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Buen Negocio, Mala Medicina


El personal de la escuela obligó a Matthew Smith a tomar un estimulante psiquiátrico que le ayudaría a "concentrarse" mejor. Sin embargo, en el 2000, a la edad de 14 años, él murió de un ataque cardíaco que el forense atribuyó al estimulante que se le había prescrito.

Cada vez son más los niños a quienes se diagnostica con TDAH, una enfermedad cuya existencia nunca se ha comprobado científicamente. El amplio uso de la mercadotecnia es en gran medida responsable de este incremento.



 


Cuando Matthew Smith tenía 7 años, en la escuela se le diagnosticó que tenía un trastorno de déficit de atención e Hiperactividad (TDAH). Asus padres les dijeron que necesitaba tomar un estimulante que le ayudaría a concentrarse. Al principio se resistieron, a los padres de Matthew se les dijo que el incumplimiento podría conllevar cargos criminales por negligencia a las necesidades emocionales y educacionales de su hijo. "Mi esposa y yo teníamos miedo de perder a nuestro hijo si no obedecíamos", dijo Lawrence Smith, el padre de Matthew.


Después de que se les dijo que no había nada malo en el "medicamento" y que sólo podría ayudar, lo padres de Matthew cedieron a la presión.


El 21 de marzo del 2000, mientras Matthew jugaba en su monopatín, murió de un ataque cardíaco.


El médico forense determinó que el corazón de Matthew mostraba señales claras de pequeños vasos sanguíneos dañados por una droga estimulante similar a las anfetaminas, y concluyó que había muerto por el uso prolongado del estimulante que se le había prescrito.


Aunque los psiquiatras afirmen lo contrario, la práctica de prescribir drogas similares a la cocaína a los niños del mundo está muy lejos de lo que se conoce como ciencia concluyente. Hay un número extraordinario de hechos distorsionados en la mayor parte de la información disponible. La siguiente información presenta una perspectiva alterna para los médicos que se interesan en esto.


En 1998, en una Conferencia de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH) a la que asistieron los principales defensores del TDAH, se vieron obligados a llegar a la conclusión de que no hay información que confirme que el TDAH es una disfunción del cerebro. La Conferencia admitió: "nuestro conocimiento sobre la causa o causas del TDAH sigue siendo en gran medida especulativo". El Instituto Nacional de Excelencia Clínica del Reino Unido reconoció: "...todavía existen controversias sobre las causas y la validez del diagnóstico del TDAH".


Dominick Riccio, Director Ejecutivo del Centro Internacional para el estudio de la Psiquiatría y Psicología dice:


"Ellos necesitarían mostrarme una relación causal directa entre cualquier sustancia química del cerebro y los síntomas del TDAH.... Han recurrido a la hipótesis de la dopamina. Han recurrido a la hipótesis de la serotonina. Ninguna de ellas tiene una relación causal".

Dr. Louria Shulamit, un médico familiar en Israel, dice claramente: "el TDAH es un síndrome, no una enfermedad (por definición).


Como tal, se diagnostica por síntomas. Los síntomas de este síndrome son tan comunes que podemos concluir que todos los niños, especialmente los varones, entran en este diagnóstico".


Según el Dr. William Carey, un pediatra muy respetado en el Hospital Infantil de Filadelfia: "la formulación actual del TDAH, que hace el diagnóstico cuando se presentan cierto número de problemas de comportamiento y se satisfacen ciertos criterios, pasa por alto el hecho de que es probable que estas conductas por lo común sean normales".


Thomas Moore, autor de Prescriptions for Disaster (Prescripciones para el desastre) dijo: que el uso actual de drogas como el Ritalín representa un "terrible riesgo" para la generación de niños. La droga se administra, dijo, "para controlar la conducta a corto plazo no para reducir algún peligro identificable para la salud (del niño). Tal control de la conducta humana por medio de sustancias químicas a gran escala nunca antes se había llevado a cabo en nuestra sociedad, excepto en clínicas de reposo e instituciones mentales".


No se Trata de un Desequilibrio Químico Los psiquiatras argumentan que la fuente del TDAH es un desequilibrio químico que requiere "medicamento", de la misma manera en que la diabetes requiere tratamiento de insulina.


Sin embargo, el Dr. Elliot Valenstein, dice:


"No hay pruebas disponibles para determinar el estado químico del cerebro de una persona viva".


El psiquiatra de Harvard Joseph Glenmullen declaró:


"En cada ocasión en que se pensó haber encontrado tal desequilibrio, después se comprobó su falsedad".

En el 2004, el psiquiatra M. Douglas Mar también desacreditó la teoría de que una tomografía cerebral pueda ayudar a diagnosticar enfermedades mentales, diciendo: "No existen bases científicas para estas afirmaciones (de usar tomografías cerebrales para diagnósticos psiquiátricos)".


El Dr. Michael D. Devous del Centro de Medicina Nuclear en el centro de la Universidad de Texas, declaro: "Un diagnóstico exacto basado en una tomografía simplemente no es posible".


La Dra. Mary Ann Block, autora de No More ADHD (No Más TDAH), es inflexible:


"El TDAH no es como la diabetes y el Ritalín no es como la insulina. La diabetes es una condición médica real que se puede diagnosticar objetivamente. El TDAH es una etiqueta inventada sin medio alguno de identificación que sea objetivo y válido. La insulina es una hormona natural producida por el cuerpo y es esencial para la vida. El Ritalín es una droga similar a las anfetaminas y derivada de sustancias químicas que no es necesaria para la vida. La diabetes es una Deficiencia de insulina. Los problemas de atención y comportamiento no son una deficiencia de Ritalín".

En el 2001, El Dr. Ty C. Colbert añadió: "Como en todos los trastornos mentales, no hay una prueba biológica o una señal biológica del TDAH".


Los Peligrosos Efectos de las Drogas Hay numerosos riesgos de salud y otras inconsistencias asociadas con la prescripción de drogas que alteran la mente para la prevención del TDAH o para otros trastornos de aprendizaje.


El Physician's Desk Reference Guide (Guía de Referencias Médicas) dice que el uso del Ritalín como "tratamiento" para el TDAH puede causar un incremento en la frecuencia cardíaca y en la presión sanguínea.


En agosto del 2001, el Diario de la Asociación Médica Americana reiteró que el Ritalín actúa de manera muy similar a la cocaína.


Los efectos secundarios perjudiciales a largo plazo pueden aparecer después de años de tomar la droga o de haberla suspendido. "El efecto adverso en las hormonas de crecimiento es tan regular y predecible que se puede usar como medida para saber si (el estimulante) está o no activo en el cuerpo de un niño". "También se daña la maduración sexual del niño". El suicidio es la complicación más grave de la retirada de este estimulante y de drogas similares tipo anfetaminas.


Según el neurólogo y psiquiatra Sydney Walker, III, autor de The Hyperactivity Hoax (El Engaño de la Hiperactividad),


"Mientras que los estudios indican que la droga (metilfenidato) probablemente sólo es un débil carcinógeno (agente causante de cáncer), que está incrementando el riesgo futuro a padecer cáncer en millones de niños, aunque sólo sea ligeramente, esto no es algo que se hace a la ligera. Otro informe reciente advierte que (el Ritalín) puede tener efectos persistentes y acumulativos en el miocardio (músculo grueso que forma la mayor parte de las paredes del corazón)".

Estados Unidos consume el 85% de la producción internacional de la metilfenidato (Ritalín). En el 2002, la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo encontró altos índices de consumo de metilfenidato en Bélgica, Alemania, Islandia, Luxemburgo, Los Países Bajos, Suiza y el Reino Unido. En Gran Bretaña el índice de prescripciones de estimulantes a los niños se elevó en un 200% entre 1992 y 2000, mientras que en Australia, el índice se incrementó en un factor de 34 en las últimas dos décadas. Entre 1989 y 2002, Francia informó un incremento del 600% en el número de niños clasificados como "hiperactivos". Las ventas del metilfenidato en México se incrementaron en un 800% entre 1993 y 2001.


"¿Cómo pueden millones de niños estar tomando una droga que, desde el punto de vista de la farmacología, es muy similar a otra droga, la cocaína, que no sólo se considera peligrosa y adictiva, sino que además se considera que aquellos que la compran, la venden y la usan son delincuentes?" dijo Richard DeGrandpre, profesor de psicología y autor de Ritalin Nation (La Nación del Ritalín).


Además de estos estimulantes, otro millón y medio de niños y adolescentes en los Estados Unidos están tomando antidepresivos (SSRI) (Inhibidores Selectivos de Recaptación de la Seretonina). Entre 1995 y 1999 en los Estados Unidos, el uso de antidepresivos se incremento un 151% en niños de 7 a 12 años, y en un 580% en niños menores de 6 años. Niños pequeños, incluso de 5 años, cometieron suicidio mientras estaban tomando antidepresivos SSRI que se les habían prescrito. En Gran Bretaña, el número de prescripciones de antidepresivos también se incrementó a más del doble en 10 años.


En el 2003, el cuerpo regulador de medicamentos en Gran Bretaña, advirtió a los médicos que no prescribieran antidepresivos SSRI a jóvenes menores de 18 años, citando el riesgo de suicidio. El 22 de marzo de 2004, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos emitió una publicación de advertencia a los médicos que dice: "Se ha informado que la ansiedad, la agitación, los ataques de pánico, el insomnio, la irritabilidad, la hostilidad, la impulsividad, la acatisia (inquietud severa) la hipomanía y la manía se han presentado en pacientes adultos y pediátricos tratados con antidepresivos (SSRI)... psiquiátricos y no psiquiátricos".


En octubre del 2004 la FDA ordenó que una advertencia en un "recuadro negro" sea puesta prominentemente en los envases de SSRI, enfatizando el hecho de que las drogas pueden causar suicidio. Sin embargo, estas, y en efecto, todas las drogas psicotrópicas realmente deberían ser prohibidas por su peligro en general y su alto potencial de consecuencias fatales.


Robert Whitaker, escritor científico y autor del libro Mad in America (Loco en América) dijo:


"Lo que tenemos después de años de un uso creciente de drogas psicotrópicas, es una crisis de salud mental, una epidemia de enfermedades mentales entre los niños. En lugar de ver una mejor salud mental con más medicamentos, vemos un empeoramiento de la salud mental".

Lawrence Smith dijo: "Una de las cosas más difíciles de afrontar es el hecho de que Matthew nunca quiso tomar su medicamento. ¿Cuantos más Matthews Smith de 14 años tendrán que morir antes de que alguien ponga un alto al fraude más grande que alguna vez haya existido en la salud mental?"


Fue un psiquiatra el que prescribió la droga letal a Matthew, no "salud". Sin embargo, al aceptar el sistema de diagnóstico y tratamiento psiquiátrico, la medicina general en sí podría enfrentar riesgos y controversia a medida que las fallas de ese sistema se vuelvan más obvias.


Pero todavía existe otro riesgo profesional importante.


Al aceptar el pensamiento psiquiátrico, o incluso integrarse a él, la practica general de la medicina y otras especialidades médicas podrían llegar a asociarse, en la mente del público, no sólo con la mala reputación de la industria de la salud mental sino también con la deshonrosa historia de la psiquiatría.


Una historia que vale la pena examinar.




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