natural. Es cierto que debemos liberarnos en las reuniones y estar llenos de gozo. En ocasiones podemos hasta reírnos, pero todo se debe hacer con el aceite puro de oliva.

 

Cada vez que nos reunimos como congregación, debemos hacerlo en la morada de Elohim. Es muy importante que recordemos esto. Nuestra reunión es un santuario. Por lo tanto, no debemos comportarnos como si estuviéramos en un estadio. Debemos recordar que estamos en una reunión kadosh de los kadoshim. Ya que la reunión es el santuario de Elohim debemos encender las lámparas en el santuario, esto es, en la tienda de reunión. Sabemos que el edificio donde nos reunimos no es el santuario ni el Lugar Santo; es la reunión la que viene a ser el santuario. No importa dónde nos reunamos, ya sea en un edificio o virtualmente, nuestra comunión es en el Lugar Santo. Es por esto que no debemos reunirnos de una manera natural o secular. Todo lo que hagamos en la reunión: hablar, cantar, alabar, invocar, clamar, orar-leer, debe propiciar la ascensión de la luz santa. Esto es encender las lámparas en el santuario de Elohim para que la luz acabe con las tinieblas.

 

 

Delante Del Testimonio

 

Aharón y sus hijos las pondrán en la Carpa de Reunión, fuera del velo que está delante del testimonio, para que ardan de la tarde a la mañana delante de Yahweh. Será un deber de los hijos de Yisrael por sus generaciones, para todos los tiempos. Shemot 27:21

 

Este pasuk menciona "afuera del velo que está delante del testimonio". La razón por la cual necesitamos la luz de las lámparas es que, en la mayoría de los casos no estamos en el Lugar Santísimo. Nos reunimos en el Lugar Santo, no en el Lugar Santísimo. Esto significa que el velo todavía separa al Lugar Santísimo del Lugar Santo. Detrás del velo está el arca con la ley, llamada el arca del testimonio. La frase "delante del testimonio" denota delante de la ley que está dentro del arca. Aunque tengamos la luz que asciende al Lugar Santo, todavía estamos en él, y no hemos pasado al Lugar Santísimo.

 

Estamos en el Lugar Santo pero tenemos una vista del Lugar Santísimo. Aunque estamos en el Lugar Santo, estamos delante del testimonio. Aún no hemos entrado en el Lugar Santísimo. Encendemos las lámparas delante del testimonio, que se encuentra al otro lado del velo, con la esperanza de que éste sea quitado. Por lo tanto, cada vez que nos reunimos en el santuario de Elohim, encendemos las lámparas, a fin de que la luz ascienda delante del testimonio, con la expectativa de entrar en el Lugar Santísimo. Una vez entremos en el Lugar Santísimo, la gloria tomará el lugar de la luz que nosotros encendido en el santuario. Esto es encender las lámparas cuando tenemos los requisitos del sacerdocio. Necesitamos estos requisitos a fin de estar delante del testimonio y esperar, así, poder entrar en el Lugar Santísimo. Al encender las lámparas podemos ver el camino que dirige al Lugar Santísimo, el camino que nos lleva a las profundidades de Mashiaj dentro de Elohim.

 

Espero que todos quedemos impresionados de que en nuestras reuniones necesitamos la luz de las lámparas y esto a su vez se relaciona con el sacerdocio. En nuestras reuniones debemos propiciar que la luz divina brille a fin de que las tinieblas se disipen y podamos ser traídos a la luz con la esperanza de entrar en el Lugar Santísimo, donde está el testimonio de Elohim. Tal vez aún estemos en el Lugar Santo. No obstante, estamos muy cerca del testimonio, y estamos a la expectativa de entrar pronto el Lugar Santísimo.

 

 

Diferentes Aspectos De Mashiaj

 

Otra razón por la que se debían encender las lámparas que estaban en el Lugar Santo, es que cuando tenemos la luz en el santuario, podemos ver los diferentes muebles que están en el Lugar Santo, es decir, podemos ver los diferentes aspectos de Mashiaj en la esfera santa. Cada vez que encendemos la luz de las lámparas en las reuniones de la congregación, podemos ver algún aspecto de Mashiaj. Sin embargo, si en lugar de ver algún aspecto de Mashiaj vemos algo que es común, natural o mundano, algo está mal en cuanto a la luz. Lo que debemos ver bajo la luz de las lámparas del santuario es Mashiaj en Sus diferentes aspectos. Cuando cantamos, testificamos, hablamos y compartimos, la luz debe brillar a fin de presentar los aspectos de Mashiaj. Además, vemos el camino al Lugar Santísimo. Nuestra experiencia en las reuniones de la congregación comprueba que cuando la luz brilla, vemos a Mashiaj y también la manera de entrar al Lugar Santísimo.

 

Pocos de los que vienen a las reuniones saben cómo encender las lámparas. Necesitan aprender a hacerlo a fin de alumbrar la reunión.

 

Encender las lámparas en el Lugar Santo es un asunto serio. Requiere de varias cosas: la menorah, las mechas y el aceite de oliva. Además, para obtener el aceite necesitamos el olivo con las aceitunas. Al estudiar el cuadro del alumbrado de las lámparas con el aceite de oliva, vemos también nuestra experiencia espiritual. Si queremos encender las lámparas, necesitamos más experiencia. Necesitamos experimentar a Mashiaj como el olivo en Su encarnación, vivir humano, muerte en el madero, y resurrección. Estos aspectos del proceso de Mashiaj deben llegar a ser nuestra experiencia. Esto quiere decir que lo que Él es debe llegar a ser nuestro. Si no tenemos la experiencia del proceso de Mashiaj, no tenemos el olivo con el aceite de oliva. Entonces tendremos las manos vacías cuando venimos a encender las lámparas, estaremos cortos de aceite de oliva. Por lo tanto, necesitamos tener la experiencia adecuada de Mashiaj. Debemos experimentarlo en el madero cada día, "moliendo" nuestra carne para producir aceite del ruaj. En cada experiencia de nuestro día debemos vivir a Mashíaj en el sometimiento de nuestra carne. Estas son las experiencias de Mashíaj que nos ayudan a producir el aceite de olivas que mantiene encendida la luz. También necesitamos la menorah como corporificación de Elohim. Necesitamos la menorah no sólo en doctrina, sino también en la experiencia. Además, necesitamos la experiencia de ordenar las lámparas, despabilarlas y llenarlas de aceite. Y como ya mencionamos, también necesitamos las vestiduras sacerdotales, que son la expresión de Mashiaj.

 

Muchos de los que van a las reuniones no pueden encender las lámparas debido a que no tienen el aceite. No tienen la experiencia necesaria de Mashiaj, el machacar la carne para producir el aceite del ruaj, y carecen de Su expresión. No están calificados para servir como los sacerdotes que encienden las lámparas del Lugar Santo. Esto nos muestra que encender las lámparas es algo serio e importante.

 

Hace muchos años me enseñaron que la menorah tipificaba a Mashiaj y que el aceite representaba al Ruaj haKodesh. Pero no prestaban atención a la experiencia espiritual. Nuestro entendimiento de encender las lámparas no es simplemente doctrinal, más bien se relaciona mucho con nuestra experiencia creyente. En nuestra experiencia debemos ser sacerdotes, necesitamos la menorah junto con las mechas, y necesitamos el aceite. El aceite es muy importante. Esto requiere que experimentemos a Mashiaj como el olivo en Su encarnación, vivir humano, muerte en el madero, y resurrección. Entonces tendremos la substancia necesaria para encender las lámparas. Sólo cuando tenemos la menorah, las mechas y el aceite en nuestra experiencia estamos calificados para encender las lámparas.

 

Además de todos estos asuntos necesitamos una experiencia más profunda de las vestiduras sacerdotales. Sólo los que tienen tales vestiduras están calificados para encender las lámparas. Si no las tenemos quiere decir que carecemos de Mashiaj y de Su expresión. Si tratamos de encender las lámparas sin tener la expresión adecuada de Mashiaj en los diferentes aspectos tipificados por las vestiduras sacerdotales, experimentaremos una muerte espiritual en el Lugar Santo. Esto no es simple doctrina, sino que es una experiencia real. Muchos de los santos vienen a la reunión y experimentan muerte espiritual debido a que no llevan puestas las vestiduras sacerdotales.

 

 

Espero que a través de estos mensajes acerca del alumbrado de las lámparas y las vestiduras sacerdotales muchos de nosotros entendamos el verdadero significado de la reunión de los creyentes. El propósito de la reunión es tener el santuario apropiado con las lámparas encendidas por los sacerdotes que están calificados a fin que de obtengamos una visión de los diferentes aspectos de Mashiaj y veamos el camino para entrar a las profundidades de Mashiaj con Elohim.

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