Habilitando el acaparamiento de biomasa
No es coincidencia que la industria de la biología sintética surja en el contexto del entusiasmo de los gobiernos de la OCDE por implementar un nuevo programa industrial apodado "la bioeconomía" (o economía de base biológica).
La visión que da espíritu a la bioeconomía plantea el cambio de materias primas básicas para la manufactura, como petróleo, carbón y gas hacia material vegetal, teóricamente renovable, vivo, tal como azúcares, aserrín, algas y pastos, materiales a los que se llama colectivamente "biomasa." Así como el etanol derivado del azúcar se ha abierto cancha en la producción de combustibles, se espera que el modelo se expanda hacia otros combustibles más eficientes y hacia otros sectores como la química.
Aunque la bioeconomía se vende como el camino hacia el futuro —verde y post-petrolero— lo que frecuentemente no se toma en cuenta es que la producción basada en la biomasa requiere insumos masivos. Como hemos visto con la primera generación de agrocombustibles, la saga por la biomasa conducirá inevitablemente hacia los trópicos, donde crece y se reproduce el 86% de la biomasa del planeta, y donde la energía solar, el agua y el suelo fértil son abundantes o (al menos) baratos.
• La "próxima generación" de biocombustibles es pura biología sintética. Mientras los precios de los alimentos se disparan a niveles récord y 40% de la cosecha de maíz de Estados Unidos (15% de la cosecha global) sigue utilizándose para producir etanol, once países de la OCDE renuevan esfuerzos para "alejar" de los cultivos la producción de biocombustibles, hacia la llamada "próxima generación" de carburantes de alto rendimiento (derivados de celulosa, aserrín, algas y microalgas). Tanto la Unión Europea como Estados Unidos ya mandataron que la siguiente generación de combustibles se mezcle con los biocombustibles existentes y están destinando cientos de millones de dólares para que esta nueva industria de "próxima generación" se coloque. En todos los casos, la biología sintética es clave. Según Biofuels Digest, su lista anual de las compañías más importantes en bioenergía y bioquímicos son mayormente las empresas de biología sintética o las que usan enzimas y microbios desarrollados mediante biología sintética.
• La carrera por Brasil, África y más allá. Aunque la industria de la biología sintética nació en los laboratorios de Europa y Norteamérica, la biomasa tropical es esencial para su expansión. Brasil es actualmente la fuente de biomasa preferida por la industria para alimentar microbios sintéticos, aunque África y otros "rincones" del planeta están en la mira. La industria líder Amyris Inc., (financiada por Total, Shell, Procter & Gamble y otros) está bien establecida en Brasil con dos de sus plantas, así como un puñado de empresas de capital compartido que procesan caña de azúcar en un biodiesel comercial y un producto humectante cosmético llamado escualeno. El director ejecutivo de Amyris Inc., John Melo explica su plan de negocios futuro:
"La visión que tenemos es que existe una oportunidad fantástica para ayudar a algunos países de África a que desarrollen una nueva industria, digamos, explorando algo de la tierra agrícola con la que cuentan." – John Melo, Amyris Inc.
También en Brasil se encuentran LS9 construyendo instalaciones para la biología sintética (con respaldo de Procter & Gamble), Solazyme (con apoyo de Chevron), Codexis (financiada por Shell) y Butamax (con dinero de BP y DuPont). LS9 (que convierte azúcar en gasolina utilizando microbios sintéticos) está planeando construir instalaciones mucho más grandes que cualquier refinería existente en Brasil y en el mediano plazo espera poder llevar este mismo modelo a cualquier lugar en los trópicos:
"Tenemos planes para locaciones múltiples, de modo que la capacidad total sea de 299 mil a 500 mil toneladas por año en la fase de producción máxima en el plazo 2017-2018. Nuestra primera inversión será en las regiones productoras de azúcar con abasto asegurado en América Latina. Una vez comercializado, la expansión natural será hacia la inversión en otras regiones ricas en material prima en Asia, Norteamérica y Europa." – Gary Juncosa, Vicepresidente de química de LS9.
En primer lugar: acaparar el azúcar y la celulosa: El insumo que eligen en primer lugar las empresas de biología sintética ha sido la caña de azúcar, que es la fuente de biomasa terrestre que se reproduce a mayor velocidad. No solo brinda un substrato fácil de fermentar para que los microbios sintéticos se alimenten, sino que también el bagazo restante es alto en celulosa (un azúcar derivado de la madera). Las compañías de biología sintética como Codexis han logrado desarrollar enzimas para transformar el bagazo incrementando así el valor de la caña.
El foco en la caña de azúcar como insumo para la producción de biocombustibles se empata con las actuales tendencias en el acaparamiento de tierras en los trópicos como lo ha informado GRAIN y The International Land Coalition (ILC). El ILC reporta que 78% de las transacciones de tierras registradas son para producción agrícola, de la cual tres cuartas partes son para biocombustibles.
GRAIN informa que la mayoría de los acaparamientos de tierra es para plantaciones de caña de azúcar particularmente en el este de África (Mozambique), en América Latina y el sureste de Asia (Cambodia). Sin embargo, los acaparamientos de tierras para la celulosa de los bosques (como el eucalipto) también están aumentando.
• Muy pronto: acaparamiento de desiertos y costas: Si bien el objetivo principal de los acaparamientos ha sido apropiarse de la mejor tierra agrícola y de los bosques, la capacidad que presume la biología sintética para convertir otras fuente de biomasa en productos puede incluir otro tipo de territorios en esta tendencia global de despojo. La producción de biocombustibles a partir de algas está recibiendo miles de millones de dólares de la industria, principalmente en la modificación de algas para volverlas más productivas, y la meta es poder cultivar algas en enormes estanques en medio del desierto, lo que potencialmente amenaza territorios que sí están habitados, por pueblos indígenas o comunidades nómadas. La compañía de combustible de algas Solazyme (cuyo insumo principal es el azúcar) ya está construyendo una planta con capacidad de 300 mil toneladas en Brasil, mientras Synthetics Genomics Inc, con respaldo de Exxon está construyendo una granja a cielo abierto de 81 acres en la frontera entre México y Estados Unidos. Otra empresa de reciente formación, Bio Architecture Lab (BAL), con apoyo de DuPont y Statoil, ya desarrolló organismos sintéticos que transformarán diversas especies de microalgas en combustibles celulósicos. BAL está operando una planta piloto en Chile, que cultiva algas de cuatro granjas en la costa chilena, y reporta que está buscando otras locaciones en América Latina y Asia para expandir su producción. En octubre de 2012, BAL firmó un contrato de desarrollo con Xunshan Group, con sede en China, que es el mayor productor de algas pardas en el mundo. Si bien los acaparamientos costeros para la producción de biocombustibles derivados de algas "evitan" los conflictos por territorios, abren potenciales nuevos conflictos con los pescadores artesanales y otros productores tradicionales que viven en las costas.
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FUENTE: ETCGroup.com
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