Yahweh le habló a Mosheh, diciendo: Cuando una persona peque y cometa una ofensa contra Yahweh al tratar engañosamente con su prójimo en asunto de un depósito o una promesa, o al robar, o al defraudar a su prójimo, o al encontrar algo perdido y mentir sobre ello; si jura falsamente concerniente a cualquiera de las diversas cosas que uno puede hacer y pecar en ello– cuando uno haya pecado así y, al darse cuenta de su culpa, devuelva lo que obtuvo mediante robo o fraude, o el depósito que se le confió, o el objeto perdido que encontró, o cualquier otra cosa en la que haya jurado falsamente, pagará la cantidad principal y le añadirá la quinta parte. Se la pagará a su dueño cuando se dé cuenta de su culpa. Luego traerá al sacerdote, como su sanción para Yahweh, un carnero sin tacha del rebaño, o el equivalente, como ofrenda por la culpa. El sacerdote hará expiación en su favor delante de Yahweh, y será perdonado por cualquier cosa que haya hecho para hacerse culpable. Vayikra/Levítico 6:1-7
Cómo Debemos Efectuar La Restitución
Nuestra conducta debe ser recta, y nuestra conciencia debe ser irreprensible delante de Elohim. La Palabra de Elohim dice: "cuando uno haya pecado así y, al darse cuenta de su culpa, devuelva lo que obtuvo mediante robo o fraude, o el depósito que se le confió, o el objeto perdido que encontró" (pasuk 4). Aquí la palabra restituir es muy importante. La ofrenda por los pecados tiene dos aspectos. Por un lado, tenemos la necesidad de propiciar delante de Elohim, y por otro lado, es necesario restituir a nuestro prójimo lo que le quitamos. No debemos pensar que basta con ofrecer propiciación delante de Elohim, sino que también debemos restituir a nuestro semejante aquello de lo cual le privamos. De lo contrario, si no lo regresa, algo estará carente. La ofrenda por el pecado, mencionada en Vayikra/Levítico 5, se relaciona con los pecados que no ocasionan perjuicios materiales a nuestro prójimo. Por supuesto, en tales casos no es necesario devolver nada. Pero los pecados de los que habla el capítulo 6 implican pérdidas materiales, en cuyo caso uno debe efectuar la debida restitución. La propiciación por medio del sacrificio no era suficiente. Uno debía restituir lo que había tomado. Todo lo adquirido por medios pecaminosos debe ser devuelto. Se debe devolver lo obtenido por medio del robo, el abuso, los falsos juramentos, el usufructo abusivo de los bienes que nos fueron confiados o que nos encontramos, Y AÑADIRLE UNA QUINTA PARTE (un 20%). Todo esto debe ser devuelto.
¿Cómo debe una persona devolver estas cosas? En primer lugar, debemos efectuar una restitución completa. Es incorrecto no efectuar restitución alguna, pero es igualmente incorrecto que nuestra restitución sea incompleta o deficiente. Ninguno debe pensar que una disculpa es suficiente. Mientras el objeto en cuestión siga en nuestras manos, ello demuestra que todavía estamos errados y tenemos que efectuar completa restitución.
En segundo lugar, Elohim desea que no sólo devolvamos la cantidad completa, sino que también añadamos la quinta parte al hacerlo. ¿Por qué debemos añadir la quinta parte? Según este principio, debemos restituir abundantemente. Habiendo tomado lo que no nos pertenece, hemos causado un prejuicio a la otra persona, y esa quinta parte está destinada a cubrir ese daño. Si hemos tomado el dinero o las pertenencias de otros, Elohim desea que añadamos una quinta parte a la cantidad total cuando la devolvamos. Robar implica un principio de envidia y mezquindad que debe ser erradicado, además de falta de confianza en la provisión del Padre. Por eso se requiere que la devolución cueste un poco más a la persona, para que aprenda a ser generosa.
Algunos, lejos de añadir la quinta parte al efectuar reparación, no devuelven ni siquiera la quinta parte de lo que deben. Ellos se disculpan, diciendo: "Reconozco que en esta ocasión yo fui injusto, pero no siempre ha sido así; al contrario, en muchas otras ocasiones, usted fue injusto conmigo". Lejos de constituir una confesión apropiada, esto no es más que un ajuste de cuentas. Si usted quiere reconocer su falta, no sea mezquino al hacerlo. Es mejor excederse pidiendo disculpas, que no disculparse lo suficiente. Después de todo, ¿no fue usted el que pecó? Puesto que ahora deberá efectuar reparación, procure ser más generoso. Si quitó a otros sus posesiones, no pretenda devolver exactamente lo que hurtó; pues tiene que efectuar una reparación amplia y generosa.
Añadir una quinta parte a nuestra restitución debe recordarnos que ofender a otros es un problema y que no debemos hacerlo de nuevo. Cuando un creyente ofende a alguien, debe darse cuenta que aunque por el momento haya obtenido ganancia, al final sufrirá pérdida. Quizás haya sido fácil quitarle algo a alguien, pero cuando lo tenga que devolver, no sólo devolverá todo lo que tomó, sino que además, deberá añadir la quinta parte de lo que tomó.
Después de la disculpa y la restitución, todavía es preciso algo más. Vayikra/Levítico 6:6-7 dice que hemos de acudir a Elohim y buscar su perdón por medio de la sangre del Mashíaj. Este es un asunto muy serio. Si nos descuidamos, tomaremos ventaja de los demás y pecaremos contra ellos. Los hijos de Elohim deben devolver lo que pertenece a otros, y pedirle perdón a Elohim.
Los hijos de Elohim deben comportarse de una manera que esté de acuerdo con la dignidad que ellos poseen. Incluso cuando reconocemos nuestras faltas y las confesamos delante de los demás, debemos hacerlo en concordancia con la dignidad que poseemos. Si pedimos disculpas y, al mismo tiempo, tratamos de hacer un ajuste de cuentas, ciertamente no estamos disculpándonos como corresponde a hijos de Elohim. Por el contrario, los hijos de Elohim deben reconocer sus faltas con toda amplitud y añadir una quinta parte cuando efectúen reparación. Cuando se trata de reconocer sus errores, no debiera haber ninguna renuencia al respecto, o a no estar dispuestos a efectuar el menor sacrificio posible. SI AL PEDIR PERDÓN LO QUE A USTED LE PREOCUPA MÁS ES DETERMINAR CON EXACTITUD A CUÁNTO ASCIENDE SU DEUDA, ENTONCES NO ESTÁ COMPORTÁNDOSE COMO CORRESPONDE A UN CREYENTE. Por ejemplo, hay quienes, al pedir disculpas, dicen: "Al comienzo, yo no estaba enojado contra ti, pero tus palabras me provocaron a ira y por eso te ofendí. Ahora que he confesado mi culpa, te corresponde a ti confesar la tuya". Todo esto es propio de un ajuste de cuentas, no de la admisión de nuestra culpa y la confesión de la misma. Si usted ha de reconocer su falta, debe caminar la segunda milla, debe hacerlo generosamente. Reconozca su falta sin reservas, procurando hacerlo con toda amplitud. Usted no debe ocuparse de que la otra parte reconozca o no sus faltas, debe ocuparse de las suyas propias en primer lugar.
En tercer lugar, debemos hacer nuestra confesión y restitución lo más pronto posible. El pasuk 5 dice: "Se la pagará a su dueño cuando se dé cuenta de su culpa". Si estamos en capacidad de devolver aquello que habíamos retenido, o si el objeto en cuestión está todavía en nuestro poder, entonces debemos efectuar la devolución en cuanto nos percatemos de nuestro pecado. Por lo general, tenemos la tendencia a postergar esta clase de devoluciones, pero cuanto más posterguemos efectuar la debida restitución, más débil será el sentimiento que nos motiva a ello. Por ello, en cuanto seamos iluminados al respecto, debemos actuar, es decir, debemos apresurarnos a efectuar la reparación debida; si es posible, debemos hacerlo ese mismo día. Esperamos que todos nuestros hermanos y hermanas opten por la senda correcta desde el primer día en que se hacen creyentes. Nosotros jamás debemos aprovecharnos de los demás, ni podemos ser injustos con nadie. El principio fundamental que rige la conducta de los creyentes aquí en la tierra, debe ser el de no aprovecharse de los demás. Siempre que nos aprovechemos de otros de la forma que sea, estaremos cometiendo un grave error. No debemos tomar ventaja de nadie. En lugar de ello, tenemos que actuar con rectitud desde el comienzo mismo de nuestra vida creyente.
Tenemos que efectuar la restitución debida. Pero eso no es todo. No debiéramos pensar que todo ha quedado resuelto una vez que hemos pedido perdón y efectuado la reparación correspondiente. En realidad, ello no basta para que el asunto quede resuelto: "Luego traerá al sacerdote, como su sanción para Yahweh, un carnero sin tacha del rebaño, o el equivalente, como ofrenda por la culpa" (pasuk 6). Después de haber reconocido nuestra falta y efectuado la restitución correspondiente, todavía es necesario que acudamos a Elohim procurando Su perdón. La ofrenda de la expiación, descrita en el capítulo 5, concierne únicamente a Elohim, pues no se ha causado perjuicio material a ninguna persona en particular. Pero la ofrenda descrita en el capítulo 6 se relaciona con las transgresiones cometidas en contra de otras personas. Por tanto, primero tenemos que retribuir a los hombres por el perjuicio cometido, antes de acudir a Elohim en busca de Su perdón. Antes que un asunto haya sido resuelto con los hombres, no podemos acercarnos a Elohim para pedir perdón ¿Qué sucede después que nos hemos reconciliado con los hombres y le hemos pedido perdón a Elohim? "El sacerdote hará expiación en su favor delante de Yahweh, y será perdonado por cualquier cosa que haya hecho para hacerse culpable" (pasuk 7). Esto es lo que el Mashíaj desea. Si hemos cometido una transgresión en contra de alguien y le hemos causado algún perjuicio, tenemos que esforzarnos por efectuar la reparación debida; sólo entonces podremos acudir a Elohim y, basándonos en la sangre que Mashiaj derramó en el madero, suplicar Su perdón.
Jamás debiéramos considerar este asunto como trivial o insignificante. Una vez que adoptemos una actitud tan superficial, nos aprovecharemos de los demás, y pecaremos contra ellos. Los hijos de Elohim deben tener esto en cuenta y darle la debida importancia todos los días de su vida. Siempre que hayan cometido alguna falta en contra de otros, deben restituir lo que hayan retenido indebidamente, y deben acudir a Elohim en busca de Su perdón.
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