Actividades que el mundo considera impropias para un creyente
El hombre fue hecho para cargar la imagen y semejanza del Creador, y eso es lo que el mundo ve a través de los creyentes. Debemos evitar toda actividad que el mundo considere inapropiada para los creyentes. Como mínimo, nuestra vida debe conformarse a la norma establecida por aquellos que pertenecen al mundo. El mundo en general ha establecido para los creyentes reglas y normas, y si no las cumplimos, los decepcionaremos. No debemos dar pie a las críticas de los gentiles ni a comentarios tales como: "¿Los creyentes hacen estas cosas?". En el momento en que los gentiles les reconvienen de ese modo, habremos fracasado.
Los gentiles van a donde quieren, y si uno les dice que no es correcto, ellos discutirán argumentando lo contrario; pero si ustedes van a esos mismos lugares, el comentario será: "¿Así que ustedes también van a esos sitios?". Ciertas actividades son pecaminosas y cuando los gentiles las practican, ellos no dicen nada, pero cuando usted participa de ellas, lo promulgan por doquier. Por consiguiente, debemos abstenernos de todo lo que los gentiles consideren impropio. Este es uno de los requisitos mínimos. Cuando los incrédulos digan: "Los creyentes no deberían hacer esto", debemos apartarnos inmediatamente de ello.
Algunos jóvenes han sido salvos, pero sus padres no. Algunas veces estos jóvenes les piden algo a sus padres, quienes les responden diciendo: "¿Así que ustedes los creyentes también desean esas cosas?". SI HAY ALGO DE LO CUAL UN CREYENTE DEBIERA SENTIRSE AVERGONZADO ES DE SER CORREGIDO POR UN GENTIL. Avraham mintió, y fue reprendido por Abimelec. Las Escrituras considera esta clase de hechos como los más deshonrosos. Debemos apartarnos y separarnos de todo aquello que los mundanos, los egipcios, juzgan que sea impropio.
1. Lo que es incompatible con el propio Adón
Debemos eliminar de nuestras vidas todo aquello que sea incompatible con el Adón. Ya que el Adón sufrió humillaciones en esta tierra, nosotros no deberíamos buscar ninguna gloria terrenal. Tenemos que pasar por las mismas experiencias por las que pasó Yahshua. Debemos eliminar de nuestras vidas todo lo que sea incompatible con Mashíaj.
El Adón dijo que el discípulo no está sobre su maestro, ni el esclavo sobre su señor. Si el mundo trató a nuestro Maestro de cierta manera, no debemos esperar que se nos trate de otra. Si nuestro Adón recibió cierto trato, no debemos entonces esperar que se nos trate de una manera distinta. Si no recibimos el mismo trato que nuestro Maestro recibió, si el mundo nos aplaude y nos admira, hay algo en nosotros que no está bien y, con toda certeza, hay algo en nuestra relación con Mashíaj que no está bien.
Para seguir a Yahshua ha Mashiaj, debemos estar dispuestos a ser humillados, sin esperar gloria alguna. Seguir a Yahshua significa cargar nuestro madero y negar nuestro yo.
Entonces llamó a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo: “Si alguno quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su madero y sígame. Mordejai/Marcos 8:34
A aquellos que fueron los primeros en seguir al Adón, Él inmediatamente les dijo que tenían que cargar el madero si deseaban seguirle. Según el propio Adón, NEGARSE A SÍ MISMO Y CARGAR EL MADERO es la entrada principal. Este es el camino que hemos tomado, y podremos seguir al Adón únicamente si lo hacemos andando por Él. Nuestra relación con el mundo debe ser la misma y debe ser compatible con la relación que tiene el Adón con el mundo. No podemos tomar un camino diferente.
Pero lejos esté de mí el gloriarme sino en el madero de nuestro Maestro Yahshúa el Mashíaj, por medio de quien el mundo quedó ejecutado para mí y yo para el mundo. GalutYah/Gálatas 6:14
Aquí se nos muestra que el madero eliminó toda relación que un creyente pueda tener con el mundo.
Los nuevos creyentes deben ser dirigidos por el Adón para que se percaten de que su condición debe ser igual a la del Adón. Ciertas personas hacen demasiadas preguntas, al preguntar por ejemplo: "Si hago esto, ¿estaré en el mundo? ¿Nos es permitido hacer esto o aquello?". No podemos decirles a las personas lo que tienen que hacer, cosa por cosa. Lo único que podemos asegurarles, como principio general, es que el mundo está en contra del madero y también está en contra de nuestro Adón. Si nuestro corazón está abierto y es dócil ante Elohim, cuando nos acerquemos a Él, espontáneamente la diferencia entre el mundo y el madero nos resultará obvia.
En cuanto nos acercamos al Adón, sabremos con exactitud lo qué es y lo que no es el mundo. En realidad, lo único que tenemos que preguntarnos es: "¿En qué consiste exactamente mi relación con este asunto? Y ¿qué clase de relación tenía el Adón Yahshua con este asunto cuando Él vivía en la tierra?". Siempre y cuando nuestra relación con el mundo sea la misma que el Adón tuvo mientras estuvo en la tierra, estaremos bien. Si nuestra posición es diferente a la del Adón Yahshua, algo está mal, hemos errado.
2. Todo lo que apaga nuestra vida espiritual
Es difícil enumerar cada cosa de lo que es el mundo, pues nunca terminaríamos; pero hay un principio básico: todo aquello que apague la vida espiritual es el mundo. El mundo es todo aquello que elimina nuestro celo por la oración, nos roba el interés por leer la Palabra de Elohim y nos impide testificar y proclamar nuestra fe delante de los hombres. Todo lo que nos impide acercarnos al Adón y confesar que creemos en Él es el mundo. El mundo es aquel ambiente que ahoga y seca a una persona; es cualquier cosa que disuade al hombre de amar y de anhelar a Yahweh con todo el corazón. Aquí vemos un principio muy amplio: el mundo es todo lo que hace deteriorar nuestra condición espiritual a los ojos del Adón. Debemos rechazar todo lo que apague nuestra vida espiritual.
Algunas personas dicen: "Si esto no tiene nada de pecaminoso, ¿todavía podría ser considerado mundano?". Son muchas las cosas que pueden "parecernos" buenas, pero después de que hemos participado de ellas una o dos veces, apagan el fuego espiritual que tenemos por dentro. Tales cosas debilitan nuestra conciencia delante de Elohim. Después que hemos participado de tales cosas, nuestra lectura de las Escrituras se hace insípida. Aunque tengamos tiempo para leer las Escrituras, no deseamos hacerlo. Después de participar en tales cosas nos sentimos vacíos y carecemos de testimonio ante los hombres. Quizás tales cosas no constituyan pecado, pero pueden apagar nuestra vida espiritual. Todo aquello que apague nuestra vida espiritual es el mundo, y debemos rechazarlo completamente.
3. Todo lo que dé la impresión de que no somos creyentes
Hay que abordar otro asunto más: cómo nos relacionamos con los demás. Toda actividad o relación social que haga que escondamos nuestra lámpara debajo del almud pertenece al mundo. Muchas amistades, actividades y contactos con la gente mundana nos obligan a esconder nuestra luz. Por estar envueltos en todo esto, no podemos llevar erguida la cabeza para testificar que somos creyentes. Si usted se envuelve en ciertas conversaciones y, por cortesía, las escucha y se ríe con los incrédulos, sentirá que algo se ha apagado por dentro aunque por fuera se sonría. Internamente sabe que eso es el mundo, pero por fuera, se siente obligado a ir tras el mismo. Sabe que es pecado, pero no lo denuncia. Debemos huir de esta clase de ambiente social. Muchos hijos de Elohim son gradualmente absorbidos por el mundo a causa de las diferentes actividades y contactos sociales en que se involucran indiscriminadamente.
Todo creyente debe saber desde un principio cuál es su posición y también tiene que tomar las decisiones respectivas. No queremos ser antisociales a propósito. Pero cuando estamos con la gente de este mundo, debemos mantener nuestra posición creyente. Nadie debe insultar la postura que hemos tomado como creyentes, al contrario, tienen que respetarla y verla. Cuando yo tomo esta postura, debo conservarla aunque otros me critiquen.
Si queremos separarnos del mundo, debemos dejar claro que somos creyentes, siempre cuidando la manera en que hablamos. Si no podemos mantener esta postura delante de los demás, sería bueno que nos alejáramos de allí. En Tehilim/Salmos 1:1 se nos dice que no debemos estar en camino de pecadores, ni sentarnos en silla de escarnecedores. Si andamos por camino de pecadores, terminaremos en el mismo lugar donde ellos están; y si nos sentamos en la silla de los escarnecedores, o los que se burlan, tarde o temprano, seremos iguales que ellos. El pecado y el escarnio son contagiosos, así que debemos aprender a huir de estos como se huye de los gérmenes infecciosos.
4. Acciones que los creyentes débiles desaprueban
El mundo también lo constituyen las acciones que hacen tropezar a una conciencia débil. Los hijos de Elohim deben alejarse de ellas. Ya hablamos de las acciones que el mundo considera impropias. Examinemos ahora lo que las personas que recién empiezan en la vida creyente piensan que no se debe hacer.
Si un incrédulo considera que no debemos hacer algo, debemos evitarlo, de lo contrario perderemos nuestro testimonio. De igual manera, debemos evitar cualquier actividad que un creyente no apruebe, aunque éste sea el más joven y débil de todos. Así pues, no son las palabras de un creyente fuerte, sino las palabras de un creyente débil las que determinan lo que debemos o no debemos hacer. Tal vez lo que él afirme que es incorrecto o indebido, no lo sea; sin embargo, no debemos ser tropiezo para los débiles. Si ellos piensan que vamos por el camino equivocado, los haremos tropezar. Shaúl dijo: "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas son provechosas" (Qorintiyim Alef/1 Corintios 6:12). Todas las cosas son lícitas, pero algunos las consideran mundanas, por consiguiente, no debemos hacerlas por el bien de ellos.
Shaúl usó como ejemplo: comer carne. Él dijo que si comer carne era ocasión de tropiezo para algún hermano, el jamás la comería. Esto no es fácil de hacer porque, ¿quién puede abstenerse de comer carne para siempre? Por supuesto, Shaúl no está sugiriendo que dejemos de comer carne. En Timotio Alef/1 Timoteo, él claramente establece que no estaba bien abstenerse de comer carne; sin embargo, nos muestra que estaba dispuesto a ser extremadamente cuidadoso. A él no le molestaba comer carne o no comerla, y sabía perfectamente lo que estaba haciendo; pero no aquellos que le seguían a él. Nosotros sabemos hasta donde podemos llegar, pero aquellos que nos siguen no lo saben. ¿Qué pasaría si ellos avanzaran? No hay nada malo si comemos carne pero, después de un tiempo, aquellos que nos siguen tal vez vayan al templo, no sólo a comer lo sacrificado a los ídolos, sino a adorarlos. Muchas cosas no están directamente relacionadas con el mundo, pero debemos ser extremadamente cuidadosos al tocarlas, porque puede ser que para los demás sean mundanas.
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