El tratamiento de la candidiasis debe englobar dos puntos principales: su eliminación y su prevención. Por esto, es importante corregir sistemáticamente las causas que contribuyen al desarrollo de esta enfermedad. El protocolo se basa en 4 pasos básicos:
1. PREPARACIÓN
Es vital que debilitemos las cándidas antes de atacarlas con un antifúngicol. De lo contrario, si éstas están fuertes, podrán combatirlo y con el tiempo se harán resistentes.
La mejor forma de debilitarlas es haciéndolas "pasar hambre". O sea, a través de la alimentación.
Es fundamental eliminar:
Productos y alimentos que contengan azúcares o con sabor dulce (azúcar, sacarina, miel, dextrosa, —en casos muy graves, también la estevia debe ser suprimida por un tiempo—, siropes, refrescos, latas de tomate, cereales de la mañana, productos de bollería y pastelería, postres, helados etc). El azúcar en la alimentación, y la propia glucosa de la sangre, son alimentos favoritos de las cándidas.
Fruta.
Productos lácteos, incluídos los yogures.
Alcohol.
Levaduras como el pan, pizzas, cubitos del caldo.
Patatas, champiñones y setas, calabaza, castañas y boniatos.
Cacahuetes y pistachos.
Productos fermentados como el vinagre, tempeh, salsa de soja, miso, té, chucrut, kefir, cerveza sin alcohol.
Cereales con gluten (trigo, avena, centeno, cebada, kamut, espelta).
Leche de soja y yoghurt de soja.
Leche de cereales (arroz, mijo, quinoa etc).
Maíz.
Café.
A cambio, se puede comer
Carnes, pescado, marisco y huevos.
Vegetales.
Legumbres.
Frutos secos y semillas de calabaza, sésamo, girasol, lino, chía, cáñamo etc.
Arroz, quinoa, trigo sarraceno, amaranto y mijo.
Tostadas (crackers) de trigo sarraceno o tortas de arroz.
Harina de estos cereales y harina de garbanzos.
Pasta andina, pasta de sarraceno, pasta de legumbres.
Limón, aguacate y coco.
Tofu.
Algas.
Aceite de oliva y de coco (el aceite de coco si se guarda en la nevera se solidifica y puede servir como mantequilla).
Zumos vegetales (excepto de zanahoria y remolacha)
Agua embotellada.
Durante el tiempo de cambio en la dieta es muy posible que el paciente empeore temporalmente. Esto es debido a una desintoxicación y también a que las cándidas están "protestando de hambre".
Si el paciente presenta dificultades en la digestión, como por ejemplo, acidez, pesadez estomacal, etc, es importante ayudarle con enzimas digestivas y/o betaína hidrochlorida.
Al cabo de un mes de haber empezado la dieta (y siempre manteniéndola), se puede pasar al segundo paso.
El tratamiento a seguir dependerá del estado en que cada uno se encuentre. Quisiera que muchos comprendieran que no porque no experimentan los síntomas con continuidad eso significa que no sucede nada (ojos que no ven, corazón que no siente), al contrario, aprovechen sabiendo que ESTÁN MUY A TIEMPO. Nuestros cuerpos en este sentido son como autos que hubieran sido dejados a la intemperie: con el tiempo, empiezan a oxidarse. Ahora bien, uno será el plan de reparación para un auto que haya estado expuesto por un año, y otro muy diferente para otro que haya estado expuesto por 30 años. El óxido acaba corroyendo el metal, y la cándida, nuestros órganos.
De manera que la intensidad del tratamiento, repito, dependerá del estado de cada individuo, sería ideal conseguir que un médico pudiera hacerles una serie de exámenes que les muestren su estado general (y si consiguen uno que los acompañe en todo el tratamiento, MUCHO MEJOR). Si el estado es avanzado, no tengan miedo de tener que recurrir a medicamentos para revertir la parte más grave. Después de todo, no fue con remedios naturales que consiguieron llevar sus cuerpos hasta ese estado, de modo que a veces, en ciertos casos, necesitarán de agentes más fuertes para frenar y hacer retroceder la cándida (generalmente uno o dos meses en los casos más graves) hasta el punto de conseguir con un tratamiento natural, que siempre es más lento en sus resultados.
También es probable que necesiten recurrir a suplementos. Mismo no siendo lo ideal (los suplementos no están acompañados por las enzimas necesarias para asimilarlos, como es el caso en su estado natural), ocurre lo mismo que menciono arriba: si hemos llevado nuestro cuerpo al punto en que no produce por sí mismo lo básico indispensable, será necesario ayudarlo desde afuera hasta que esté nuevamente capacitado para largar las "muletas". Y una vez aprendida la lección, nunca más volver a repetirla.
2. ELIMINACIÓN
Después de un mes de dieta y ayudas digestivas, es muy posible que se puedan discontinuar las enzimas y la betaína hidrochlorida.
Una vez debilitadas las cándidas, es importante introducir el antifúngico que las destruya.
Por el contrario, hoy en día existen muchos antinfúngicos naturales que no producen efectos secundarios y son realmente eficaces.
Los que mejores resultados han dado en investigación son:
ácido caprílico
sello de oro
extracto de semilla de pomelo
ajo
Pau d´Arco
aceite de orégano
ácido undecilénico
y un largo etcétera
En mi experiencia, los mejores antifúngicos son aquéllos que contienen distintas sustancias antifúngicas juntas. Es muy importante introducirlos con mucho cuidado, siempre empezando por dosis muy pequeñas y aumentando cada 4 ó 5 días. Si las cándidas se destruyen de golpe se pueden formar muchas toxinas y producir un empeoramiento muy fuerte de los síntomas. A mí me gusta ir cambiando el antifungicida en función de cómo reacciona el paciente, de esta manera se evita el estancamiento durante el tratamiento. Hay terapeutas en EE.UU. que recomiendan 3 ó 4 antifúngicos diferentes que el paciente deberá ir rotando cada cuatro días. En mi experiencia, es suficiente con cambiar el antifúngico cada 4 ó 6 semanas.
En pacientes que tengan mucha sintomatología de desintoxicación, se recomienda darles molibdeno (150 mcg con el desayuno, comida y cena). Este mineral destruye los desechos de las cándidas, conviertiendo el acetildehido en ácido acético que, en el círculo de Krebs, es convertido en energía.
3. EQUILIBRIO
Cuando los síntomas que presentaba el paciente han remitido en su mayoría, es muy importante reequilibrar la flora intestinal. Este paso no debe hacerse al principio, ya que cuando la pared intestinal está inflamada puede haber una reacción de intolerancia a las bacterias "amigas". Esto puede causar dermatitis, picores, diarrea, espasmos intestinales y alergias. Además, mientras haya un exceso de cándidas en el intestino los Lactobacillus no pueden crecer y repoblar el tracto intestinal. Es mucho más efectivo disminuir el crecimiento de las cándidas, reducir la inflamación intestinal y entonces repoblar la flora intestinal.
Las bacterias más abundantes son los Lactobacillus acidophilus y los Bifidobacterium bifidum. Estas bacterias se encargan de inhibir el crecimiento de ciertos organismos, como las cándidas.
Se recomienda la ingestión de mínimo 10 billones de L. acidofilus y/o bifidum distribuidos durante el día, un rato antes de las comidas. Es importante escoger una buena marca, porque la manufacturación de un producto de estas características requiere conocimientos sobre su fabricación y manipulación.
También es importante hablar de la repoblación de la flora vaginal. Los Lactobacillus acidophilus habitan la flora vaginal, y se encargan de mantener el pH ácido fermentando el glucógeno vaginal y convirtiéndolo en ácido láctico.
Existen óvulos y pastillas vaginales para repoblar la flora vaginal.
Es bueno tener en cuenta que ciertos espermicidas, como el Noxynol-9, destruye la flora vaginal "amiga".
Otros aspecto importante a tener en cuenta es reestablecer el equilibrio nutricional celular. Ya hemos visto que el paciente con candidiasis crónica normalmente sufre de mala absorción y, por lo tanto, desnutrición celular. Un organismo desnutrido difícilmente dispondrá de un sistema inmunitario sano y fuerte.
Podríamos hablar de todos los nutrientes que fortalecen el sistema inmunitario. Sin embargo, desde el punto de vista de la nutrición ortomolecular, no utilizamos listas de nutrientes específicos para fortalecer el organismo de un paciente. Recurrimos a evaluar sus deficiencias individuales y aconsejamos los suplementos necesarios acorde con sus necesidades bioquímicas particulares. Sin embargo, en mi experiencia, los nutrientes más comúnmente deficientes son la vitamina C, el grupo de las B (especialmente la vitamina B6, B5 y B3), calcio, magnesio, zinc, cromo y los ácidos grasos esenciales de la familia Omega 3.
Las dosis también variarán en función del paciente, pero en términos generales podemos hablar de:
Vitamina C, 1000-4000 mg.
Vitamina B1, B2 y B3, 100 mg.
Vitamina B5, 500 mg.
Vitamina B6, 200 mg.
Vitamina B12, 100-300 mcg.
Ácido fólico, 400-800 mcg.
Magnesio, 400 mg.
Zinc, 15-60 mg.
Cromo, 200-600 mcg.
Omega 3, 800-3000 mg.
Hay que tener cuidado de que las vitaminas del grupo B y el cromo no contengan levadura.
No suelo recomendar calcio porque normalmente su deficiencia ocurre en pacientes que curiosamente han tomando lácteos durante muchos años. Esto suele causar un exceso de calcio extracelular (con sus correspondientes calcificaciones) y una sintomatología de deficiencia de calcio intracelular. Así que lo ideal es suplementar durante un tiempo con magnesio y dejar de consumir productos lácteos para que se regularicen los niveles de calcio a nivel celular. Si aún así, al cabo de un tiempo se opta por añadir calcio, las dosis variarán entre 500 - 1000 mg.
De todas formas, es la labor de cada terapeuta y médico evaluar qué nutrientes son prioritarios y cómo administrarlos, si por separado o bien en combinaciones ya preparadas.
A esta altura del tratamiento, es aconsejable empezar a introducir lentamente y con cuidado algunos alimentos como la fruta, patatas, champiñones y ciertos fermentados, y observar si se toleran bien. Esta fase de introducción es muy importante, ya que el paciente se irá dando cuenta claramente de qué tipo de alimentos favorecen su estado de salud y cuáles no. En este periodo, el paciente, debido a su mejoría, suele cometer "infracciones" nutricionales. Éstas casi siempre causan síntomas, no sólamente porque pueden hacer brotar algunos de los síntomas de la candidiasis, sino también porque hay alimentos y sustancias que claramente afectan negativamente a la salud del paciente, independientemente de si sufre de cándidas o no. Éstos suelen ser el azúcar, lácteos y gluten.
Durante este periodo y gracias a las "infracciones" el paciente se dará cuenta y confirmará que existe una relación muy directa entre la alimentación y su estado de salud. Esto le ayudará a perfilar su tipo de alimentación idónea que implementará de por vida. Este paso es fundamental como prevención de una recaída en el futuro.
4. REPARACIÓN
Una vez que la infección ha remitido, la flora intestinal está equilibrada y el organismo del paciente dispone de una buena dosis de nutrientes, es conveniente introducir ciertos nutrientes para reparar la pared intestinal. Los más efectivos en esta etapa son la vitamina A (7500-20000 u.i.), vitamina E (100-1000 u.i.) y L-Glutamina (500-1500 mg). También los ácidos grasos esenciales, pero normalmente éstos ya los están tomando desde la etapa anterior. Todo estos nutrientes se encargan de reparar, sellar y fortalecer la pared intestinal.
Otro nutriente que se aconseja tomar durante un tiempo es la biotina (300-1000 mcg), para evitar que las levaduras sanas y presentes en el intestino crezcan y pasen de ser inofensivas levaduras a agresivos microorganismos.
El tratamiento de la candidiasis crónica puede durar entre 3 y 8 meses. Hay expertos que opinan que por cada año de candidiasis crónica, se necesita un mes de recuperación. Yo he observado que es bastante acertada esta comparación.
El tratamiento requiere paciencia y mucho apoyo al paciente. Es importante que nosotros, los terapeutas, conozcamos y entendamos bien esta enfermedad y su proceso curativo, porque nuestro apoyo es fundamental para la recuperación del paciente. Durante el tiempo que dure el tratamiento, es normal que hayan altibajos que desmotiven al paciente. Tenemos que avisarle de esto y de los síntomas que posiblemente empeoren en determinadas fases, para que ni se asuste ni crea que está retrocediendo. Es normal que durante este proceso el paciente manifieste emociones que, tal vez, hasta él mismo desconoce. Es bastante común que se exprese con rabia y que la compagine con tristeza.
Al final del tratamiento, el paciente además de sentirse fabulosamente (según dicen, como nunca se habían sentido antes), también ha descubierto su tipo de alimentación ideal, la que le potencia la salud. Esto le servirá como prevención para evitar otra candidiasis y muchos otros desequilibrios, en el futuro.
Creo que es muy positivo hacer consciente al paciente de que es importante sacar provecho y aprender de la enfermedad. De lo contrario, la sensación que les deja ésta es de vacío y miedo a que se vuelva a repetir. Siempre les digo a mis pacientes que gracias a sus cándidas han aprendido tres cosas muy importantes: saber alimentarse, saber escucharse y conocerse mejor. Tres piezas clave, no sólamente para la prevención de la candidiasis, sino también para conseguir una salud óptima.
NOTA FINAL: Este no es el único tratamiento existente contra la cándida, aunque en la base todos apuntan a lo mismo: supresión de ciertos alimentos y consumo de otros,en donde varían es en la forma de recuperación de la flora intestinal. Pesquisen y encuentren el tratamiento que mejor se adapte a sus necesidades y nivel de contaminación.
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