De modo que si llevas tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve a reconciliarte primero con tu hermano, y después vuelve y presenta tu ofrenda. Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que jamás saldrás de allí hasta que pagues el último centavo. MattiYah/Mateo 5:23-26
Este capítulo difiere de Vayikra/Levítico 6. El sexto capítulo de Vayikra/Levítico trata de las transgresiones contra los hombres con respecto a posesiones materiales, mientras que el quinto capítulo del evangelio de MattiYah/Mateo va más allá de lo material.
El Mashíaj dice: "De modo que si llevas tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti...". Esto se refiere específicamente a las contiendas que surgen entre los hijos de Elohim y entre los hermanos. Si usted está presentando una ofrenda en el altar, es decir, si le está ofreciendo algo a Elohim, y de repente se acuerda que su hermano tiene algo contra usted, tal "recuerdo" representa la manera en que nos guía Elohim en nuestro ruaj. Con frecuencia, el Ruaj haKodesh nos dirige por medio de sugerirnos ciertos pensamientos o recordándonos lo que debemos hacer. Cuando algo le viene a la memoria, no deseche ni menosprecie tal pensamiento. Por el contrario, en cuanto recuerde algo, debe atender a ello con diligencia.
"Si recuerda que su hermano tiene algo contra usted", esto quiere decir que usted ha pecado contra él, no necesariamente con respecto a posesiones materiales, sino tal vez actuando injustamente con él. Lo que en este pasaje se recalca no son las cuestiones materiales, sino aquello que usted hizo que causó que otros se sintieran agraviados por usted. Un nuevo creyente debe comprender que si ofende a alguien y no ofrece disculpas y pide perdón, se verá en problemas, pues ello podría causar que Elohim ya no acepte su ofrenda ni su oración. No hagamos que un hermano o hermana se queje o suspire delante de Elohim por causa nuestra, porque tan pronto lo haga, estaremos acabados delante de Elohim. Si hemos cometido alguna injusticia, o si hemos ofendido o lastimado a alguien, la parte ofendida ni siquiera necesita acusarnos delante de Elohim. Todo lo que necesita decir es: "¡Oh, fulano!"; o simplemente necesita decir: "¡Oh!", para hacer que Elohim rechace nuestra ofrenda. Todo lo que necesita es dar un pequeño suspiro por causa de nosotros delante de Elohim, para que todo lo que ofrezcamos sea rechazado. No debemos darle a ningún hermano o hermana ninguna razón para que suspiren delante de Elohim por causa de nosotros. Si hacemos que otros se quejen, no podremos progresar espiritualmente y todos nuestros presentes a Elohim serán anulados.
Si usted está presentando una ofrenda ante el altar y se acuerda que su hermano tiene algo contra usted o que ha dado motivos a su hermano para quejarse delante de Elohim, no ofrezca su ofrenda. Si desea ofrecer algo a Elohim, "ve a reconciliarte primero con tu hermano, y después vuelve y presenta tu ofrenda". Elohim desea la ofrenda, pero usted primero debe reconciliarse con los que ha ofendido. Aquellos que no se reconcilian con los hombres, no pueden presentar su ofrenda ante Elohim. Deje allí su ofrenda delante del altar y vaya a pedir perdón, reconcíliese primero con su hermano, y entonces regrese y presente su ofrenda. ¿Comprenden lo que tienen que hacer? Primero deben ir y reconciliarse con su hermano. ¿Qué significa ser reconciliado con su hermano? Significa disipar el enojo del hermano. Posiblemente necesite disculparse o devolver algo, pero lo más importante es satisfacer al hermano. Aquí no se trata de añadir la quinta o la décima parte, sino reconciliarse. Reconciliarse implica satisfacer las exigencias del ofendido.
Cuando usted ofende a su hermano y peca contra él, hace que él se irrite y le da motivos para pensar que usted actuó injustamente con él; debido a lo cual, su hermano se lamentará delante de Elohim, y ello hará que se interrumpa su comunión con Elohim, con lo cual su porvenir espiritual se verá truncado. Si su actitud provoca enojo en su hermano, usted estará haciéndolo tropezar. Es probable que usted no se haya percatado de encontrarse en tinieblas, y crea que todo está bien, pero la ofrenda que presente ante el altar será anulada. No podrá pedirle ni darle nada a Elohim. No podrá ofrecerle nada a Él, y mucho menos recibir respuesta de parte de Él. Puede haber ofrecido absolutamente todo en el altar, pero Elohim no se complacerá en ello. Por tanto, antes de venir al altar de Elohim, deberá reconciliarse primero con su hermano a entera satisfacción del ofendido. Aprenda a satisfacer tanto las justas exigencias de Elohim como las de su hermano. Sólo entonces podrá presentar su ofrenda a Elohim. Este asunto es de gran importancia.
Debemos cuidarnos de ofender a otros, particularmente a los hermanos, porque si ofendemos a un hermano, caeremos de inmediato bajo el juicio de Elohim, y no será fácil ser restaurados. En el pasuk 25 el Mashíaj enfatizó: "Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino". He aquí un hermano que, por haber sido tratado injustamente por nosotros, ha perdido su paz delante de Elohim. El Mashíaj nos habla en términos humanos y nos muestra que nuestro hermano es como el demandante en un tribunal. La expresión mientras vas con él por el camino es maravillosa. Hoy todavía estamos en el camino. Nuestro hermano todavía no ha muerto y nosotros tampoco, todavía estamos aquí. Él está en el camino, y nosotros también. Tenemos que reconciliarnos con él cuanto antes. Es muy posible que un día de estos no estemos aquí, como también es fácil que no estemos en el camino. O que nuestro hermano no esté ni aquí ni en el camino. No sabemos quién se irá primero, pero cuando uno de los dos esté ausente, ya no se podrá hacer nada. Mientras estamos en el camino, es decir, mientras los dos partidos todavía estamos aquí, tenemos la oportunidad de hablar y pedir perdón. Debemos reconciliarnos cuanto antes. La puerta de la salvación no estará abierta para siempre; igualmente la puerta de la confesión entre los hermanos no estará siempre abierta. Son muchos los hermanos que tienen que lamentar haber perdido la oportunidad de confesar sus ofensas unos a otros, debido a que la persona a la que ofendieron ya no se encuentra en el camino. Si hemos ofendido a alguien, debemos aprovechar cualquier oportunidad para reconciliarnos cuanto antes, mientras aún los dos estemos en el camino.
¡Tenemos que comprender la seriedad que reviste este asunto! No debemos ser negligentes ni podemos permanecer impasibles. Mientras dura el día, ¡apresúrese a reconciliarse con su hermano! Si usted sabe que un hermano tiene una queja contra usted, debe resolver dicho asunto y pedir perdón, no sea que después no tenga la oportunidad de reconciliarse.
Después de esto, el Mashíaj nuevamente se vale de términos humanos para explicarnos: "no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que jamás saldrás de allí hasta que pagues el último centavo". El asunto de ser entregado al juez, al alguacil, y ser echado en la cárcel se lleva a cabo en esta vida. El Juez es Mashíaj, el alguacil (fiscal) es el Acusador, y estar en la cárcel equivale a "ser entregado a haSatán". Salir de allí, es decir, salir de la cárcel, se refiere a ser perdonados sólo cuando hacemos confesión y restitución completas, "hasta el último centavo", es decir, debemos resolver aun el asunto más insignificante. Así se ve lo estricta que es la nueva ley.
Debemos reconciliarnos con nuestro adversario antes de morirnos, antes de que él se muera o antes de que el Mashíaj regrese. Si no resolvemos el asunto ahora, tendremos que hacerlo en la edad venidera. No esperemos la era venidera, porque en ese entonces la solución del asunto nos costará más. Debemos resolver todos los problemas ahora, antes de morirnos o antes de que nuestro adversario se muera. Mientras que ambos están vivos, tenemos la oportunidad de reconciliarnos. Además, si esperamos, el Mashíaj podría regresar antes de que nos reconciliemos. Por un lado, el regreso del Mashíaj será maravilloso. Por otro, será algo muy serio, porque cerrará la oportunidad para resolver los problemas en esta edad y nos obligará a resolverlos en la edad venidera. Por lo tanto, es mucho mejor solucionar todos los problemas antes de la edad venidera. Esto significa que debemos resolver cada problema antes de morirnos, antes de que la otra persona se muera, o antes de que el Mashíaj regrese.
Esta es una lección que los hijos de Elohim debemos aprender bien. Tenemos que efectuar restitución siempre que sea debido, y tenemos que confesar cuando sea necesario. Debemos efectuar la debida reparación y ofrecer las disculpas del caso, una y otra vez. No debiéramos permitir que ningún hermano o hermana tenga quejas en contra de nosotros. Si nuestra conciencia está limpia y resulta evidente que no somos nosotros los que hemos hecho el agravio, entonces podemos estar en paz. De otro modo, si hemos cometido alguna falta, debemos reconocerla. Tenemos que ser irreprensibles en nuestra conducta. No debiéramos suponer siempre que son los demás los que están equivocados y que nosotros siempre estamos en lo correcto. Ciertamente es erróneo ignorar las quejas de los demás, y en lugar de ello, insistir en que nosotros estamos en lo correcto.
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