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El Ataque A La Educación Funcional




Los suicidios de adolescentes se han triplicado a partir de 1960 en los Estados Unidos. Hoy en día, el suicidio es la segunda causa de muerte (después de los accidentes automovilísticos) para personas de 15 a 24 años de edad. Desde el inicio de los 1990, millones de niños alrededor del mundo han tomado, por prescripción médica, antidepresivos que las autoridades británicas y estadounidenses ya han clasificado como agentes suicidas. En Septiembre del 2004, una audiencia del Congreso de los Estados Unidos sobre estas drogas descubrió que no existen estudios que muestren que son eficaces en los niños, y que además, pueden impulsarlos a comportamiento suicida y hostilidad.


Si usted entrara a una escuela promedio en Inglaterra, Australia, Canadá o Estados Unidos, o incluso a algunas escuelas mexicanas en la actualidad, se le perdonaría por pensar que había entrado a una clínica de salud mental, pues los niños forman fila para recibir su dosis diaria de drogas estimulantes. Si observa con más cuidado, encontrará un mercado negro de drogas en manos de los alumnos, que trafican con las mismas drogas que se les prescriben para resolver sus supuestas dificultades en el aprendizaje.

DESPUÉS DE ASCENDER PAULATINAMENTE A LO LARGO DE MÁS DE UN SIGLO, LAS CALIFICACIONES DEL EXAMEN NACIONAL DE APTITUDES DE LOS ESTADOS UNIDOS (STUDENT APTITUDE TEST (SAT)) SE HAN VENIDO ABAJO A PARTIR DE 1963, FECHA EN QUE LOS PROGRAMAS PSICOLÓGICOS Y LAS DROGAS PSIQUIÁTRICAS ENTRARON AL SALÓN DE CASES. EN SUDÁFRICA, DESDE QUE SE INTRODUJO EL PROGRAMA PSICOLÓGICO, LOS RESULTADOS DE LOS EXÁMENES HAN EMPEORADO. LOS DE 1997 MOSTRARON UNA TASA DE APROBACIÓN DE SOLO UN 47%, QUE ES MÁS BAJA QUE LA DE 1994, QUE FUE DEL 58%.


Para apreciar la actual influencia del pensamiento y la práctica de psiquiatras y psicólogos en las escuelas y familias del mundo, es esencial comprender cómo sus doctrinas han alcanzado tal control de hierro en el campo de la educación.


La historia comienza hace más de un siglo.


En 1879, el psicólogo alemán Wilhelm Wundt fundó la "psicología experimental". Declaró que el hombre era un animal sin alma, que el pensamiento sólo era el resultado de la actividad del cerebro y que la "conciencia no tiene utilidad alguna, pues todo esto depende de procesos químicos y físicos".


Los personajes clave que posteriormente pusieron en vigor las teorías de Wundt en el campo de la educación fueron Edward Lee Thorndike, John Dewey, James Eral Russell, James Cattell y William James.


Thorndike llevó a cabo algunos de los primeros experimentos de "psicología animal". Estaba de acuerdo con el punto de vista de Wundt de que el "hombre es un animal" e investigó los mecanismos del aprendizaje no estudiando seres humanos, sino pollos, ratas y gatos. En su libro, publicado en 1929: Elementary Principle of Education (Principios Elementales de Educación), Thordike afirmó:


"Los ejercicios artificiales, como los ejercicios de fonética, las tablas de multiplicar y los movimientos formales de la escritura, se usan a tal grado que son un desperdicio. Las materias como aritmética, lenguaje e historia incluyen contenidos que intrínsecamente tienen poco valor. Casi todas las materias se agrandan de manera imprudente para satisfacer el ideal académico de esmero".

Al inicio del siglo XX, Sigmund Freud, con su énfasis en la promiscuidad y la inmoralidad, fortaleció el punto de vista de que "el hombre es un animal". A pesar de la consternante falta de fundamentos científicos, sus teorías (muchas de ellas creadas bajo la influencia de la cocaína y actualmente desacreditadas en gran medida), tuvieron un enorme impacto en muchos países. La autora y educadora Beverly Eakman señala: "La psicología de Freud... está presente en los movimientos de Limpieza Mental y de Nueva Educación".


Posteriormente, figuras de influencia como Thorndike dejaron en claro sus intenciones:


"Deberá entenderse, por supuesto, que directa o indirectamente, tarde o temprano, cada avance en las ciencias de la naturaleza humana contribuirá a nuestro éxito para controlar a la naturaleza humana..."

Uno de esos "avances" se llamó "Palabra Total" (Whole Word), un programa de lectura desarrollado por James Cattell, que había sido asistente de Wundt durante tres años y había llegado a ser presidente de la Asociación Psicológica Americana. Se ignoró la fonética y se obligaba a los niños a memorizar prácticamente todas las palabras sin entender la secuencia lógica de las letras ni los sonidos. Fue un fracaso rotundo.


Usando las Escuelas para Crear un Estado de Salud Mental Clifford Brees, que había sido paciente psiquiátrico, formó el Comité Nacional de Higiene Mental en el Reino Unido en 1909. El "Programa para Impedir la Delincuencia" de este Comité, ayudó a crear "clínicas para guiar a los niños" (asesoría psiquiátrica) alrededor del mundo; esta fue la fuerza que impulsó la entrada de los conceptos de higiene mental a las escuelas.


"Si vamos a impedir la dependencia, la delincuencia, la demencia y la falta de adecuación en general", escribió Ralph Truitt, jefe de la División de Clínicas para Guiar a los Niños, del Comité en 1927, "(L)a escuela debe ser el blanco de nuestros ataques".

Y FUE UN ATAQUE.


Sesenta años más tarde, en un informe al Secretario de Educación de los Estados Unidos, la Comisión Nacional de Excelencia en la Educación declaró:


"SI UN PODER HOSTIL HUBIERA INTENTADO IMPONERLE A LOS ESTADOS UNIDOS EL DESEMPEÑO EDUCATIVO MEDIOCRE QUE EXISTE HOY, BIEN PODRÍAMOS HABERLO CONSIDERADO UN ACTO DE GUERRA".

Lo que la Comisión no comprendió fue que un ataque contra el sistema escolar se había lanzado y todavía estaba en operación. Al proclamar los objetivos estratégicos de la psiquiatría global ante el Consejo Nacional de Higiene Mental de Gran Bretaña en 1940, el psiquiatra John R. Rees, quien poco después co-fundara la Federación Mundial de Salud Mental (WFMH), dejó en claro que él y sus colegas habían puesto los ojos en la educación:


"Hemos llevado a cabo un ataque útil contra varias profesiones. Las dos más fáciles son, naturalmente, la profesión docente y la Iglesia; las dos más difíciles son la ley y la medicina".

Hoy están atacando estas dos, con tanto éxito como con las dos primeras.


El co-fundador de la Federación Mundial de Salud Mental, el psiquiatra G. Brock Chisholm, continuó los ataques utilizando a las escuelas para eliminar la moral:


"El entrenamiento de los niños es crear mil neuróticos que la psiquiatría pueda tener la esperanza de ayudar con psicoterapia", dijo en 1945. "Nos hemos tragado todo tipo de certezas venenosas que nos dieron nuestros padres, nuestros maestros y nuestros catequistas... SI SE VA A LIBERAR A LA HUMANIDAD DE LA AGOBIANTE CARGA DEL BIEN Y EL MAL, LOS PSIQUIATRAS SON QUIENES ASUMEN LA RESPONSABILIDAD ORIGINAL".

En una conferencia inaugural de la Federación Mundial de Salud Mental, los psiquiatras identificaron a la unidad familiar, que por largo tiempo ha sido la influencia estabilizadora de la sociedad, como el blanco de su ataque directo:


"La familia es en la actualidad uno de los mayores obstáculos para el mejoramiento de la salud mental, y por consiguiente se le debe debilitar en la medida de lo posible, con el fin de liberar a los individuos, y en especial a los niños de la coacción de la vida familiar".

En los años 60 y 70, se introdujeron a las escuelas los programas psicológicos conocidos colectivamente como "Educación Basada en Resultados" (Outcome Based Education (OBE)). Los psiquiatras y psicólogos que dirigían la filosofía de la "Educación Basada en Resultados" afirmaban que tenían que eliminarse tres fuentes de estrés en las escuelas: 1) la reprobación escolar 2) los programas centrados en lo académico y 3) los procedimientos disciplinarios. Decían que la reprobación escolar era el principal villano, pues causaba "sentimientos de inferioridad", problemas de conducta como el ausentismo escolar y una actitud poco social.


Trabajando lado a lado, la psicología y la psiquiatría prepararon el escenario para el colapso de la educación obteniendo utilidades. En 1962 recibieron cerca de mil millones de dólares sólo en los Estados Unidos por su papel en la educación.


Para el 2002, se les canalizo fondos a través de la "educación especial", pues lo que los psiquiatras definen como "incapacidades para aprender" habían llegado a los 28 mil millones de dólares. Sin embargo, el Departamento de Educación de los Estados Unidos descubrió que al 40% de los niños clasificados con estos "trastornos" simplemente no se les había enseñado a leer.


Predicando este falso y perturbador credo, los nuevos "conductistas" han logrado llegar a posiciones de autoridad en las escuelas y casi han derrocado por completo a la educación. Como resultado, nuestros sistemas fundamentados en lo académico que antes eran fuertes y eficaces se han visto seriamente perjudicados, y por consiguiente los resultados impresionantes que se lograban en años mejores.


La autora y educadora Beverly Eakman declara:


"Hoy la mayoría de las personas sospechan que la educación en realidad no tiene que ver con la alfabetización, con los "fundamentos", ni con la pericia en campo alguno. Lo que es menos comprendido es que en este país y de hecho en todo el mundo industrializado, existe lo que podría describirse como un "Cartel de Analfabetos", cuya finalidad es ostensiblemente fomentar la "salud mental". Este cartel deriva su poder de aquellos que se benefician financiera y políticamente de la ignorancia y la negligencia educativas; de la frustración, el crimen, la falta de empleos y del caos social que produce la educación mal impartida".




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