Hay una serie de enlaces alimentarios entre la demencia y la enfermedad cardíaca. El exceso de azúcar/fructosa procesados, los granos, y el consumo de grasas trans son tres factores que promueven ambas enfermedades.
No es sorprendente que las investigaciones recientes hayan señalado que la enfermedad cardíaca también aumenta sus probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, que es una forma grave y mortal de la demencia.
Según los autores, el daño vascular puede predisponer a su cerebro a una mayor acumulación de placa amiloide, que es una característica de esta enfermedad degenerativa del cerebro. La acumulación de placa empeora con las arterias más rígidas, por lo que prevenir la acumulación de placa arterial puede ser un factor crítico en la prevención de la demencia.
Durante décadas, las grasas saturadas se han demonizado como la causa de las enfermedades cardíacas. La industria de alimentos, en respuesta a estas preocupaciones de salud reemplazó las grasas saturadas con grasas trans, y surgió un nuevo mercado de alimentos bajos en grasa (pero alto contenido de azúcar).
Desde entonces, la salud de las personas en Estados Unidos se ha deteriorado, y no se sabe la cifra de las personas que han sido prematuramente asesinadas por este error... Para empeorar las cosas, el aceite de soya transgénico, que es una fuente importante de grasas trans, puede oxidar el interior de su cuerpo, causando daño a su corazón y su cerebro.
La Grasa Trans Obstruye las Arterias, No la Grasa Saturada
Pues resulta que, las grasas saturadas nunca han sido el culpable de la enfermedad cardíaca. Esta suposición se basa en una investigación deficiente, cuyas conclusiones fueron completamente erróneas.
El Dr. Fred Kummerow, autor del libro Cholesterol Is Not Culprit, ha investigado las grasas y las enfermedades cardíacas durante ocho décadas, y fue el primer investigador en identificar el tipo de grasas que causan obstrucción de las arterias.
El diciembre pasado, el New York Times publicó la investigación del Dr. Kummerow sobre las grasas, lo que demuestra que las grasas trans (que se encuentran en los aceites vegetales parcialmente hidrogenados) son los culpables de las crecientes tasas de enfermedades cardiacas. El Dr. Kummerow fue el primero en publicar un artículo científico sobre esta asociación, en 1957.
Hallazgos preliminares del estudio presentados en las Sesiones Científicas de la American Heart Association en el 2014 también revelaron que las grasas trans están vinculadas a un mayor riesgo de deterioro de la memoria. Esto no es sorprendente si tenemos en cuenta los vínculos entre la demencia y la enfermedad cardíaca. De acuerdo con la revista Time:
"El consumo de grasas trans se relacionó con una mala memoria en personas menores de 45 años, incluso después de controlar los factores que influyen en la mente como la edad, la depresión y la educación. Cada gramo de grasa trans consumido por día se relacionó con un recordatorio de palabras de 0.76, ¿traducción?, las personas que comieron más grasa trans recordaron 11 palabras menos.”
Una de las autoras, la Dra. Beatrice Golomb, señaló que dado a que el número promedio de palabras recordadas correctamente fue de 86, una pérdida de alrededor de una docena de palabras representa un detrimento funcional significativamente elevado."
La investigación, mientras que no puede establecer la causa y efecto, sugiere que las grasas trans pueden actuar como un pro oxidante, lo que contribuye al estrés oxidativo, causando daño celular. Esto es similar a los hallazgos anteriores del Dr. Kummerow, que muestran que los aceites vegetales se oxidan cuando se calientan, y cuando el colesterol oxidado y grasas trans entran en sus partículas de LDL, se hacen potencialmente destructoras.
Grasas Trans
El Dr. Kummerow, ahora a sus 100 años de edad, sigue siendo un investigador y escritor activo. Solo en los últimos dos años publicó cuatro documentos. Algunas de sus investigaciones más recientes muestran que hay dos tipos de grasas en nuestra alimentación que son las responsables por el desarrollo de las enfermedades cardíacas:
1. Grasas trans encontradas en el aceite parcialmente hidrogenado. Estructuralmente, las grasas trans son ácidos grasos sintéticos; 14 de ellos se producen durante el proceso de hidrogenación. (No están presentes en las grasas animales ni en las grasas vegetales.)
Las grasas trans impiden la síntesis de prostaciclina, que es necesaria para mantener la sangre que fluye. Cuando las arterias no pueden producir prostaciclina, forman coágulos de sangre, lo que podría predisponerlos a la muerte súbita.
2. Colesterol oxidado, se forma cuando los aceites vegetales poliinsaturados (tales como aceites de soya, maíz y girasol) se calientan. Este colesterol oxidado (colesterol no alimentario) causa un aumento en la formación de tromboxano, un factor que coagula la sangre.
Dos de los documentos del Dr. Kummerow se refieren a la forma en que estos aceites endurecen las arterias y juegan un papel importante en el desarrollo de aterosclerosis. Como lo reportó el New York Times:
“El problema, dice el [Dr. Kummerow] no es el colesterol LDL, el ‘colesterol malo’... Lo que importa es si el colesterol y la grasa que están presentes en esas partículas de LDL están o no oxidadas... [Él] dice que las altas temperaturas utilizadas para freír alimentos causan aceites poliinsaturados inherentemente inestables a la oxidación, y que estos ácidos grasos oxidados se convierten en una parte destructiva de las partículas de LDL. Incluso cuando no se oxidan en el proceso de freír, los aceites de soya y de maíz pueden oxidar el interior del cuerpo.”
Necesitamos Grasas Saturadas para una Función Cerebral Saludable
La alimentación de nuestros antepasados era muy alta en grasas saturadas y prácticamente no contenía azúcares ni carbohidratos chatarra. Hoy en día, no sólo la mayoría de nosotros comemos una cantidad excesiva de carbohidratos, estos carbohidratos son refinados y altamente procesados.
En la última década, también hemos optado por granos y azucares transgénicos (GE) como (remolacha azucarera y maíz transgénico), los efectos para la salud a largo plazo por esos alimentos nunca se habían presentado.
Está equivocada fobia a las grasas, sin duda, ha jugado un papel importante en el dramático aumento de la demencia y otros trastornos neurológicos, porque su cerebro no puede funcionar correctamente sin grasas. De hecho, la mayoría de las personas se beneficiaran por consumir hasta 50 a 85 por ciento de sus calorías diarias en forma de grasas para una salud óptima (para la lista de grasas saludables, vaya al final del artículo), en el intento de resolver su resistencia a la insulina.
En comparación, la Asociación Americana del Corazón recomienda limitar las grasas saturadas a entre cinco y seis por ciento del total de calorías. No tengo la menor duda de que este nivel recomendado gravemente sub-óptimo está contribuyendo a la mala salud de las personas en Estados Unidos y promoviendo enfermedades cardíacas y demencia.
Mientras que el consumo de grasas trans se redujo en alrededor de un tercio entre 1980-2009, muchos todavía están consumiendo demasiadas grasas trans. El problema es que a menudo esta oculta. Incluso los productos que tienen en su etiqueta "cero grasas trans" pueden contener grasas trans, ya que los fabricantes de alimentos no están obligados a enlistar las grasas trans si su contenido es por debajo de una cierta cantidad por porción.
Utilizar ridículamente una pequeña porción es una laguna legal que permite a los fabricantes de alimentos engañarlo sobre las grasas trans que contienen sus productos. Como regla general, para evitar las grasas trans, necesitaría evitar cualquier y todos los alimentos que contengan o sean cocinados con aceite vegetal parcialmente hidrogenado, así que asegúrese de revisar la lista de ingredientes.
Dos Preocupaciones Adicionales: Aldehídos Cíclicos y Acrilamida
Además del daño causado por las grasas trans, los aceites vegetales como el de cacahuate, maíz y soya se degradan en productos de oxidación altamente tóxicos llamados aldehídos cíclicos cuando se calientan, y estos subproductos en realidad pueden hacer más daño que las grasas trans. Pero como esto es tan nuevo, muy pocas personas saben de este problema.
La acrilamida es otro subproducto altamente tóxico que se produce cuando los alimentos almidonados o ricos en carbohidratos, como la papa y los granos son fritos o cocinados a altas temperaturas. Las papas fritas, a la francesa, galletas, crackers y cereales tienden a tener los niveles más altos de acrilamida, cortesía del procesamiento al que se sometieron. La acrilamida es una neurotoxina conocida, y la investigación en animales ha revelado una clara evidencia de actividad carcinogénica.
Aunque no hay datos oficiales sobre lo que pueden causar los aceites para cocinar o para prevenir la acumulación de acrilamida, creo que es bastante claro que los aceites vegetales procesados de los alimentos procesados o cocinados a altas temperaturas aumentan los riesgos de salud. Hablando de la acrilamida, el 7 de noviembre, el Departamento de Agricultura (USDA), aprobó variedades de papa transgénicas, diseñadas para generar menos acrilamida que las papas regulares cuando se cocinan. Desde mi punto de vista, esta locura sólo va a empeorar las cosas.
El problema de las grasas trans y los aldehídos cíclicos podría en gran medida abordarse al regresar al uso de las grasas saturadas como la mantequilla, aceite de coco y manteca de cerdo, Los dos últimos de estos son muy estables y excelentes para la cocción a altas temperaturas.
El problema de la acrilamida se resuelve al cocinar los alimentos a temperaturas más bajas. Esto, por supuesto, sería un duro golpe para la industria de alimentos procesados. Así que en lugar de hacer algunos cambios tan necesarios en nuestro sistema alimentario (como alejarse de los alimentos procesados y promover los alimentos enteros), una papa que es manipulada genéticamente para que no desarrolle acrilamida—esta es una manera para que la industria de alimentos pueda continuar fabricando chips y papas a la francesa que dañan el corazón, el cerebro y el intestino, la mayoría de los aceites de maíz y soya son transgénicos, mientras que pretenden hacerse pasar por alimentos que fueron modificados para hacer más seguros los alimentos.
Evitar los Alimentos Procesados Es la Manera Más Sencillas de Proteger su Salud
Según el Dr. Kummerow, su cuerpo puede eliminar las grasas trans en alrededor de un mes, lo cual es alentador. La trágica realidad, por supuesto, es que el 95 por ciento de los alimentos que la mayoría de las personas consumen son procesados – y en los alimentos procesados es donde se encuentran todas estas grasas—y también los aldehídos cíclicos, acrilamida, ingredientes transgénicos y pesticidas... Por lo tanto, si usted quiere proteger su salud, especialmente el corazón, cerebro e intestino, es necesario evitar la mayor cantidad de alimentos procesados (incluyendo la mayoría de los alimentos en los restaurantes) tanto como le sea posible, y empezar a cocinar en casa, utilizando ingredientes enteros no adulterados y frescos. En resumen, le recomiendo:
Evitar el azúcar, la fructosa procesada y los granos. Esto significa que debe evitar la mayoría de los alimentos procesados
Comer muchos alimentos enteros, idealmente orgánicos, y reemplace los carbohidratos de granos con:
Grandes cantidades de vegetales orgánicos, cultivados localmente
Proteína de alta calidad en cantidades bajas a moderadas (piense en carne de animales de pastoreo)
La mayor cantidad que desee de grasas saludable de alta calidad (grasas saturadas y monosaturadas de animales y fuentes de aceite tropicales). La mayoría de las personas necesitan más de 50-85 por ciento de grasas en su alimentación para una salud óptima, una cantidad muy diferente al 10 por ciento actualmente recomendado. Las fuentes de grasas saludables que puede agregar a su alimentación:
FUENTE: Dr Mercola
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