
Frecuentemente los pacientes son provocados para justificar que se les pongan restricciones, resultando en un mayor reembolso, de al menos 1.000 dólares al día.
Con miles de millones de asignaciones gubernamentales destinadas para el tratamiento de la salud mental para proveer el "mejor cuidado posible" ¿por qué los psiquiatras dependen de la violencia para forzar sus voluntades y como frecuentemente es el caso, provocan el riesgo de morir a sus pacientes?
En el 2002 en un informe de la Oficina de Investigaciones del Senado de California, el testimonio de un experto expresó:
"El intento de imponer "tratamiento" a la fuerza es siempre contraproducente -creando humillación, resentimiento y resistencia a otros tratamientos que podrían ser de más ayuda".
La Oficina de Salud Mental y Servicio de Abuso de Sustancias de Pensilvania informó que la reclusión y restricción "no aliviaban el sufrimiento humano o los síntomas psiquiátricos, alteraban el comportamiento y frecuentemente resultaban en perjuicio para el paciente y el personal, trauma emocional y la muerte del paciente".
"No puedo respirar", suplicó Roshelle Clayborne de 16 años, en el centro psiquiátrico de Laurel Ridge en Texas. Sus ruegos fueron ignorados.
Como informó el Hartford Courant: "Puesta de manera violenta contra suelo, boca abajo, los brazos de Roshelle estaban tironeados alrededor de su pecho, sus puños puestos con grilletes por detrás por una asistente de salud mental". Fue drogada a la fuerza, se quedo de pronto inmóvil, la sangre goteaba de la esquina de su boca, mientras perdía control de las funciones de su cuerpo. Su flácido cuerpo fue enrollado en una sábana y tirado en un cuarto de reclusión. Nadie la vio morir.
En Nueva Zelanda, la muerte de Mansel Watene de 29 años, siguió a un procedimiento restrictivo en la institución psiquiátrica del estado de Carrington, esto fue determinado por la investigación gubernamental, fue precedido por el bloqueo de las vías respiratorias de Watene durante el forcejeo con el personal que lo quería restringir. Diez enfermeras lo tumbaron, amarraron sus tobillos con el pijama y lo arrastraron por el corredor al cuarto de reclusión donde murió. Le administraron un tranquilizante después de que había muerto.
Desde la perspectiva del paciente, si es que no muere, con certeza, nunca olvidan la experiencia de la restricción.
En el 2002, una declaración en la corte de California para un caso relacionado con restricción, Ron Morrison, un enfermero psiquiátrico registrado, dijo: "... un individuo que es restringido se siente vulnerable, incapaz, humillado, y desprotegido. Esto resultaría en un deterioro mental y un resentimiento exagerado y desprecio hacia los responsables del procedimiento de restricción y podría realmente agravar una situación potencial de violencia o podría crear el potencial para violencia continua en el futuro". Morrison también informó que los pacientes pueden agotarse en tanto forcejeo en contra de la restricción, que hay riesgo de un colapso cardíaco y respiratorio.
En contra de esta evidencia abrumadora acerca de los amenazantes peligros de la vida y la degradación asociada a las restricciones, los psiquiatras simplemente dicen mentiras descaradas y minimizan la muerte. Por ejemplo Donald Milliken, jefe del Departamento de Psiquiatría en la Región Capital de la Salud en Canadá, declaró:
"Restringir no es dañino por sí mismo; un porcentaje de los que son restringidos morirán. Nosotros no sabemos cuál es ese porcentaje o cuántos otros estarán a punto de morir y necesitarán ser revividos. Como clínicos necesitamos aceptar que los procedimientos restrictivos son potencialmente letales y se debe ser juicioso con su uso".
El uso de la restricción no es motivado por el paciente. Un juicio en Dinamarca reveló que los hospitales reciben fondos adicionales por tratar pacientes violentos. Kenneth Clark un psiquiatra de Harvard informó que pacientes en los Estados Unidos frecuentemente son provocados para justificar el que se les restrinja, lo que también resulta en la elevación del desembolso del seguro – al menos 10 dólares por día. Mientras más violento se pone un paciente -o se le provoca para que lo sea- más dinero gana el psiquiatra.
No hay misterio aquí. Por increíble que parezca y como Kenneth Clark admitió los psiquiatras tienen la intención de degradar el comportamiento de sus pacientes por el propio bien, mayores ganancias económicas. El dinero es la razón por la cual miles de pacientes, cada año son expuestos a "restricciones de cuatro puntos" después de haber sido expuestos a drogas conocidas por inducir a la violencia —drogas que son las favoritas en el tratamiento de los psiquiatras. Mientras que ellos no saben nada acerca de las causas o curas de las dificultades mentales, ellos son expertos en desestabilizar traidoramente y degradar el comportamiento humano por la paga, la muy buena paga.
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