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La consagración 2



Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Elohim que le ofrezcan sus cuerpos como sacrificio vivo, consagrado y agradable a Yahweh, como su culto racional. Romaniyim/Romanos 12:1
Trajo el segundo carnero, el carnero de la ordenación. Aharón y sus hijos pusieron las manos sobre la cabeza del carnero, y lo inmolaron. Mosheh tomó un poco de su sangre y la puso en el lóbulo de la oreja derecha de Aharón, y sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho. Mosheh trajo entonces a los hijos de Aharón y puso un poco de la sangre sobre los lóbulos de sus orejas, y sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los dedos gordos de sus pies derechos; y el resto de la sangre la roció Mosheh contra cada costado del altar. Tomó la grasa –el rabo gordo, toda la grasa alrededor de las entrañas, la protuberancia del hígado, y los dos riñones con su grasa– y el muslo derecho. De la canasta de panes ácimos que estaba delante de Yahweh, tomó una torta de pan ácimo, una torta de pan de aceite, y una galleta, y las colocó sobre las partes grasosas y sobre el muslo derecho. Puso todo esto en las manos de Aharón y en las manos de sus hijos, y lo elevó como ofrenda elevada delante de Yahweh. Vayikra/Levítico 8:27-28


El significado de la consagración


Romanos nos muestra que el significado de la consagración es ser un "sacrificio". ¿Qué significa la frase "ser un sacrificio"? ¿Qué es un sacrificio? La Escritura nos muestra que siempre que algo es apartado de su posición y uso originales, y es puesto en el altar de Elohim, específicamente para Él, ese objeto entonces se convierte en un sacrificio. En el Kitbé HaKodesh/Antiguo Testamento, los hombres ofrecían bueyes y carneros como sacrificios.


Debemos considerar este asunto. A la luz de las ofrendas del Kitbé HaKodesh/Antiguo Testamento. Cuando un carnero era sacrificado y ofrecido en el altar, inmediatamente era separado de todo aquello con lo cual estuvo antes vinculado. Los lazos que lo unían a su amo, a sus compañeros y a su corral, eran cortados e incluso, una vez consumido por el fuego, él mismo perdía su forma y tamaño originales. Lo mejor de él llegaba a convertirse en olor grato para Elohim, y sólo quedaba un montón de cenizas. EL RESULTADO FINAL DE QUE EL CARNERO FUESE OFRECIDO A ELOHIM ERA QUE ÉSTE ERA DESPOJADO DE TODO Y ANIQUILADO COMPLETAMENTE. Puesto que nuestra consagración es también una ofrenda a Elohim, el resultado debe ser el mismo. Se debe renunciar a todo para que sea quemado por Elohim hasta convertirse en cenizas, al grado en que absolutamente todo ha sido aniquilado.


Algunos hermanos y hermanas todavía abrigan la esperanza de que, una vez que se consagren, habrán de llegar a ser personas notables en el mundo. Esto demuestra que no han renunciado a su futuro. Él futuro al cual nos referimos no es el futuro que tenemos en el mundo, sino nuestro futuro en el mundo creyente. Ya no podemos tener un futuro en el mundo, según los padrones del mundo, con las expectativas del mundo.

Todos sabemos que es natural que el mundo nos atraiga y nos ofrezca la posibilidad de un futuro, pero incluso el llamado "mundo creyente" tiene demasiadas cosas de este mundo, y su futuro está amarrado a este sistema. Sin embargo, en una persona consagrada, todas estas expectativas deben ser llevadas a la muerte. Una persona verdaderamente consagrada ha renunciado a su futuro, no sólo a su futuro en el mundo, sino también a su llamado "futuro espiritual". Él ya no abriga ninguna esperanza para sí mismo, toda su esperanza está en Elohim. Su vida está, de manera pura y sencilla, en las manos de Elohim; ESTA PERSONA ES LO QUE ELOHIM QUIERE QUE ÉL SEA Y HACE LO QUE ELOHIM QUIERE QUE ÉL HAGA. Esta persona no sabe cuál vaya a ser el resultado de su entrega, y tampoco le importa. Lo único que sabe es que él es un sacrificio que pertenece completamente a Elohim, y esto es lo único importante para él. Así, el altar es, para siempre, el lugar donde él está y el resultado es, para siempre, un montón de cenizas. Él ha renunciado completamente a su futuro.


Este acto de renunciar a nuestro futuro no lo hacemos a regañadientes, después de que por alguna razón las esperanzas que teníamos para el futuro fueron demolidas; no, es una entrega voluntaria que surge de nuestro interior "porque el amor de Yahshua nos constriñe". Si nuestra consagración no está bien fundada, tarde o temprano surgirán problemas en nuestro servicio y en nuestra condición espiritual.


Hermanos y hermanas, la frescura de esta consagración producida al renunciar a cualquier futuro prometedor, debe ser resguardada en lo íntimo de nuestro ser. Nunca deje que su consagración envejezca. Si ella envejece, es como si usted nunca se hubiese consagrado. Debemos ser siempre como las cenizas en el altar, siempre ser enteramente para la satisfacción de Elohim, y nuestro futuro debe ser LAS COSAS DE YAHWEH. Esto debe ser siempre presente en nuestras vidas, porque Shaúl nos pide que seamos SACRIFICIOS VIVOS, eso implica un sacrificio continuo, que dura toda nuestra vida. Aún no hemos sido completamente consumidos en el fuego, no nos levantemos del altar entonces hasta que Yahweh haya terminado Su obra en nosotros.


ENTONCES, UN SACRIFICIO NO ES OTRA COSA QUE ALGO QUE HA SIDO APARTADO PARA ELOHIM Y PUESTO EN EL ALTAR, LO CUAL IMPLICA UN CAMBIO DE POSICIÓN Y DE USO. SEA UN BUEY O UN CARNERO, SEA FLOR DE HARINA O ACEITE, UNA VEZ QUE ES OFRECIDO COMO SACRIFICIO, YA NO SE HALLA EN LAS MANOS DE QUIEN HACE LA OFRENDA Y ÉSTE YA NO PUEDE USARLO PARA SU PROPIO BENEFICIO Y DISFRUTE.


Cuando nos presentamos a Elohim como sacrificio, nos convertimos en alimento para Elohim, ofrenda grata, olor fragante; somos para Su satisfacción. Entre las ofrendas de los israelitas, eran ofrecidas a Elohim como alimento, tales como el carnero, el carnero, las palomas y las tórtolas, las cuales servían de sacrificio. Cuando estos animales eran ofrecidos como holocausto, eran quemados en el altar y llegaban a ser olor grato, alimento para Elohim (Vayikra/Levítico 3:11).


El hecho de que Elohim aceptara tal sacrificio como olor grato, significaba que esto le satisfacía. Y esto era así porque la persona ESTABA EN OBEDIENCIA. Él no se agradó de la ofrenda de Qayin/Caín porque Qayin no tenía un corazón dispuesto al Padre e hizo una ofrenda de lo que él quiso, no lo determinado. Qayin ofreció los frutos de su labranza, algo que Yahweh no había pedido: fue una oferta del alma, no del ruaj, y por eso fue rechazada. Debemos asegurarnos de ofrecer a Yahweh LO QUE ÉL PIDE, NO LO QUE QUEREMOS.



El propósito de la consagración


Puesto que el significado de la consagración es llegar a ser un sacrificio, lo que se ofrece es completamente para Elohim. Él propósito de la consagración, por consiguiente, es que seamos utilizados por Elohim, que trabajemos para Él. Pero, para poder trabajar para Elohim, primero debemos permitir que Elohim opere en nosotros.

La ofrenda de los sacrificios mencionada en el Kitbé HaKodesh/Antiguo Testamento también arroja luz sobre este asunto. Cuando los carneroes y carneros eran inmolados y ofrecidos a Elohim en holocausto, primero era necesario que Elohim realizara una obra completa en ellos; es decir, debían ser completamente consumidos por el fuego para hacerlos agradables y aceptables para Elohim. Así también, nuestras obras deberán pasar por fuego y ser probadas:


...la obra de cada uno será evidente, pues el día la descubrirá. Porque por el fuego se revelará; y a la obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. Qorintiyim Alef/ 1 Corintios 3:13

Si los sacrificios no eran consumidos por el fuego, estarían crudos y malolientes y jamás podrían llegar a ser aceptables ni agradables para Elohim. Hoy ocurre lo mismo con nuestra consagración.Ya nos hemos ofrecido a Elohim; sin embargo, si primero no permitimos que Elohim haga Su obra en nosotros, sino que salimos directamente a trabajar para Él y servirle, como tantos pretenden en su entusiasmo almático, tal labor y servicio estarán "crudos", sin preparación y malolientes; jamás serán aceptados por Elohim y, mucho menos, podrán satisfacerle.


SI QUEREMOS TOCAR LAS COSAS ESPIRITUALES, DEBEMOS PRIMERO PERMITIR QUE ELOHIM OBRE EN NOSOTROS A FIN DE QUE SEAMOS QUEBRANTADOS, SUBYUGADOS Y DISCIPLINADOS POR ÉL. Debemos ser severos con nosotros mismos y preguntarnos si nuestra consagración tiene como fin obrar para Elohim directamente o permitir que Él obre en nosotros primero. En consecuencia, después de nuestra consagración no debemos estar ansiosos por realizar algo para el Adón, sino que debemos permanecer en el altar y dejar que Elohim obre en nosotros y nos consuma. Como resultado de Su acción consumidora, llegaremos a ser capaces de trabajar para el Adón. Esta consagración, este servicio, habrá madurado y estará en resurrección; será aceptable para Elohim y le satisfará.


En conclusión, el objetivo de la consagración es permitir que Elohim obre en nosotros con el fin de que obremos para Él. Que todos nosotros, por la gracia del Adón, prosigamos y, juntos, sigamos adelante.





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