
Los métodos restrictivos envuelven un grado de fuerza que es especialmente mortal para los jóvenes que no tienen la habilidad para expandir su pecho contra el peso de un adulto, explicando muchas muertes a consecuencia de la restricción cada año.
El uso de los instrumentos restrictivos se expande en gran medida en todas las instituciones de salud mental y pueden causarle a cualquier paciente de cualquier edad asfixia, incluso si la boca y la nariz no están bloqueadas. La restricción es más peligrosa cuando se usan juntas; el tapar la boca y drogas que suprimen la respiración.
Aquellos responsables de haber matado pacientes rara vez son juzgados con cargos criminales debido a que dichos tratamientos psiquiátricos son aceptados.
Los siguientes casos ilustran los peligros de una "profesión" que no entiende o no responde a los problemas de la salud mental. El hecho es que dichas tragedias "devastadoras" son repetidas continuamente bajo el cuidado psiquiátrico de niños, a pesar de los mejores esfuerzos gubernamentales para prevenirlo, refleja la brutalidad del personal psiquiátrico. Ellos no solamente aprueban dicha brutalidad criminal, sino que se atreven a llamarlo "tratamiento" y en extremo "Terapia de control humano".
2002:
Charles Chase Moody de 17 años de edad, tuvo una muerte por sofocamiento durante un procedimiento de control en una unidad de tratamiento de comportamiento en Texas.
2001:
Tanner Wilson, de 11 años de edad, murió de un ataque al corazón mientras era restringido en un centro de salud mental en Iowa.
2000:
Michael Witsei, de 12 años de edad murió por asfixia mientras era restringido en un Centro Juvenil de la Florida.
1998:
A las dos semanas de haber sido admitida en la institución psiquiátrica "Desert Hill" en Tucson, Arizona, Edith Campos de 15 años de edad fue entregada a sus padres en un ataúd. Había muerto asfixiada, su pecho comprimido contra el piso por un empleado de la institución por lo menos durante diez minutos, después de denunciar que había levantado sus puños contra los empleados.
1998:
Dustin Phelps, de 14 años de edad, murió en un hogar para niños con desórdenes mentales en Ohio. Fue envuelto en una frazada y colchón, amarrados juntos con correas y dejado sin atención durante 4 horas.
1997:
Sakena Dorsey, de 18 años, murió por sofocación cuando la restringieron boca abajo mientras un empleado estaba echado sobre su espalda. Ella tenía una historia médica de asma.
1997:
Robert Rollins, de 12 años de edad, murió en un centro de Massachussets después de haber permanecido diez minutos, boca abajo contra el suelo, como resultado de una disputa que había provocado por la pérdida de su oso de peluche.
1996:
Jimmy Kanda, de 6 años de edad, murió después de haber sido amarrado a una silla de ruedas y dejado sin atención en un hogar psiquiátrico de cuidado familiar en California. Murió estrangulado al tratar de liberarse.
1996:
Eric Roberts, de 16 años de edad, murió en una unidad de salud mental en Texas, después de haber sido envuelto en una frazada hecha de plástico y tergopol durante una hora.
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