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Como Mejorar La Salud Digestiva En Caso De Candidiasis Intestinal

Foto del escritor: Anunciadora de SionAnunciadora de Sion



Candidiasis intestinal: una infección oportunista


La candidiasis es una infección fúngica que puede estar provocada por diferentes tipos de cándidas, pero la más común es la Cándida albicans. La Cándida albicans es una levadura que se encuentra presente en nuestro tracto gastrointestinal, así como en la vagina, la piel y la cavidad oral.


Se trata de un microorganismo oportunista, lo que significa que cuando hay unas condiciones adecuadas, es decir la microbiota de nuestra piel, boca e intestino se encuentra en buen estado y el ecosistema se encuentra equilibrado y diverso, la Cándida albicans no supondrá ningún problema. Sin embargo, si no se dan estas condiciones y además, hay una alteración del pH de la zona en la que se encuentra, es cuando la Cándida albicans puede suponer un problema, dando lugar a una infección.


La candidiasis, que es el término empleado para referirse a las infecciones provocadas por las cándidas (en este artículo nos centraremos en la Cándida albicans), es un trastorno que normalmente es poco grave, como es el caso de la candidiasis oral y vaginal. Existen candidiasis muy graves, que reciben el nombre de candidemias o candidiasis sistémicas, las cuales pueden llegar a provocar la muerte. Este tipo de candidiasis tan graves no son para nada comunes y las personas que tienen un mayor riesgo de sufrirlas son aquéllas que se encuentran muy inmunodeprimidas, como los pacientes de VIH y ciertos estadios de algunos tipos de cáncer.


Entonces, ¿qué pasa con la Cándida albicans a nivel intestinal?


Pues, como ya he mencionado anteriormente, la Cándida albicans forma parte de nuestra microbiota intestinal, pero si se dan las condiciones para que prolifere, lo hará y nos provocará problemas.


Si tenemos un sistema inmunológico comprometido (por algún tipo de enfermedad crónica, como el el cáncer, el VIH o incluso en situaciones de alto estrés crónico y alimentación poco saludable), tendremos mayor riesgo de que la Cándida albicans prolifere y cause una infección, bien sea en nuestra vagina, en nuestra cavidad oral o en nuestro tracto gastrointestinal. Una alimentación poco saludable (rica en alimentos ultraprocesados, con altas cantidades de azúcar y grasas de mala calidad, así como rica en proteína animal) puede afectar negativamente a nuestra microbiota intestinal y por ello, nuestro sistema inmunológico estará más débil y seremos más susceptibles a contraer una infección provocada por las cándidas.


Un sobrecrecimiento de la Cándida albicans en el tracto gastrointestinal puede ser especialmente perjudicial en personas con enfermedades inflamatorias intestinales, como enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa. Además, se ha visto que los pacientes de Crohn y colitis ulcerosa, al presentar una microbiota intestinal alterada y con menos diversidad, son mucho más susceptibles a sufrir una candidiasis y de hecho, es habitual que presenten niveles por encima de lo normal de Cándida albicans. En personas saludables, la proliferación de la Cándida albicans en el intestino no es algo muy común y en el caso de que se diese, se trataría de un cuadro infeccioso puntual que debería tratarse, dependiendo del grado en el que se encuentre, con antibióticos o con suplementos a base de plantas con potencial antimicrobiano (siempre y cuando se trate de una infección leve e inicial y que la suplementación esté controlada por un médico).


Sin embargo, una alimentación occidentalizada, así como el excesivo uso de antibióticos, medicamentos y malos hábitos como el sedentarismo, el estrés y fumar, afectan de una manera muy negativa a nuestra microbiota intestinal (1), provocando su alteración y por ende, seremos mucho más susceptibles a sufrir candidiasis, bien sea vaginal, en la piel o en nuestro tracto digestivo. Siempre que nuestro sistema inmunológico se encuentre debilitado, tendremos un riesgo significativamente mayor de contraer una infección, del tipo que sea.


Diagnóstico de candidiasis intestinal


El diagnóstico de la candidiasis en el tracto gastrointestinal es relativamente sencillo. Se puede diagnosticar mediante colonoscopia o endoscopia, cogiendo una muestra del tejido intestinal, que tras su análisis, nos indicará si existe una infección o no. Cuando existe una candidiasis intestinal, al realizar la colonoscopia se pueden apreciar visualmente una especie de manchas blancas en las paredes del intestino, lo cual resulta bastante significativo.


Otras formas en las que puede diagnosticarse la candidiasis intestinal es mediante un análisis de heces o de sangre específicos, para ver así si existe una infección provocada por la Cándida albicans. La colonoscopia y los análisis de sangre y heces parecen ser las pruebas más eficaces en el diagnóstico de la candidiasis intestinal.


Sin embargo, este de tipo infección intestinal no es muy común (son mucho más habituales las vaginales y las de la cavidad oral) y suele darse en pacientes inmunodeprimidos. Una vez diagnosticada con unos de estos medios es importante tratarla con relativa rapidez, ya que puede llegar a ser grave.



Alimentación, microbiota y candidiasis intestinal crónica


Si bien es cierto que la candidiasis intestinal crónica es un trastorno del que apenas existe evidencia científica, muchas personas que presentan una sintomatología similar a la asociada a esta supuesta patología se sienten mucho mejor al retirar de su alimentación los productos ultraprocesados (panes industriales, galletas, cereales de desayuno, lácteos azucarados, carne procesada como las hamburguesas y el embutido, etc.) cargados de azúcar, grasas hidrogenadas y carbohidratos refinados. Al mismo tiempo que eliminan estos productos de su alimentación, comienzan a aumentar su consumo de frutas, verduras, frutos secos naturales, semillas, grasas de buena calidad (aguacate, aceites vírgenes prensados en frío, semillas, frutos secos). Como consecuencia, sus problemas digestivos empiezan a aliviarse y su estado general de salud mejora.


Los síntomas asociados a la candidiasis intestinal crónica son muy diversos y van desde las migrañas hasta el cansancio, la depresión y el sobrepeso. Estos síntomas no tienen por qué deberse a ese supuesto trastorno; la raíz de esos problemas puede estar en la mala alimentación, en los malos hábitos y, consecuentemente, en una microbiota intestinal alterada y poco diversa. Tener una microbiota alterada y poco diversa hace que tengamos peores digestiones, no sinteticemos vitaminas tan importantes como la D y la K (imprescindibles para tener una buena salud ósea). Además, provoca que tengamos un sistema inmunitario más débil, que nos sintamos más tristes y con menos ánimo, ya que en nuestro intestino se encuentran el 80% de los receptores de serotonina, que es un neurotransmisor responsable de nuestro estado de ánimo y de la regulación de los ritmos circadianos (que controlan nuestro patrones del sueño, entre otras muchas funciones). Entonces, tanto las malas digestiones como el insomnio, el cansancio, las infecciones recurrentes provocadas por un sistema inmunitario débil, así como la malabsorción de diversas vitaminas como la D, pueden deberse a una microbiota alterada y poco diversa, no a una candidiasis intestinal crónica.


Es decir, al cambiar la alimentación los pacientes mejoran, pero esto no evidencia el hecho de que tengan candidiasis intestinal crónica. Podemos interpretar que al incrementar el consumo o empezar a comer alimentos ricos en fibras fermentables y antioxidantes (verduras de hoja verde y hortalizas, frutos secos, semillas, legumbres, etc.) los cuales han demostrado ejercer un impacto positivo sobre la microbiota intestinal (8), (9), (10), mejora su salud digestiva. Mejorar la alimentación de este modo aumenta la diversidad de microorganismos y mejora la salud intestinal y nuestra salud general.


Seguir una alimentación saludable, altamente vegetal, libre de productos ultraprocesados y rica en fibras fermentables con acción prebiótica mejora nuestra microbiota y como consecuencia, nuestro sistema inmunitario será más fuerte. Por lo tanto, tendremos menor riesgo de padecer una infección provocada por las cándidas, bien sea en la vagina, en la piel, en las uñas, la cavidad oral o en el tracto gastrointestinal.



Conclusiones


La candidiasis es un término que engloba numerosas infecciones provocadas por el hongo Cándida. Las candidiasis vaginales, en la piel, en las uñas y en la cavidad oral son las más comunes y son normalmente infecciones leves. La candidiasis en el tracto gastrointestinal es menos común y las personas que tienen un mayor riesgo de padecerla son aquellas que están inmunodeprimidas, bien sea por enfermedades como el cáncer, el VIH, o incluso por tener una microbiota intestinal alterada por el estrés, una alimentación poco saludable, fumar y la ingesta excesiva de medicamentos. Las personas con enfermedades inflamatorias intestinales también tienen un mayor riesgo de padecer candidiasis en el tracto gastrointestinal.

Al cambiar la alimentación, la mayoría de personas mejoran sus síntomas y se sienten mejor, pero esto no significa que ocurra porque hayan vencido a la supuesta candidiasis intestinal crónica; la mejoría puede ser debida a que la buena alimentación ha influido positivamente en la microbiota intestinal, lo cual fortalece la salud global.






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