La mejor manera de entender la psiquiatría de hoy en día es entender la psiquiatría del pasado.
A diferencia de la medicina en sí, cuya historia data por lo menos desde la antigua Grecia, la psiquiatría es una práctica reciente. Según el profesor Edward Shorter, autor de A History of Psychiatry (Una Historia de la Psiquiatría), "Antes del final del siglo XVIII, no existía la psiquiatría". Los médicos Franz G. Alexander y Sheldon T. Selesnick informan que en los siglos XVIII y XIX, se consideraba que los enfermos mentales estaban más allá de los métodos físicos de la medicina.
Fue en 1676 cuando Luis XIII decretó el establecimiento de hospitaux generaux (hospitales generales) en toda Francia, para contener a "los viciosos, a los padres despilfarradores, a los hijos pródigos, a los blasfemos, a los que "tratan de destruirse" (y) a libertinos".
Ese decreto marcó el principio del "gran confinamiento de los dementes".
De los asilos surgió la pericia del custodio de las instituciones, predecesor directo del psiquiatra de las instituciones. La frase fosa de serpientes (jerga para "hospital mental") tiene su origen en esos antiguos días de los custodios, cuando se lanzaba a los dementes a un hoyo lleno de serpientes para causarles un impacto que hiciera que recuperaran la cordura.
Relegados a la posición de trabajadores en los asilos, los primeros "psiquiatras" hicieron "un legitimo reclamo para que se les otorgara la categoría del gremio (médico), basándose en el hecho de que dirigir un asilo en forma terapéutica era un arte y una ciencia tan intrincada como la química o la anatomía". Fue un reclamo al que la psiquiatría se aferró por más de 100 años, ante una evidencia condenatoria que indicaba lo contrario.
Aunque la psiquiatría se toleró como algo "necesario", la medicina la consideró sospechosa, y se aseguró que se mantuviera en una posición marginal.
En 1858, Rudolf Virchow publicó su obra Cellular Pathology as Based upon Physiological and Pathological Histology (Patología Celular Aplicada a la Enseñanza Fisiológica y Patológica), lo que marcó el nacimiento de la medicina moderna como una profesión basada en la ciencia empírica. El estudio de la patología como la fenomenología de la enfermedad, combinada con el estudio de la bacteriología como la etiología (causa) de las enfermedades infecciosas, hizo de la medicina el estudio de las enfermedades corporales cimentado en los sólidos fundamentos de la ciencia moderna.
Conforme la medicina avanzó en su sólido camino basado en la ciencia hacia mayores descubrimientos, los psiquiatras desarrollaron sus propias ideas independientemente del modelo científico.
En 1803, Johann Reil, quien después formó la palabra "psiquiatría" (que significaba estudio del alma), escribió que los primeros custodios "de inmediato dieron pasos para mejorar la suerte de los dementes". Los describió como una "raza intrépida de hombres" quienes se atrevieron a emprender la "gigantesca idea" de "borrar de la faz de la tierra a una de las más devastadoras pestilencias". En otras palabras, los pioneros de la psiquiatría creían que podrían erradicar la demencia.
Reil fue el primero en clasificar el "método psíquico de tratamiento" como parte de los métodos médicos y quirúrgicos. Pero sus "tratamientos psíquicos" significaban masajes, palizas, flagelación y opio. El Dr. John G. Howells, en World History of Psychiatry (Historia Mundial de la Psiquiatría), dice que el hecho de que Reil recomendara estos "métodos para curar enfermedades mentales", "contribuyó de manera importante al establecimiento de la psiquiatría como una especialidad médica". En la década de 1840, el Dr. Thomas S. Kirkbrade, superintendente del Hospital para Dementes de Pensilvania anuncio que "los casos recientes de demencia son comúnmente curables".
Esas "curas" incluían la llamada "silla de Darwin" (inventada por un antepasado de Charles Darwin), en la cual "se hacía girar al demente hasta que le escurría sangre de la boca, los oídos y la nariz". También se empleaban curas de castración y de hambre".
En 1918, un pionero de la psiquiatría Emil Kraepelin definió a un psiquiatra como "Un regidor absoluto quien, guiado por nuestro conocimiento actual, podría intervenir despiadadamente en las condiciones de vida de la gente y seguramente en unas cuantas décadas podría lograr una disminución correspondiente de la demencia". 46 Se estaba librando la Primera Guerra Mundial cuando Kraepelin estableció un centro de investigación psiquiátrica en Alemania "con el propósito de determinar la naturaleza de las enfermedades mentales y de descubrir técnicas para poder impedirlas, aliviarlas y curarlas".
"Ya se ha conquistado terreno", dijo, "que nos permitirá lograr una victoria sobre las peores dolencias que pueden asolar al hombre".
Casi un siglo más tarde, el científico americano Shepherd Ivory Franz escribió: "No tenemos hechos que en la actualidad nos permitan localizar los procesos mentales en el cerebro mejor que hace años". Después de 100 años, y a pesar de su confiado alardeo, la psiquiatría no se había acercado más a entender o a curar la demencia ni otros problemas mentales.
En los años 30 y 40 se vio un cambio hacia "tratamientos" físicos. El Dr. Elliot S. Valenstein observó:
"Los tratamientos físicos también ayudaron a los psiquiatras a ganar respeto dentro del campo de la medicina y les permitieron competir con más éxito con los neurólogos, que a menudo trataban pacientes que padecían lo que se conocía como "trastornos nerviosos".
En la década de 1928 a 1938, la psiquiatría introdujo horrores tales como el choque de Metrazol, choque de insulina, el electroshock y la psicocirugía. Pero a pesar de estos "avances", la mayoría de los otros médicos continuó teniendo a los psiquiatras en baja estima.
En los años 50 y 60, se diseñaron drogas psicotrópicas para aliviar algunos de los síntomas de los trastornos mentales, haciendo que los pacientes fueran un "problema" menos agudo para quienes eran responsables de su cuidado.
Simultáneamente, la psiquiatría introdujo un sistema de diagnosis de trastornos mentales.
El profesor Shorter llamó a esta era la "segunda psiquiatría biológica". Se creía que "la genética y el desarrollo del cerebro" eran las causas de las enfermedades mentales y que las drogas psicoactivas y la psicoterapia informal eran sus remedios.
Durante los siguientes 30 años, las drogas psicoactivas rápidamente se convirtieron en el puntal de la terapia psiquiátrica, y la industria psiquiátrica (armada totalmente con sus propias drogas y sistema de diagnóstico) estaba lista para expandirse. En 1989 un "Paquete de Campaña" de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) decía a los miembros de la APA: "un incremento del perfil psiquiátrico entre los médicos que no son psiquiatras no puede menos que ser benéfico. Y para aquellos que están orientados en la línea principal, los esfuerzos que ustedes hagan para construir este perfil tienen el potencial de producir dividendos a través del incremento de pacientes que se nos recomienden".
En 1998, los psiquiatras hicieron un esfuerzo conjunto (principalmente a través del Collegium Internationale Neuropsychopharmacologicum (CINP), los Institutos Nacionales de Salud Mental (NIMH), y la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA) para conseguir el apoyo de los médicos. La Organización Mundial de Salud (WHO) creó un paquete "Informativo sobre los Trastornos Mentales en el Cuidado Inicial" que se distribuyó internacionalmente, para facilitar a los médicos generales el diagnosticar enfermedades mentales.
Este paquete informativo se basaba en el DSM-IV y el ICD-10, y estaba diseñado principalmente para incrementar los negocios del sistema de salud mental. Lo que le faltaba a la psiquiatría en ciencia se compensaba con mercadotecnia.
Esa mercadotecnia incluye una profana alianza con la industria farmacéutica.
Pat Braceen y Phil Thomas, psiquiatras consultores e investigadores de la Universidad de Bradford en el Reino Unido, declararon:
"La psiquiatría es un área de gran crecimiento para la industria farmacológica. Al influir en la manera en que la psiquiatría inventaba problemas de salud mental, la industria ha desarrollado nuevos (y lucrativos) mercados para sus productos".
Carl Elliot, un bioético de la Universidad de Minnesota dice:
"La manera de vender drogas es vender enfermedades psiquiátricas".
Una vez que la venta de enfermedades mentales a los médicos generales estuvo bajo control, siguió la venta de drogas psiquiátricas. El Dr. Glenmullen escribió:
"Conforme crecen, el uso de las drogas se esparce más allá de los confines de la psiquiatría y los médicos generales las prescriben para enfermedades cotidianas".
Hoy en día, mediante la fuerte mercadotecnia de sus diagnósticos y drogas, la psiquiatría ya no tiene que luchar para emular a la medicina ni para lograr su aceptación; se ha convertido en parte integral de ella.
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