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CUY 04

El Precio En Filipenses: Perder Todas

Las Cosas A Fin De Ganar A Mashíaj

El precio que se presenta en Filipiyim 3 es diferente del precio descrito en las Besoroth. El precio presentado en las Besoroth tiene que ver con todo lo que poseemos, mientras que el precio descrito en Filipiyim 3 se refiere principalmente a todas las cosas que nos capacitan para servir al Adón. Por ejemplo, la expresión "todas las cosas" denota nuestra habilidad en el servicio:

 

Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer al Mashíaj Yahshúa mi Maestro. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar al Mashíaj. Filipiyim 3:8

 

Quizás seamos muy aptos para servir, predicar, testificar y visitar a los santos; además, tal vez seamos elocuentes y tengamos mucha experiencia en el servicio. Todas estas cosas están incluidas en el precio que se requiere que paguemos según Filipiyim 3. Pero lo que Filipiyim 3 revela es que debemos procurar experimentar a Mashiaj y el poder de Su resurrección (pasuk 10). Por tanto, NECESITAMOS PAGAR EL PRECIO RENUNCIANDO A TODO LO QUE TENGAMOS —TAL COMO NUESTRA PROPIA TEOLOGÍA, ELOCUENCIA, DOCTRINAS, CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIAS—, A FIN DE OBTENER A MASHIAJ, EXPERIMENTARLO Y GANARLO. Shaúl renunció a todas las cosas a fin de ganar a Mashiaj (pasuk 8). En otras palabras, él desechó todas las habilidades que poseía en su servicio a Elohim, para ganar a Mashiaj como su habilidad. Debemos desechar nuestra propia habilidad, nuestra elocuencia, nuestras doctrinas y nuestros mensajes, a fin de permitir que Mashiaj sea nuestra habilidad, nuestra elocuencia y nuestro mensaje. Sólo si pagamos este precio podremos ganar a Mashiaj.

 

El precio descrito en Filipiyim 3 no es el precio que tendrá que pagar un creyente en la etapa inicial de su vida creyente. El precio que tiene que pagar el creyente en su etapa inicial es el precio del que se habla en las Besoroth. Allá el creyente debe dejar todas las cosas que lo atan al mundo, acá todas las cosas que son de su alma, de su interior, todos esos recursos internos a los cuales se aferra y en los cuales confía. El precio descrito en Filipiyim viene después del precio que se presenta en las Besoroth. Aquel que no ha pagado el precio descrito en las Besoroth, no podrá pagar el precio revelado en Filipiyim 3. El precio presentado en las Besoroth no exige que cumplamos ningún requisito, ya que es el precio inicial, mientras que el precio descrito en Filipiyim 3 exige que llenemos ciertos requisitos. Una persona podrá servir según Hechos solamente cuando haya pagado el precio descrito en las Besoroth, y sólo cuando esa persona haya servido según Hechos, tendrá la experiencia y habrá cumplido los requisitos para pagar el precio presentado en Filipiyim 3. En las Besoroth pagamos el precio de abandonar al mundo, en Filipiyim debemos abandonar al yo.

 

Después de pagar el precio descrito en las Besoroth, una persona adquirirá innumerables experiencias en su servicio a Elohim. Sin embargo, si esa persona se detiene allí, y se aferra a esas experiencias y no renuncia a ellas, con el tiempo no tendrá experiencias frescas y no progresará respecto a experimentar más de Mashiaj. Por eso, Shaúl dijo que debemos olvidar lo que queda atrás, y extendernos a lo que está delante (Filipiyim 3:13). Sin importar cuán excelentes hayan sido nuestras experiencias pasadas, son cosas que debemos dejar atrás y olvidar (conferir pasukim 5-6). Si una vez predicamos la Besorah y se convirtieron tres mil personas, tenemos que olvidarnos de esa experiencia y contarla como basura a fin de ganar hoy al Mashiaj vivo. A menos que estemos dispuestos a renunciar a nuestras experiencias pasadas, no podremos obtener experiencias nuevas de Mashiaj, y si no experimentamos a Mashiaj en novedad, no habrá utilidad ni frescura en el servicio. Hay algunos cuya utilidad para Yahweh es vieja: no es fresca ni viva porque no están dispuestos a pagar el precio presentado en Filipiyim 3 y, por tanto, están escasos respecto a experimentar a Mashiaj y el poder de Su resurrección. Para eso debemos ser renovados de día en día en nuestro hombre interior.

 

El precio revelado en Filipiyim 3 es parecido a cuando Avraham ofreció a Yitzjak sobre el altar (Bereshit 22:1-2). Avraham recibió a Yitzjak como una promesa procedente de Elohim y, sin embargo, él tuvo que devolver a Yitzjak nuevamente como una ofrenda. De igual manera, debemos devolverle al Adón como una ofrenda las lecciones que hemos aprendido ante Él en el pasado. Este es el precio presentado en Filipiyim 3, el cual es un precio más elevado. El precio descrito en las Besoroth lo paga, en la etapa inicial de su experiencia, aquel que sigue al Adón. El precio presentado en Filipiyim lo paga aquel que ya tiene tiempo sirviendo al Adón, de modo que ha acumulado un conocimiento considerable acerca de Yahweh y ha obtenido una considerable medida de espiritualidad, logros y experiencias. En ese momento, el precio revelado en Filipiyim 3 requerirá que él renuncie a todas estas cosas "considerables", es decir, que debe renunciar a todas las cosas del yo. Aunque estas cosas son buenas y son "Yitzjak", todas ellas pertenecen al pasado. Por tanto, esta persona tiene que olvidarlas y ofrendarlas —tal es el precio que debemos pagar—, a fin de obtener nuevas experiencias. Solamente de esta manera podremos ser útiles en el servicio de una manera fresca y viviente.

 

 

 

El Precio Presentado En Apocalipsis: Comprar Tres Cosas

 

Otro lugar en las Escrituras que menciona claramente que debemos pagar un precio es Hitgalut/Revelación 3:18.

 

Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que veas. Hitgalut 3:18

 

Allí se menciona que debemos comprar tres cosas: oro refinado en fuego, vestiduras blancas y colirio. Todos estos aspectos están relacionados con el precio que debemos pagar. Además, es Yahweh mismo quien nos pide que compremos. Estas cosas fueron indicadas a Laodiceo, y si bien nadie quiere sentirse identificado con la peor congregación de Hitgalut, lo cierto es que es la que mejor describe la situación actual de los creyentes en general. Y aún cuando muchos estamos saliendo de Laodicea, debemos prestar atención a esas cosas que Mashíaj menciona que le faltaban, para adquirirlas nosotros también.

 

El oro representa la naturaleza de Elohim, el elemento de Elohim. En la congregación de kadoshim en Laodicea había mucho barro pero poco oro. En otras palabras, en esa congregación de kadoshim había muchas cosas que estaban fuera de Elohim, y muy poco contenía el elemento de Yahweh. Por consiguiente, Yahweh aconsejó a los creyentes que compraran oro: QUE LO COMPRARAN A ÉL MISMO. Que no se dedicaran a comprar cosas mundanas, cosas que se deshacen, tesoros del mundo, sino el oro incorruptible de Su propia Presencia.

 

En cuanto a las vestiduras blancas, el color blanco denota pureza, o sea, la ausencia de contaminación, y las vestiduras se refieren a nuestro andar y conducta. En Hitgalut dice:

 

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, resplandeciente y limpio. Porque el lino fino representa los actos justos de los santos. Hitgalut 19:8

 

Por tanto, las vestiduras blancas representan el andar y la conducta de un creyente que expresa la pureza de Elohim.

 

Tercero, el colirio sirve para ungir los ojos. Cuando estamos enfermos de los ojos y no podemos ver, es necesario comprar colirio para sanar los ojos a fin de que estos resplandezcan de nuevo. En una situación normal, la naturaleza interna de un creyente es pura, y su vivir externo es blanco y resplandeciente. Se requiere que paguemos un precio para comprar estos tres artículos. Elohim tiene la intención de cumplir Su propósito eterno por medio del hombre. Así que, después de ser llamados por Yahweh, debemos pagar el precio necesario a fin de ser útiles para Él.

 

El aspecto más notorio de las asambleas degradadas es su orgullo. Piensan que lo saben todo. Y la mayoría ciertamente tiene bastante conocimiento doctrinal. Conocen las Escrituras mejor que muchos, y creen que pueden hablar al respecto. Son como los jajamin, sabios a sus propios ojos, llenos de mucho conocimiento mental, pero completamente vacíos de la vida del ruaj. Aunque en cierto sentido ellos conocen la Biblia, y debido a esto, se consideran ricos, lo que tienen es simple conocimiento. Pero Mashíaj dice que en realidad son pobres. No son pobres en conocimiento, pero sí en las riquezas de Mashíaj. Pueden tal vez comprender algo acerca de esas riquezas, PERO NO CONSIGUEN EXPERIMENTARLAS. Lamentablemente, se consideran a sí mismos y son considerados por otros como maestros, y son sólo ciegos guías de ciegos, porque transmiten la letra pero no la vida. Estas son las cosas que se nos pide dejemos de lado para adquirir de Mashíaj las únicas que nos dan vida. Este es el precio final. En las Besoroth dejamos al mundo, en Filipiyim dejamos a nuestro yo, y en Hitgalut debemos dejar las falsas denominaciones y sus doctrinas vacías de vida.

 

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