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Edificando Novia para el Cuerpo - Reflexiones (4)




Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena... Mishlei/Proverbios 29:18

Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena, pues no hay unanimidad. Es verdad que muchas personas aman al Adón y sirven a Elohim, pero cada una tiene su propia opinión y su propia visión. Como resultado, no es posible que haya unanimidad. A esto se debe que tanto el cristianismo como el judaísmo se hayan debilitado tanto, dividiéndose en lo que civilizadamente llaman "denominaciones" para no acusarse de "sectas" unos a otros. El pueblo de Elohim está dividido y partido. Hay divisiones por doquier.


Aunque cada uno dice que ama al Adón, no hay ninguna visión clara, y los hombres son "sacudidos por todo viento de doctrina". Algunos dudan, diciendo: "¿Somos acaso los únicos que están bien? ¿Acaso los demás no predican también el evangelio? ¿Acaso no llevan personas al Adón y las edifican?". Aceptar esto implicaría decir que "todos los caminos conducen a Roma".


Consideren al envejecido Yaakov/Jacob. Aunque es llamado de justo, no podemos concluir con esto que la senda que él tomó fuese siempre la correcta. Tampoco podemos hoy asegurar que todos los que predican están exentos de errores o ya conocen toda la visión completa, como tantos aseguran temerariamente. El camino del Ruaj es uno de crecimiento y desarrollo constante, y nosotros sólo podemos acompañarlo prestando mucha atención a sus indicaciones, en todo momento, sin apartarnos ni a derecha ni a izquierda de las Escrituras, ni siquiera para "reparar" cosas perdidas, cosas que no entendemos, cosas que nos faltan.


Aunque en el celo por la predicación de las Buenas Nuevas muchas personas corran, eso no demuestra que estén en el camino correcto, ni siquiera que estén moviéndose de su lugar. De hecho, muchos de los nuevos miembros por ellos conquistados jamás dan fruto, por no decir que podemos dudar acerca de si su salvación es genuina. Los que predican desde la carne, desde el alma, sólo podrán producir discípulos carnales, nunca espirituales, porque no sabrán transmitir lo que no tienen. Aunque muchas personas puedan parecer más celosas y más fervientes que nosotros, y aunque nuestra condición sea pobre, si no nos alejamos del Ruaj haKodesh y permitimos que él gobierne nuestras vidas, estaremos andando en su Camino, estaremos trabajando para Su Reino. Otros tal vez trabajen más, pero el fuego probará los frutos.


Algunos de los santos rehúsan seguir el fluir de la era. Ellos declaran que desean recibir algo de primera mano en lugar de aprender de los demás. Hablar de esta manera es engañarnos a nosotros mismos. Sólo unas cuantas personas, tales como Shaúl, Moshe, los profetas, recibieron todo de primera mano. Y aún así, la revelación que recibieron fue únicamente la que correspondía a su época. Pero todo lo que obtenemos de las Escrituras, de la mano y aliento del Ruaj haKodesh, cuando entra en nuestro propio ruaj, es de primera mano. El Ruaj puede usar a un hermano para enseñarnos algo, pero sin la intervención directa del Ruaj haKodesh sobre nuestro ruaj, nada sucederá. Sinceramente, a mí no me importa si recibo algo de primera mano o no. Lo único que me interesa es si el Ruaj lo coloca en mi interior o no.


Necesitamos crecer en el ruaj para comprender que no podemos tener diferencias si queremos de verdad servir a nuestro Adón. Las verdades no provienen de una u otra mente humana, siempre provienen del Ruaj haKodesh, y sólo a él debemos recurrir para confirmar nuestros caminos. Si nos ejercitamos diligentemente, si diariamente comemos Su Palabra, si nos esforzamos por someter nuestra alma y hacer crecer nuestro ruaj, el Ruaj nos capacitará para que seamos herramientas útiles en Su Obra, nos labrará para que seamos edificados en el cuerpo de la Novia y colocará dentro nuestro el ardiente deseo de no hacer otra cosa sino amar a Yahweh con todas nuestras fuerzas.





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