PIEDRAS VIVAS
SEN 14
El Fruto Del Amor 02
Paciencia
La primera característica del amor es la paciencia. La paciencia es posible (y necesaria) sólo porque Elohim creó el tiempo. Usualmente medimos la paciencia en términos de tiempo; sin embargo, la paciencia es en realidad medida por la fidelidad. La fe es eterna, pero la fidelidad es el trabajo de la fe durante un período de tiempo.
La raíz hebrea AMAN es un verbo que significa "creer", es decir, ser fiel y confiado. No es un acto momentáneo, ya que aunque debe tener un punto de partida, también tiene resistencia en el tiempo. Por lo tanto, tiene la cualidad de ser fiel, y tal fidelidad es la medida de la paciencia. El libro de Ivrim tiene mucho que decir acerca de la paciencia y la resistencia. El comienzo de la fe hace que uno sea creyente; pero la paciencia del creyente, medida por la fidelidad, hace que uno sea un vencedor.
Debido a que la paciencia es la cualidad más importante del amor, en lo que concierne a la lista de Shaúl, y porque el amor es un requisito para ser un vencedor, podemos concluir que los vencedores son aquellos que han aprendido la paciencia. Pero tales lecciones no pueden aprenderse rápidamente, porque la paciencia requiere tiempo. ¿Tiempo para qué? Bueno, veamos el ejemplo de Avraham, que recibió la promesa de Elohim pero luego esperó muchos años antes de que naciera el hijo prometido.
Incluso entonces, su hijo Yitzjak fue sólo el primer fruto de la promesa. De hecho, Yitzjak fue sólo un tipo del primer fruto, porque el primer fruto final fue Mashiaj, y en aquel momento apenas si Yahweh estaba plantando la primer semilla humana, para a su debido tiempo mezclarse con ella y producir al primer hombre-Elohim, Yahshua ha Mashíaj. Sin embargo, ¿cómo podemos despreciar el día de los pequeños comienzos, ahora que podemos mirar hacia atrás a través del tiempo y ver el cumplimiento progresivo de la promesa de Elohim? Si no fuera por el registro de las Escrituras, el nacimiento de Yitzjak habría pasado inadvertido en los archivos internacionales de las naciones. Sin embargo, su nacimiento cambió el futuro del mundo.
Muchos de nosotros hemos recibido promesas de Elohim. Desde luego, no todo lo que percibimos como promesas son promesas reales, ya que nuestro discernimiento a menudo es erróneo y nuestra comprensión a menudo demuestra ser carnal. Sin embargo, muchos han recibido promesas genuinas de Elohim, que asumimos (al principio) deben cumplirse de inmediato. Pero el tiempo se retrasa, y el retraso da a luz a la desesperación o la paciencia, o a la desconfianza sobre uno mismo, su propia comprensión y sobre Yahweh también.
A veces, las promesas de Elohim se cumplen en la siguiente generación, o incluso miles de años después, como vemos en la promesa dada a Avraham. Los beneficiarios de sus promesas son aquellos que tienen fe y son fieles. Estos son los "hijos" y herederos de Avraham (GalutYah 3:29). Estos "están bendecidos con Avraham, el creyente" (GalutYah 3:9). Para ser el heredero de Avraham, uno debe seguir el ejemplo de Avraham. "Los que son de fe son los hijos de Avraham" (GalutYah 3:7), no los que pueden reclamar su descendencia física.
A la mayoría de nosotros se nos ha enseñado acerca de la fe de Avraham, y creemos que somos hijos de Avraham al aceptar a Mashiaj. PERO AVRAHAM ESTABA CALIFICADO PORQUE CREYÓ LA PROMESA DE ELOHIM, NO PORQUE ÉL MISMO LE HIZO UNA PROMESA A ELOHIM. O sea, básicamente, esta es la respuesta para las personas que preguntan "¿qué necesito hacer para ser salvo?": NADA. La salvación está ahí delante de tu nariz, basta que la tomes y te la "pongas", porque ya fue realizada toda y por completo.
Pero no dudó de la promesa de Elohim por falta de fe. Al contrario, su fe se fortaleció reconociendo que el Elohim decía la verdad, plenamente convencido de que él podía cumplir lo que había prometido. Por esa razón se le contó como justicia. Pero no sólo para él se escribió que se le contó, sino también para nosotros, a quienes se nos habría de contar: a los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Yahshúa nuestro Maestro, a quien entregaron por nuestras transgresiones y resucitaron para declararnos justos. Romaniyim 4:20-25
Avraham creyó que Elohim podía cumplir su promesa, aunque parecía imposible. Esa es la fe bíblica. Aquellos que no creen verdaderamente esto, encuentran que es necesario ayudar a Yahweh a cumplir su promesa. Piensan que la promesa sólo se puede cumplir con la ayuda del hombre ("cooperación"). Elohim generalmente nos permite cooperar hasta que nos damos cuenta de que sólo lo estropeamos. Cuando nos damos por vencidos y le decimos a Elohim, "¡Me rindo! ¡Hacelo!". Entonces nace la fe: la fe en Elohim, no en nosotros mismos.
Si definimos la cooperación como ayudar a Elohim, entonces eso indica una falta de fe. Si definimos la cooperación en términos de responder a lo que Elohim ha iniciado, entonces nuestras acciones simplemente dan evidencia de nuestra fe en lo que Él ha prometido cumplir con el consejo de Su propia voluntad. Si simplemente empezamos a caminar en las buenas obras que preparó de antemano (que son las que preparó para Adam), entonces demostramos nuestra fe porque dejamos de preocuparnos por una salvación que ya hemos recibido y que Él asegura que ni siquiera Él mismo nos quitará, PORQUE LA PROMESA NO DEPENDE DE NOSOTROS SINO DE SU PALABRA. Él juró por sí mismo que salvaría al mundo (la promesa inicial fue a Adam y Javá y se repitió a Noaj antes de ser "legalizada" con Avraham), y si dudamos de nuestra salvación estamos diciendo que NO CONFIAMOS EN ÉL. Por lo tanto, la cooperación puede ser evidencia de fe o de falta de fe. Depende de cómo definamos el término y cómo lo implementamos.
La paciencia, entonces, es una vida de fe, en la que nos vemos a nosotros mismos como respondedores, no como iniciadores. Ya no soy yo, sino Mashiaj quien vive en mí (GalutYah 2:20). Sólo soy un cuerpo en el cual Él se manifiesta. Sólo soy el guante sobre su mano. No tengo más confianza en la carne, porque en mi carne no mora nada bueno (Romaniyim 7:18). Aparte de Mashiaj, no puedo hacer nada (Yahanan 15:5). La paciencia, entonces, es la principal expresión del amor.
La Paciencia Tiene Una Nariz Larga
La palabra para paciencia en Qorintiyim Alef 13:4 es MACROTHUMEO. La palabra macro significa "largo", y thumeo es de thumos, que es donde obtenemos nuestra palabra para la glándula del timo. La palabra significa "ira o pasión". Paciencia, o macrothumeo, era LA CAPACIDAD DE PASAR MUCHO TIEMPO SIN REACCIONAR CON IRA O PASIÓN. Una persona paciente simplemente no reacciona a las circunstancias externas, sino a la motivación interna del Ruaj.
Esta palabra griega se usó en la traducción de la Septuaginta de Shemot 34:6 y Bamidbar 14:18 como el equivalente del hebreo, AREK AF. Las traducciones normalmente ponen "lento para la ira" o similar, aunque la traducción literal es "de nariz larga". La idea es que la nariz o las fosas nasales se abren cuando uno está enojado, y una persona respira pesadamente cuando surgen emociones. Pero uno que es "de nariz larga" es lento para ser afectado emocionalmente. Por lo tanto, él es paciente.
Debido a que la paciencia es un fruto del Ruaj, es evidente que no es un fruto de la carne. Hay una diferencia en la calidad de la paciencia entre uno que es carnal y uno que es espiritual. El hombre carnal puede aprender paciencia y resistencia a través de la autodisciplina, pero el hombre espiritual recibe paciencia de las disciplinas de Elohim. El patrón para esto se discute en el libro de Ivrim en términos de las pruebas de Yisrael en el desierto. La mayoría de los yisraelitas carecían de resistencia y, por lo tanto, no recibieron las promesas.
La Impaciencia Carnal Y La Paciencia Espiritual
La paciencia piadosa es una cualidad de la semilla santa que ha sido engendrada en nosotros por su Ruaj. No es naturalmente una cualidad de la semilla carnal por la cual fuimos engendrados por nuestros padres terrenales.
...pues han nacido de arriba (gennao, "engendrado"), no de simiente corruptible sino de incorruptible, por medio de la palabra de Elohim que vive y permanece. Porque: Toda carne es como la hierba, y toda su gloria es como la flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; pero la palabra de Yahweh permanece para siempre. Este es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha anunciado. Kefá Alef 1:23-25
Aquí Kefá nos dice que la palabra de Elohim es la semilla divina que nos ha engendrado, y que, por lo tanto, somos nuevas criaturas en Mashiaj. El "hombre viejo", como Shaúl describiría a nuestro hombre de carne, fue engendrado por una semilla corruptible que tiene poca resistencia, porque es como la hierba y las flores que se marchitan y caen al suelo en un día. El "nuevo hombre", sin embargo, ha sido engendrado por el Ruaj a través de la semilla incorruptible e imperecedera de la palabra de Elohim. Por lo tanto, "permanece para siempre".
Si hemos sido engendrados por el Ruaj, ya no somos la persona que nuestros padres trajeron a este mundo. En realidad, hay dos personas en lugar de una sola, y luego tenemos la oportunidad de declarar ante la corte divina un cambio de identidad del viejo hombre de carne al nuevo hombre espiritual que ha sido engendrado por la semilla de la palabra. Esta es una declaración legal de identidad. En otras palabras, ir ante la corte divina es un acto espiritual de ley, y eso se realiza a través de la declaración de aceptación a Mashíaj. Luego, el bautismo será una confirmación de lo mismo ante el mundo físico.
El hombre espiritual, que Shaúl describe en Qorintiyim Alef 2:14-16, tiene todas las cualidades de amor que ha recibido de su Padre celestial. Esto incluye la paciencia, porque el hombre espiritual, Mashiaj en nosotros, tiene el poder de resistir hasta el fin. En ese sentido, cuando hablamos de aprender a tener paciencia, debemos entender que todas las características del amor ya residen en esa semilla que recibimos y que debe estar creciendo y madurando en cada verdadero creyente.
Nueva Identidad En Mashiaj
El problema, entonces, es que parece que perdemos el rastro de nuestra nueva identidad. A la mayoría de los creyentes no se les han enseñado estos principios básicos de la filiación, por lo que, después de ser engendrados por Elohim, continúan identificándose con su hombre carnal. Su enfoque está en reformar la carne, en lugar de vivir de su nueva identidad. Todavía se identifican con su ser carnal, su familia terrenal, raza y cultura, pensando que esta vieja identidad ahora ha sido salvada y bendecida por Elohim.
Pero el viejo hombre fue sentenciado a muerte en el tiempo de Adam. Eso no cambiará, porque ese es el veredicto divino del pecado de Adam, que se ha transmitido a todas sus generaciones y también ha afectado a toda la creación. Pero Yahweh en su misericordia ha preparado otro camino a la inmortalidad. Viene a través de un nuevo comienzo, un nuevo engendramiento, en el que podemos ser engendrados por otro Padre y, por lo tanto, llegar a ser hijos de Elohim. Mediante un cambio legal de identidad, podemos convertirnos en nuevas criaturas, ya no identificadas por padres carnales y antepasados, sino por un nuevo Padre: Yahweh mismo. Para esto no sólo es necesario que recibamos un cuerpo (identidad) nuevo, sino obviamente, QUE NUESTRO VIEJO HOMBRE MUERA LITERALMENTE. Por eso sólo se recibirá la promesa plena (cuando el juicio muestre el mérito) en la resurrección, porque es necesario primero morir.
El hombre de esta nueva creación, un hijo de Elohim a través de la semilla de la Palabra, TIENE EL MISMO CARÁCTER QUE SE ENCUENTRA EN YAHSHUA HA MASHIAJ. No es Yahshua mismo, sino "Mashiaj en ti" (Qolasiyim 1:27). No es Yahshua ha Mashiaj, sino Esteban Mashiaj, o Carlos Mashiaj, o Mercedes Mashiaj. Escriban sus propios nombres, porque fueron engendrado de acuerdo con el mismo patrón por el que Yahshua fue engendrado en la virgen Miriam. El Cuerpo no puede ser inferior a la Cabeza en su naturaleza, o resultaría inadecuado para Él.
El hombre de nuestra nueva creación nunca reemplazará a la Cabeza, pero ciertamente es el Cuerpo de Mashiaj, que tiene el mismo ADN del mismo Padre. El ADN de Elohim es amor.
Por lo tanto, todas las características del amor en Qorintiyim Alef 13 ya están dentro de su nueva creación, el hombre, en semilla. Nuestra misión es primero permitir que la palabra de Elohim engendre a Mashiaj, en segundo lugar, recibir esta nueva identidad, y en tercer lugar, caminar de acuerdo con esa nueva identidad. Si hacemos esto, entonces no cumpliremos los deseos de la carne.
El Verdadero Heredero
Las personas religiosas buscan entrenar a su viejo hombre de carne para ser lo suficientemente buenos para ser salvos. La mayoría siempre expresa el mismo error: "NO SOY MERECEDOR". Novedad. Nadie lo es ni lo será nunca. Pero no son los merecedores los que necesitan un indulto, sino justamente los que jamás podrían hacer nada por merecerlo.
Muchos creen erróneamente que el hijo de la carne puede ser un heredero en el Reino y que es "elegido". Esperan que el Ruaj haKodesh pueda perfeccionar al viejo hombre de carne. No es malo someter la carne o impedir que haga el mal. Pero es mejor considerarlo muerto y caminar de acuerdo con la propia identidad celestial, porque esa es la verdadera forma de vida creyente (como la de Mashiaj).
La paciencia, entonces, es el funcionamiento del amor durante un período de tiempo, comenzando con un veredicto de la corte divina, por el cual recibimos un cambio de identidad. La paciencia se ve en el crecimiento espiritual de una persona y en el avance de la inmadurez a la madurez. Es el camino a la inmortalidad, iniciado por la palabra de verdad que nos engendró a través de Pésaj, que ahora nos enseña la paciencia a través de Shavuot, y que culmina en el cumplimiento de Sukot.
Los tabernáculos son el momento en que la palabra que está dentro de nosotros, después de haberse desarrollado completamente, se manifiesta en el mundo. La palabra se está haciendo carne en nosotros, no asumiendo la carne de nuestros padres terrenales, sino carne nueva como debe ser, una expresión de nuestro Padre celestial.
Así que corramos la carrera de la vida con paciencia. Seamos lentos para reaccionar a las provocaciones del mundo. Ganemos fuerza y madurez al permitir que Mashíaj sea nuestro verdadero yo. Al final, recibiremos la corona de la vida reservada para los vencedores. Y esa nueva creación, nuestro nuevo hombre, heredará el Reino y gobernará con Mashíaj por mil años, y luego, más allá.