La Importancia De Dar Testimonio
Los dos días más felices en la vida de un creyente son el día en que creyó en el Mashíaj y el día en que por primera vez condujo a alguien a Mashiaj. El primero es un día de inmenso regocijo. Sin embargo, el gozo de conducir una persona por primera vez al Mashíaj, es quizás mayor que el gozo que experimentamos cuando nosotros somos salvos. Muchos creyentes no tienen mucho gozo porque nunca han dado testimonio del Mashíaj, ni guiado a alguien al Mashíaj.
Mishlei/Proverbios 11:30 dice: "El que gana almas es sabio", y Daniyel nos asegura "los que enseñan justicia a la multitud, (brillarán) como las estrellas, por toda la eternidad" (Daniyel 12:3).
Desde el inicio de nuestra vida creyente, debemos aprender a ganar almas valiéndonos de diversos medios; es nuestra forma de trabajar para la congregación de creyentes. No estoy hablando de dar mensajes desde un púlpito. Ese tipo de predicación ha tomado un espacio mayor que el que le correspondería. No es que escuchar el mensaje de otros no edifique, se trata de que esa no puede ser la centralidad de la vida de congregación, además de que lo correcto es que lo que se enseña sea para edificación y capacitación de los talmidim, a fin de que crezcan Y SEAN CAPACES DE SALIR A EDIFICAR A OTROS, no para que pasen sus vidas escuchando a la misma persona. Además, este tipo de predicación jamás podrá reemplazar la labor personal de guiar a los demás al Mashíaj. Es probable que una persona que sólo sabe cómo predicar las Buenas Nuevas desde una plataforma, no sepa cómo conducir a un individuo al Mashíaj. Así pues, no estoy exhortándolos a predicar desde el púlpito, sino a conducir a las personas a su salvación. Muchos tienen la habilidad de hablar (y no todos han sometido sus lenguas al ruaj), pero no saben conducir a las personas a que sean salvas, y no saben qué hacer cuando las personas acuden a ellos individualmente. En este estado, estas personas no son muy útiles. Las personas verdaderamente útiles son aquellas que pueden guiar a las personas a Mashiaj, una por una, y es lo que todos deben aprender a hacer, de forma simple.
"Porque [el reino del Cielo] es como un hombre que iba a emprender un viaje largo, y llamó a sus sirvientes y les confió sus bienes. A uno le entregó cinco talentos, a otro dos, y a otro, uno; a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. "Enseguida, el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. De la misma manera, el que había recibido dos ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue, hizo un hoyo en la tierra, y escondió el dinero de su amo. "Después de mucho tiempo, volvió el amo de aquellos sirvientes y ajustó cuentas con ellos. Cuando se presentó el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo: ‘Amo, usted me entregó cinco talentos, y mire, he ganado otros cinco talentos’. Su amo le dijo: ‘Bien hecho, sirviente bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el disfrute de tu amo’. Y cuando se presentó el que había recibido dos talentos, dijo: ‘Amo, usted me entregó dos talentos, y mire, he ganado otros dos talentos’. Su amo le dijo: ‘Bien hecho, sirviente bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el disfrute de tu amo’. "Pero cuando se presentó el que había recibido un talento, dijo: ‘Amo, yo sé que usted es un hombre exigente, que cosecha donde no sembró y recoge donde no esparció. Por eso tuve miedo, y fui y escondí su talento en la tierra. Aquí tiene usted lo que es suyo’. En respuesta su amo le dijo: ‘Sirviente malo y perezoso, sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí. Por lo tanto, debiste haber depositado mi dinero en el banco, para que al venir yo, recibiera lo mío con intereses. Así que, quítenle el talento y dénselo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene se le dará más, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Al sirviente inútil échenlo a las tinieblas de afuera’. Allí será el llanto y el crujir de dientes". MattiYah/Mateo 25:14-30
Ningún árbol brotará a menos que lo haga en virtud de su propio crecimiento. Asimismo, no podemos tener la vida de Elohim en nuestro interior sin que engendremos más vida. Aquellas personas que jamás testifican a los pecadores, probablemente necesitan que otros les testifiquen a ellos. Aquellas personas que no manifiestan deseo o interés alguno en llevar a otros al arrepentimiento, probablemente necesiten arrepentirse ellas mismas. Y los que permanecen callados cuando debieran dar testimonio del Mashíaj ante los demás, probablemente necesiten escuchar la voz del Ruaj de Elohim. Nadie puede ser tan avanzado que ya no necesite conducir a otros a que sean salvos, todo lo contrario. Nadie puede avanzar al nivel en que no necesite dar más testimonio ante los demás. Es necesario que todo nuevo creyente aprenda a dar testimonio a los demás desde el inicio mismo de su vida creyente. Esto es algo que todos debemos hacer por el resto de nuestros días, no sea cosa que llegue la hora en que Él nos pida cuenta de lo que hicimos con lo que nos dio y resulte que enterramos todo y no produjo nada.
Hay mucha gente que todavía no ha escuchado las Buenas Nuevas porque muchos no les han dado testimonio real. No se trata únicamente de hablarles de Mashíaj, también deben ver la diferencia en nuestras vidas. La consecuencia de esto es que esas personas se perderán; tales personas no solamente sufrirán un alejamiento temporal, sino que serán eternamente separadas de Elohim. Este es un asunto sumamente crucial.
Uno debe tomar la determinación de guiar a los demás al Mashíaj inmediatamente después de haber creído. Todos debemos hacer una lista con los nombres de las personas que quisiéramos que fuesen salvas durante ese año. Si nos hemos propuesto cooperar en la salvación de diez o veinte personas ese año, entonces debemos empezar a orar por ellas. Pero no basta con orar de manera general. No debemos decir: "Oh Mashíaj, por favor, salva a los pecadores". Esta clase de oración es demasiado general. Debemos tener una meta específica. Si queremos que diez sean salvos oremos por diez, y si deseamos que veinte sean salvos, oremos por los veinte. Preparen un libro en el que puedan escribir los nombres de los que son ganados a Mashiaj por medio de usted. Si gana uno escríbalo, así llevará cuenta de los que han sido ganados para el Mashíaj. Al finalizar el año, después de contar los que fueron salvos y los que todavía no lo son, siga orando por los que todavía no han recibido la salvación. Todo hermano y hermana debe poner esto en práctica. No es exagerado ganar treinta o cincuenta almas por año; diez o veinte es lo normal. Al orar, debemos pedirle al Mashíaj por un número específico, y si es con nombres, mucho mejor. El Mashíaj desea escuchar oraciones específicas. Debemos orar diariamente y aprovechar toda oportunidad que se nos presente para dar testimonio. Si todos predicamos las Buenas Nuevas y guiamos a otras personas al Mashíaj, nuestra vida espiritual progresará rápidamente en pocos años.
Tenemos que enarbolar la antorcha de las Buenas Nuevas para que ella alumbre a todos los que nos rodean. ¡Esperamos que todo creyente salga a encender a otros! Es necesario que nosotros proclamemos el testimonio de las Buenas Nuevas hasta que el Mashíaj regrese. Nosotros mismos no debemos estar encendidos sin encender a otros. Debemos encender más y más velas. Todos los días vemos almas que necesitan la salvación. Tenemos que esforzarnos por darles testimonio y conducirlos a Mashiaj.
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