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Ciencia Basura En Nuestras Escuelas




En la mayoría de los países son pocas las familias o maestros cuyas vidas no se han interrumpido de alguna manera por la extensa utilización de drogas que alteran la mente de sus hijos. Se está recetando a diecisiete millones de niños en todo el mundo alguna forma de drogas psicotrópica.


Cada vez con mayor frecuencia, psiquiatras y psicólogos le dicen a los padres que sus hijos sufren de algún trastorno que afecta su habilidad para aprender, al que se llama Trastorno de Aprendizaje, Trastorno de Déficit de Atención o la más común en la actualidad, el Trastorno de Déficit Atención e Hiperactividad.


El DSM-IV lista los síntomas del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) como: No pone suficiente atención a los detalles o comete errores por falta de cuidado en la tarea escolar o en otras tareas, el trabajo a menudo es descuidado o desordenado, tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades de juego; no completa las tareas de la escuela, sus obligaciones caseras u otros deberes; a menudo juguetea con las manos o los pies, o se retuerce en el asiento, a menudo corre por todos lados o escala en exceso en situaciones en que es inapropiado, siempre está en movimiento o habla en exceso e interrumpe o se inmiscuye cuando otros hablan (por ejemplo, se mete en las conversaciones o en los juegos). Al emplear estos criterios, se podría diagnosticar casi todo niño "sufre" de TDAH.



Impulsan Drogas Peligrosas


Según el psiquiatra y neurólogo Sydney Walker III, autor de The Hyperactivity Hoax (El Engaño de la Hiperactividad). Es casi seguro que un niño que ve a un médico que se guía por el DSM va a recibir una etiqueta psiquiátrica y una prescripción, incluso si el niño está totalmente bien... Esta asignación de etiquetas a fuerzas de prácticamente todos como enfermos mentales es un peligro grave para niños sanos, ya que prácticamente todos los niños tienen suficientes síntomas para recibir una etiqueta del DSM y una droga. Por supuesto, la etiqueta del DSM es un peligro para niños enfermos, en los que el verdadero diagnóstico continúa sin descubrirse y sin tratarse".


Las drogas que se recetan a los niños no son seguras ni efectivas; al contrario, son peligrosas y adictivas. La Guía de Referencias de Escritorio para Médicos informó que se podía producir un aumento en la frecuencia cardíaca y en la presión sanguínea a consecuencia del uso la droga estimulante más usada para "tratar" el TDAH. El suicidio es la mayor complicación de la abstinencia a este estimulante y a drogas similares a las anfetaminas. La Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA por sus siglas en inglés) advirtió que ingerir Ritalín predispone a quien lo consume a usar también cocaína, en otras palabras, a la adicción.


El psicólogo Ty C. Colbert, autor de Rape of the Soul: How the Chemical Imbalance Model of Modern Psychiatry Has Failed Its Patients (Violación del Alma: Cómo el Modelo de Desequilibrio Químico de la psiquiatría Moderna ha Fallado a sus Pacientes) explica que el Ritalín restringe el flujo sanguíneo al cerebro:


"El flujo de sangre proporciona la fuente de energía necesaria (glucosa) al cerebro. El cerebro no puede funcionar sin glucosa. Se ha observado que muchos niños que toman Ritalín (u otros estimulantes) exhiben un comportamiento como de zombi".

También a millones de niños, se les prescribe antidepresivos en especial Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (SSRI). En el 2003, el organismo regulador británico advirtió a los médicos que no recetaran esos antidepresivos a menores de 18 años por el riesgo de suicidio. El siguiente año, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos presentó una advertencia similar, al igual que organismos de Australia, Canadá y Europa.


En octubre del 2004 la FDA ordenó que una advertencia en un "recuadro negro" sea puesta prominentemente en los envases de SSRI, enfatizando el hecho de que las drogas pueden causar suicidio.


Pero esta advertencia no es suficiente. Los niños están muriendo, están matando a otros o se convierten en adictos por ésos y otros medicamentos psiquiátricos. Sólo se protegerá su futuro cuando se supriman los "trastornos mentales" no científicos con que se les ha diagnosticado y se prohíban los peligrosos medicamentos psicotrópicos. En un periodo de más de 10 años, se asoció a un SSRI con más hospitalizaciones, muertes y otros efectos adversos serios, en informes a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, que cualquier otro medicamento en la historia.


Sobre el Diagnóstico del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad En el 2004, Beverly Eakman, autora de bestsellers y presidente del Consorcio de Educación Nacional de los Estados Unidos dijo:


"Estas drogas hacen que los niños sean más manejables, no necesariamente mejores. El TDAH es un fenómeno, no una "enfermedad mental". Como el diagnóstico de este trastorno es fraudulento, no importa si un medicamento "funciona". Se está obligando a los niños a ingerir una droga que es más potente que la cocaína para una enfermedad que aun se debe demostrar".

La doctora Louria Shulamit, una médica de familia en Israel comentó: "El TDAH es un síndrome, no una enfermedad (por definición), ya que se diagnostica mediante síntomas. Los síntomas de este síndrome son tan comunes que se puede concluir que todos los niños, en especial los de sexo masculino, encajan en este diagnóstico".


El doctor Fred A. Baughman Jr., neurólogo pediatra y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología, afirmó que se traiciona horriblemente a padres, maestros y niños cuando la conducta de un niño se etiqueta como una enfermedad.


Los psiquiatras engañosamente discuten que el TDAH requiere "medicación" de la misma manera que la diabetes requiere un tratamiento con insulina.


La doctora Mary Ann Block, autora de No More ADHD, (No Más TDAH) enfatizó que "El psiquiatra no realiza prueba alguna. El psiquiatra escucha la historia y después receta una droga". También declaró: "El TDAH no es como la diabetes y (el estimulante empleado) no es como la insulina. La diabetes es una verdadera condición médica que se puede diagnosticar con objetividad. Este trastorno es un nombre inventado sin un medio objetivo y válido de identificación. La insulina es una hormona natural producida por el cuerpo y es esencial para la vida. (Este estimulante) es un medicamento similar a las anfetaminas de origen químico que no es necesario para la vida. La diabetes es una deficiencia de insulina. Los problemas de atención y conducta no son una deficiencia (de estimulantes)".

La doctora Block añadió que: "Si no existe una prueba válida para el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, ningún dato que pruebe que sea una disfunción, ¿por qué en el mundo hay millones de niños, jóvenes y adultos... que se etiquetan con TDAH y se les recetan estas drogas?".

Los psiquiatras también han redefinido el comportamiento de los adolescentes como una "enfermedad" mental con trastornos como el "Trastorno de la Conducta" y el "Trastorno de Oposición Desafiante".


En su libro del 2002, The Culture of Fear (La Cultura del Miedo), Barry Glassner, sociólogo de la Universidad del Sur de California, expuso que los creadores del DSM hacen que los niños sean buenos candidatos para internamiento en pabellones Psiquiátricos si es que llevan a cabo cinco de las siguientes acciones: Discutir con adultos, desafiar las peticiones de los adultos, llevar a cabo acciones que molesten a otros, perder la calma, molestarse con facilidad, actuar con rencor, culpar a otros de sus errores, enojarse y mostrar resentimiento o maldecir.


Según el Dr. Thomas Szasz: "Como las enfermedades mentales que se supone afectan a los niños sin duda son malas conductas innegables, y como los pacientes mentales infantiles están en una posición mucho más indefensa que los adultos, la psiquiatría infantil es un asunto dos veces más problemático"... Además, "la delincuencia no es una enfermedad, como la diabetes... Aunque el término delincuencia juvenil implica que el niño que se diagnostica que es culpable de una mala conducta, a menudo el diagnóstico se lleva a cabo sin prueba alguna de que el niño en realidad desobedeció la autoridad o quebrantó la ley".




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